Día 13. 12 de diciembre

MES DE LA SAGRADA FAMILIA

CON LA SAGRADA FAMILIA
Autor: H. Francisco Cabrerizo Miguel
Madrid, 2010
Propiedad Intelectual – Derechos Reservados
Edita: Hermanos de la Sagrada Familia

13.-EL MISTERIO DE NAZARET. (Lc 2, 41-52)

El bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia ante Dios y ante los hombres. (Lc 2, 41-52)


Para entender la vida de la Sagrada Familia en Nazaret, conviene tener en cuenta los sentimientos de Cristo tal como nos les transcribe San Pablo en la carta a los Filipenses: "Tened los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, el cual, a pesar de su condición divina no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse, incluso a la muerte, y una muerte de cruz" (Flp. 2, 5-8). Es el estilo de vida que Cristo elige, la condición de siervo, la KENOSIS. Se anonada. Despojarse. Arrancarse de lo que uno es o lo que uno tiene.

Nazaret es la expresión existencial más larga del anonadamiento de Cristo y también de María y de José. En Nazaret, la Sagrada Familia vive y subraya el vaciamiento interior y exterior del hombre ante Dios mismo. Francisco de Asís descubre que “para ser santos no hay que llenarse sino que hay que vaciarse” "Nada te turbe, nada te espante; quien a Dios tiene nada le falta. !Sólo Dios basta!", dirá después Santa Teresa experimentando este mismo vaciamiento interior.

Nazaret es negación de todo lo que supone exaltación del hombre según los criterios del mundo. Aparentemente, una vida perdida, sin horizontes ni compensaciones. ¡Cómo contrasta Nazaret, hoy que tanta importancia se da a la realización personal por caminos de eficacia humana! Hasta tal punto es Nazaret negación humana, que constituye un obstáculo para poder reconocer a Cristo como Mesías: "Unos decían: éste es el Mesías. Otros replicaban: ¿acaso el Mesías puede venir de Galilea?" (Jn.7, 41). "Le respondieron: investiga y verás que de Galilea no ha salido profeta alguno" (Jn. 7, 52). Natanael exclama: "¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno?" (Jn. 1, 46). Parece que Juan nos indica en estos textos que Nazaret era un disparate para el mesianismo de Cristo. Y este disparate es el que elige Cristo, con María y José, en plena libertad y para “estar en las cosas de su Padre”.

¿Qué hacen en un sitio como éste? Cumplir la voluntad del Padre, ocuparse de las cosas del Padre. La Sagrada Familia invierte el camino que llevó al primer pecado. Adán lanza el grito de rebeldía, de orgullo, de independencia que termina en muerte: seré como Dios. Cristo, para ser como Dios, se somete en obediencia machacando el orgullo humano, el yo egoísta. “Aprende sufriendo a obedecer” según la carta a los Hebreos. Y Dios le ensalza. Es el mismo camino, el proceder permanente de Dios, que había cantado María en el Magníficat y que con tanto realismo vive la Sagrada Familia. María y José sintonizan perfectamente con Jesús en este anonadamiento. Es como una característica de familia. Descubren la manera de actuar de Dios: el silencio, la humildad, la sencillez, la docilidad, la obediencia. Es el canto del siervo de Isaías.

En Nazaret, María y José viven de la fe más firme ante lo que sus sentidos les presentan: un Hijo de Dios humano hasta el extremo. ¡Cuántas veces meditarían juntos el anuncio del ángel, comentarían perplejos el cómo y el cuando se cumpliría lo anunciado, qué tenían que hacer al ver crecer al Hijo célibe, sin ninguna manifestación especial y a contrapelo de la sociedad de su tiempo. Repasarían juntos los textos de las Escrituras donde se habla del Mesías, lo que habían oído en la sinagoga, quizá hasta el cántico del siervo en Isaías! Y sobre todo, observarían continuamente lo que el Hijo hacía, sin saber darle un consejo apropiado. Ahí, en la soledad y en el vacío de sí, Dios les irá revelando el misterio del Hijo, como El hace con los pequeños. Cristo proclamará después este aspecto tan interesante vivido en la familia: "Te doy gracias Padre porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y se las revelaste a los pequeños" (Lc.10, 21). Así María se hace discípula perfecta y aventajada, viviendo cada día de la fe.

La Sagrada Familia lleva a plenitud su santidad aquí, en Nazaret. Se santifica en el hogar, en los quehaceres diarios. Santa Teresita de Jesús lo aplica a su vida con esta convicción: "en el corazón de la Iglesia, yo quiero ser el amor". Este es el secreto: el amor al Padre en todo. Hacer del amor la raíz misma del ser. Cumplir en el amor la misión encomendada: para María, ser madre; para José, recibir a María y a Jesús en casa, ser padre. Es el SI de la anunciación vivido en familia, desarrollado en la fe y en la humildad de la esclava en la vida diaria. Meditar las cosas en el corazón descubriendo el paso de Dios, sus caminos, en el corazón del hombre. Compartir juntos incertidumbres y preocupaciones existenciales.

Es también el servicio y la delicadeza. En Caná de Galilea manifiesta María esta actitud tan cristiana: la atención y la apertura al otro, el estar simplemente pendiente de sus necesidades. Al estilo materno, sin hacerse notar. Como Dios mismo. Es un fruto del amor y de la fe. El amor es siempre atento y delicado.

La santidad no depende de lo vulgar de la vida pero es ahí donde se desarrolla. En esta monotonía diaria del vivir en Nazaret puede lograrse la plenitud humana y cristiana, como Jesús, María y José. Esta plenitud, en cristiano, tiene unos parámetros distintos a la exaltación humana a través de eficacias y logros clamorosos. Es el ser más que el hacer. Pablo dirá a los de Corintios: “o sois algo en Cristo o no sois nada” Cambia la referencia de ser alguien. Es en la vida familiar, en la comunidad, donde se desarrolla el don de Dios, donde se descubre su manifestación entre los hombres. Es en la comunidad donde se desarrolla y se manifiesta el ser.

También desde esta aparente vulgaridad se participa en la salvación del mundo. El trabajar por el reino es compatible con la monotonía de una vida con escaso brillo humano. La fe, y con la fe el amor, son los medios que consolidan el reino de Dios presente ya entre nosotros. Jesús está 30 años en Nazaret y predica durante 3 años. Y es el Salvador. La familia y la comunidad son lugares de salvación y son salvadores. Importa descubrir esta presencia salvadora de Dios en la vida ordinaria porque así Él puede actuar, puede salvar.

El V. H. Gabriel, escribiendo a los Hermanos, nos recuerda que nuestra vida participa plenamente de este anonadamiento. "Nuestra profesión, queridos Hermanos, no tiene ningún atractivo según el mundo, ni bajo el aspecto del interés personal: no esperamos fortuna alguna ni renombre; nuestra vida se deslizará en un trabajo monótono; a menudo no tendremos nada como propio; tendremos que morir a nuestros gustos y a nuestra propia voluntad; viviremos en el mundo sin tener parte alguna en sus placeres; hacemos el sacrificio de nuestra voluntad, de nuestra juventud, de nuestros talentos, de nuestra salud, de nuestra vida misma para poder ser útiles al prójimo; en fin, nos agotaremos a fuerza de sacrificios que apenas cuentan para quienes se aprovechan de ellos y trabajaremos por los hombres sin poder esperar por ello recompensa alguna. Pero, queridos Hermanos, nuestra mirada se dirige a algo más precioso: miramos la gloria de Dios, la salvación de las almas y nuestra propia santificación "(N.G. pág. 21).

Y en otro lugar recuerda de nuevo el Fundador esta misma dimensión: "el Hermano de la Sagrada Familia debe tender diariamente a la santidad y a la perfección que Dios le pide. Para alcanzarla no es necesario hacer grandes cosas, sublimes oraciones, mortificaciones excesivas, actos heroicos, entrar, en una palabra, por caminos extraordinarios ni distinguirse por una vida singular que llame la atención. El fiel cumplimiento de los votos y la observancia exacta de la Regla es el verdadero plan de la perfección para un Hermanos de la Sagrada Familia" (N. G. 18). Es el camino para todo cristiano. Hoy subrayamos el aspecto comunitario, que en la época del Fundador no se desarrollaba, porque vemos a la Iglesia como Comunidad de creyentes.

ORACION: Dios, Padre nuestro, que te has complacido en la vida oculta de tu Hijo en Nazaret con María y José, te pedimos que, imitando sus virtudes domésticas, podamos cumplir tu voluntad.

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