1 de abril de 2012

1 de abril de 2012 – DOMINGO DE RAMOS DE LA PASION DEL SEÑOR
Lectio Divina y a continuación lecturas y comentario "en forma completa"

Bendito sea el Reino que ya viene

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos Mc 11, 1-10

Cuando Jesús y los suyos se aproximaban a Jerusalén, estando ya al pie del monte de los Olivos, cerca de Betfagé y de Betania, Jesús envió a dos de sus discípulos, diciéndoles:
«Vayan al pueblo que está enfrente y, al entrar, encontrarán un asno atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo; y si alguien les pregunta: «¿Qué están haciendo?», respondan: «El Señor lo necesita y lo va a devolver en seguida»».
Ellos fueron y encontraron un asno atado cerca de una puerta, en la calle, y lo desataron. Algunos de los que estaban allí les preguntaron: «¿Qué hacen? ¿Por qué desatan ese asno?».
Ellos respondieron como Jesús les había dicho y nadie los molestó. Entonces le llevaron el asno, pusieron sus mantos sobre él y Jesús se montó. Muchos extendían sus mantos sobre el camino; otros, lo cubrían con ramas que cortaban en el campo. Los que iban delante y los que seguían a Jesús, gritaban:
«¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Bendito sea el Reino que ya viene, el Reino de nuestro padre David!
¡Hosanna en las alturas!».
Palabra del Señor.

1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

• Guías para la lectura:

Jesús entra en Jerusalén, la ciudad amada, montado en un burrito, y así cumple la profecía de Isaías: “Mira a tu rey que está llegando, humilde, montado en un burrito” (Is 62,11).
Jesús es presentado como rey; por eso alfombraban el camino con sus mantos para que él pasara. Mateo y Marcos nos dicen también que lo recibieron aclamándolo con ramos, y ese era el modo tradicional de recibir a un rey en su entrada triunfal a una ciudad.
Al llamarle hijo de David se ve que lo consideraban el rey Mesías, el esperado; y al llamarle profeta (según Mateo) se lo recibía como el gran profeta anunciado antiguamente (Deut 18,15).
El grito “hosanna” era una aclamación del Salmo 118, un salmo muy popular que se cantaba en la fiesta de las chozas. El evangelio de Lucas destaca esta alabanza alegre y entusiasta que Jesús debía recibir; por eso Jesús dice: “Si éstos callan gritarán las piedras” (Lc. 19,40).
Pero el detalle de Mt 21,10 muestra que no era toda la ciudad la que lo esperaba y lo aclamaba, ya que muchos lo desconocían.
El sentido profundo de estos textos en la celebración del domingo de Ramos es abrirnos espiritualmente a la Semana Santa, que comienza reconociendo a Jesús como el rey salvador que necesitamos, reconocer que es él quien debe tener dominio sobre nuestras vidas para que podamos sentirnos seguros, firmes, felices, serenos, para que nuestra vida esté verdaderamente a salvo.
Debe reinar él, debe ejercer él su señorío, para que no nos domine el poder del pecado, el odio, el miedo, la injusticia, la tristeza. Los ramos, que son el símbolo de este día, deben recordarnos que Jesús es el rey de nuestras vidas, de nuestro hogar, de todo lo que somos y tenemos.

2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

• Preguntas para la meditación:

• ¿Qué significan las aparentes contraseñas a utilizar para traerle el asno al Señor?
• ¿Por qué extendieron sus mantos y ramas sobre el camino?
• ¿Qué significaban los gritos de Hosanna?

3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?

Señor, también yo quiero bendecirte y proclamarte Rey y Señor. Y te acepto como Rey de mis pensamientos, de mis afectos, de mis planes, de mi familia, de mis trabajos, de todo lo que soy, de todo lo que tengo, de toda mi vida y de todo mi ser.

4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?

Contemplo la escena llena de mansedumbre, humildad del Señorío de Jesús ingresando en Jerusalén. Medito en la forma en que la gente lo recibió y a los pocos días lo negó. Reflexiono en esa profunda contradicción humana.

5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

• Preguntas para la acción:

• ¿De qué manera diferente viviré este Domingo de Ramos? ¿Por qué?
• ¿Estoy dispuesto a recibir a Cristo en mi vida, familia, comunidad como un Rey?
• ¿A qué hermano/a que hace tiempo no viene a la Iglesia, buscaré para que me acompañe este domingo tan especial?


DOMINGO DE RAMOS DE LA PASION DEL SEÑOR – Ciclo B

¡Bendito el que viene en nombre del Señor!

PROCESION
+ Lectura del santo Evangelio según san Marcos 11,1-10

Se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, y Jesús mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles:
- Vayan a la aldea de enfrente y, en cuanto entren, encontrarán un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo. Y si alguien les pregunta por qué lo hacen, contéstenle “El Señor lo necesita y lo devolverá pronto”.
Fueron y encontraron el borrico en la calle, atado a una puerta, y lo soltaron. Algunos de los presentes les preguntaron:
- ¿Por qué tienen que desatar el borrico?
Ellos les contestaron como había dicho Jesús; y se los permitieron.
Llevaron el borrico, le echaron encima sus mantos, y Jesús se montó.
Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás gritaban:
- Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David. ¡Hosanna en el cielo!
Palabra del Señor.

MISA
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 50, 4-7

El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo.
El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían.
Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado.
Palabra de Dios.

SALMO Sal 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24 (R.: 2a)
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Los que me ven, se burlan de mí,
hacen una mueca y mueven la cabeza, diciendo:
«Confió en el Señor, que él lo libre;
que lo salve, si lo quiere tanto.» R.

Me rodea una jauría de perros,
me asalta una banda de malhechores;
taladran mis manos y mis pies.
Yo puedo contar todos mis huesos. R.

Se reparten entre sí mi ropa
y sortean mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme. R.

Yo anunciaré tu Nombre a mis hermanos,
te alabaré en medio de la asamblea:
«Alábenlo, los que temen al Señor;
glorifíquenlo, descendientes de Jacob;
témanlo, descendientes de Israel.» R.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Filipos 2, 6-11

Jesucristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz.
Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor.»
Palabra de Dios

PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 14, 1-15, 47

Pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte
C. Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los escribas pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían:
S. "No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo."

Se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura
C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y lo derramó en la cabeza de Jesús. Algunos comentaban indignados:
S. "¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres."
C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:
+. "Déjenla, ¿por qué la molestan? Lo que ha hecho conmigo está bien. Porque a los pobres los tienen siempre con ustedes y pueden socorrerlos cuando quieran; pero a mí no me tendrán siempre. Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Les aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se recordará también lo que ha hecho ésta."
Prometieron dinero a Judas Iscariote
C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron dinero. Él andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?
C. El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:
S. "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?"
C. Él envió a dos discípulos, diciéndoles:
+. "Vayan a la cuidad, encontrarán un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y, en la casa en que entre, díganle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?" Les enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparen allí la cena."
C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

Uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo
C. Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la mesa comiendo, dijo Jesús:
+. "Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar: uno que está comiendo conmigo."
C. Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:
S. "¿Seré yo?"
C. Respondió:
+. "Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; ¡más le valdría no haber nacido!"

Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre, sangre de la alianza
C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:
+. "Tomen, esto es mi cuerpo."
C. Tomando la copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo:

+. "Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios."

Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres.
C. Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos. Jesús les dijo:

+. Todos van a caer, como está escrito: "Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas." Pero, cuando resucite, iré antes que ustedes a Galilea."

C. Pedro replicó:
S. "Aunque todos caigan, yo no."
C. Jesús le contestó:
+. "Te aseguro que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres."
C. Pero él insistía:
S. "Aunque tenga que morir contigo, no te negaré."
C. Y los demás decían lo mismo.

Empezó a sentir terror y angustia
C. Fueron a un huerto, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
+. "Siéntense aquí mientras voy a orar."
C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:
+. "Me muero de tristeza; quédense aquí velando."
C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:
+. "¡Abba! tú lo puedes todo; aparta de mí este cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres."
C. Volvió y, al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:
+. "Simón, ¿duermes?; ¿no has podido velar ni una hora? Velen y oren, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil."
C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle. Volvió por tercera vez y les dijo:
+. "Ya pueden dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; miren que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántense, vamos! Ya está cerca el que me entrega."

Prendedlo y conducidlo bien sujeto
C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:
S. "Al que yo bese, ése es; préndanlo y condúzcanlo bien sujeto."
C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:
S. "¡Maestro!"
C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:
+. "¿Han salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario les estaba enseñando en el templo, y no me detuvieron. Pero, que se cumplan las Escrituras."
C. Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto sólo en una sábana, y le echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.

¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?
C. Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes y los ancianos y los escribas. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del palacio del sumo sacerdote; y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse. Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo encontraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no concordaban. Y algunos, poniéndose en pie, daban testimonio contra él, diciendo:
S. "Nosotros le hemos oído decir: "Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días construiré otro no edificado por hombres."
C. Pero ni en esto concordaban los testimonios. El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús:
S. "¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?"
C. Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de nuevo, preguntándole:
S. "¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?..."
C. Jesús contestó:

+. "Sí lo soy. Y verán que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo."

C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras, diciendo:
S. "¿Qué falta hacen más testigos? Han oído la blasfemia. ¿Qué dicen?"
C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle y, tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:
S. "Haz de profeta.
C. Y los criados le daban bofetadas.

No conozco a este hombre que decís
C. Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró y dijo:
S. "También tú andabas con Jesús, el Nazareno."
C. Él lo negó, diciendo:
S. "Ni sé ni entiendo lo que quieres decir."
C. Salió fuera al zaguán, y un gallo cantó. La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes:
S. "Éste es uno de ellos."
C. Y él lo volvió a negar. Al poco rato, también los presentes dijeron a Pedro:
S. "Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo."
C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:
S. "No conozco a ese hombre que decís."
C. Y en seguida, por segunda vez, cantó un gallo. Pedro se acordó de las palabras que le había dicho Jesús: "Antes de que cante el gallo dos veces, me habrás negado tres", y rompió a llorar.

¿Quieren que le suelte al rey de los judíos?
C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le pregunto:
S. "¿Eres tú el rey de los judíos?"
C. Él respondió:

+. "Tú lo dices."

C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato pregunto de nuevo:
S. "¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti."
C. Jesús no contesto más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó:
S. "¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?"
C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
S. "¿Qué hago con el que llaman rey de los judíos?"
C. Ellos gritaron de nuevo:
S. "¡Crucifícalo!"
C. Pilato les dijo:
S. "Pues, ¿qué mal ha hecho?"
C. Ellos gritaron más fuerte:
S. "¡Crucifícalo!"
C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, le soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

Le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado
C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio -al pretorio- y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:
S. "¡Salve, rey de los judíos!
C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa.
Y lo sacaron para crucificarlo.

Llevaron a Jesús al Gólgota y los crucificaron
C. A uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de "la Calavera"), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: "El rey de los judíos". Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.

A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar
C. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
S. "¡Anda!, tú que destruías el templo y lo construías en tres días sálvate a ti mismo bajando de la cruz."
C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo:
S. "A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos."
C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban.

Jesús, dando un fuerte grito, expiró
C. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:
+. "Eloí, Eloí, lamá sabktaní."
C. Que significa:
+. "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"

C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S. "Mira, está llamando a Elías."
C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo:
S. "Dejen, a ver si viene Elías a bajarlo."
C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

* Todos se arrodillan, y se hace una pausa.
C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:
S. "Realmente este hombre era Hijo de Dios."
C. Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas, María Magdalena, María, la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, que, cuando él estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.

José rodó una piedra a la entrada del sepulcro
C. Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, noble senador, que también aguardaba el reino de Dios; armándose de valor, se presentó ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Éste compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra en la entrada del sepulcro. María Magdalena y María la de José observaban dónde lo ponían.
Palabra del Señor.

ACERQUEMOS A TODOS LA BENDICIÓN DE JESÚS

 Para reflexionar

• Jesús entra en Jerusalén para dar cumplimiento al misterio de su muerte y resurrección. Todo el esfuerzo cuaresmal de conversión está focalizado este domingo en torno al momento crucial del misterio de Cristo y de la vida de todo cristiano: la cruz. Este es el centro de la liturgia de este día que encuadra la procesión de los ramos.
• Los olivos no son un talismán contra la posibilidad de la desgracia; al contrario son el signo de un pueblo que aclama a su Rey y lo reconoce como el Señor que salva y libera. Pero su realeza se manifiesta de un modo desconcertante en la cruz. En este escándalo de humillación, de sufrimiento y de abandono se cumple el designio salvífico de Dios. La cruz como obediencia al Padre y solidaridad con todos los hombres. El sufrimiento del siervo del Señor lo lleva a la gloria. El camino que Jesús emprende para salvar, se pone en contraposición con las más razonables esperas humanas porque no elige ni la fuerza, ni la riqueza, sino la debilidad y la pobreza.
• La cruz se presenta con todo el peso de una fuerza que aplasta al justo por excelencia y que pareciera que da razón al poder de la injusticia, de la violencia, de la maldad. Ante el impacto de la cruz sobre el justo la fe vacila y surge inexorablemente la pregunta: “por qué”, “por qué tanto sufrimiento y dolor tiene que soportar Jesús, el crucificado y con Él todos los crucificados de la historia”.
• Con la cruz desaparecen todas las falsas imágenes de Dios que el hombre ha creado y tantas veces sigue inconscientemente alimentando.
¿Por qué Dios no interviene en tantas situaciones intolerables e insoportables? ¿Dónde está su omnipotencia, su perfección, su justicia?
• La gran paradoja sólo desde la fe es capaz entenderse. Sólo la fe nos hace capaces de leer la omnipotencia de Dios en la impotencia de una cruz. Es la impotencia poderosa impotencia del amor. El amor tiene razones que la razón no entiende.
• El crucificado ha amado totalmente al Padre, hasta hacerse obediente hasta la muerte y muerte de cruz, aceptando libremente su proyecto por nosotros y nuestra salvación. Jesús no muere sencillamente porque lo matan; Él mismo, con una libertad y señorío soberanos se consagra por amor.
• Este supremo amor que Él entrega perdiéndose a sí mismo, y haciéndose solidario con toda humillación, con todos los dolores, con todos los desprecios que padece el hombre, tiene la medida de su anonadamiento y pone de manifiesto el vuelco de la situación humana: la verdadera grandeza del hombre no está en el poder, en la riqueza, en el lugar social; sino en el amor que comparte, que se hace solidario, que se hace cercano al hermano, que se hace servicio. Dios vence, no quitando del camino el dolor y la muerte, sino asumiéndolo sobre sí.
• El Dios Justo se rebela a nuestros esquemas de justicia que reclaman la venganza o la satisfacción equitativa sobre los que hacen el mal: su justicia se revela perdonando y quitando el peso del propio pecado. El vencido que libera al vencedor de su agresividad mortal, mostrando como el amor es más fuerte que el odio.
• La cruz lleva a la resurrección que proclama el comienzo del mundo nuevo. Desde Jesús, la cruz viene cargada de novedad, es el inicio de un nuevo orden de cosas. El velo del templo se rompe. A pesar de que todo pareciera haber terminado y que la fuerza del mal prevalecieran sobre Jesús, los signos que acompañan la muerte dejan entrever la novedad: el antiguo templo con sus ordenamientos ha terminado, porque el nuevo templo es el Cuerpo de Cristo, que Dios reconstruirá con la resurrección; y el primero en entrar en este nuevo templo será un pagano, el centurión, con su profesión de fe. Con la entrega y muerte del Hijo de Dios nace una nueva humanidad.
• El misterio de la muerte se transforma en misterio de vida y de triunfo. Así, y por eso tiene sentido las palmas que agitamos al inicio de la celebración. Nos alegramos y contemplamos la Pasión y la Cruz, como comunidad de discípulos que se suma al proyecto del Reino y adora la realeza de Cristo.
• Un Rey que renuncia a los esquemas de poder humano, que muestra el camino humanamente ilógico por el que se llega a la gloria, que pone como medida de verificación el servicio sin límites a los hermanos. El camino del maestro será desde entonces el camino por el que deberá andar el discípulo, el amor del maestro, la medida para el amor del discípulo; para que la gloria del Maestro pueda ser la del discípulo.

 Para discernir

• ¿Me cuesta descubrir la presencia de Dios en el dolor y el sufrimiento?
• ¿Alejo de mí todo lo que suene a dificultad o sacrificio?
• ¿Qué cosas buenas o necesarias he dejado de lado por miedo al sufrimiento?
• ¿He claudicado en la búsqueda de la verdad y del bien por miedo al dolor?
• Comienza la «semana mayor» de todo el año. La semana santa se ha convertido en muchos lugares en una minivacación. Sugerencia: aprovechar bien la oportunidad de la semana santa. Si tengo posibilidad, dedicar esta «vacación» a atender lo que en la agitada vida diaria me veo imposibilitado de cuidar suficientemente: mi profundidad, mi oración, mi paz interior, el respaldo de coherencia interna que quiero dar a mi compromiso externo...
• Si tengo la suerte de encontrar una comunidad cristiana con inquietudes de búsqueda y de renovación, tal vez puedo sugerir la posibilidad de vivir una semana santa diferente, de renovación radical de la mentalidad teológica, de replanteamiento de nuestra comprensión cristiana y de reiniciación de nuestra experiencia religiosa... Si no tengo la suerte de conocer ninguna de esas comunidades, tal vez puedo hacer el esfuerzo por buscarlas...


 Repitamos a lo largo del día

“¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”

 Para la lectura espiritual

…No se puede abordar la vida de Jesús a sangre fría, porque ahí se juega el destino del hombre: Jesús se presenta como el Maestro de la vida.
Sus lágrimas nos conmueven aún más al aproximarse el domingo de Ramos, donde asistimos a una especie de triunfo del Señor que no le lleva a engaño. Pocos días antes de su crucifixión, lleva sobre sí a toda la humanidad, a toda la historia, a todo el universo, a la luz de esta revelación formidable que hará de la muerte de Dios una afirmación de su omnipotencia.
¿Cómo puede llorar Dios? ¿Qué significa esto? ¿No se repite hasta el infinito que Dios es omnipotente? Pues bien, no: lo que Dios ha revelado al mundo es precisamente el fracaso de un Dios que se revela como amor, que no es otra cosa que amor. ¿Y qué puede hacer el amor? Sólo amar. Y cuando el amor no encuentra amor, cuando siempre choca con un rechazo obstinado, se queda impotente, y sólo puede ofrecer las propias heridas. Si Dios no se hubiese comprometido con nuestro destino y nuestra historia hasta morir en la cruz, sería un Dios incomprensible y escandaloso. Por suerte, Jesús nos ha librado de tal escándalo y ha abierto los ojos de nuestro corazón: él imprime en lo más hondo de nuestra alma ese rostro de un Dios silencioso, de un Dios incapaz de obligarnos y que se entrega en nuestras manos, de un Dios que nos concede un crédito insensato; de un Dios, finalmente, que no puede entrar en nuestra historia sin el consentimiento de nuestro amor.
Quien no se aleja de sí mismo para tomar contacto con Jesús no puede pretender haberlo encontrado…
M. Zundel, Destello, B. 1990, 98s.

 Para rezar

Tu voluntad.
Dentro de mí siento muchas veces
la rebeldía de quien no se conforma.
Tu voluntad trae momentos de intensa
alegría, pero tiene también el peso
de muchas cruces.
Por eso no soy coherente con tu sí.
No me gusta cargar con el peso,
ni escuchar un no como respuesta,
aun cuando “no” venga de ti.
Aún no aprendí a sonreír
en los momentos de dolor y a mantener
la serenidad a la hora de la presión.
Termino pidiendo que hagas lo que yo quiero,
de la manera que lo quiero,
y en el tiempo que yo quiero.
La mía es aún una voluntad caprichosa y rebelde.
Aún no entendí que tienes un plan para mí.
Dios del sí, y del no: enséñame a decir sí
.
Amén.

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