15
de noviembre de 2012 – TO – JUEVES DE LA SEMANA
XXXII
«El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir:
“Está aquí” o “Está allí.” Porque el Reino de Dios está entre ustedes.»
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a
Filemón 7,20
Querido
hermano:
Me
alegró y animó mucho tu caridad, hermano, porque tú has aliviado los
sufrimientos de los santos. Por eso, aunque tengo plena libertad en Cristo para
mandarte lo que conviene hacer, prefiero rogártelo apelando a tu caridad, yo,
Pablo, anciano y prisionero por Cristo Jesús.
Te
recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en la prisión, que antes
era tan inútil para ti, y ahora, en cambio, es tan útil para ti y para mí; te
lo envío como algo de mis entrañas.
Me
hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en tu lugar, en esta
prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar
contigo; así me harás este favor, no a la fuerza, sino con libertad. Quizá se
apartó de ti para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino
mucho mejor: como hermano querido. Si yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de
querer tú, como hombre y como cristiano.
Si
me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí mismo. Si en algo te ha
perjudicado y te debe algo, ponlo en mi cuenta; yo, Pablo, te firmo el pagaré
de mi puño y letra, para no hablar de que tú me debes tu propia persona. Por
Dios, hermano, a ver si me das esta satisfacción en el Señor; alivia mi
ansiedad, por amor a Cristo.
Palabra
de Dios
SALMO Sal: 145,7.9b.8d.10
R: Dichoso a quien auxilia el Dios de
Jacob.
Que
mantiene su fidelidad perpetuamente,
que
hace justicia a los oprimidos,
que
da pan a los hambrientos.
El
Señor liberta a los cautivos. R.
El
Señor abre los ojos al ciego,
el
Señor endereza a los que ya se doblan,
el
Señor ama a los justos.
El
Señor guarda a los peregrinos. R.
Sustenta
al huérfano y a la viuda
y
trastorna el camino de los malvados.
El
Señor reina eternamente,
tu
Dios, Sión, de edad en edad. R.
EVANGELIO
+ Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 17, 20-25
Los
fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. El les respondió: «El
Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: “Está aquí” o
“Está allí.” Porque el Reino de Dios está entre ustedes.»
Jesús
dijo después a sus discípulos: «Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver
uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán. Les dirán: “Está aquí”
o “Está allí”, pero no corran a buscarlo. Como el relámpago brilla de un
extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día.
Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación.»
Palabra
del Señor.
Para reflexionar
ñ ¿Dónde está el Reino
de Dios? Los grupos de la época de Jesús lo identificaban con la dinastía
davídica, con un nuevo sacerdocio, con un nuevo orden político, con un Templo
liberado del nepotismo de los sumos sacerdotes.
ñ Incluso los mismos
grupos nacionalistas rebeldes lo identificaban con un nuevo caudillo carismático
que, al estilo de los antiguos jueces, los librara de la dominación extranjera.
ñ Los grupos de
fanáticos religiosos, como los fariseos, consideraban que era un asunto de
perfeccionismo legal, y los grupos apocalípticos lo asimilaban a una catástrofe
cósmica que moviera los cimientos mismos de la historia de la humanidad.
ñ Sin embargo, la
naciente comunidad cristiana descubría los signos de ese Reino en la acción
redentora de Jesús sobre pobres, marginados, pecadores, enfermos, endemoniados
y extranjeros.
ñ Es decir,
identificaban el Reino con un orden de salvación en el que los límites humanos
eran superados por acciones misericordiosas y servicios solidarios.
ñ En nuestra época,
muchos identifican el fin del mundo con las catástrofes naturales o con los
desastres ambientales producto de la industrialización; otros confían en que la
salvación les vendrá de un ahorro programado o de una dieta rejuvenecedora. Los
seguidores de Jesús seguimos confiando en la eficacia del amor universal y del
servicio desinteresado.
· · ·
ñ La carta de Pablo
a Filemón es breve y con
mucho sentimiento en pocos versículos aborda una
cuestión decisiva: la experiencia cristiana debe influir en la
transformación de las estructuras sociales.
ñ Onésimo,
esclavo perteneciente a Filemón, es de la
comunidad de Colosas, y había huido enojado con su amo; llega a la prisión
donde se encuentra Pablo y se convierte a la fe. Pablo
reconoce los derechos civiles de Filemón sobre Onésimo. Por eso devuelve el
esclavo a su amo con una carta de recomendación.
ñ Pablo apela
al amor y la gratitud que Filemón siente por él, para que
reciba bien a Onésimo. Con esta carta intercede ante Filemón para
que lo perdone, y lo acepte de nuevo, ya no “como esclavo, sino
como hermano querido”, dado que ahora los dos, tanto el amo
como el esclavo, son cristianos.
ñ El tema no es tanto la esclavitud y su supresión, realidades de la
situación social en que se mueven, que ni Pablo ni la primera comunidad pueden
cambiar de golpe. Sin embargo con las consignas que da va sentando un
precedente que, a su tiempo, harán evolucionar
desde dentro, la situación social y llegarán a suprimir la
esclavitud. Pablo espera, que Filemón saque consecuencias civiles de este
hecho, implícitas en una fe que no hace distinción entre
esclavos y libres.
· · ·
ñ Para los antiguos,
los acontecimientos de la naturaleza, de la vida colectiva y de la
existencia cotidiana, eran expresiones inmediatas de la voluntad
divina. Hasta que llegó Cristo, el hombre consideró el tiempo
como una fatalidad que se le imponía desde fuera. El judío, a pesar de que
ansiaba un tiempo de tipo lineal e “histórico”, seguía concibiendo su evolución
como una iniciativa exclusiva de Dios.
ñ Por eso estaban
quienes trataban de descifrar por cambios de la
naturaleza lo que sucedería, y quienes oficialmente se dedicaban a seguir las
fases de la luna, para determinar exactamente las fiestas del calendario.
ñ Jesús,
intenta sin duda desanimar a sus discípulos para
que no sigan pensando en la fecha concreta de la llegada del Reino, como si
fuera una invasión militar o un golpe político. Quiere cambiarles
la mentalidad acerca de una venida del Reino que se pueda
calcular, son ellos los que deben prepararse a la venida del Espíritu “dentro
de los corazones”.
ñ La expresión Reino
de Dios, para los judíos, contenía
como en concentrado, toda la espera de Israel del día en que Dios
tomaría el poder, y salvaría a su pueblo de todos sus opresores.
Era la espera de días mejores, la espera de la gran noche,
el deseo de una humanidad feliz.
ñ Sin embargo, Lucas
plantea que el Reino ya está presente en la vida de
cada uno; y este esperar masivamente los acontecimientos de
tipo apocalíptico, como expresiones de la llegada del Reino, es no comprender
esta interpretación.
ñ No son los signos de
la naturaleza los que anuncian el tiempo del reino, sino que, el
mismo hombre lo define, mediante su compromiso con la realidad
cotidiana.
ñ Cristo no
esperó un “día extraordinario”; vivió hasta el final siendo fiel a su condición
de hombre, y “su día” fue continuamente el día
de su fidelidad a Dios, en lo que la realidad le iba presentando.
ñ El reino de Dios es una realidad palpable aquí
y ahora. Allí donde, Dios a través
de Jesús interviene y salva una vida; allí donde, hay hombres
como Jesús que tienen el valor y la fe suficientes para comprender que esta
salvación es un don de Dios, y abrirla a los demás hombres; allí
donde, hombres y mujeres se comprometen en la justicia por el
bien de todos; allí ha empezado ya el reino de Dios.
Para discernir
ñ ¿Qué imagen tengo del reino de Dios?
ñ ¿Trabajo por el reino, quiero que venga?
ñ ¿Cuál es mi aporte para el establecimiento del reino?
Repitamos a lo largo de este día
“¡Feliz el que se apoya en ti, Señor!”
Para la lectura espiritual
El Reino de Dios está en medio de vosotros
..”El Verbo de Dios, por quien fueron
hechas todas las cosas, hecho El mismo carne y habitando en la tierra, entró
como hombre perfecto en la historia del mundo, asumiéndola y recapitulándola en
sí mismo. El es quien nos revela que «Dios es amor» (1Jn 4,8), a la vez que nos
enseña que la ley fundamental de la perfección humana, es el mandamiento nuevo
del amor… Así, pues, a los que creen en la caridad divina les da la certeza de
que abrir a todos los hombres los caminos del amor y esforzarse por instaurar
la fraternidad universal no son cosas inútiles. Al mismo tiempo advierte que
esta caridad no hay que buscarla únicamente en los acontecimientos importantes,
sino, ante todo, en la vida ordinaria. El, sufriendo la muerte por todos
nosotros, pecadores, nos enseña con su ejemplo a llevar la cruz que la carne y
el mundo echan sobre los hombros de los que buscan la paz y la justicia.
Constituido Señor por su resurrección,
Cristo, al que le ha sido dada toda potestad en el cielo y en la tierra (Mt
28,18), obra ya por la virtud de su Espíritu en el corazón del hombre, no sólo
despertando el anhelo del siglo futuro, sino alentando, purificando y
robusteciendo también con ese deseo aquellos generosos propósitos con los que
la familia humana intenta hacer más llevadera su propia vida y someter la
tierra a este fin. Mas los dones del Espíritu Santo son diversos: si a unos
llama a dar testimonio manifiesto con el anhelo de la morada celestial y a
mantenerlo vivo en la familia humana, a otros los llama para que se entreguen
al servicio temporal de los hombres, y así preparen la materia del reino de los
cielos. Pero a todos les libera, para que, con la abnegación propia y el empleo
de todas las energías terrenas en pro de la vida, se proyecten hacia las
realidades futuras, cuando la propia humanidad se convertirán en oblación
acepta a Dios.
«Señor, que fructifique en nosotros la
celebración de la Eucaristía con la que tú nos enseñas, ya en nuestra vida
mortal, a descubrir el valor de los bienes eternos y a poner en ellos nuestro
corazón». (Misal romano: oración de postcomunión del 1er domingo de Adviento)”…
Concilio Vaticano II –
Constitución sobre la Iglesia en el mundo de hoy «Gaudium et spes», 38
Para rezar
El
Reino, los cielos nuevos y la tierra nueva,
que
anuncia Jesús no tiene un estilo espectacular,
llamativo
o estrepitoso.
Para
Jesús es como el fermento,
que
actúa en lo escondido,
es
como la semilla que sepultada en la tierra,
va
produciendo su fruto.
Jesús,
que “venga a nosotros tu Reino”.
Tu
Reino es imprevisible, está oculto,
pero
ya está actuando: en la Iglesia,
en
su Palabra, en los sacramentos,
en
la fuerza y entrega de tantos cristianos,
que
creen en el evangelio y lo viven sin medir consecuencias.
Ya
está presente en los humildes y sencillos,
en
los limpios de corazón y en los que buscan la paz,
en
los que lloran y en los que ríen,
en
todos los que te buscan con sincero corazón.
LECTIO
DIVINA
El Reino de Dios está entre ustedes
+ Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 17,
20-25
Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. Él les respondió: «El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: "Está aquí" o "Está allí." Porque el Reino de Dios está entre ustedes.»
Jesús dijo después a sus discípulos: «Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán. Les dirán: "Está aquí" o "Está allí", pero no corran a buscarlo. Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día.
Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación.»
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
· Guías para la lectura:
En tiempos de Jesús, muchos pensaban que el Reino de Dios era cosa del futuro y se instauraría en un abrir y cerrar de ojos, por lo que todos podrían ver en el acto el sometimiento de los pueblos paganos, la soberanía de Israel sobre las naciones y la destrucción del mal en todas sus formas, Jesús, en cambio, enseña que el reinado de Dios ya ha comenzado ( 17,21¸ver 9,27), que es una realidad que se va manifestando de modo progresivo (17,20; ver 13, 19-21) y que se hace presente ante los mismos ojos de los que interrogan a Jesús en multitud de signos: los leprosos son purificados (17,11-19), los pecados son perdonados, los enfermos son curados, los muertos resucitan.
Hay, por tanto, que saber leer los signos de la presencia del Reino (12, 54-59). Los discípulos de Jesús deben proclamar la cercanía del reinado de Dios (9,2; 10,9) y orar todos los días para que ese Reino llegue y se instaure de manera definitiva (11,2), con todo su potencial de vida y misericordia divina.
Jesús habla ahora a sus discípulos refiriéndose al futuro, cuando muchos de ellos pensaban que serían testigos de su venida gloriosa (17,22; 21,27). Les habla con claridad, enseñándoles que no hay que dejarse engañar por los que digan que el Hijo del hombre ya se ha hecho presente en algún lugar determinado del mundo (17, 23). La venida gloriosa de Jesucristo será un acontecimiento visible en todo el mundo (17, 24), pero antes tendrá lugar el rechazo por parte de la gente y su pasión (17, 25).
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
· Preguntas para la meditación:
Ø ¿Con qué “señales” y en qué tiempo esperaban los fariseos la llegada del Reino de Dios?
Ø ¿Qué señales y tiempo les declara Jesús que marcan la verdadera presencia del reinado de Dios?
Ø ¿Qué lugar ocupa Cristo en la economía de los tiempos de Dios y su Reino?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Oremos guiados por la lectura de los Salmos de la liturgia de hoy: SALMO Sal 145, 7. 8-9a. 9b y 8d y 10 (R.: 5a)
El Señor hace justicia a los oprimidos
y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos.
El Señor abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados.
El Señor ama a los justos
y protege a los extranjeros.
Sustenta al huérfano y a la viuda
y entorpece el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sion,
a lo largo de las generaciones.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Medito y reflexiono en el significado de las palabras de Jesús hoy:…el Reino de Dios está entre ustedes…
Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. Él les respondió: «El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: "Está aquí" o "Está allí." Porque el Reino de Dios está entre ustedes.»
Jesús dijo después a sus discípulos: «Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán. Les dirán: "Está aquí" o "Está allí", pero no corran a buscarlo. Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día.
Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación.»
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
· Guías para la lectura:
En tiempos de Jesús, muchos pensaban que el Reino de Dios era cosa del futuro y se instauraría en un abrir y cerrar de ojos, por lo que todos podrían ver en el acto el sometimiento de los pueblos paganos, la soberanía de Israel sobre las naciones y la destrucción del mal en todas sus formas, Jesús, en cambio, enseña que el reinado de Dios ya ha comenzado ( 17,21¸ver 9,27), que es una realidad que se va manifestando de modo progresivo (17,20; ver 13, 19-21) y que se hace presente ante los mismos ojos de los que interrogan a Jesús en multitud de signos: los leprosos son purificados (17,11-19), los pecados son perdonados, los enfermos son curados, los muertos resucitan.
Hay, por tanto, que saber leer los signos de la presencia del Reino (12, 54-59). Los discípulos de Jesús deben proclamar la cercanía del reinado de Dios (9,2; 10,9) y orar todos los días para que ese Reino llegue y se instaure de manera definitiva (11,2), con todo su potencial de vida y misericordia divina.
Jesús habla ahora a sus discípulos refiriéndose al futuro, cuando muchos de ellos pensaban que serían testigos de su venida gloriosa (17,22; 21,27). Les habla con claridad, enseñándoles que no hay que dejarse engañar por los que digan que el Hijo del hombre ya se ha hecho presente en algún lugar determinado del mundo (17, 23). La venida gloriosa de Jesucristo será un acontecimiento visible en todo el mundo (17, 24), pero antes tendrá lugar el rechazo por parte de la gente y su pasión (17, 25).
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
· Preguntas para la meditación:
Ø ¿Con qué “señales” y en qué tiempo esperaban los fariseos la llegada del Reino de Dios?
Ø ¿Qué señales y tiempo les declara Jesús que marcan la verdadera presencia del reinado de Dios?
Ø ¿Qué lugar ocupa Cristo en la economía de los tiempos de Dios y su Reino?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Oremos guiados por la lectura de los Salmos de la liturgia de hoy: SALMO Sal 145, 7. 8-9a. 9b y 8d y 10 (R.: 5a)
El Señor hace justicia a los oprimidos
y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos.
El Señor abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados.
El Señor ama a los justos
y protege a los extranjeros.
Sustenta al huérfano y a la viuda
y entorpece el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sion,
a lo largo de las generaciones.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Medito y reflexiono en el significado de las palabras de Jesús hoy:…el Reino de Dios está entre ustedes…
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
· Preguntas para la acción:
Ø ¿Qué imagino y espero cuando pienso en la presencia del Reino de Dios?
Ø ¿De qué manera interpreto el rechazo y el sufrimiento a causa de la fe en la perspectiva de los tiempos de Dios?
Ø ¿De qué manera muestro que me rijo por los principios del Reino de Dios y su justicia?
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