Santos Basilio Magno y Gregorio de Nacianzo, obispos y
doctores de la Iglesia
…En medio de ustedes hay alguien al que no conocen…
PRIMERA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan
2, 22-28
Queridos hermanos:
¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús
es el Cristo? Ese es el Anticristo: el que niega al Padre y al Hijo. El que
niega al Hijo no está unido al Padre; el que reconoce al Hijo también está
unido al Padre.
En cuanto a ustedes, permanezcan fieles a lo que
oyeron desde el principio: de esa manera, permanecerán también en el Hijo y en
el Padre.
La promesa que él nos hizo es esta: la Vida eterna.
Esto es lo que quería escribirles acerca de los que
intentan engañarlos.
Pero la unción que recibieron de él permanece en
ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Y ya que esa unción los instruye
en todo y ella es verdadera y no miente, permanezcan en él, como ella les ha
enseñado.
Sí, permanezcan en él, hijos míos, para que cuando
él se manifieste, tengamos plena confianza, y no sintamos vergüenza ante él en
el Día de su Venida.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 97, 1. 2-3ab. 3cd-4 (R.: 3cd)
R. Los confines de la tierra
han contemplado el triunfo de nuestro Dios.
Canten al Señor un canto nuevo,
porque el hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria. R.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Juan 1, 19-28
Este es el testimonio que dio Juan, cuando los
judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: «
¿Quién eres tú?» El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: «Yo no
soy el Mesías.»
« ¿Quién eres, entonces?», le preguntaron: « ¿Eres
Elías?»
Juan dijo: «No.» « ¿Eres el Profeta?» «Tampoco»,
respondió.
Ellos insistieron: « ¿Quién eres, para que podamos
dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?»
Y él les dijo: «Yo soy una voz que grita en el
desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.»
Algunos de los enviados eran fariseos, y volvieron
a preguntarle: « ¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni
Elías, ni el Profeta?»
Juan respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio
de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: él viene después de mí, y yo
no soy digno de desatar la correa de su sandalia.»
Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del
Jordán donde Juan bautizaba.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Algunos decían en aquel entonces que Jesús no era Dios sino sólo un hombre especial del cual se sirvió Dios
para anunciar su mensaje al mundo.
El testimonio sobre Jesús nos lo dará hoy San Juan, hombre que vivió con El
y lo observó y escuchó en múltiples ocasiones durante mucho tiempo.
En esta primera lectura nos orienta para no hacer de Jesús un ídolo, sino para quenos abramos a su palabra. Para estar unidos al Padre por Jesús es
necesarioaceptar su persona. Jesús es el lazo de unión entre la humanidad caída y el
Padre.
Juan afirma: «Jesús es Dios»,
Hijo del Padre, igual al Padre. Como discípulos somos oyentes de la palabra de
salvación, seguidores del Hijo y escuchándolo nos realizamos como hijos del
Padre.
La única y verdadera revelación de
Dios es Jesús. Para contemplar a Dios necesitamos contemplar a Jesús.
Todo el que niega al Hijo, tampoco posee al Padre y quien confiesa al Hijo,
posee también al Padre.
Negar la divinidad de Jesús, es, para Juan, condenarse
a no conocer nada de Dios.
***
Sacerdotes y levitas vinieron de Jerusalén para preguntar a Juan
quién era. Estosencargados del culto en el Templo
de Jerusalén, estaban, como todo el mundo, a
la espera de la venida del Mesías prometido por las Escrituras.
Habiendo oído hablar de lo que Juan Bautista hacía, se toman el trabajo de desplazarse hasta el Jordán.
Quieren investigar sobre lo que expone este hombre, porque temen que un profeta les haga alguna
propuesta alternativa a la que han vivido hasta ese momento y tengan que
cambiar lo que se ha hecho siempre. Un profeta como Juan no
está bajo su control y será siempre un peligro
para los que prefieren la tranquilidad y el “orden establecido”.
Especialistas del culto parecen preocupados por el exacto cumplimiento de
las reglas rituales y les intriga saber por
qué bautiza, si no es el Mesías, ni Elías, ni el Profeta.
Juan en vez de meterse en estas cuestiones rituales, dirige la atención de sus interlocutores hacia la
personalidad de Jesús. Su bautismo es el que cuenta. Juan se sabe
sólo “voz que grita en el desierto”, y su papel es exhortar a todos a prepararse para recibir una novedad, para la que es
preciso transparencia en el corazón.
Estamos celebrando la Encarnación de Dios
en nuestra historia y eso nos da motivos para llenarnos de alegría y empezar el año en la confianza. El Dios-con-nosotros sigue siendo
la base de nuestra fe y nos invita a aceptarlo en nuestra historia, en nuestra
existencia personal y comunitaria. Este es el misterio
de Navidad: darnos cuenta de que la
salvación ya está en medio de nosotros y tenemos que reconocerla.
Si la experiencia de su presencia celebrada en estos días continúa dentro
de nosotros, seguramente no sucederán milagros a cada momento, pero cambiará el
color desde el cual podremos mirar la vida y reconocer al Señor que sale a nuestro
encuentro cada día, en lo ordinario, en los días felices y en los grises, para
darnos ánimo y sentido de vivir.
Cuando Juan define su misión también anuncia la presencia del Cristo en
medio de ellos. Nuestra misión como discípulos
misioneros, es decir a este mundo: «en
medio de ustedes está…». Y ayudarlos a que lo conozcan.
PARA DISCERNIR
¿A qué me invita esta Palabra hoy?
¿Dónde he reconocido al Dios de la vida, dónde al Dios hecho carne, en qué
situaciones concretas?
¿Qué paso tendríamos que dar para testimoniar y que otros descubran a
Jesús?
REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA
…Dame un corazón dócil a tu palabra Señor…
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«Yo soy la voz que grita en el desierto»
…”Juan era la voz, pero «en el principio ya existía la Palabra» (Jn 1,1).
Juan, una voz por un tiempo; Cristo, la Palabra desde el principio, la Palabra
eterna. Quita la palabra, ¿qué es la voz? Allí donde no hay nada para
comprender, hay un ruido vacío. La voz sin la palabra percute el oído, y no
edifica el corazón. Sin embargo, descubramos cómo las cosas se van encadenando
en nuestro corazón que es lo que se trata de edificar: Si pienso en lo que debo
decir, la palabra está ya en mi corazón; pero cuando te quiero hablar busco la
manera de hacer pasar a tu corazón lo que ya tengo en el mío. Si busco, pues,
cómo la palabra que ya está en mi corazón podrá unirse al tuyo y establecerse
en tu corazón, me sirvo de la voz, y es con esta voz con la que te hablo: el
sonido de la voz hace que llegue a ti la idea que está contenida en mi palabra.
Entonces, es verdad, el sonido se pierde; pero la palabra que el sonido ha
hecho llegar hasta ti está desde entonces en tu corazón sin haber abandonado el
mío.
Cuando la palabra ha llegado hasta ti ¿no es verdad que el sonido parece
decir, como Juan Bautista: «Él tiene que crecer y yo que menguar»? (Jn 3,30).
El sonido de la voz ha resonado para hacer su servicio y después ha
desaparecido como queriendo decir: «Esta alegría mía está colmada» (v.29). Retengamos, pues, la Palabra; no dejemos que se marche la Palabra concebida en lo más profundo del nuestro corazón”…
desaparecido como queriendo decir: «Esta alegría mía está colmada» (v.29). Retengamos, pues, la Palabra; no dejemos que se marche la Palabra concebida en lo más profundo del nuestro corazón”…
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del
Norte) y doctor de la Iglesia
Sermón 293, 7º para la Natividad de Juan Bautista
PARA REZAR
JESÚS
Jesús, te doy gracias
porque has sido como uno de nosotros.
Gracias por darte a conocer de esta
manera.
Siempre me pareció verte distinto, un poco
lejano…
pero ahora me doy cuenta que fuiste un
hombre real,
de carne y hueso. Un hombre de nuestra
raza.
Conociste la alegría humana, la amistad,
el gozo de compartir y reír.
Supiste muy bien lo que era la pena, el
dolor,
el sufrimiento.
Recorriste pueblos, ciudades, caminos y
montañas.
Te dio hambre, sueño, sed, cansancio…
Muchos se acercaron y te aclamaron, otros
te rechazaron,
te persiguieron y te torturaron….
Subiste a la cruz sin escándalo,
y fuiste capaz de morir perdonando.
Señor, la fuerza de tu amor me impresiona.
Tu entrega no tuvo límites, amaste todo lo
humano,
los pobres, los desvalidos, los enfermos,
los marginados,
los niños, los pecadores, los buenos…
Ahora ya sé que estás presente en todos
ellos.
Te agradezco lo que hoy me has entregado,
y, sobretodo, Señor, te agradezco,
que tú seas mi Dios.
LECTIO DIVINA
En medio de ustedes hay alguien
al que no conocen
+ Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según san Juan 1, 19-28
Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle:
«¿Quién eres tú?»
El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente:
«Yo no soy el Mesías.»
«¿Quién eres, entonces?», le preguntaron: «¿Eres Elías?»
Juan dijo: «No.»
«¿Eres el Profeta?»
«Tampoco», respondió.
Ellos insistieron:
«¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?»
Y él les dijo:
«Yo soy una voz que grita en el desierto:
Allanen el camino del Señor,
como dijo el profeta Isaías.»
Algunos de los enviados eran fariseos, y volvieron a preguntarle:
«¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?»
Juan respondió:
«Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: Él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia.»
Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.
Palabra del Señor.
Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle:
«¿Quién eres tú?»
El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente:
«Yo no soy el Mesías.»
«¿Quién eres, entonces?», le preguntaron: «¿Eres Elías?»
Juan dijo: «No.»
«¿Eres el Profeta?»
«Tampoco», respondió.
Ellos insistieron:
«¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?»
Y él les dijo:
«Yo soy una voz que grita en el desierto:
Allanen el camino del Señor,
como dijo el profeta Isaías.»
Algunos de los enviados eran fariseos, y volvieron a preguntarle:
«¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?»
Juan respondió:
«Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: Él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia.»
Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.
Palabra del Señor.
1.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Guías para la lectura:
En el
evangelio de Juan, el término “judíos” designa sobre todo a las autoridades
religiosas, los que tenían cargos de mando, especialmente a los dirigentes, y
sobre todo a las autoridades supremas. ¿Qué les preocupaba a estos poderosos
hombres?
No les
preocupaba si lo que decía y hacía Juan era verdad o mentira; si el bautismo de
Juan acercaba a la gente a Dios o la alejada de Dios. Lo que les interesaba era
saber qué títulos tenía Juan para decir y hacer todo aquello. Es característico
de los hombres del poder centrar sus intereses y preocupaciones en tener y
acumular títulos, cargos, nombramientos. Es decir, ser importantes, no por su
forma de vivir, sino por estar entre los famosos del poder social. Y poder así
ostentar y demostrar su importancia.
Las respuestas
que da Juan Bautista demuestran que él vivía sin título alguno. Era un “don
nadie”. Sólo una voz, una voz en el desierto, una voz sin audiencia, sin
resonancia, sin propaganda, un grito que pide solamente una cosa: que los
caminos de la vida se allanen; que no sea tan tortuoso, tan costoso, recuperar
la libertad perdida y volver al propio hogar. A éste se refería Isaías (40, 3)
que anuncia el regreso de los desterrados judíos de Babilonia a su patria.
2.
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Preguntas
para la meditación:
Ø
¿Cuál era el real motivo del interrogatorio a Juan?
Ø
¿Por qué Juan responde de esa manera?
Ø
¿Quién es el centro no nombrado explícitamente en el diálogo?
3.
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
|
Oremos
guiados por la lectura de los Salmos de la liturgia del día de hoy: SALMO Sal 97, 1-4
¡El Señor manifestó su victoria!
Canten al Señor un canto nuevo,
porque Él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.
¡El Señor manifestó su victoria!
Canten al Señor un canto nuevo,
porque Él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.
4.
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
|
Reflexiono
en las palabras de Juan:
«Yo
bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no
conocen: Él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su
sandalia.»
y pienso
en mi real conocimiento de Jesús.
5.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
Ø
¿Qué enseñanzas me deja Juan el Bautista para imitar?
Ø
¿Busco tener títulos de poder o riqueza espiritual interior e invisible?
Ø
¿Conozco a Jesús o solo sé algunas cosas “de oído” de su vida?
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