13 de febrero de 2013 - CUARESMA - MIÉRCOLES DE CENIZA
Jesús dijo a sus discípulos:
“Tengan cuidado de no practicar su justicia delante
de los hombres para ser vistos por ellos: de lo
contrario,
no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en
el cielo.”
PRIMERA
LECTURA
Lectura de la profecía de
Joel 2, 12-18
Ahora dice el Señor: Vuelvan a
mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos. Desgarren su corazón y no
sus vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios, porque él es bondadoso y
compasivo, lento para la ira y rico en fidelidad, y se arrepiente de sus
amenazas. ¡Quién sabe si él no se volverá atrás y se arrepentirá, y dejará
detrás de sí una bendición: la ofrenda y la libación para el Señor, su Dios!
¡Toquen la trompeta en Sión,
prescriban un ayuno, convoquen a una reunión solemne, reúnan al pueblo,
convoquen a la asamblea, congreguen a los ancianos, reúnan a los pequeños y a
los niños de pecho! ¡Que el recién casado salga de su alcoba y la recién casada
de su lecho nupcial!
Entre el vestíbulo y el altar
lloren los sacerdotes, los ministros del Señor, y digan: « ¡Perdona, Señor, a
tu pueblo, no entregues tu herencia al oprobio, y que las naciones no se burlen
de ella! ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?»
El Señor se llenó de celos por
su tierra y se compadeció de su pueblo.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 50,
3-4. 5-6a. 12-13. 14 y 17 (R.: cf. 3a)
R. Ten piedad, Señor, porque
hemos pecado.
¡Ten piedad de mí, Señor, por
tu bondad,
por tu gran compasión, borra
mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado! R.
Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante
mí.
Contra ti, contra ti solo
pequé
e hice lo que es malo a tus
ojos. R.
Crea en mí, Dios mío, un
corazón puro,
y renueva la firmeza de mi
espíritu.
No me arrojes lejos de tu
presencia
ni retires de mí tu santo
espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu
salvación,
que tu espíritu generoso me
sostenga:
Abre mis labios, Señor,
y mi boca proclamará tu
alabanza. R.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 5,
20-6, 2
Hermanos:
Nosotros somos, entonces,
embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio
nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo: Déjense reconciliar con
Dios. A aquel que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en
favor nuestro, a fin de que nosotros seamos justificados por él.
Y porque somos sus
colaboradores, los exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios. Porque él
nos dice en la Escritura: En el momento favorable te escuché, y en el día de la
salvación te socorrí. Este es el tiempo favorable, este es el día de la
salvación.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 1-6.
16-18
Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de no practicar
su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario,
no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto,
cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los
hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres.
Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu
mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en
secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan
como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las
esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su
recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores,
retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo
secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no
pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para
que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes,
perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los
hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará.
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
Hoy comenzamos el tiempo litúrgico de Cuaresma. El
Evangelio nos habla de hacer limosna, orar, ayunar… tres prácticas de la experiencia
religiosa tradicional, muchas veces enredadas en un mero acto de piedad, que
deja por fuera el compromiso existencial del cristiano.
Para los seguidores de Jesús, estas tres prácticas
están llamadas no sólo a orientar la vida del creyente, sino también y sobre
todo a posibilitar la vida de la comunidad.
El seguidor de Jesús está llamado a transformar su
vida personal, a hacerla más humana, más solidaria, más cercana a sus hermanos,
para que, desde esa novedad, pueda transformar la sociedad y las estructuras de
poder que se imponen sobre la creación de Dios.
¡La Cuaresma ha de servir para eso! Jesús deja claro
que no puede haber una experiencia de Dios, seria, profunda y verdadera, si
dicha experiencia no tiene relación profunda con la dignificación de la vida de
los hermanos.
Que esta cuaresma que comenzamos hoy, nos coloque en
el horizonte de la misericordia, la justicia y la vida. Que, al llegar a la
celebración de la Pascua, reconozcamos que hemos hecho un itinerario
existencial de profundo cambio de vida y de transformación eficaz de la
sociedad.
***
El día a día de la vida se nos presenta con un vértigo tal
que no nos queda resto para detenernos y pensar por un momento hacia dónde
vamos. El mundo parece una carrera
de fórmula uno… Nos da miedo parar porque
tenemos la sensación de que todo nos va a pasar por encima y nos quedaremos
fuera de camino. Y al terminar cada día,
la noche nos envuelve en la angustia de lo que no hicimos y de lo que nos queda
por hacer.
No tenemos tiempo para poner en orden nuestra
vida, descubrir lo que
queremos y priorizar lo
verdaderamente importante. Lo urgente se impone y dejamos
de tener un tiempo para nosotros, para nuestra familia, para los
que amamos, para lo que nos hace verdaderamente felices. Ni pensar en hacer
algo por el barrio, por el país, por los otros: no
hay tiempo.
Sin embargo, muchas veces aparecen hechos que con desgarradora elocuencia nos obligan a
frenar, situaciones que no podemos
controlar, que no podemos comprar ni vender. Una enfermedad, un fracaso
grande, la muerte de un ser querido siempre están agazapados en la historia de
cualquier hombre.
Estos hechos nos obligan a salir de la rutina o de la
carrera. Es en ese momento cuando constatamos
lo efímero de todo y experimentamos
el vacío y la desilusión de las cosas; como si la
música que nos movía se silenciara. Entonces podemos
conformarnos con quedarnos así, reducidos al mínimo o decidirnos a crecer y
vivir en plenitud.
En esta experiencia vital podemos
enmarcar la Cuaresma. Somos invitados a reconocer que algo no va bien en
nosotros mismos, en la sociedad o en la Iglesia y cambiar, dar un viraje,
convertirnos. Conversión se
dice en griego «metánoia», que significa
cambio de mentalidad.
***
El profeta Joel llama al pueblo de Israel a una jornada
de penitencia. Les urge a que se conviertan de su mal y se pongan con
decisión en la línea del seguimiento de Dios. Esto sucedía unos cuatro siglos
antes de Cristo. El ambiente se ve que estaba bastante apático y decadente.
Además, estaban padeciendo en aquellos momentos, los efectos de una catástrofe
natural, una larga sequía y una plaga de langostas o saltamontes que había
arrasado toda la cosecha. La conversión
tiene que ser interior: volverse de corazón a Dios, buscar sinceramente su voluntad y
cumplirla.
El Salmo 50, el «Miserere», da a este día inaugural de la
Cuaresma un tono penitencial por excelencia.
Es el salmo -atribuido a David- en el que un pecador muestra su
arrepentimiento, e implora humildemente de Dios, que lo perdone y que lo ayude
a renovar su vida: «borra mi culpa… crea en
mí un corazón puro… devuélveme la alegría de tu salvación».
Pablo nos
dice igual que hace dos mil años: «ahora es el tiempo de la gracia,
ahora es el día de la salvación». Se muestra orgulloso de ser «embajador de Cristo», y la embajada que trae de
parte de Él es ésta: «dejaos reconciliar con
Dios».
Reconciliación que ofrece Dios a todos por medio de la muerte salvadora de su Hijo Jesús.
Reconciliación que ofrece Dios a todos por medio de la muerte salvadora de su Hijo Jesús.
En el evangelio Jesús describe tres aspectos de la vida de un creyente que se puede
decir, abarcan las tres direcciones de cada persona: para con Dios a través de la oración, para con el prójimo desde la limosna y para consigo mismo con el ayuno. En las tres,
el discípulo de Jesús tiene que profundizar, no quedarse en lo exterior, sino situarse delante de Dios Padre, que es el que nos
conoce hasta lo más profundo del ser, sin buscar premios o aplausos aquí abajo.
***
Hoy, Dios nos
invita a reconocer nuestra debilidad y
la distancia que hay entre nosotros y el Evangelio,
entre nosotros y la vida de fidelidad, entregada totalmente, de Jesús y al bien
de los hermanos.
Hoy, Dios nos
invita a ser sinceros; pero, al
mismo tiempo a no quedarnos encerrados en nuestras fallas y en nuestra
infidelidad al Evangelio, porque quedaríamos, con toda seguridad, destrozados.
Cuaresma es tiempo para que desde una mirada introspectiva reconozcamos nuestro pecado; y al mismo tiempo es
invitación a fijar la mirada en Dios,
nuestro Padre, y reafirmar nuestra confianza en su amor. La Cuaresma no es simplemente un ejercicio
penitencial. Lo que le da sentido es el reconocimiento de que
tenemos un Padre que nos atrae amorosamente hacia Él. “El Padre que
está escondido… el Padre que ve en lo secreto, te recompensará”.
Jesús, nos asegura que el
Padre está en lo secreto de nuestro corazón, y conoce nuestras
búsquedas, nuestras luchas y también nuestros esfuerzos. Si orientamos a Él nuestras pequeñas y grandes
decisiones, buscando por encima de todo el cumplimiento de su voluntad, como
hizo Jesús, no sólo tendremos la paz del corazón y nuestra vida tendrá sentido,
sino que se nos darán todas las demás cosas por añadidura…
Lo que el Padre tiene preparado para nosotros, supera
inmensamente las pasajeras recompensas terrenas hechas a la medida de nuestro
yo y de los intereses egoístas de un mundo interesadamente manipulado.
El camino del discípulo pasa por verificar constantemente
con sinceridad la orientación de fondo del corazón, y rectificar con mayor fuerza y profundidad
la opción fundamental. Nuestro Señor y Maestro nos dará todo lo que
necesitamos para ser felices, para ser verdaderamente hermanos e hijos del
Reino.
Hoy, la imposición de la ceniza sobre nuestra cabeza
será esta señal de reconocimiento. Será como decir: somos débiles, somos
pecadores, no acabamos de salir de esta situación, de este estado.
Pero esto no agota la verdad de la celebración porque escucharemos una buena noticia: “Conviértete y cree en el Evangelio” que nos
invita a vivir la Cuaresma como un tiempo para hacer nuestros, los hechos
y las palabras de Jesús. Hechos y palabras de Jesús que siempre nos animan a ser más confiados, más
esperanzados, más generosos, más felices; a darle sentido a nuestra vida.
La Cuaresma debe renovar la esperanza que nos hace sentir toda una historia por construir,
la historia donde tenemos que vivir
nuestra fe y hacer presente a
Dios que siempre nos acompaña. Es dentro de la historia
que vamos viviendo la invitación de Dios a
que recibamos el reino de Jesús y que, al mismo tiempo, movidos por su
Espíritu, pongamos manos a la obra para construirlo en medio del mundo.
PARA
DISCERNIR
¿Somos dueños de nuestros deseos y nuestros intereses?
¿Tratamos habitualmente de imponer nuestro criterio y
nuestra voluntad?
¿Ejercitamos nuestra capacidad de renuncia de dinero,
de tiempo, de tranquilidad para el servicio a los demás?
¿Nos esforzamos por comprender a los que no son o
piensan como nosotros? ¿De qué manera tenemos presente a Dios en nuestras
vidas?
REPITAMOS A
LO LARGO DE ESTE DÍA
“Venid,
volvamos al Señor“ (Os 6,1a).
PARA LA
LECTURA ESPIRITUAL
…”Arrepentimiento no equivale a autocompasión o
remordimiento, sino a conversión, a volver a centrar nuestra vida en la
Trinidad. No significa mirar atrás disgustado, sino hacia adelante esperanzado.
Ni es mirar hacia abajo a nuestros fallos, sino a lo alto, al amor de Dios.
Significa mirar no aquello que no hemos logrado ser, sino a lo que con la
gracia divina podemos llegar a ser…
El arrepentimiento, o cambio de mentalidad, lleva a la
vigilancia, que significa, entre otras cosas, estar presentes donde estamos, en
este punto específico del espacio, en este particular momento de tiempo.
Creciendo en vigilancia y en conocimiento de uno mismo, el hombre comienza a
adquirir capacidad de juicio y discernimiento: aprende a ver la diferencia
entre el bien y el mal, entre lo superfluo y lo esencial; aprende, por tanto, a
guardar el propio corazón, cerrando la puerta a las tentaciones o provocaciones
del enemigo. Un aspecto esencial de la guarda del corazón es la lucha contra
las pasiones: deben purificarse, no matarse; educarse, no erradicarse. A nivel
del alma, las pasiones se purifican con la oración, la práctica regular de los
sacramentos, la lectura cotidiana de la Escritura; alimentando la mente,
pensando en lo que es bueno y con actos concretos de servicio amoroso a los
demás. A nivel corporal, las pasiones se purifican sobre todo con el ayuno y la
abstinencia.
La purificación de las pasiones lleva a su fin, por
gracia de Dios, a la “ausencia de pasiones”, un estado positivo de libertad
espiritual en el que no cedemos a las tentaciones, en el que se pasa de una
inmadurez de miedo y sospecha a una madurez de inocencia y confianza. Ausencia
de pasiones significa que no somos dominados por el egoísmo o los deseos
incontrolados y que así llegamos a ser capaces de un verdadero amor”…
K. Ware, El camino del cristiano, Magnano 1998, 182-185 passim.
PARA REZAR
Dios, en tus manos me abandono
Yo me abandono ¡oh Dios! en tus manos.
Toma este barro y trabájalo
como arcilla entre las manos del alfarero
dale una forma y después, rómpela, si quieres
como es despedazada la vida de tantos hermanos.
Pide, ordena ¿Qué quieres que haga?
¿Qué quieres que no haga?
Ensalzado o humillado, perseguido,
incomprendido,
calumniado, alegre o triste,
o inútil para todo, sólo diré,
a ejemplo de tu Madre:
“Hágase en mí según tu palabra”.
Dame el amor por excelencia,
el amor de la cruz.
Pero no de las cruces heroicas
que podrían nutrir mi vanidad,
sino de las cruces vulgares que,
sin embargo, llevo con repugnancia.
De esas que se encuentran cada día
en la contradicción,
en el olvido, en los juicios falsos,
en la frialdad del alma,
en los desaires y desprecios de los demás;
en el malestar y defectos del cuerpo,
en la oscuridad de la mente
y en el silencio y aridez del corazón.
Entonces sólo Tú sabrás que te amo,
aunque ni yo lo sepa, con eso me basta. Amén
Toma este barro y trabájalo
como arcilla entre las manos del alfarero
dale una forma y después, rómpela, si quieres
como es despedazada la vida de tantos hermanos.
Pide, ordena ¿Qué quieres que haga?
¿Qué quieres que no haga?
Ensalzado o humillado, perseguido,
incomprendido,
calumniado, alegre o triste,
o inútil para todo, sólo diré,
a ejemplo de tu Madre:
“Hágase en mí según tu palabra”.
Dame el amor por excelencia,
el amor de la cruz.
Pero no de las cruces heroicas
que podrían nutrir mi vanidad,
sino de las cruces vulgares que,
sin embargo, llevo con repugnancia.
De esas que se encuentran cada día
en la contradicción,
en el olvido, en los juicios falsos,
en la frialdad del alma,
en los desaires y desprecios de los demás;
en el malestar y defectos del cuerpo,
en la oscuridad de la mente
y en el silencio y aridez del corazón.
Entonces sólo Tú sabrás que te amo,
aunque ni yo lo sepa, con eso me basta. Amén
LECTIO DIVINA
Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 6, 1-6.
16-18
Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de no
practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo
contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. Por
lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen
los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los
hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que
tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en
secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Tú, en cambio, cuando
ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en
lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando
ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido
por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve
en lo secreto, te recompensará.
Palabra del Señor.
1.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías
para la lectura:
El texto bíblico se
encuentra dentro del Sermón de la Montaña. Este verdadero “Compendio de vida
cristiana” ocupa en el Evangelio de San Mateo los capítulos 5 hasta el 7.
Es el mismo Jesús quien
sube a la montaña y al ver a la multitud, tomó la palabra y comenzó a enseñar a
su discípulos (5.1-2). A modo del nuevo Moisés, que presentó la Ley de Dios en
el monte Sinaí, el Mesías Jesús da a conocer la profundidad y significado de
las normas de vida nueva para todos los que en el futuro serán sus seguidores.
San Mateo epiloga las
palabras de Jesús resaltando que la multitud estaba asombrada, porque Él
enseñaba como quien tiene autoridad. (7.28-29). Esta autoridad estaba dada por
una unidad entre su discurso y su forma de vida. Esta unidad vital es esencial
para el cristiano de todos lo tiempos. Jesús mismo la resalta cuando
finalizando su Sermón en la “parábola de los edificadores”, expone las
consecuencias de quien practica sus palabras, y de quien no lo hace. (7.24-27).
Los temas tratados están
relacionados con las tres principales prácticas de piedad judía de entonces: la
ayuda a los necesitados, la oración y el ayuno.
En los tres casos, Jesús
contrasta claramente la práctica de estas virtudes para ser vistos por los
demás, y hacerlas en secreto para ser vistas por el Padre. Introduce su
presentación a modo de advertencia “Tengan cuidado de no practicar su
justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos…” (6.1).
La búsqueda de la recompensa a raíz de estas prácticas
es el hilo conductor del discurso de Jesús. Es impactante que el Señor no duda
en calificar a esa búsqueda de piedad pública como una actitud “hipócrita”
y por otro lado, explica que para la práctica privada se requiere una actitud
activa (ocultarse, retirarse, acicalarse).
Mientras que el hacerlo
para ser visto por otros recibe como única recompensa esa mirada humana, el
hacerlo en secreto, obtiene la recompensa máxima que un cristiano puede
aspirar, la de Dios mismo.
La sentencia “tu Padre,
que ve en lo secreto, te recompensará” se repite en 6.4; 6.6 y 6.18
al final de cada virtud piadosa mencionada.
“En toda manifestación de
la vida humana es hipócrita cualquiera que pretenda parecer lo que no es. En
efecto, él finge que es justo y no lo practica, porque pone todo el fruto en
las alabanzas de los hombres, que pueden también obtener los simuladores
mientras engañan a aquellos a quienes parecen buenos y son alabados por ellos;
pero tales hombres no reciben de Dios, que escudriña los corazones, otra
recompensa que la debida a la superchería de sus súplicas”. Agustín, Sermón del Señor en la Montaña.
2.
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Preguntas
para la meditación:
Ø ¿Cuáles
son los actos de piedad o misericordia que practico hoy en mi vida cristiana?
Ø ¿Busco
en algún momento hacerme ver cuando los hago?
Ø ¿Qué
recompensa me motiva realmente a llevarlos a cabo?
3.
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
|
Oremos con los salmos 50 y
94 de las lecturas de este día:
“Señor, crea en mí
un corazón puro. Ayúdame a que mi corazón no se endurezca y escuche tu voz”
Oremos el Padrenuestro,
cuyo texto está entre los leídos del Evangelio. (Mateo 6.9-13)
“Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino,
que se haga tu voluntad
en la tierra como en el
cielo.
Danos hoy nuestro pan de
cada día.
Perdona nuestras ofendas,
como nosotros perdonamos
a los que nos han
ofendido.
No nos dejes caer en la
tentación,
sino líbranos del mal”.
Señor, ayúdame a que mis
actos de piedad y misericordia nazcan de un corazón conforme al de un buen
discípulo tuyo. Que no busquen hipócritamente el aplauso humano, sino que
quieran en secreto recibir la recompensa hermosa que viene del Padre. Amén.
4. CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
|
Trato de sentarme
imaginariamente en el monte cuando Jesús da estas enseñanzas.
Vuelvo a leer el
texto bíblico en voz alta cómo si escuchara la palabra del Maestro.
Hago una pausa de
silencio luego de escuchar cada una de las tres virtudes piadosas.
Me gozo en mi corazón
esperando la incomparable recompensa del Padre y su significado para mi caminar
cristiano.
5.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
Ø
¿Qué acto de misericordia o piedad voy a realizar hoy?
Ø
¿Qué momento del día y lugar privado voy a dedicar a rezar?
Ø ¿Voy a
reflexionar durante todo este día la importancia de la recompensa que sólo
viene de Dios y cómo recibirla?
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