Santos Rodrigo y Humberto
“Yo os
aseguro que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta;
él hace únicamente
lo que ve hacer al Padre:
lo que hace
el Padre, eso hace también el Hijo.”
PRIMERA
LECTURA
Lectura del Profeta Isaías 49, 8-15
Así dice el Señor:
Así habla el Señor: En el tiempo favorable, yo te respondí, en el día de
la salvación, te socorrí. Yo te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo,
para restaurar el país, para repartir las herencias devastadas, para decir a
los cautivos: “¡Salgan!”, y a los que están en las tinieblas:
“¡Manifiéstense!”.
Ellos se apacentarán a lo largo de los caminos, tendrán sus pastizales
hasta en las cumbres desiertas. No tendrán hambre, ni sufrirán sed, el viento
ardiente y el sol no los dañarán, porque el que se compadece de ellos los
guiará y los llevará hasta las vertientes de agua. De todas mis montañas yo
haré un camino y mis senderos serán nivelados. Sí, ahí vienen de lejos, unos del
norte y del oeste, y otros, del país de Siním. ¡Griten de alegría, cielos,
regocíjate, tierra! ¡Montañas, prorrumpan en gritos de alegría, porque el Señor
consuela a su Pueblo y se compadece de sus pobres! Sión decía: “El Señor me
abandonó, mi Señor se ha olvidado de mí”. ¿Se olvida una madre de su criatura,
no se compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te
olvidaré!
Palabra de Dios.
SALMO Sal 144, 8-9.
13c-14. 17-18
R: El Señor es bondadoso y compasivo.
El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
el Señor es bueno con todos
y tiene compasión de todas sus criaturas. R.
El Señor es fiel en todas sus palabras
y bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que caen
Y endereza a los que están encorvados. R.
El Señor es justo en todos sus caminos
y bondadoso en todas sus acciones;
está cerca de aquellos que lo invocan,
de aquellos que lo invocan de verdad. R.
EVANGELIO
+ Lectura del santo Evangelio según san
Juan 5, 17-30
Dijo Jesús:
Mi Padre no cesa nunca de trabajar; por eso yo trabajo también en todo
tiempo.
Esta afirmación provocó en los judíos un mayor deseo de matarlo, porque
no sólo no respetaba el sábado, sino que además decía que Dios era su propio
Padre, y se hacía igual a Dios.
Jesús prosiguió, diciendo:
Yo os aseguro que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta; él hace
únicamente lo que ve hacer al Padre: lo que hace el Padre, eso hace también el
Hijo. Pues el Padre ama al Hijo y le manifiesta todas sus obras; y le
manifestará todavía cosas mayores, de modo que vosotros mismos quedaréis
maravillados. Porque así como el Padre resucita a los muertos dándoles la vida,
así también el Hijo da la vida a los que quiere.
El Padre no juzga a nadie, sino que le ha dado al Hijo todo el poder de
juzgar. Y quiere que todos den al Hijo el mismo honor que dan al Padre. El que
no honra al Hijo, tampoco honra al Padre que lo ha enviado. Yo os aseguro que
quien acepta lo que yo digo y cree en el que me ha enviado, tiene la vida
eterna; no sufrirá un juicio de condenación, sino que ha pasado de la muerte a
la vida.
Os aseguro que está llegando la hora, mejor aún, ha llegado ya, en que
los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y todos los que la oigan, vivirán.
El Padre tiene el poder de dar la vida, y ha dado al Hijo ese mismo poder. Le
ha dado también autoridad para juzgar, porque es el Hijo del hombre. “No os
admiréis de lo que os estoy diciendo, porque llegará el momento en que todos
los muertos oirán su voz y saldrán de los sepulcros. Los que hicieron el bien
resucitarán para la vida eterna, pero los que hicieron el mal resucitarán para
su condenación.
Yo no puedo hacer nada por mi cuenta. Juzgo según lo que Dios me dice, y
mi juicio es justo, porque no pretendo actuar según mi voluntad, sino que
cumplo la voluntad del que me ha enviado.
Palabra del Señor.
Para
reflexionar
La original ética cristiana es una alternativa de vida, justicia, verdad
y paz en medio del mundo. Los cristianos de primera hora verdaderamente se
arriesgaron al llamar Hijo de Dios a un hombre campesino, sin prestigio, sin
poder, sin pertenecer a las élites religiosas.
Es importante recordar que, durante toda su vida, Jesús nunca dijo que
él era Dios. Es complejo acercarnos a este tipo de temas, pero no es imposible
abordarlos con ternura y con serenidad, para que podamos asumir una lógica
nueva de la realidad cristiana y de la reflexión teológica que terminó
proclamando a Jesús como Hijo de Dios, como Dios mismo.
El mensaje de Jesús de Nazaret es dar vida en abundancia a todo hombre y
mujer que se adhieran a su persona y a su causa. Su acción y su palabra
trascienden los límites y fronteras de la historia, de las culturas, y también
de las religiones.
Jesús es Palabra autorizada de Dios; es vida en abundancia para la
humanidad; es esperanza para toda la creación; es la carta de navegación que
Dios nos ha dado para llegar a vivir en plenitud nuestra vocación de hijos
queridos del Padre Dios.
¿Creemos de verdad en este Jesús?
***
En la primera lectura el profeta Isaías describe el
retorno del Exilio, signo y prenda de la liberación mesiánica, con los temas
y las imágenes renovados del antiguo éxodo de Egipto. Estamos ante uno de
los cuatro cánticos del Siervo de Yahvé, que nos prepara para ver luego, en Cristo,
al enviado de Dios.
Es un canto que resalta el amor de un Dios que quiere a
su pueblo, a pesar de sus extravíos. Un Dios que es pastor y agricultor,
médico y hasta madre. Que se prepara a salvar a los suyos del destierro, a
restaurar a su pueblo. Dios no quiere que su pueblo sufra o padezca,
por eso los conduce compasivo y los guía a manantiales de agua. Entonces, todo
será alegría y vida.
El Dios de la alianza es el Dios de la creación que tiene amor eterno
por su pueblo, parecido al amor de una madre por sus hijos que se expresa de
una manera concreta en toda su gratuidad y fidelidad indefectible.
***
Jesús de Nazaret, es ese Siervo, a quien Dios ha enviado a curar y
liberar, a devolver la alegría, la luz y la vida.
El pasaje de hoy, es continuación del milagro que leíamos ayer, que lo ha
mostrado curando al paralítico que esperaba junto a la piscina; y que provocó
una vez más, la ira de sus adversarios. Los judíos lo perseguían a causa de las
curaciones que realizaba en sábado. Para fundamentar sus obras, Jesús revela
su propia identidad de Hijo de Dios, poniéndose así por encima de la Ley.
Jesús «obra» en nombre de Dios, su Padre. Igual que Dios da
vida. Como hijo,aprende en la escuela de su Padre. La total unidad entre
la acción del Padre y la del Hijo es fruto de la completa obediencia
del Hijo; que ama la voluntad del Padre ycomparte su
amor desmesurado por los pecadores.
Jesús había hecho referencia al Padre, pero siempre marcando una
distinción: la Paternidad de Dios es diferente si se trata de Cristo o de los
hombres. Y los judíos que lo escuchaban le entendían muy bien: no era Hijo de
Dios como los otros, sino que la filiación que reclama para Él mismo es
una filiación natural. Jesús afirma que su naturaleza y la del Padre
son iguales, aún siendo personas distintas. Manifiesta de esta
manera su divinidad. Por eso el Padre da al Hijo lo que a Él sólo pertenece: el
poder sobre la vida y la autoridad del juicio. Un juicio que no se da más allá
de la historia; el juicio se está celebrando ya, la sentencia se la da el
hombre mismo.
La expresión dar sentencia indica la separación que la
presencia de Jesús provoca entre los que están a favor o en contra del hombre.
No existen otros principios o códigos de moralidad o de conducta, que puedan
pretender autoridad divina; no se puede actuar contra Jesús en nombre de la
Ley. Estar con Jesús es estar con Dios; estar contra Él es estar contra
Dios. Jesús mismo, expresión plena y total del proyecto de Dios, es el
criterio: su persona y actividad disciernen entre bien y mal. El
proyecto de Jesús actualiza el proyecto de Dios, que sigue teniendo como
fundamento a Dios Padre, el amor, la fe, la palabra y la vida.
Esta íntima relación entre Padre e Hijo puede extenderse también a los
hombres por medio de la escucha obediente de la Palabra de Jesús.
Los que crean en Jesús y lo acepten como al enviado de Dios son los que
tendrán vida. Los que no, son autoexcluidos. El regalo que Dios ha
hecho a la humanidad en su Hijo es, a la vez, don y juicio.
A todos los que escuchan con fe su Palabra y la guardan en el corazón,
les da el poder de llegar a ser hijos de Dios; desde ahora pasan de la muerte a
la vida eterna, y, en el último día, no encontrarán al juez, sino al Padre, que
los espera desde siempre, porque en ellos reconoce el rostro de su Hijo amado,
el Unigénito, convertido por nosotros en hermano mediador y salvador.
La esperanza se abre y se nos regala una nueva luz para nuestra
vida de todos los días. Vivir como hijos es la herencia eterna y, a
la vez, el tesoro secreto que nos sostiene en nuestro fatigoso andar de cada
día.
Repitamos
a lo largo de este día
Acuérdate, Señor, de tu ternura.
Para la
lectura espiritual
…Anunciar la resurrección no es anunciar otra vida, sino mostrar que la
vida puede ganar en intensidad y que todas las situaciones de muerte que
atravesamos pueden transformarse en resurrección. Un gran poeta francés, Paul
Eluard, decía: “Hay otros mundos, pero están en este”. Así es como debemos
pensar en la resurrección. Creo que debemos intentar participar un poco en esta
realidad, esto es, intentar convertirnos en hombres de resurrección,
testimoniando una moral de resurrección como una llamada a una vida más
profunda, más intensa, que finalmente pueda deshacer el sentido mismo de la
muerte. Pues estoy convencido de que el gran problema de los hombres de hoy es
precisamente el problema de la muerte. Pienso que el lenguaje que debemos
utilizar para dirigirnos a los hombres es ante todo el ejemplo que debemos dar,
el lenguaje de la vida: con este lenguaje lograremos que comprendan lo que
significa resurrección. Nos hacen falta profetas quizás un poco locos. Sí,
porque la resurrección es una locura, y hay que anunciarla a lo loco: si se
anuncia de un modo “educado”, no puede funcionar. Debemos decir: “Cristo ha
resucitado”, y todos nosotros hemos resucitado en Él. Todos los hombres; no
sólo los que pertenecen a la Iglesia, todos. Y entonces, si en lo más hondo de
nosotros la angustia se transforma en confianza, podremos hacer lo que nadie se
atreve a hacer hoy: bendecir la vida.
Hoy los cristianos son cada vez más minoritarios, casi en diáspora. ¿Qué
relación tiene esta minoría con la humanidad entera? Esta minoría es un pueblo
aparte para ser reyes, sacerdotes y profetas; para trabajar, servir, orar por
la salvación universal y la transfiguración del universo, para convertirse en
servidores pobres y pacíficos del Dios crucificado y resucitado…
O. Clément, cit. en el drama de la incredulidad
con Teresa de Lisieux,
Verbo Divino, Estella 1998.
LECTIO DIVINA
Así como el Padre resucita a los muertos y les da
vida,
del mismo modo el Hijo da vida al que él quiere
del mismo modo el Hijo da vida al que él quiere
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Juan 5, 17-30
Jesús dijo a
los judíos:
«Mi Padre
trabaja siempre, y yo también trabajo.» Pero para los judíos esta era una razón
más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a
Dios, llamándolo su propio Padre. Entonces Jesús tomó la palabra diciendo:
«Les aseguro que
el Hijo no puede hacer nada por sí mismo sino solamente lo que ve hacer al
Padre; lo que hace el Padre, lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre ama al
Hijo y le muestra todo lo que hace. Y le mostrará obras más grandes aún, para
que ustedes queden maravillados.
Así como el
Padre resucita a los muertos y les da vida, del mismo modo el Hijo da vida al
que él quiere. Porque el Padre no juzga a nadie: él ha puesto todo juicio en
manos de su Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no
honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.
Les aseguro
que el que escucha mi palabra y cree en aquel que me ha enviado, tiene Vida
eterna y no está sometido al juicio, sino que ya ha pasado de la muerte a la
Vida.
Les aseguro
que la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del
Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán. Así como el Padre dispone de la
Vida, del mismo modo ha concedido a su Hijo disponer de ella, y le dio
autoridad para juzgar porque él es el Hijo del hombre.
No se
asombren: se acerca la hora en que todos los que están en las tumbas oirán su
voz y saldrán de ellas: los que hayan hecho el bien, resucitarán para la Vida;
los que hayan hecho el mal, resucitarán para el juicio.
Nada puedo
hacer por mí mismo. Yo juzgo de acuerdo con lo que oigo, y mi juicio es justo,
porque lo que yo busco no es hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.»
Palabra del
Señor.
LECTURA
- ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Guías para la
lectura:
Este pasaje se
presenta inmediatamente después de la curación de un enfermo en la piscina de
Betesda.
Los judíos
testigos del milagro, acusan a Jesús de haber realizado la curación durante el
día de reposo y de haber provocado que el ex–enfermo, viole el sábado al llevar
consigo la camilla que ya no necesitaba. La respuesta de Jesús es contundente y
reveladora: “Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo” (vs.17). En
el versículo siguiente, Juan deja clarísima constancia de la manera que esta
declaración mesiánica los ha enardecido: “Pero para los judíos esta era una
razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual
a Dios, llamándolo su propio Padre”. Bajo este contexto de altísimo
conflicto, Jesús les da un discurso clave en su revelación misionológica.
Jesús aborda
el tema del juicio y lo hace en relación íntima con la resurrección: los judíos
que creían en la resurrección no pensaban en muchas resurrecciones
individuales, sino en una general. Esta, llegaría al final de la presente edad
pecaminosa, y llevaría a los resucitados frente al tribunal divino. Para los
aprobados, entonces, la combinación resurrección-juicio sería también el
comienzo de la edad venidera gloriosa. En este sentido, lo que Jesús dijo en
los vs. 28-29 concordaba con la expectativa general: “No se asombren: se
acerca la hora en que todos los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán
de ellas: los que hayan hecho el bien, resucitarán para la Vida; los que hayan
hecho el mal, resucitarán para el juicio”.
Pero Jesús no
sólo repitió las expectativas generales. A la par de la visión común de
escatología futura, añadió el anuncio de una escatología realizada: “Les
aseguro que la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz
del Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán” (vs.25). La buena y novedosa
noticia de Jesús fue que el futuro había invadido al presente ya, en su propia
persona. Lo que Jesús hizo simbólicamente con el paralítico (en cierto sentido
pasó de muerte a vida) podría hacerlo literalmente con ellos. El juicio
escatológico podría definirse en el presente: “Les aseguro que el que
escucha mi palabra y cree en aquel que me ha enviado, tiene Vida eterna y no
está sometido al juicio, sino que ya ha pasado de la muerte a la Vida”
(vs.24).
O
Otro aspecto
importante en el discurso de Jesús es que Él no pretendía competir con el
Padre. Al contrario, cuatro veces en estos versículos enfatizó su completa
dependencia del Padre: “el Hijo no puede hacer nada por sí mismo sino solamente
lo que ve hacer al Padre” (vs.19); “el Padre no juzga a nadie; Él ha puesto
todo juicio en manos de su Hijo” (vs.22); “Así como el Padre dispone de la
Vida, del mismo modo ha concedido a su Hijo disponer de ella, y le dio
autoridad para juzgar porque Él es el Hijo del hombre” (vs.26-27); “Nada puedo
hacer por mí mismo. Yo juzgo de acuerdo con lo que oigo, y mi juicio es justo,
porque lo que yo busco no es hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió”
(vs.30).
En definitiva,
Jesús les lanzó el reto desafiante para ellos: invitarlos a reconocer la
presencia de Dios en su propia persona, y la inminencia del juicio que por si
lo anterior fuera poco, estaba delegado por el Padre en Él mismo.
MEDITACIÓN
- ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la meditación:
¿De qué manera
influyen en mi vida espiritual esa profunda identificación de Jesús con el
Padre?
¿Qué
pensamientos me invaden al comprender que el juicio estará a cargo de Cristo
por voluntad del Padre?
Si para Jesús
mismo, era esencial buscar hacer la voluntad del Padre y no la suya (vs.30).
¿Qué actitud debo tomar yo ante la voluntad de Dios?
ORACIÓN
- ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Señor, Vos que
dijiste “Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí no morirá
jamás”, dame la paz y confianza que estas palabras me infunden a la hora de
mis temores, y al recordar a mis seres queridos que ya no están.
Señor, que yo
pueda aprender de tu dependencia humilde a la voluntad del Padre, para poder
vivir siempre en la voluntad de Dios. Amén
CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Leo nuevamente
y en voz alta y pausada las palabras en el discurso de Jesús, buscando retener
en mi mente y corazón, aquellas que me dan seguridad de que mi futuro, está en
manos del Cristo que por amor dio su vida por mí.
ACCIÓN
- ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la acción:
¿De qué manera
voy a buscar imitar a Jesús en su dependencia con el Padre?
¿Con quién voy
a compartir estas buenas nuevas del Evangelio de Cristo?
¿De qué manera
voy a honrar al Hijo para de esa manera honrar al Padre que lo envió (vs.23)?
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