22 de marzo de 2013 – CUARESMA - VIERNES DE LA SEMANA V
Santa Catalina de Génova
“Si no hago las obras de mi Padre, no
me crean;
pero si las hago, crean en las obras,
aunque no me crean a mí.
Así reconocerán y sabrán que el Padre
está en mí y yo en el Padre.”
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del
profeta Jeremías 20, 10-13
Oía
los rumores de la gente: « ¡Terror por todas partes! ¡Denúncienlo! ¡Sí lo
denunciaremos!» Hasta mis amigos más íntimos acechaban mi caída: «Tal vez se lo
pueda seducir; prevaleceremos sobre él y nos tomaremos nuestra venganza.»
Pero
el Señor está conmigo como un guerrero temible: por eso mis perseguidores
tropezarán y no podrán prevalecer; se avergonzarán de su fracaso, será una
confusión eterna, inolvidable.
Señor
de los ejércitos, que examinas al justo, que ves las entrañas y el corazón,
¡que yo vea tu venganza sobre ellos!, porque a ti he encomendado mi causa.
¡Canten
al Señor, alaben al Señor, porque él libró la vida del indigente del poder de
los malhechores!
Palabra de Dios.
SALMO Sal 17, 2-3a. 3bc-4. 5-6. 7
R. En
mi angustia invoqué al Señor y Él me escuchó.
Yo
te amo, Señor, mi fuerza,
Señor,
mi Roca, mi fortaleza y mi libertador. R.
Eres
mi Dios, el peñasco en que me refugio,
mi
escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoqué
al Señor, que es digno de alabanza
y
quedé a salvo de mis enemigos. R.
Las
olas de la Muerte me envolvieron,
me
aterraron los torrentes devastadores,
me
cercaron los lazos del Abismo,
las
redes de la Muerte llegaron hasta mí. R.
Pero
en mi angustia invoqué al Señor,
grité
a mi Dios pidiendo auxilio,
y
él escuchó mi voz desde su Templo,
mi
grito llegó hasta sus oídos. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio
según san Juan 10, 31-42
Los
judíos tomaron piedras para apedrearlo.
Entonces
Jesús dijo: «Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿por cuál
de ellas me quieren apedrear?»
Los
judíos le respondieron: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino
porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios.»
Jesús
les respondió: « ¿No está escrito en la Ley: Yo dije: Ustedes son dioses? Si la
Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra -y la Escritura no puede ser
anulada- ¿Cómo dicen: “Tú blasfemas”, a quien el Padre santificó y envió al
mundo, porque dijo: “Yo soy Hijo de Dios”?
Si
no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las
obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en
mí y yo en el Padre.»
Ellos
intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos. Jesús
volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado, y se
quedó allí. Muchos fueron a verlo, y la gente decía: «Juan no ha hecho ningún
signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad.» Y en ese lugar muchos
creyeron en él.
Palabra del Señor.
Para reflexionar
Jeremías cuando fue llamado por Dios a su vocación
de profeta era un muchacho y le tocó anunciar desgracias y catástrofes, si los
hombres no se convertían. El suyo fue un mensaje
mal recibido por todos, por el pueblo, por sus familiares, por las autoridades.
Tramaron su muerte, y él era muy consciente de ello. Pero a pesar del drama
personal que vive, triunfa en él la oración
confiada en Dios.
Jeremías es como una figura,
un anticipo, un bosquejo
de lo que será Jesús en los meses más duros de su vida: vigilado, perseguido, apedreado, caminando hacia la muerte salvífica.
de lo que será Jesús en los meses más duros de su vida: vigilado, perseguido, apedreado, caminando hacia la muerte salvífica.
***
Con ocasión de la fiesta de la dedicación del Templo, que
conmemoraba la victoria de Judas Macabeo con la que el pueblo fue liberado y el
templo nuevamente consagrado, Jesús se paseaba
por el templo, bajo el pórtico de Salomón y los judíos lo rodearon
increpándolo para que les dijera si era
verdaderamente el Mesías.
Jesús les responde,
invitándolos a que vean las obras que hace en nombre del
Padre: ellas dan testimonio de su identidad.
Jesús dice que su actuación y obra en el mundo
se fundamentan en su unión con Dios.
La calidad del hombre se
prueba por la de sus obras; Él demuestra ser enviado
e Hijo de Dios con las obras que realiza. Los que lo persiguen no
pueden representar a Dios. Presentan y se glorían de tener credenciales
jurídicas, mientras que las únicas que
atestiguan una misión divina no son siquiera las palabras, sino las
obras. De ellas se debe deducir la unidad
entre Jesús y el Padre; ambos tienen el mismo objetivo, dar vida al hombre.
Los judíos deberían dejarse
convencer por las obras de Jesús. Pero sus cabezas están llenas de prejuicios y por eso rechazan a Dios en Jesús
irritándose tanto que toman piedras para tirárselas. La lapidación era el
castigo por gravísimos pecados, entre otros el de blasfemia.
Los que rechazan a Jesús y
buscan matarlo, no lo hacen por sus buenas obras, sino a causa de su pretensión de hacerse a sí mismo Dios, cuando no
es más que un simple hombre. Entienden esa
afirmación de Jesús como una blasfemia.
Nuestra fe
cristiana descansa, se
apoya, en el testimonio de Cristo, Él es el revelador de
Dios. La fe cristiana se transmite,
no por evidencia, sino por testimonio. Cristo
es testigo del Padre; los apóstoles son testigos de Cristo y muestra fe
descansa en su testimonio.
Nuestras
obras deben dar
testimonio, de nuestra opción de vida
cristiana, al igual que Jesús, nosotros realizamos las obras que Él mismo
realizó a fin de llevar a cabo el proyecto del Padre para nuestro mundo. No se trata de hablar, sino de mostrar con nuestra propia vida que pertenecemos a Cristo,
que su camino es nuestro camino, que sus proyectos son los nuestros, en fin que
ya no somos nosotros lo que vivimos sino que es
Cristo quien vive en nosotros.
Como el discípulo no es más
que su Maestro, tenemos el difícil desafío de afrontar
la adversidad y la persecución como oportunidad para dar testimonio fehaciente de fidelidad a Jesús. La fe no es un blindaje que nos impide sentir
la oposición, la burla, el dolor o la incomprensión. Tampoco es la anestesia
que nos distrae mientras el mundo sigue rodando con violencia o crueldad.
La fe es una luz sobrenatural que nos permite reconocer la
fuerza de un amor que se ha entregado
entero por nosotros, y que nos mueve más allá de nosotros mismos, a continuar “haciendo las obras buenas que hablan de Dios
que ama al hombre y quiere su felicidad”. En este camino el Señor está con nosotros. Este modo de vida nos hace
partícipes de su Pasión y resurrección. En
comunión con Él, estamos haciendo con nuestro andar por la vida, historia de Salvación.
Para discernir
¿Nuestras obras hablan de
nuestra opción de fe?
¿Nuestros proyectos son los
de Cristo?
¿Los defendemos y
realizamos con todo el corazón?
Repitamos a lo largo de este día
En mi angustia invoqué al
Señor, y El me salvó
Para la lectura espiritual
…Soportar los ultrajes, ser
objeto de burla a causa de la fe, es una señal de los creyentes, a lo largo del
tiempo. Hace mal al cuerpo y al alma cuando no pasa un día sin que el nombre de
Dios sea expuesto a la duda o la blasfemia.
¿Dónde está tu Dios? Yo lo
confieso ante el mundo y ante todos sus enemigos cuando desde el abismo de mi
miseria creo en su bondad, cuando desde la culpa creo en su perdón, desde la
muerte en la vida, desde la derrota en su victoria, desde el abandono en su
presencia llena de gracia. Quien ha encontrado a Dios en la cruz de Jesucristo
sabe cómo Dios se esconde de modo sorprendente en este mundo, sabe cómo está
presente al máximo precisamente donde pensábamos que estaba sumamente lejano.
Quien ha encontrado a Dios en la cruz perdona también a todos sus enemigos,
porque Dios le ha perdonado.
Oh Dios, no me abandones
cuando tenga que padecer ultrajes; perdona a todos los ateos, porque me has
perdonado a mí, y lleva a todos a ti, por la cruz de tu hijo amado. ¡Abandona
cualquier preocupación y espera! Dios sabe el momento de ayudarte y llegará sin
duda, pues es Dios verdadero. El será la salvación de tu rostro, pues te conoce
y te ha amado aún antes de crearte. No dejará que caigas. Estás en sus manos.
Sólo podrás dar gracias por todo lo sucedido, porque habrás aprendido que Dios
omnipotente es tu Dios. Tu salvación se llama Jesucristo.
Trinidad de Dios, te doy
gracias por haberme elegido y amado. Te doy gracias por los caminos por los que
me guías. Te doy gracias porque tú eres mi Dios. Amén…
D. Bonhoeffer, Memoria y fidelidad, Magnano
1995, 40s.
Para rezar
Para estar en el camino del Señor
¿Quién será recibido en la casa de
Dios?
¿Quién vivirá con él?
El que trata de practicar la
justicia
y es auténtico en la búsqueda de la
verdad,
el que no habla mal de los otros,
no hace mal a sus hermanos
ni trata de sacar ventaja de nadie,
ni insulta al prójimo.
A sus ojos
el mal intencionado no merece la
admiración,
pero él respeta a los que aman a
Dios.
Si ha jurado
no retrocede aunque salga
perjudicado,
ni tampoco acepta la injusticia
para no perjudicar a los inocentes.
El que así proceda encuentra al
Señor.
LECTIO DIVINA
Intentaron detenerlo, pero Él se les escapó de las
manos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Juan 10, 31-42
Los judíos tomaron piedras para apedrearlo.
Entonces Jesús dijo: «Les
hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿por cuál de ellas me
quieren apedrear?»
Los judíos le
respondieron: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque
blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios.»
Jesús les respondió: «¿No
está escrito en la Ley: Yo dije: Ustedes son dioses?
Si la Ley llama dioses a
los que Dios dirigió su Palabra -y la Escritura no puede ser anulada- ¿Cómo
dicen: "Tú blasfemas", a quien el Padre santificó y envió al mundo,
porque dijo: "Yo soy Hijo de Dios"?
Si no hago las obras de mi
Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a
mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre.»
Ellos intentaron
nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos.
Jesús volvió a ir al otro
lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado, y se quedó allí. Muchos
fueron a verlo, y la gente decía: «Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo
que dijo de este hombre era verdad.» Y en ese lugar muchos creyeron en él.
Palabra del Señor.
1.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías
para la lectura:
El contexto del relato del
Evangelio de hoy se encuentra entre los versículos 22 y 24: “Se
celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y
Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón. Los judíos lo
rodearon y le preguntaron: “¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el
Mesías, dilo abiertamente”.
La fiesta de la
Dedicación, celebrada durante ocho días en diciembre, conmemora la restauración
y consagración del Templo de Jerusalén por Judas Macabeo en 164 a.C., después
de haber sido profanado por Antíoco Epífanes (1 Mac.4.52-59; 1.54). El pórtico
de Salomón era una galería al oriente del Templo, en el lado interior del muro
que lo rodeaba.
En rigor de verdad, la
pregunta de los judíos que inducía a un “sincericidio” de Jesús ya había sido
respondida en el marco de la discusión anterior cuando Jesús declara: “Yo
soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas” (vs.11). Por
ello responde de inmediato “Ya se los dije, pero ustedes no lo creen” (vs.25).
Luego, el Señor continúa la línea de argumentación del pastor de ovejas, las
cuales conocen sus obras, a diferencia de sus polemistas que las niegan, hasta
que decide efectuar una declaración indubitable de su condición trinitaria y
mesiánica: “El Padre y yo somos una sola cosa” (vs.30).
No es de extrañar entonces
que el texto del Evangelio de hoy comience diciendo: “Los judíos tomaron
piedras para apedrearlo”. La respuesta de Jesús es una pregunta, que busca que
ellos expresen directamente, el delito cometido: “Les hice ver muchas obras
buenas que vienen del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?”. En la
respuesta de los judíos ya no caben dudas de las causas de su dura sentencia: “No
queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que,
siendo hombre, te haces Dios”.
Los judíos pretendían ser
jueces sobre Jesús, mientras Él hizo dos cosas: los denunció como jueces
injustos, y los llamó a fijarse en la evidencia concreta, y así portarse como
jueces justos. De esta manera, Jesús se quedó con el estrado de juez sobre los
que pretendían enjuiciarlo.
Así dadas las cosas, lo
central en la argumentación de Jesús, fue que sus contenedores se confronten
con las obras que hacía. No debían juzgar sus palabras, sin hacer frente a la
evidencia de las obras, evidencia que demostraba, de hecho, la unidad entre el
Padre y el Hijo. Sin embargo, los judíos hicieron caso omiso a las milagrosas
obras públicas de Jesús.
La cita que Jesús hace del
Salmo 82: “Ustedes son dioses, todos son hijos del Altísimo” (82.6) debe
entenderse a la luz de todo el salmo. Éste, en los versículos 2 al 5, reprocha
a los que juzgan injustamente, y en lugar de defender a los débiles de la
comunidad, favorecen los intereses de los malvados y poderosos. Pero el
versículo siguiente, al que cita Jesús, hace una declaración importante que los
judíos debían conocer: “Pero morirán como cualquier hombre, caerán como
cualquiera de sus príncipes”.
Finalmente, el salmo
culmina de la manera que comenzó, exaltando al Señor como el juez de la tierra
y de los dioses: “El Señor se levanta en la asamblea divina y juzga en medio de
los dioses” (vs.1) y “Levántante, Señor, juzga a la tierra, porque tú eres el
dueño de todas las naciones”. (vs.8). De esta manera, en lugar de juzgar a
Jesús, asimilándose a los jueces corruptos del salmo 82, debían fijarse
en las obras de Jesús, y reconocerlo como el Señor y juez que no está sujeto a
las leyes de la muerte, como el resto de los mortales.
Sin embargo sucede
nuevamente la escena de la detención fallida y la salida indemne de Jesús,
hasta que llegue la hora fijada por el Padre: “Ellos intentaron nuevamente
detenerlo, pero Él se les escapó de las manos” (vs.39).
En los versículos 40-42,
se presenta el pueblo simple, con su fe correcta, frente a los “jueces de la
religión”, con su incapacidad de reconocer los signos de Dios en los tiempos.
El pueblo fue capaz de hacer lo que las autoridades no podían: reconoció que,
sin tener el comprobante de signos, el Bautista había dicho la verdad en cuanto
a Jesús. Y, sobre la base de ese testimonio, creyeron en Jesús. El contraste
con las autoridades no podía ser más grande: persistieron en su ceguera, a
pesar de haber tenido no sólo el testimonio del Bautista, sino también el de
las obras.
2.
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Preguntas
para la meditación:
Ø ¿De
qué manera la reflexión de los signos y obras de Jesús fortifican mi fe?
Ø ¿Qué
lección me aporta a mi vida cristiana la exégesis que Jesús hace del Salmo 82?
Ø ¿Qué
aprendo de la gente simple con su fe correcta?
3.
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, te alabo por tus
obras, que hablan por sí mismas de que eres uno con el Padre y que el Espíritu
Santo me recuerda a través de tu palabra.
¡Gloria sea al Padre, al
Hijo y al Espíritu Santo! Amén.
4. CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
|
Reflexiono en las obras y
los signos de Jesús narrados en el Evangelio de Juan, y reconozco en ellos la
autoridad de Jesús y la voluntad del Padre.
Medito en el contraste de
la actitud de fe del pueblo sencillo, frente a quienes cuestionan a Jesús,
poniéndose en calidad de jueces en lugar de mortales, sujetos al juicio de
Dios.
5.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
Ø ¿De
qué manera mi fe se ve renovada hoy al leer las obras de Jesús?
Ø Jesús
pone énfasis en la correcta interpretación de sus obras como signos divinos
¿Cuáles son los que signos de mi vida que me identifican como discípulo de
Jesús?
Ø ¿Cómo
y a quiénes voy a compartir la Buena Nueva de la persona de Jesús?
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