Beato Hilario Januszewski, mártir (a.
1945)
“María, tomando una libra de perfume de
nardo puro, de mucho precio,
ungió con él los pies de Jesús y los secó
con sus cabellos.”
PRIMERA LECTURA
Lectura
del libro del profeta Isaías 42, 1-7
Así
habla el Señor:
Este
es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma.
Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones. El
no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles. No romperá
la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho
con fidelidad; no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en
la tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley.
Así
habla Dios, el Señor, el que creó el cielo y lo desplegó, el que extendió la
tierra y lo que ella produce, el que da el aliento al pueblo que la habita y el
espíritu a los que caminan por ella.
Yo,
el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te destiné
a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones, para abrir los ojos de los
ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que
habitan en las tinieblas.
Palabra
de Dios.
SALMO Sal 26, 1. 2. 3. 13-14 (R.: 1a)
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
El
Señor es mi luz y mi salvación,
¿a
quién temeré?
El
Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante
quién temblaré? R.
Cuando
se alzaron contra mí los malvados
para
devorar mi carne,
fueron
ellos, mis adversarios y enemigos,
los
que tropezaron y cayeron. R.
Aunque
acampe contra mí un ejército,
mi
corazón no temerá;
aunque
estalle una guerra contra mí,
no
perderé la confianza. R.
Yo
creo que contemplaré la bondad del Señor
en
la tierra de los vivientes.
Espera
en el Señor y sé fuerte;
ten
valor y espera en el Señor. R.
EVANGELIO
+
Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 1-11
Seis
días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que
había resucitado. Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de
los comensales.
María,
tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los
pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia
del perfume.
Judas
Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: « ¿Por qué no
se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?»
Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y,
como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella.
Jesús
le respondió: «Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi
sepultura. A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán
siempre.»
Entre
tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí, y
fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había
resucitado. Entonces los sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro,
porque muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús, a causa de él.
Palabra
del Señor.
Para reflexionar
Ya
estamos en Semana Santa. Estamos en los días santos de la Pasión, Muerte y
Resurrección de Jesús. Vamos a experimentar en estos días la plenitud del amor
de Dios.
El
Evangelio de hoy nos introduce en la intimidad de la casa de Betania, lugar
donde viven Marta, María y Lázaro, tres amigos entrañables de Jesús. El gesto
de María, que podría ser leído como signo de despilfarro y de derroche, Jesús
lo lee como una premonición de lo que ha de suceder después de su muerte: ser embalsamado
en la tumba.
Celebrar
la muerte de Jesús es celebrar la generosidad de un Dios que derrocha amor por
la humanidad. Semana Santa es celebrar el exceso del amor de Dios. El amor de
Dios a los hombres y mujeres de todo tiempo, raza y nación no tiene medida.
Sin el
amor de Dios ¿qué sería de nuestra vida? Hay tanto amor en Jesús, que se
prepara para dar la vida por cada uno de nosotros. Estamos ante una lección que
todos debemos aprender y transmitir.
Que la
experiencia de estos días nos haga transparentar en nuestra vida el amor
generoso e ilimitado del buen Padre Dios.
***
Entramos en la Semana Santa, seis días antes de la Pascua, en la cena en Betania.
Comienza la cuenta regresiva para la muerte de Jesús. Estar en el lugar “donde estaba
Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos“, conecta lo que acababa de suceder –la experiencia de fe en la resurrección- con la Pasión de Jesús que está por comenzar.
Vamos a hacer en primer lugar un camino desde el amor y la adoración, dejándonos llevar por la imagen de María.
Ella tomando la iniciativa, le rinde el homenaje de su cariño: lo unge con perfume de nardo puro,
importado, y en abundante cantidad. Su costo de “trescientos denarios“, es el equivalente de trescientos
jornales para quien trabaja en el campo. ¡Era mucho dinero! El amor agradecido de María, es un amor que se desborda completamente.
Pero también descubramos que en este camino, no todo es amor. En el mismo lugar, está Judas
Iscariote, que reacciona negativamente frente al gesto de María de
Betania. El reproche que hace, refleja su incapacidad de ver más allá. Además, las motivaciones de
Judas son ocultas e interesadas, está pensando en sus propios intereses.
Jesús le va a dar la correcta interpretación al gesto de María: “Para el día de mi sepultura”. Este es el gesto de fe, de una persona que ha centrado todo en
la persona de Jesús, y ha entrado en el misterio de su Cruz.
Reafirmará Jesús con la frase “porque pobres siempre tendrán con
ustedes”, que no es
una negativa para el servicio a los pobres, sino precisamente lo contrario, el efecto de la muerte de Jesús en el corazón redimido por Él, se expresará luego en el amor a los hermanos. La Cruz de Jesús purifica y encamina todo amor. Judas va en contravía de esta propuesta.
una negativa para el servicio a los pobres, sino precisamente lo contrario, el efecto de la muerte de Jesús en el corazón redimido por Él, se expresará luego en el amor a los hermanos. La Cruz de Jesús purifica y encamina todo amor. Judas va en contravía de esta propuesta.
Finalmente, entran en escena los sumos sacerdotes, quienes también
reaccionan negativamente frente a Jesús, porque muchos judíos se les iban y
creían en Jesús.
Judas, es incapaz de abrirse al amor. Los sumos
sacerdotes son incapaces de creer, aún frente a la evidencia. Es así
como en torno a Jesús, surge el conflicto entre los que aman y buscan la vida, y los que solamente piensan en tramar
acusaciones, trampas y muerte.
Frente a la fuerza de la amistad, se revelan también los secretos motivos ocultos de la mezquindad, la
superficialidad y la maldad que también habitan en el corazón del hombre.
Este es el pecado: no querer dejarse interpelar, ni llamar,
ni transformar por el lenguaje del amor de Jesús.
Para discernir
¿Calculo mi entrega al Señor?
¿En qué le mezquino mi entrega?
¿Dónde no lo dejo llegar?
¿Con cuál de los dos discípulos me identifico más? ¿Por qué?
Repitamos a lo largo de este día
“El Señor es mi luz y mi salvación!”
Para la lectura espiritual
…El ungüento que María extiende es el símbolo de la comunión nupcial con
Jesús manifestado por la comunidad cristiana. Celebramos la llamada de nuestras
comunidades cristianas, representadas por María de Betania, a la comunión total
con Jesús, dador de vida. Es Él quien transforma lo que debería haber sido un
banquete fúnebre en memoria de Lázaro en un banquete gozoso. Es Él quien cambia
el hedor insoportable de un muerto “de cuatro días” en el perfume que inunda la
casa de alegría. Es Él quien contesta a todos los Judas de la tierra, que
consideran un despilfarro el ungüento precioso de la intimidad con Dios y
oponen los pobres al Señor. Es Él quien
rechaza la “práctica” de los que prefieren la eficiencia del dinero a cualquier éxtasis de amor y reducen maliciosamente a un valor monetario lo que no tiene precio. Es a Él, en resumidas cuentas, a quien debemos buscar en la oración del abandono, en la experiencia contemplativa y en nuestro modo de vivir.
rechaza la “práctica” de los que prefieren la eficiencia del dinero a cualquier éxtasis de amor y reducen maliciosamente a un valor monetario lo que no tiene precio. Es a Él, en resumidas cuentas, a quien debemos buscar en la oración del abandono, en la experiencia contemplativa y en nuestro modo de vivir.
Que el Señor nos libre del error de Judas, que, insensible al perfume de
nardo, sólo escucha el tintinear de las monedas, y en vez de percibir el
resplandor del aceite, se deja seducir por el brillo del dinero. ¿Cuál es este
perfume de ungüento con el que debemos llenar la casa, y cuál es este buen olor
de Cristo que debemos difundir por el mundo? El perfume que debe llenar la casa
es la comunión. Naturalmente, como el que compró María de Betania, el ungüento
de la comunión tiene un precio muy elevado. Y debemos pagarlo sin rebajas, con
mucha oración, ya que no se trata de un producto comercial de venta en nuestras
perfumerías, ni es fruto de nuestros esfuerzos titánicos. Es un don de Dios que
debemos implorar sin cansarnos. Pero lo obtendremos, estoy seguro, y su perfume
llenará toda nuestra Iglesia…
A.
Bello, Lenguaje de comunión, Terlizzi 1991, 69-75, passim.
Para rezar
Salmo de los dos caminos.
Aquí estoy, Señor Jesús;
mis pasos buscan tus huellas.
La vida y la muerte están ante mí;
el bien y el mal se cruzan en mi corazón
que sin descanso busca, pide y llama.
Quiero dar frutos de paz y bien,
y dejar que las semillas
que has sembrado en mí se abran.
No dejes jamás, Señor,
que se marchiten mis hojas verdes,
ni que el viento las arranque,
una a una, de sus ramas.
Quiero seguir el camino del hombre nuevo,
del hombre que dice sí a la vida
y con tesón la guarda.
Señor Jesús,
contigo se hace el camino suave y ligero,
al llevar entre tú y yo
esta pesada carga.
Quiero ser buen discípulo tuyo,
y aprender de ti, Maestro,
a ser libre como el viento,
en Espíritu, que guía y salva.
LECTIO
DIVINA
Déjala. Ella tenía reservado este perfume
para el día de mi sepultura
para el día de mi sepultura
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Juan 12, 1-11
Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado. Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los comensales.
María, tomando una libra
de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los
secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de
sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: «¿Por qué no se vendió este
perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?»
Dijo esto, no porque se
interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de
la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella.
Jesús le respondió: «Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura. A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre.»
Jesús le respondió: «Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura. A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre.»
Entre tanto, una gran
multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí, y fueron, no sólo por
Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado. Entonces los
sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos se
apartaban de ellos y creían en Jesús, a causa de él.
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL
TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías
para la lectura:
El extraordinario milagro
de la resurrección de Lázaro había causado un esperable revuelo tanto entre los
seguidores como en los detractores de Jesús. La conspiración ya estaba en su
fase final y sangrienta (vs.45-53). El último signo del Evangelio juanino es la
bisagra que dará entrada al segundo tomo de su obra, la Pasión de Jesús.
Sabedor Jesús de esta
circunstancia, y teniendo plena comprensión de los tiempos precisos del “reloj
del Padre” para su sacrificio, se fue con sus discípulos a Efraím (vs.54). Pero
la Pascua estaba cerca, y la expectativa crecía (vs.55-56). Jesús entonces
decide volver a Betania seis días antes del Pesaj (12.1).
Resulta muy impactante que
Jesús, antes de emprender su camino final a Jerusalén, prefiere ir a cenar a la
casa de sus entrañables amigos: María, Marta y Lázaro. Allí, seguramente se
sentía cómodo bajo el calor de un hogar amigable. Juan nos describe la escena
en donde, más allá de dejar expresa constancia que el ex – muerto Lázaro era un
comensal, vuelve a resaltar las diferencias de carácter de Marta y María. Marta
proactiva y servicial, y María meditativa y expectante. De allí que
precisamente por la actitud de María, la amigable cena familiar toma un
giro inesperado. “María, tomando una libra de perfume de nardo puro,
de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos.”
(vs.3)
Este suceso provoca
reacciones dispares y adentra el texto a su núcleo narrativo. Por un lado, uno
de los apóstoles, Judas Iscariote, hace un reproche sobre la mala
administración que María hace de sus recursos, en detrimento de la ayuda a los
necesitados. Este reclamo “piadoso” de Judas, no sólo confunde los conceptos de
“precio” y “valor” que Jesús luego se encarga de acomodar, sino que lo hace en
forma perversa, al verse imposibilitado de seguir con su conducta delictiva, de
los escasos bienes del grupo que él mismo cuidaba (vs.6).
Jesús, como se adelantó en
el párrafo anterior, pone las cosas en su lugar y lo hace respondiendo en dos
direcciones. En primer lugar, hace una apología del acto de María con un
argumento sorprendente: “Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el
día de mi sepultura” y en segundo lugar, pone la piedad en una dimensión
temporal continua, en clara contraposición con su inminente partida: “A los
pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre”.
Una consideración especial
merece la afirmación de Jesús de que el perfume tenía, originalmente, el
destino de ser usado en su sepultura. La acción de María no resulta una
apresuramiento inoportuno, sino por el contrario, realiza algo que le hubiera
sido imposible hacer luego, ya que de acuerdo al relato de Marcos (15.46),
cuando las mujeres desean llevarlo adelante, Jesús ya había resucitado (Mc.16.1
ss).
La escena bíblica en el
versículo 9 se desplaza del interior de la casa en Betania al exterior. Una
gran multitud se agolpó alrededor de la vivienda, no solamente para ver a
Jesús, cosa que ya era una constante, sino para ver en cuerpo presente al que
había estado muerto, Lázaro.
El relato juanino, culmina
con una frase que desenmascara no solamente la insensibilidad espiritual de los
sumos sacerdotes, sino la pérdida total del sentido común, provocado por la
incontrolable situación que disparó la resurrección de Lázaro en sus propias
narices. ¡Decidieron ahora también matar al ex – muerto! (vs.10-11).
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME
DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Preguntas
para la meditación:
Ø ¿Con
qué actitud me identifico más, con la de Marta o la de María?
Ø ¿Qué
significa para mí y mi familia, que Jesús se haya sentido tan cómodo en la casa
amiga de Betania, en un momento tan especial de su vida?
Ø ¿Hubiera
cuestionado ese uso de un perfume cuyo valor es el equivalente al salario de un
año?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO
A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, ayúdame a tener la
sensibilidad de María de Betania para ofrendar el perfume de mi servicio al
Señor, y que éste inunde mi casa.
Que mi familia sea un
lugar donde a Jesús le gustaría pasar un tiempo de amistad y sentarse a nuestra
mesa. Amén.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO
INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
|
Miro la escena, y me
imagino dentro de la casa de Betania. Trato de reflexionar sobre cuál hubiera
sido mi reacción ante lo sucedido.
Reflexiono en las palabras
del Señor, tratando de entender la importancia permanente de servicio a los
necesitados, a la vez de mi necesaria vocación de adoración a Él.
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR
EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
Ø ¿Cómo
prepararé el clima espiritual de mi familia en estos días especiales de Pascua?
Ø ¿Cuál
será mi gesto y acción que se asimilen a un perfume que ofrezco al Señor e
inunde mi casa?
Ø ¿Cómo
prepararé mi corazón para que ante mis acciones en esta semana, el Señor pueda
afirmar que me dejen continuarlas?
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