27 de marzo de 2013 – MIERCOLES SANTO
Ruperto, obispo y misionero (a. 710)
“El respondió: «Vayan a la ciudad, a la casa de tal
persona, y díganle:
“El Maestro dice: Se acerca mi hora,
voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis
discípulos”.”
PRIMERA
LECTURA
Lectura del libro del profeta
Isaías 50, 4-9a
El mismo Señor me ha dado una lengua
de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de
aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un
discípulo. El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás.
Ofrecí mi espalda a los que
golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro
cuando me ultrajaban y escupían.
Pero el Señor viene en mi
ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el
pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado.
Está cerca el que me hace
justicia: ¿quién me va a procesar? ¡Comparezcamos todos juntos! ¿Quién será mi
adversario en el juicio? ¡Que se acerque hasta mí!
Sí, el Señor viene en mi
ayuda: ¿quién me va a condenar?
Palabra de Dios.
SALMO Sal 68,
8-10. 21-22. 31 y 33-34 (R.: 14c y b)
R. En el momento favorable,
respóndeme, Dios mío, por tu gran amor.
Por ti he soportado afrentas
y la vergüenza cubrió mi
rostro;
me convertí en un extraño para
mis hermanos,
fui un extranjero para los
hijos de mi madre:
porque el celo de tu Casa me
devora,
y caen sobre mí los ultrajes
de los que te agravian. R.
La vergüenza me destroza el
corazón,
y no tengo remedio.
Espero compasión y no la encuentro,
en vano busco un consuelo:
pusieron veneno en mi comida,
y cuando tuve sed me dieron
vinagre. R.
Así alabaré con cantos el
nombre de Dios,
y proclamaré su grandeza dando
gracias;
que lo vean los humildes y se
alegren,
que vivan los que buscan al
Señor:
porque el Señor escucha a los
pobres
y no desprecia a sus cautivos.
R.
EVANGELIO
+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo 26,
14-25
Uno de los Doce, llamado Judas
Iscariote, fue a ver a los sumos
sacerdotes y les dijo: « ¿Cuánto me darán si se lo
entrego?» Y resolvieron darle treinta monedas de plata. Desde ese momento,
Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo.
El primer día de los Acimos,
los discípulos fueron a preguntar a Jesús: « ¿Dónde quieres que te preparemos
la comida pascual?»
El respondió: «Vayan a la
ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: “El Maestro dice: Se acerca mi
hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”.»
Ellos hicieron como Jesús les
había ordenado y prepararon la Pascua.
Al atardecer, estaba a la mesa
con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: «Les aseguro que uno de
ustedes me entregará.»
Profundamente apenados, ellos
empezaron a preguntarle uno por uno: « ¿Seré yo, Señor?»
El respondió: «El que acaba de
servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se
va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre
será entregado: más le valdría no haber nacido!»
Judas, el que lo iba a
entregar, le preguntó: « ¿Seré yo, Maestro?»
«Tú lo has dicho», le
respondió Jesús.
Palabra del Señor.
Para reflexionar
Durante estos días santos celebramos ante todo el amor
eficaz de un Jesús que fue obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Parte
de la obediencia que Jesús tuvo que aprender fue la de aceptar la fragilidad
humana, la de asumir el conflicto y la contradicción propia de todo hombre y de
toda mujer.
Pero la fragilidad que Jesús tendría que asumir no
sólo era la propia, sino la fragilidad del grupo de sus discípulos, de los
seguidores de su propuesta: Judas como traidor, Pedro como cobarde, los
apóstoles todos que se duermen y no logran vigilar.
Jesús, a pesar de todo esto, asume la cruz con
criterio de amor y de entrega generosa. Lo importante es que durante esta
semana, cada creyente aprenda a vivir como Jesús vivió y gastar la vida como él
la gastó. Sólo así se le encontrará el sentido pleno a la vida.
Que en esta Semana Santa logremos transparentar en
nuestra propia vida el itinerario de entrega generosa de Jesús de Nazaret.
***
Hoy, miércoles santo, leemos el tercer canto del Siervo. Sigue la descripción de la misión del Siervo, pero con
una carga cada vez más fuerte de oposición y contradicciones. La misión que le
encomienda Dios es: saber decir una palabra de
aliento al abatido. Pero antes de hablar, antes de usar esa lengua de
iniciado, Dios le despierta el oído para que escuche.
También aquí triunfa
la confianza en la ayuda de Dios, y con un diálogo muy vivo muestra sudecisión de seguir adelante.
***
La comunidad cristiana vio a Jesús descrito en esos cantos del Siervo.
Su entrega hasta la muerte no es inútil: así cumple
la misión que Dios le ha encomendado, al solidarizarse
con toda la humanidad y su pecado.
En el evangelio, leemos la
traición de Judas según Mateo. Precisamente cuando Jesús quiere celebrar
la Pascua de despedida con los suyos, como signo entrañable de amistad y
comunión, uno de ellos ya ha concertado la traición por treinta monedas, que es
el precio de un esclavo.
Sin dejar de pensar en lo que se acerca, Jesús ha
previsto esta comida de Pascua con sus discípulos, porque su tiempo está próximo. No es una comida improvisada al azar: será una “comida pascual” evocando toda la
tradición judía. El pan sin levadura, evocaba la salida rápida de Egipto, en la
que no hubo tiempo de dejar fermentar la masa: comida
festiva cantando una liberación.
En medio de este gesto religioso de profunda amistad, Jesús toma la iniciativa, y anuncia lapresencia de las sombras de la traición. Esto provoca
en cada uno de los discípulos tristeza e inseguridad. La entrega y donación absolutamente gratuita de Dios y de su
Hijo, se transforman en entrega
traicionera, venta que desvaloriza el don, por un precio absurdo.
Aquí es la codicia, lo que se
presenta como el motor capaz de querer frustrar la amistad, y el querer del
Dios de la vida. Lo traicionará aquel que coma de su mismo plato.
Jesús hace un gesto “de comunión”: para un hebreo, tender a alguien el plato, es hacer un gesto simbólico de amistad. De parte de Jesús,
no hay ninguna condena, sino que permanece su ofrecimiento de amistad. Jesús coloca a Judas ante su responsabilidad. Es
Judas solo, el que se condena, al rehusar la tentativa de su amigo. Jesús
estaba habituado a “comer con los pecadores”, y esta tarde, no ha rechazado a
un pecador… es Judas quien lo ha rechazado.
Él, como el resto de los apóstoles, esperaba de Jesús la instauración del Reino de
Dios, en este mundo; y soñaba, al igual que los hijos del Zebedeo, ocupar un
puesto de prestigio. Creía que se
trataba de un reino como los de este mundo y lo seguirá buscando a su manera.
El demonio tienta a querer cosas buenas, pero por el camino inadecuado. Pecado es procurar conseguir cosas buenas por camino
equivocado.
No era más interesado o pecador que el resto de los
Doce, todos acabaron abandonando a Jesús o negándole. Ninguno de ellos había experimentado todavía la
conversión.
Toda traición siempre dice relación a un amor, a un vínculo, a un proyecto. En la medida que no respondemos al amor,
actuamos en dirección opuesta. En la medida
que no cuidamos un vínculo, nos desvinculamos. En la medida que no estamos de acuerdo con el
proyecto en el que estábamos comprometidos, la traición se presenta en el
horizonte. El seguimiento de Jesús es
por un amor que crea un vínculo y que nos hace
comulgar en un proyecto.
Un discípulo sin la
fuerza y la pasión del amor, sin la fidelidad del vínculo y sin la claridad que
exige asumir el proyecto de Jesús, será una mina de traiciones, desilusiones y
amarguras. Aunque justifiquemos la traición, frente a ella nuestra alma quedará siempre herida.
El proyecto de Jesús está sometido a la libertad de nuestras opciones.
Dios no puede ni quiere tocar nuestra libertad y acepta la posibilidad de
nuestro rechazo.
La libertad siempre se ilumina y cobra verdad desde el
amor. Junto a la libertad de entregar, de traicionar aparece la libertad de entregarse, de darse, que sólo se
da en la perspectiva del amor.
Junto a la libertad humana, también se nos muestra la
libertad de Dios: su omnipotencia, que esamor
que se entrega desde su propio Hijo para que no seamos determinados
para siempre por el pecado. Valorar este amor gratuito, conocerlo en
profundidad y confiarnos en él
hacen crecer en nuestra vida, un amor que supere la tentación de la traición y
que sea capaz de levantarse arrepentido y confiado aún cuando se haya
defraudado el amor de Aquel que nos amó hasta el
fin.
Cada Eucaristía, es también una comida en la que Jesús nos ofrece la comunión con El. Cada misaes un gesto de Jesús hacia los pecadores
que somos nosotros, siempre que no nos excluyamos nosotros al rechazar su amor.
Para discernir
¿Cómo se sigue repitiendo hoy la traición de Judas?
¿Cómo me preparo para comenzar mañana la celebración
de la Pascua?
¿Qué me falta hacer?
¿Qué me invita a revisar este texto en mi relación con
Jesús?
Repitamos a lo largo de este día
..Sí, el Señor viene en mi ayuda: ¿quién me va a
condenar?…
Para la lectura espiritual
…Judas aparece como el protagonista de la liturgia de
los tres primeros días de la Semana Santa: el Evangelio siempre habla de él. Y
Judas está presente también en el cenáculo.
La presencia de Judas en medio de los doce, en torno a
la mesa de Jesús, es, indudablemente, el hecho más inquietante entre los
hechos, todos inquietantes, que se condensan en vísperas de la pasión del
Señor. Es la presencia del enemigo entre los amigos, del que golpea en el
momento y lugar en que se precisa la confianza, porque nadie puede ya
defenderse con ninguno.
Jesús no ignora esta presencia, no la pasa por alto;
pero, a la vez, no descubre a Judas, no le acusa, no discute con él, no trata
de defenderse. No calla a propósito de dicha presencia, para hacerse también
presente a él hasta el final. Los doce, sin embargo, tratan de descubrir quién
es el que de ellos miente: y en esta tentativa sucumben y caen en la antigua
ley de la sospecha recíproca generalizada, de la acusación, de la división. De
aquí nace siempre la crisis de la relación fraterna y de comunión: del temor de
ser traicionados, del temor de que otro se aproveche, de la pretensión
imposible de poner a prueba y verificar las intenciones del otro. No existe
otra manera de vencer al traidor que entregarse en sus manos y poner en manos
de Dios la propia causa. Pensemos en cuántas desavenencias, cuántas ofensas,
cuántas prepotencias, se esconden en nuestra vida por la sospecha. Para
sentarse en torno a la mesa de Jesús es preciso fiarse uno de otro sin pensar
en el precio que puede costar esta confianza…
G. Angelini, Los amó hasta el fin, Milán 1981, 40s.
Para rezar
Desde lo profundo de la incomprensión,
clamamos a ti, oh Dios.
Con la mirada puesta en las secuelas del odio y la intolerancia,
buscamos tu rostro, Señor.
Desde el dolor por las vidas inocentes que cada día son aniquiladas
por la violencia y la injusticia en sus diversas formas,
venimos a ti, nuestro Señor.
Y esperamos que tu misericordia sea con tus hijos y con tus hijas,
especialmente allí donde los mercaderes de la muerte
han sembrado hoy su cotidiana semilla de horror.
Clamamos por las víctimas de los terrorismos,
los más evidentes y los más sutiles,
que desconocen el valor de la vida que Tú nos regalaste.
Rogamos por aquellas personas cuyo horizonte se ha ensombrecido
como consecuencia de estos actos violentos,
que te desconocen como creador y sustentador de la vida.
Oramos para que la paz y la justicia se abracen y se besen de una vez,
poniendo fin a tanta barbarie y a tanto dolor sin sentido.
Desde lo profundo de nuestra incomprensión
sólo podemos esperar en ti, oh Dios,
confiando y creyendo que, finalmente,
la vida podrá más que la muerte,
el amor más que el odio,
la paz más que la violencia,
la comprensión más que la intolerancia…
Conmovidos por el absurdo,
seguimos esperando que amanezca
el tiempo de la justicia,
el tiempo de la compasión,
el tiempo del encuentro,
el tiempo de la armonía,
el tiempo de la fraternidad,
tu tiempo,
el tiempo del Reino.
Desde lo profundo del alma,
desde un corazón desgarrado,
sólo podemos pedirte, oh Dios,
“Sea tu paz,
bendita y hermanada a la justicia,
que abrace al mundo entero: ten compasión.
Que tu poder,
sustente el testimonio de tu pueblo,
tu Reino venga hoy: Kyrie eleison.”
clamamos a ti, oh Dios.
Con la mirada puesta en las secuelas del odio y la intolerancia,
buscamos tu rostro, Señor.
Desde el dolor por las vidas inocentes que cada día son aniquiladas
por la violencia y la injusticia en sus diversas formas,
venimos a ti, nuestro Señor.
Y esperamos que tu misericordia sea con tus hijos y con tus hijas,
especialmente allí donde los mercaderes de la muerte
han sembrado hoy su cotidiana semilla de horror.
Clamamos por las víctimas de los terrorismos,
los más evidentes y los más sutiles,
que desconocen el valor de la vida que Tú nos regalaste.
Rogamos por aquellas personas cuyo horizonte se ha ensombrecido
como consecuencia de estos actos violentos,
que te desconocen como creador y sustentador de la vida.
Oramos para que la paz y la justicia se abracen y se besen de una vez,
poniendo fin a tanta barbarie y a tanto dolor sin sentido.
Desde lo profundo de nuestra incomprensión
sólo podemos esperar en ti, oh Dios,
confiando y creyendo que, finalmente,
la vida podrá más que la muerte,
el amor más que el odio,
la paz más que la violencia,
la comprensión más que la intolerancia…
Conmovidos por el absurdo,
seguimos esperando que amanezca
el tiempo de la justicia,
el tiempo de la compasión,
el tiempo del encuentro,
el tiempo de la armonía,
el tiempo de la fraternidad,
tu tiempo,
el tiempo del Reino.
Desde lo profundo del alma,
desde un corazón desgarrado,
sólo podemos pedirte, oh Dios,
“Sea tu paz,
bendita y hermanada a la justicia,
que abrace al mundo entero: ten compasión.
Que tu poder,
sustente el testimonio de tu pueblo,
tu Reino venga hoy: Kyrie eleison.”
Gerardo Obermann
LECTIO DIVINA
El Hijo del hombre se va, como está escrito
de Él,
pero, ¡ay de aquel por quien será entregado!
pero, ¡ay de aquel por quien será entregado!
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Mateo 26, 14-25
Uno de los
Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo:
«¿Cuánto me darán si se lo entrego?» Y resolvieron darle treinta monedas de
plata. Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para
entregarlo.
El primer día
de los Ácimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: «¿Dónde quieres que
te preparemos la comida pascual?»
El respondió:
«Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: "El Maestro dice:
Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis
discípulos".»
Ellos hicieron
como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.
Al atardecer,
estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: «Les aseguro
que uno de ustedes me entregará.»
Profundamente
apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: «¿Seré yo, Señor?»
El respondió:
«El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar. El
Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el
Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!»
Judas, el que
lo iba a entregar, le preguntó: «¿Seré yo, Maestro?»
«Tú lo has
dicho», le respondió Jesús.
Palabra del
Señor.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Guías para la
lectura:
El relato del
Evangelio de hoy complementa y enriquece el del día de ayer.
En la primera
parte, se narran los preparativos de la traición de Judas (vs.14-16). Con esto
queda suficientemente aclarado, que la misma, no fue una acción intempestiva,
sino que fue premeditada (v14), negociada (v15a) y planeada (v.16). Judas
ofrece sus servicios a los sumos sacerdotes esperando una recompensa, acorde a
la “venta de información clasificada” que poseía: “¿Cuánto me darán si lo
entrego?”. El precio que están dispuestos a pagar los sumos sacerdotes es
el tradicional, o legal de un esclavo (Ex.21.32). ¡Infinita distancia se
plantea entre precio y valor! ¡El Salvador del mundo al precio de un esclavo
corneado por un buey! Ahora, acordados los términos, Judas ya está listo para
la fase ejecutiva de su traición.
Finalmente
llegó la mañana del catorce de Nisán (el primer día de los Ácimos). La Pascua
judía, que duraba siete días comenzaba con una comida familiar, en donde se
comía el cordero sacrificado para tal ocasión (Lv.22.7), y los panes sin
levadura (Ex.12.15-20). Era necesario entonces realizar los preparativos.
Jesús da instrucciones sobre el lugar y los participantes: “la casa de tal
persona” y “con mis discípulos”. Pero realiza también una
declaración mesiánica “Se acerca mi hora”. Todo estaba claro en su mente
y corazón, la traición de Judas, la negación de Pedro y la sombra de la cruz,
que va asomando en su horizonte temporal.
El último
párrafo del texto de hoy narra el anuncio de la traición de Judas. Con toda
naturalidad, Jesús declara que “uno de ustedes me entregará” (v.21).
La pregunta de los discípulos “¿Seré yo, Señor?” que si bien en su forma
original espera una pregunta negativa, está hecha con cierto miedo de sí
mismos, y como nos aclara Mateo, con una pena profunda.
En el centro
de la mesa pascual había un plato común, lleno de salsa dulce, en el que se
remojaba el pan y las hierbas amargas (Ex.12.8). Todos se estaban sirviendo de
la misma, cuando Jesús avanza en su sorprendente revelación: “El que acaba
de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar”. De manera que
el suspenso sobre la identidad del traidor está en su máxima tensión. Pero
Jesús, continúa confrontando al traidor con las consecuencias de la acción que
está a punto de realizar, “¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será
entregado: más le valdría no haber nacido!”. ¿Fue ésta, la última y amorosa
oportunidad que Jesús le ofreció a Judas para que se arrepienta y desista de su
traición? Lo cierto es que, éste vuelve a realizar la pregunta anterior aunque
cambiando la palabra “Señor” por la de “Maestro”: “¿Seré yo, Maestro?”.
Con esa pregunta retóricamente negativa, está desechando de plano una vuelta
atrás en su decisión. La respuesta de Jesús “Tú lo has dicho”, es
simplemente una forma expresiva que pone en su interlocutor, el peso de la
afirmación que se desea efectuar.
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
Preguntas para
la meditación:
¿Qué
implicancias tiene para mi vida que Jesús conoce nuestras motivaciones y
acciones?
¿Cómo
reconforta mi alma, la permanente actitud mansa y amorosa de Jesús hacia los
suyos, aun sabiendo los sucesos que estaba por afrontar?
¿Yo también
haría la pregunta “¿Seré yo, Señor?”?
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR
DEL TEXTO BÍBLICO?
Señor, en esta
Semana Santa, que tu infinito amor y perdón inunden mi corazón e iluminen mi
alma, de cualquier oscuridad que me impida gozar plenamente, de mi vida
cristiana. Amén
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL
TEXTO BÍBLICO?
Observo la
escena de los preparativos y de la cena, y trato de imaginar “teatralizando en
mi mente” lo que narra el texto bíblico.
Comparto el
profundo dolor de los discípulos, y recibo el inmenso amor y búsqueda
permanente de perdón del Señor.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO
BÍBLICO?
Preguntas para
la acción:
¿De qué manera
viviré esta Semana Santa comprendiendo el pleno conocimiento que Jesús tenía de
su futuro inmediato, contenido en sus palabras “El Hijo del hombre se va, como
está escrito de Él” (v24a)?
¿Cómo buscaré
vivir el perdón de Dios, sabiendo que yo también podría ser capaz de
preguntarle al Señor “¿Seré yo, Señor?”?
¿Qué significado tienen estas declaraciones en el contexto de la
celebración de la Pascua
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