“No se asusten. ¿Buscan a Jesús el Nazareno, el
crucificado? No está aquí. ¡Ha resucitado!”
PRIMERA LECTURA
Lectura de los Hechos de los apóstoles 10,
34a. 37-43
Pedro, tomando la palabra, dijo: «Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda
Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba Juan: cómo
Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. El
pasó haciendo el bien y curando a todos los que habían caído en poder del
demonio, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en el país de los judíos y en
Jerusalén. Y ellos lo mataron, suspendiéndolo de un patíbulo. Pero Dios lo
resucitó al tercer día y le concedió que se manifestara, no a todo el pueblo,
sino a testigos elegidos de antemano por Dios: a nosotros, que comimos y
bebimos con él, después de su resurrección.
Y nos envió a predicar al pueblo, y a atestiguar que él fue constituido por
Dios Juez de vivos y muertos. Todos los profetas dan testimonio de él,
declarando que los que creen en él reciben el perdón de los pecados, en virtud
de su Nombre.»
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 117, 1-2. 16ab-17. 22-23 (R.: 24)
R.
Este es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él.
¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
Que lo diga el pueblo de Israel:
¡es eterno su amor! R.
La mano del Señor es sublime,
la mano del Señor hace proezas.
No, no moriré:
viviré para publicar lo que hizo el Señor. R.
La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular.
Esto ha sido hecho por el Señor
y es admirable a nuestros ojos. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
cristianos de
Colosas 3,
1-4
Hermanos:
Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde
Cristo está sentado a la derecha de Dios. Tengan el pensamiento puesto en las
cosas celestiales y no en las de la tierra. Porque ustedes están muertos, y su
vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo,
que es nuestra vida, entonces ustedes también aparecerán con él, llenos de
gloria.
Palabra de Dios.
O
bien:
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a
los cristianos de
Corinto 5,
6b-8
Hermanos:
¿No saben que «un poco de levadura hace fermentar toda la masa»? Despójense de
la vieja levadura, para ser una nueva masa, ya que ustedes mismos son como el
pan sin levadura. Porque Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Celebremos, entonces, nuestra Pascua, no con la vieja levadura de la malicia y
la perversidad, sino con los panes sin levadura de la pureza y la verdad.
Palabra de Dios.
SECUENCIA
(Debe decirse hoy; en los días de la octava, es
optativa)
Cristianos,
ofrezcamos al Cordero pascual
nuestro sacrificio de alabanza.
El Cordero ha redimido a las ovejas:
Cristo, el inocente,
reconcilió a los pecadores con el Padre.
La muerte y la vida se enfrentaron
en un duelo admirable:
el Rey de la vida estuvo muerto,
y ahora vive.
Dinos, María Magdalena,
¿qué viste en el camino?
He visto el sepulcro del Cristo viviente
y la gloria del Señor resucitado.
He visto a los ángeles,
testigos del milagro,
he visto el sudario y las vestiduras.
Ha resucitado a Cristo, mi esperanza,
y precederá a los discípulos en Galilea.
Sabemos que Cristo resucitó realmente;
tú, Rey victorioso,
ten piedad de nosotros.
EVANGELIO
+ Lectura del santo Evangelio según san
Juan 20, 1-9
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María
Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al
encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos
juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes.
Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después
llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el
suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con
las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo,
que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó. Todavía no habían
comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor.
(En lugar de
este Evangelio se puede leer el de la Misa de la Vigilia)
+ Lectura del santo Evangelio según san
Marcos 16,1-8
Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago, y Salomé compraron
aromas para ir a embalsamar a Jesús.
Muy temprano, el primer día de la semana, al salir el
sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras:
“¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del
sepulcro?”
Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida, y eso
que era muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la
derecha, vestido de blanco. Y se asustaron.
Él les dijo: “No se asusten. ¿Buscan a Jesús el
Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Miren el sitio donde lo
pusieron. Ahora vayan a decir a sus discípulos y a Pedro: Él va por delante de
ustedes a Galilea. Allí lo verán, como les dijo.”
Palabra del Señor.
(Donde se celebre Misa vespertina, también puede
leerse el Evangelio)
+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 24,
13-35
Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús,
situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino hablaban sobre lo que
había ocurrido.
Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando
con ellos. Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. El les dijo: «¿Qué
comentaban por el camino?»
Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás,
le respondió: «íTú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó
en estos días!»
«¿Qué cosa?», les preguntó.
Ellos respondieron: «Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta
poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo
nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a
muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a
Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas. Es verdad
que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron
de madrugada al sepulcro y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo
que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo.
Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres
habían dicho. Pero a él no lo vieron.»
Jesús les dijo: «¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo
que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías soportara esos
sufrimientos para entrar en su gloria?» Y comenzando por Moisés y continuando
con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se
refería a él.
Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir
adelante. Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde
y el día se acaba.»
El entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la
bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se
abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista.
Y se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el
camino y nos explicaba las Escrituras?»
En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí
encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos, y estos
les dijeron: «Es verdad, íel Señor ha resucitado y se apareció a Simón!»
Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo
habían reconocido al partir el pan.
Palabra del Señor.
Para reflexionar
¿Quién no está “amenazado de muerte?” lo estamos todos
desde que nacemos. Porque nacer es un poco sepultarse también…
Amenazado de muerte. ¿Y qué? Si así fuere, los perdono
anticipadamente. Que mi cruz sea una perfecta geometría de amor, desde la que
puedas seguir amando, hablando, escribiendo y haciendo sonreír, de vez en
cuando, a todos mis hermanos los hombres.
Que estoy amenazado de muerte… Hay en la advertencia
un error conceptual. Ni yo ni nadie estamos amenazados de muerte. Estamos
amenazados de vida, amenazados de esperanza, amenazados de amor…
Un periodista guatemalteco
Alegrémonos de corazón. En medio de
tantas noticias tristes o preocupantes que nos presenta la vida de cada día, esta es la
Buena Noticia por excelencia que los cristianos escuchamos con gozo en cada
pascua.
Dios ha dicho un “si” decisivo a la humanidad al resucitar de entre los muertos a su Hijo Jesucristo. Tenemos motivos verdaderos para cantar con alegría auténtica “Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegra y nuestro gozo”.
Dios ha dicho un “si” decisivo a la humanidad al resucitar de entre los muertos a su Hijo Jesucristo. Tenemos motivos verdaderos para cantar con alegría auténtica “Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegra y nuestro gozo”.
¡Ha sucedido lo imposible y ahora todo es posible con la gracia de
Dios.¡La muerte ha sido vencida! Jesús, el
Hijo de Dios, pero también un hombre entre los hombres, vive eternamente. Esta
novedad radical, que supera todo lo humanamente posible, actúa en el mundo para recrearlo desde un nuevo
principio. Ha nacido en el mundo una esperanza contra toda
esperanza, contra la muerte que todo lo destruye. Jesús,
el Nazareno itinerante, el profeta que murió como un esclavo ha resucitado y ha sido constituido en Señor y
Juez de la historia.
No celebramos un aniversario más. Celebramos que
hace dos mil años Jesús inauguró la Pascua y la Pascua sigue viva, Cristo
Jesús, sigue vivo y está en medio de nosotros.
Decir “resurrección”, es decir
que en Cristo el Reino es ya una realidad absoluta. Cristo es el
primero en ser liberado de la servidumbre al pecado y a la muerte para surgir
como un hombre «nuevo» Jesús encabeza el triunfo de la vida, es el
primogénito: si él ha resucitado, su resurrección pasa a ser en la esperanza, el
patrimonio de todos los creyentes, de todos los que luchan y mueren como Él.
Decir “resurrección” es proclamar la victoria
de la vida sobre las limitaciones humanas, sobre los
conflictos que degradan al hombre, sobre los obstáculos que se oponen a una
Vida plena.
La resurrección de Jesús cambió la historia. Transformó a
Pedro y a los demás discípulos y busca transformarnos también a nosotros. La Pascua de
Cristo es también nuestra Pascua. Algo nuevo Cristo quiere crear en nosotros:
darnos su vida, su energía, su entusiasmo, su alegría. “los cristianos, hemos
de celebrar nuestra Pascua no con levadura vieja, levadura de corrupción y de maldad,
sino con los panes nuevos de la sinceridad y de la verdad”.
Decir “resurrección”, es
reconocer que el plan de Dios se realiza en cada hombre, ahora sólo
entre luces y sombras y mañana como total realidad. La resurrección es la
garantía del sentido trascendente de nuestra vida. Los cristianos creemos, que
si bien hoy reina en el mundo la muerte bajo sus variadas formas, esa triste
realidad puede cambiar y debe cambiar absolutamente, porque la resurrección es
la manifestación más grande del poder absoluto de Dios
Jesús alcanza la resurrección después de pasar por la
puerta dolorosa de la cruz pero nos revela que su muerte, en
la entrega libre y por amor, no es un absurdo, ni un hecho «irreparable», sino que
muy por el contrario es el único hecho “reparador” que da
sentido la muerte cuando se vive desde el amor.
La resurrección del domingo de Pascua es el fruto
recogido de una vida. Jesús no se encontró sorpresivamente
con la resurrección que le ofrecía Dios; sino que recogió
desde su muerte lo que había sembrado durante toda su existencia.
Sólo se puede entender la resurrección de Jesús si se
la relaciona con toda su vida. Jesús no fue un idealista piadoso, un utópico
desencarnado, un soñador iluso de la revolución social. Anunció la
vida nueva del Reino; pero también la hizo efectiva: curó a
los enfermos, dio de comer a los hambrientos, perdonó a los pecadores, se
rebeló contra la mentira y la injusticia sin decir en ningún momento que todo
se iba a resolver buenamente en la otra vida. Cuando Jesús dio su último
aliento, terminó de triunfar en él la vida.
La resurrección fue la irrupción plena del Reino que
Jesús, el Cristo de Dios anunció en el mundo.
Creemos en este “absurdo humano” del reino, lo que
parece que no tiene cabida, ya ha tenido lugar. Creemos en el absurdo de
la muerte generadora de vida, creemos porque
esperamos en Dios, el dueño absoluto de los imposibles, y esta
esperanza es la única fuerza que puede mover la historia.
Por eso Pascua es buena noticia y, a la vez,
compromiso y estimulo para una vida nueva, según los sentimientos y
actitudes de Cristo Jesús que se tiene que notar en nuestra misma vida, en
nuestro amor, en nuestra actitud frente al pasado, frente al presente y al futuro.
No es un optimismo pasajero, es una firme esperanza.
Pascua es fiesta y es también tarea porque supone el
esfuerzo por cambiar, por pensar de nuevo las cosas como si hoy mismo
comenzáramos a hacerlas, como si todo lo ya hemos hecho fuese sólo un peldaño
en el ascenso hacia la plenitud de la vida del Reino.
Vivir la Pascua es creer, es tener confianza en el
futuro, es vivir con esperanza y en positivo, es derrochar
energía y alegría. Hoy se necesitan, como ayer, testigos de la resurrección.
Vivir la Pascua es, animados por su fe en el
resucitado, vivificar la existencia, resucitar todo lo que se ha muerto y
orientar decididamente nuestras fuerzas hacia la vida, superando cobardías,
perezas, desgastes y cansancios que nos hacen vivir como en una muerte
anticipada. Pero no sólo es revivir personalmente sino de poner vida
donde tantos ponen muerte.
La resurrección de Jesús nos descubre, antes que nada,
que Dios es alguien que pone vida donde los hombres ponemos muerte. Alguien que
genera vida donde los hombres la destruimos.
Apasionarse por la vida fue lo que vieron
y experimentaron los que seguían al Señor, y era lo que secretamente esperaban:
la aparición de la Vida. Y la esperanza no fue defraudada.
Apasionarse y luchar por la Vida es el atributo propio de los que creemos en la resurrección y lo que debe impulsarnos a estar allí donde «la muerte vive jugando malas pasadas», para luchar con todas nuestras fuerzas, porque la última palabra en la historia ya la ha dicho Dios resucitando a Jesús de entre los muertos de una vez y para siempre.
la aparición de la Vida. Y la esperanza no fue defraudada.
Apasionarse y luchar por la Vida es el atributo propio de los que creemos en la resurrección y lo que debe impulsarnos a estar allí donde «la muerte vive jugando malas pasadas», para luchar con todas nuestras fuerzas, porque la última palabra en la historia ya la ha dicho Dios resucitando a Jesús de entre los muertos de una vez y para siempre.
Estamos equivocados. Los cristianos no estamos
amenazados de muerte. Estamos “amenazados” de resurrección. Porque además del
Camino y de la Verdad , es el de la Vida , aunque esté crucificada en la cumbre
del basurero del Mundo… (Un periodista guatemalteco)
Para discernir
¿Creo verdaderamente en la Resurrección?
¿Creo en su fuerza salvadora hoy y aquí?
¿Vivo como resucitado?
Repitamos a lo largo de este día
…tu cruz es mi salvación…
Para la lectura espiritual
Los cristianos hablamos casi siempre de la
resurrección de Cristo como de un acontecimiento que constituye el fundamento
de nuestra propia resurrección y es promesa de vida eterna, más allá de la
muerte. Pero, muchas veces, se nos olvida que esta resurrección de Cristo es,
al mismo tiempo, el punto de partida para vivir ya desde ahora de manera
renovada y con un dinamismo nuevo. Quien ha entendido un poco lo que significa
la resurrección del Señor, se siente urgido a vivir ya esta vida como «un
proceso de resurrección», muriendo al pecado y a todo aquello que nos
deshumaniza, y resucitando a una vida nueva, más humana y más plena.
No hemos de olvidar que el pecado no es sólo ofensa a
Dios. Al mismo tiempo, es algo que paga siempre con la muerte, pues mata en
nosotros el amor, oscurece la verdad en nuestra conciencia, apaga la alegría
interior, arruina nuestra dignidad humana. Por eso, vivir «resucitando» es
hacer crecer en nosotros la vida, liberarnos del egoísmo estéril y parasitario,
iluminar nuestra existencia con una luz nueva, reavivar en nosotros la
capacidad de amar y de crear vida.
Tal vez, el primer signo de esta vida renovada es la
alegría. Esa alegría de los discípulos «al ver al Señor». Una alegría que no
proviene de la satisfacción de nuestros deseos ni del placer que producen las
cosas poseídas ni del éxito que vamos logrando en la vida. Una alegría
diferente que nos inunda desde dentro y que tiene su origen en la confianza
total en ese Dios que nos ama por encima de todo, incluso, por encima de la
muerte.
Hablando de esta alegría, Macario el Grande dice que,
a veces, a los creyentes «se les inunda el espíritu de una alegría y de un amor
tal que, si fuera posible, acogerían a todos los hombres en su corazón, sin
distinguir entre buenos y malos». Es cierto. Esta alegría pascual impulsa al
creyente a perdonar y acoger a todos los hombres, incluso a los más enemigos,
porque nosotros mismos hemos sido acogidos y perdonados por Dios.
Por otra parte, de esta experiencia pascual nace una
actitud nueva de esperanza frente a todas las adversidades y sufrimientos de la
vida, una serenidad diferente ante los conflictos y problemas diarios, una
paciencia grande con cualquier persona.
FE/EXP-PASCUAL: Esta experiencia pascual es tan
central para la vida cristiana que puede decirse sin exagerar que ser cristiano
es, precisamente, hacer esta experiencia y desgranarla luego en vivencias,
actitudes y comportamiento a lo largo de la vida.
JOSE ANTONIO PAGOLA
Para rezar
“Mi fe
en la
Resurrección
ha
transfigurado mi vida;
he recibido
la fuerza que
da
el Amor de
Jesucristo;
mi corazón se
ha abierto
al
conocimiento
y a la
caridad;
mis
conversiones me hacen crecer
en sabiduría
y santidad”
Franck Widro
Complementamos con este soneto de Pedro Casaldáliga:
“Yo mismo lo veré”
Y seremos nosotros, para
siempre,
como eres Tú el que
fuiste, en nuestra tierra,
hijo de la María y de la
Muerte,
compañero de todos los caminos.
Seremos lo que somos, para
siempre,
pero gloriosamente
restaurados,
como son tuyas esas cinco
llagas,
imprescriptiblemente
gloriosas.
Como eres Tú el que
fuiste, humano, hermano,
exactamente igual al que
moriste,
Jesús, el mismo y
totalmente otro,
así seremos para siempre,
exactos,
lo que fuimos y somos y
seremos,
¡otros del todo, pero tan
nosotros!
LECTIO DIVINA
Ha resucitado e irá antes que ustedes a Galilea
+ Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según san Mateo
28, 1-10
Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro. De pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el Ángel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el de un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Al verlo, los guardias temblaron de espanto y quedaron como muertos.
El Ángel dijo a las
mujeres: «No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado.
No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba, y vayan en seguida a decir a sus discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea: allí lo verán". Esto es lo que tenía que decirles.»
No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba, y vayan en seguida a decir a sus discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea: allí lo verán". Esto es lo que tenía que decirles.»
Las mujeres, atemorizadas
pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la
noticia a los discípulos.
De pronto, Jesús salió a
su encuentro y las saludó, diciendo: «Alégrense.»
Ellas se acercaron y,
abrazándole los pies, se postraron delante de él. Y Jesús les dijo: «No teman;
avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán.»
Palabra del Señor.
1.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías
para la lectura:
Nos encontramos en el
amanecer del domingo. Fue entonces cuando María Magdalena y “la otra María”, es
decir seguramente, “María la madre de Santiago y de José” (v.27.56), fueron
a ver el sepulcro. Mateo abrevia como en v.27.61, Marcos agrega a Salomé
(v.16.1), Lucas agrega a Juana e indica que había otras (24.10). Seguramente su
visita era provocada por la intención de ungirle y evitar de ese modo la
descomposición rápida.
Al igual que en el momento
de la muerte de Cristo (v.27.51) se produjo un temblor de tierra. El temblor
fue también una señal de anuncio de la voz de Dios para Moisés en el monte
Sinaí (Ex.19.18) y será en los últimos días, señal de apertura del séptimo sello
(Ap.8.5) y del sonido de la séptima trompeta (Ap.11.19). El resultado inmediato
del temblor o el acto seguido a éste, fue el descenso desde el cielo del
mensajero especial de Dios, un Ángel. El sacó completamente la piedra y se
sentó sobre el pesado bloque para simbolizar el triunfo de Cristo.
El miedo de los
observadores ocupó un lugar central en la escena. Lo producía el Ángel, no
solamente por la acción y posición ya narradas, sino debido a su misma
presencia. Se nos dice que su aspecto era como el de un relámpago y sus
vestiduras blancas como la nieve.
Por ese miedo los guardias
quedaron desmayados de manera fulminante y permanecieron inmóviles por un
tiempo. Por lo que dice el v.11, parece que cuando finalmente volvieron “en sí”
ya no eran una unidad organizada, pues no “todos” sino solamente “algunos”,
fueron a la ciudad a contar lo sucedido.
Con relación a las mujeres
y su miedo, el Ángel toma una actitud amorosa y reveladora. Primero, las
invita a no temer, entendiendo como se debían sentir y dando a conocer que
sabía perfectamente a qué habían venido. Segundo, les da el anuncio
sobrenatural de que había resucitado, pero les aclara que esto ya les había
sido avisado por el mismo Jesús. Tercero, las invita a ingresar al santo
sepulcro y a constatar con sus propios ojos que Jesús ya no estaba allí.
Cuarto, les conmina a dar la buenas nuevas a los discípulos.
Finalmente, les adelanta que Jesús mismo se hará ver por todos ellos a la
brevedad camino a Galilea. El miedo no se alejó de ellas, pero de a poco la
alegría fue ocupando lugar en su corazón y salieron a compartirla con los
suyos.
Pero como si lo vivido por
ellas no hubiera sido ya lo suficientemente extraordinario, de pronto Jesús en
persona se les aparece en el camino. Les dice “Alégrense”. Qué palabra más
oportuna para lo que ellas estaban sintiendo y que enseñanza para nosotros hoy
de lo que debe haber en nuestros corazones en estos tiempos de Pascua. Ellas le
adoran divinamente y Jesús vuelve a hablar. Esta vez refuerza la asistencia
pastoral y emocional que necesitaban, les dice: “No teman”; y les reitera el
envío a los suyos y la promesa de ser visto por todos camino a Galilea. Hay una
palabra que Jesús usa que no debe pasar desapercibida. Llama a sus discípulos
“mis hermanos”. ¡Qué amor inmenso llamarlos de esa tierna manera, a aquellos
que habían huido cobardemente horas antes, o que como Pedro, le había negado
varias veces!
2.
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Preguntas
para la meditación:
Ø ¿De
qué manera el escenario y la escena del relato bíblico me ayudan a dimensionar
el suceso de la Resurrección del Señor?
Ø ¿Qué
significado tienen para mí las palabras “No teman” y “Alégrense”?
Ø ¿De
qué manera sigue vigente para mí el envío de dar la noticia de que Cristo ha
resucitado?
3.
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, Vos que venciste a la muerte para darme vida, ayúdame a vivirla con la alegría de tu victoria y la serenidad de tu presencia que me aleja del temor. Amén
4.
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
|
Contemplo a Jesús
Resucitado y me postro al igual que las mujeres y le abrazo con toda mi alma.
Permanezco unos minutos reflexionando sobre la alegría de la Resurrección.
5.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
Ø ¿De
qué manera voy a expresar la alegría de la Resurrección de Cristo?
Ø ¿Con
quién voy a compartir las buenas nuevas en estas Pascuas?
Ø ¿Estoy
dispuesto a narrar en mi ambiente familiar este relato bíblico para que todos
puedan dimensionar lo extraordinario que tienen estas celebraciones pascuales?
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