29 de marzo de 2013


29 de marzo de 2012 – SABADO SANTA

LECTIO DIVINA

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan   18, 1 -- 19, 42

Se apoderaron de Jesús y lo ataron
C. Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón. Había en ese lugar una huerta y allí entró con ellos. Judas, el traidor, también conocía el lugar porque Jesús y sus discípulos se reunían allí con frecuencia. Entonces Judas, al frente de un destacamento de soldados y de los guardias designados por los sumos sacerdotes y los fariseos, llegó allí con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que le iba a suceder, se adelantó y les preguntó:
+ «¿A quién buscan?»
C. Le respondieron:
S.«A Jesús, el Nazareno.»
C. El les dijo:
+ «Soy yo.»
C. Judas, el que lo entregaba estaba con ellos. Cuando Jesús les dijo: «Soy yo», ellos retrocedieron y cayeron en tierra. Les preguntó nuevamente:
+ «¿A quién buscan?»
C. Le dijeron:
S. «A Jesús, el Nazareno.»
C. Jesús repitió:
+ «Ya les dije que soy yo. Si es a mí a quien buscan, dejen que estos se vayan.»
C. Así debía cumplirse la palabra que él había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me confiaste.» Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. El servidor se llamaba Malco. Jesús dijo a Simón Pedro:
+ «Envaina tu espada. ¿ Acaso no beberé el cáliz que me ha dado el Padre ?»

Llevaron primero a Jesús ante Anás

C. El destacamento de soldados, con el tribuno y los guardias judíos, se apoderaron de Jesús y lo ataron. Lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, Sumo Sacerdote aquel año. Caifás era el que había aconsejado a los judíos: «Es preferible que un solo hombre muera por el pueblo.»
Entre tanto, Simón Pedro, acompañado de otro discípulo, seguía a JesúS. Este discípulo, que era conocido del Sumo Sacerdote, entró con Jesús en el patio del Pontífice, mientras Pedro permanecía afuera, en la puerta. El otro discípulo, el que era conocido del Sumo Sacerdote, salió, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro:
S. «¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?»
C. El le respondió:
S. «No lo soy.»
C. Los servidores y los guardias se calentaban junto al fuego, que habían encendido porque hacía frío. Pedro también estaba con ellos, junto al fuego. El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su enseñanza. Jesús le respondió:
+ «He hablado abiertamente al mundo; siempre enseñé en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada en secreto. ¿Por qué me interrogas a mí? Pregunta a los que me han oído qué les enseñé. Ellos saben bien lo que he dicho.»
C. Apenas Jesús dijo esto, uno de los guardias allí presentes le dio una bofetada, diciéndole:
S. «¿Así respondes al Sumo Sacerdote?»
C. Jesús le respondió:
+ «Si he hablado mal, muestra en qué ha sido; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?»
C. Entonces Anás lo envió atado ante el Sumo Sacerdote Caifás

¿No eres tú también uno de sus discípulos? No lo soy

C. Simón Pedro permanecía junto al fuego. Los que estaban con él le dijeron:
S. «¿No eres tú también uno de sus discípulos?»
C. El lo negó y dijo:
S. «No lo soy.»
C. Uno de los servidores del Sumo Sacerdote, pariente de aquel al que Pedro había cortado la oreja, insistió:
S. «¿Acaso no te vi con él en la huerta?»
C. Pedro volvió a negarlo, y en seguida cantó el gallo.

Mi realeza no es de este mundo

C. Desde la casa de Caifás llevaron a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Pero ellos no entraron en el pretorio, para no contaminarse y poder así participar en la comida de Pascua. Pilato salió adonde estaban ellos y les preguntó:
S. «¿Qué acusación traen contra este hombre?»
C. Ellos respondieron:
S. «Si no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos entregado.»
C. Pilato les dijo:
S. «Tómenlo y júzguenlo ustedes mismos, según la ley que tienen.»
C. Los judíos le dijeron:
S. «A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie.»
C. Así debía cumplirse lo que había dicho Jesús cuando indicó cómo iba a morir. Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le preguntó:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?»
C. Jesús le respondió:
+ «¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?»
C. Pilato replicó:
S. «¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho?»
C. Jesús respondió:
+ «Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí.»
C. Pilato le dijo:
S. «¿Entonces tú eres rey?»
C. Jesús respondió:
+ «Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz.»
C. Pilato le preguntó:
S. «¿Qué es la verdad?»
C. Al decir esto, salió nuevamente a donde estaban los judíos y les dijo:
S. «Yo no encuentro en él ningún motivo para condenarlo. Y ya que ustedes tienen la costumbre de que ponga en libertad a alguien, en ocasión de la Pascua, ¿quieren que suelte al rey de los judíos?»
C. Ellos comenzaron a gritar, diciendo:
S. «¡A él no, a Barrabás!»
C. Barrabás era un bandido.

¡Salud, rey de los judíos!

C. Pilato mandó entonces azotar a Jesús. Los soldados tejieron una corona de espinas y se la pusieron sobre la cabeza. Lo revistieron con un manto rojo, y acercándose, le decían:
S. «¡Salud, rey de los judíos!», y lo abofeteaban. Pilato volvió a salir y les dijo:
S. «Miren, lo traigo afuera para que sepan que no encuentro en él ningún motivo de condena.»
C. Jesús salió, llevando la corona de espinas y el manto rojo. Pilato les dijo:
S. «¡Aquí tienen al hombre!»
C. Cuando los sumos sacerdotes y los guardias lo vieron, gritaron:
S. «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!»
C. Pilato les dijo:
S. «Tómenlo ustedes y crucifíquenlo. Yo no encuentro en él ningún motivo para condenarlo.»
C. Los judíos respondieron:
S. «Nosotros tenemos una Ley, y según esa Ley debe morir porque él pretende ser Hijo de Dios.
C. Al oír estas palabras, Pilato se alarmó más todavía. Volvió a entrar en el pretorio y preguntó a Jesús:
S. «¿De dónde eres tú?»
C. Pero Jesús no le respondió nada. Pilato le dijo:
S. «¿No quieres hablarme? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y también para crucificarte?»
C. Jesús le respondió:
+ «Tú no tendrías sobre mí ninguna autoridad, si no la hubieras recibido de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti ha cometido un pecado más grave.»

¡Que muera! ¡Que muera! ¡Crucifícalo!

C. Desde ese momento, Pilato trataba de ponerlo en libertad. Pero los judíos gritaban:
S. «Si lo sueltas, no eres amigo del César, porque el que se hace rey se opone al César.»
C. Al oír esto, Pilato sacó afuera a Jesús y lo hizo sentar sobre un estrado, en el lugar llamado «el Empedrado», en hebreo, «Gábata.»
Era el día de la Preparación de la Pascua, alrededor del mediodía. Pilato dijo a los judíos:
S. «Aquí tienen a su rey.»
C. Ellos vociferaban:
S. «¡Que muera! ¡Que muera! ¡Crucifícalo!»
C. Pilato les dijo:
S. «¿Voy a crucificar a su rey?»
C. Los sumos sacerdotes respondieron:
S. «No tenemos otro rey que el César.»

Lo crucificaron, y con él a otros dos.

C. Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucificaran, y ellos se lo llevaron. Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado «del Cráneo», en hebreo «Gólgota.» Allí lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en el medio. Pilato redactó una inscripción que decía: «Jesús el Nazareno, rey de los judíos», y la hizo poner sobre la cruz.
Muchos judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad y la inscripción estaba en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:
S. «No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Este ha dicho: Yo soy el rey de los judíos.
C. Pilato respondió:
S. «Lo escrito, escrito está.»

Se repartieron mis vestiduras

C. Después que los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestiduras y las dividieron en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también la túnica, y como no tenía costura, porque estaba hecha de una sola pieza de arriba abajo, se dijeron entre sí:
S. «No la rompamos. Vamos a sortearla, para ver a quién le toca.»
C. Así se cumplió la Escritura que dice: Se repartieron mis vestiduras y sortearon mi túnica. Esto fue lo que hicieron los soldados.

Aquí tienes a tu hijo. Aquí tienes a tu madre

C. Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le dijo:
+ «Mujer, aquí tienes a tu hijo.»
C. Luego dijo al discípulo:
+ «Aquí tienes a tu madre.»
C. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.

Todo se ha cumplido

C. Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo:
+ «Tengo sed.»
C. Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús:
+ «Todo se ha cumplido.»
C. E inclinando la cabeza, entregó su espíritu.

Aquí todos se arrodillan, y se hace una breve pausa.

En seguida brotó sangre y agua

C. Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne. Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua.
El que vio esto lo atestigua: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: No le quebrarán ninguno de sus huesos. Y otro pasaje de la Escritura, dice: Verán al que ellos mismos traspasaron.

Envolvieron con vendas el cuerpo de Jesús,
agregándole la mezcla de perfumes

C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús -pero secretamente, por temor a los judíos- pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo.
Fue también Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, y trajo una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unos treinta kilos. Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos.
En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado. Como era para los judíos el día de la Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús
Palabra del Señor. 

1.     LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

 ·   Guías para la lectura:            

La lectura del Evangelio de hoy contiene la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. El relato juanino abunda en detalles y extensión (¡82 versículos!). Leída detenidamente y en el formato elegido para la liturgia de hoy, representa una verdadera obra de teatro que conserva toda la tensión y emoción de las vivencias de sus protagonistas. La lectura resulta entonces sumamente amena y clara, abundando en detalles de ambientaciones, diálogos y sensaciones.  
Por lo dicho en el párrafo anterior, la guía para la lectura de la lectio divina de hoy no puede ser otra que leer pausadamente el texto y dejar que nuestra mente “penetre” en la escena y nuestro corazón lata al ritmo de los acontecimientos narrados. 
A diferencia de otras lecturas, y para facilitar el objetivo mencionado, se agregó la sección “preguntas para la lectura”. Pero creemos que la búsqueda de respuestas a estos interrogantes serán de gran ayuda para reflexionar de manera diferente en este texto especial y en un día tan importante para nuestra fe cristiana. 

·         Preguntas para la lectura:

Ø      ¿Por qué Jesús decide ir a una huerta que era fácilmente “marcada” por Judas a los sumos sacerdotes?
Ø      ¿Qué significado tiene que Judas encabece el grupo represor?
Ø      ¿A qué escena veterotestamentaria nos recuerda la identificación que Jesús hace de sí mismo como “Soy yo”?
Ø      ¿Qué pudo haber pensado Pedro al atreverse a atacar con una espada al servidor del Sumo Sacerdote?
Ø      ¿Por qué Jesús censura y repara el ataque de Pedro?
Ø      ¿Por qué los guardias abofetean a Jesús? ¿Qué les incomodó de la respuesta de Jesús?
Ø      ¿Qué pudo haber movido a Pedro, a negar tres veces su conocimiento del Señor, minutos después del ataque arriesgado en el huerto?
Ø      ¿Por qué los Sumos Sacerdotes no siguen adelante con el juicio y llevan a Jesús a una instancia legal ante Pilato?
Ø      ¿Cómo puede comprenderse la rigurosidad religiosa de no querer entrar en el pretorio para no contaminarse ritualmente, frente al acto que estaban a punto de cometer con el Mesías prometido en las Escrituras?
Ø      ¿Tiene Pilato en primera instancia voluntad y elementos jurídicos para realizar un juicio sumarísimo de Jesús?
Ø      ¿Por qué Jesús se identifica ahora como poseedor de un reino?
Ø      ¿Por qué Pilato intenta provocar a la turba acusadora a la absolución de Jesús?
Ø      ¿Qué buscó hacer Pilato con la condena del azotamiento y escarnio público de Jesús?
Ø      ¿Cómo se produce el segundo intento de Pilato de absolver a Jesús de la pena de muerte?
Ø      ¿Cuáles son las razones por las cuales, ni Pilato, ni los Sumos Sacerdotes ,querían ejecutar la pena de muerte a Jesús?
Ø      ¿Qué contenido real tiene la palabra “autoridad” en boca de Pilato y en el concepto de Jesús?
Ø      ¿Por qué Pilato realiza un nuevo intento de poner en libertad a Jesús?
Ø      ¿Qué escala de degradación y perversidad espiritual tuvieron los Sumos Sacerdotes para llegar a decir la frase “No tenemos otro rey que el César”?
Ø      ¿Por qué Pilato finalmente decide dictaminar la pena de tortura seguida de muerte para Jesús?
Ø       ¿Por qué Jesús debe ir fuera de la ciudad para ser crucificado?
Ø      ¿A qué se debe el enojo de los Sumos Sacerdotes ante la inscripción de la sentencia “Jesús el Nazareno, rey de los judíos?
Ø      ¿Quiénes eran los únicos de sus seguidores que estaban junto a la cruz?
Ø      ¿Qué significado tiene el diálogo entre Jesús, María y Juan (el discípulo a quien Él amaba)?
Ø      ¿Qué implicancia tienen las palabras de Jesús “Todo se ha cumplido”?
Ø      ¿Qué importancia tiene en el relato la constatación de los soldados de la muerte de Jesús?
Ø      ¿Qué rol cumplen José de Arimatea y Nicodemo luego de la muerte de Jesús?
Ø      ¿A qué se atribuye la premura en sepultar el cuerpo de Jesús?

2.     MEDITACIÓN - ¿QUÉ  ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
  
·                       Preguntas para la meditación: 

Ø     La recomendación hoy no es responder más preguntas en la meditación, sino ir tomando nota de algunas palabras o frases claves que me han impactado en la lectura orante del texto.

3.     ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
                      
Señor, al releer el texto de tu pasión y muerte a mi favor, siento una profunda congoja al saber que padeciste todo esto por amor a mí.  
¡Gracias Jesús por dar tu vida por quienes no la merecíamos! Amén
  
4.     CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
   
Mientras leo el relato bíblico, me detengo en él las veces que sean necesarias. Tomo tiempo para “introducirme” en la escena y reflexiono en cada uno de los detalles. Pienso en mi vida y en mis pecados por los que Jesús sufrió semejante martirio. 

5.     ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

·                        Preguntas para la acción: 

Ø     ¿Estoy dispuesto a vivir este viernes de Pascua reflexionando permanentemente en el relato bíblico leído?
Ø     ¿Con que persona que está alejada de la fe compartiré lo que he aprehendido en la lectio de hoy? 
Ø     ¿Qué acción de caridad a mi prójimo dedicaré al Señor hoy? 


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