21 de abril de 2013


21 de abril de 2013 - DOMINGO IV DE PASCUA - Ciclo C


Yo las conozco y ellas me siguen
 
PRIMERA LECTURA
Lectura de los Hechos de los Apóstoles  13, 14. 43-52
 
     Pablo y Bernabé continuaron su viaje, y de Perge fueron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron.
     Cuando se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos que adoraban a Dios siguieron a Pablo y a Bernabé. Estos conversaban con ellos, exhortándolos a permanecer fieles a la gracia de Dios.
     Casi toda la ciudad se reunió el sábado siguiente para escuchar la Palabra de Dios. Al ver esa multitud, los judíos se llenaron de envidia y con injurias contradecían las palabras de Pablo.
     Entonces Pablo y Bernabé, con gran firmeza, dijeron:
     «A ustedes debíamos anunciar en primer lugar la Palabra de Dios, pero ya que la rechazan y no se consideran dignos de la Vida eterna, nos dirigimos ahora a los paganos. Así nos ha ordenado el Señor: Yo te he establecido para ser la luz de las naciones, para llevar la salvación hasta los confines de la tierra.»
     Al oír esto, los paganos, llenos de alegría, alabaron la Palabra de Dios, y todos los que estaban destinados a la Vida eterna abrazaron la fe. Así la Palabra del Señor se iba extendiendo por toda la región.
     Pero los judíos instigaron a unas mujeres piadosas que pertenecían a la aristocracia y a los principales de la ciudad, provocando una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de su territorio. Estos, sacudiendo el polvo de sus pies en señal de protesta contra ellos, se dirigieron a Iconio.
     Los discípulos, por su parte, quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo.
Palabra de Dios.

SALMO    Sal 99, 1b-2. 3. 5 (R.: 3c)
R.  Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

     Aclame al Señor toda la tierra,
     sirvan al Señor con alegría,
     lleguen hasta él con cantos jubilosos.
 
     Reconozcan que el Señor es Dios:
     él nos hizo y a él pertenecemos;
     somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
 
     ¡Qué bueno es el Señor!
     Su misericordia permanece para siempre,
     y su fidelidad por todas las generaciones.

SEGUNDA LECTURA
Lectura del libro del Apocalipsis   7, 9. 14b-17

     Yo, Juan, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano.
     Y uno de los ancianos me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de Dios y le rinden culto día y noche en su Templo.
     El que está sentado en el trono habitará con ellos: nunca más padecerán hambre ni sed, ni serán agobiados por el sol o el calor. Porque el Cordero que está en medio del trono será su Pastor y los conducirá hacia los manantiales de agua viva. Y Dios secará toda lágrima de sus ojos.»
Palabra de Dios.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 27-30
 
     En aquel tiempo, Jesús dijo:
     «Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa.»
Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

Constantemente se dice que en la actualidad faltan ideales, pero paradójicamente se ataca, sin escrúpulos, todo aquello que es más noble en el hombre. En el amor se cuestiona el valor de la fidelidad, la abnegación, la necesaria dosis de romanticismo, dejando que se convierta en algo totalmente desprovisto de belleza, vivido al ras de la piel, con inmediatez, por apetito, por ocasión u oportunidad sin proyección de futuro. La familia queda como un molde del que hay que liberarse rápidamente para lograr una vida personal auténtica y libre.
La amistad no resiste la tentación de la competitividad, el ansia de triunfo, el deseo de prosperar. El exceso personalista y de pseudo libertad sin ataduras ni compromisos de ninguna especie termina frecuentemente en una terrible e insoportable soledad.
Se apuesta a una vocación o profesión por el rédito económico que trae y no por ser un camino de realización auténtica y personal de servicio a la sociedad. La política se transformó en el medio más idóneo, para satisfacer las ansias económicas, de poder, fama  y dominación.
El resultado es una sociedad que camina un tanto a la deriva, llena de mediocridad, de vulgaridad, sin ejemplos ni auténticos líderes a los que seguir o por quiénes dejarse guiar.
Por otro lado; esta ausencia de  líderes provoca la aparición y clonación de miles de líderes con pies de barro. Hoy, más que nunca, proliferan a nuestro alrededor cientos de cantantes que arrastran a enfebrecidas multitudes que se extasían durante horas; son miles los que siguen de un lado al otro a sus equipos deportivos y están dispuestos a golpearse, quemar y arrasar con todo lo que se interponga en su camino.
Están también los personajes inventados por los medios que por su estilo de belleza, discurso o idiotez marcan tendencias. La más exuberante, el más infiel, el más rico, el más trasgresor, etc.  Junto a tanto líder de cartulina crecen los chicos, se mueven los jóvenes ya con una mirada y un oído saturado antes de empezar a vivir, hasta que el líder al que siguen se esfuma sin dejar ni rastro, ni marca de algo que valga la pena conservar y por lo que se justifique vivir. Por eso no es de extrañar que el número de suicidios entre los jóvenes haya aumentado
Hacen falta líderes que despierten todo lo bueno y maravilloso que el hombre encierra para ponerlo al servicio de los demás. Los cristianos lo hemos encontrado. 
Hoy, Jesús, hablando de sí mismo, nos dice que conoce perfectamente a sus ovejas y que ellas lo oyen y lo siguen porque distinguen su voz. Y hacen bien en seguirlo, porque esa voz es la que dice Dios que hay que oír porque encierra promesas de vida y de vida para siempre.
*** 
En el libro de los hechos encontramos que la misión y la obra salvadora de Cristo, Buen Pastor, y la de quienes hacen sus veces en la Iglesia, no pueden quedar limitadas por privilegios raciales o religiosos. Es universal, por cuanto todos los hombres necesitan, por igual, de Cristo Redentor. La Iglesia es universal y aunque los judíos hubieran aceptado el mensaje salvífico del Evangelio, la Iglesia se extendería por doquier.
*** 
En el Apocalipsis el Cordero es el Pastor que los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. La Iglesia triunfante en los cielos será el fruto de una comunidad de creyentes, elegida de toda nación, raza o lengua, y santificada por la sangre universalmente redentora del Cordero. La muchedumbre vestida de túnicas blancas, lavadas en la sangre del Cordero no son únicamente los mártires de la persecución neroniana, sino también todos los fieles purificados de sus pecados por el bautismo.
*** 
En el evangelio de Juan, como respuesta a la urgente y amenazadora pregunta de los judíos acerca de su identidad, Jesús les habla empleando la imagen del Buen Pastor. A pesar de la hostilidad que encuentra se presenta a sí mismo como el buen Pastor. Y lo es verdaderamente porque es el único capaz de responder desde su propia vida a todas las aspiraciones humanasdotándoles de una dimensión nueva: la de la Buena Noticia.
Jesús es nuestro Buen Pastor porque
da la vida eterna… Este es el proyecto del Padre y la obra esencial por la que su Hijo se ha encarnado. La vida eterna es el conocimiento y la comunión con Dios y con su enviado. Puede dar vida porque es Aquel que creó el cielo y la tierra y todo cuanto existe; grade y pequeño. 
No confiamos ni creemos en un anónimo: es el Dios de la vida que ha resucitado a Jesús rompiendo las cadenas de muerte.El maligno no es para él un competidor porque es el único Señor. Jesús es pastor verdadero porque nos da lo que posee en abundancia..
Jesús es nuestro Buen Pastor porque
está en comunión profunda con el Padre
Jesús y el Padre son uno y esta misma unidad quiere que vivamos con Él: “yo las conozco… ellas escuchan mi voz y me siguen“. Jesús Buen Pastor por esta comunión con el Padre no se desentiende de nosotros: está entre las ovejas, cerca del pueblo con quien convive, a quien conoce y a quien sirve. Este conocer a sus ovejas significa establecer con ellas una vínculo igual al  lo une a él con el Padre, una relación de amor tan entregada y total que le da vida al otro en su verdad y en distinción más profunda, que lo hace capaz de llegar a la plenitud a través de la entrega de sí mismo. Su conocimiento y amor nos permite “que seamos” sin forzarnos según su proyecto. Seguimos a Jesús que vive en comunión con Aquel de cuyo corazón procedemos, que nos acompaña con preocupación maternal y paternal. Nada escapa a la mirada compasiva de nuestro buen Pastor por eso es misericordioso con nuestras debilidades y pecados.
Jesús es nuestro Buen Pastor porque
da su vida por las ovejas. El buen pastor  es el que “da su vida por las ovejas” no sólo de palabras, sino con los hechos. Cuántas doctrinas, gurúes se asoman al escenario de la vida y prometen llevarnos hacia una realización plena… Pero ninguno puede liberar al hombre de la pesada y dolorosa esclavitud, de la que derivan todas las demás: la esclavitud del pecado y de la muerte. 
Jesús ofrece su vida para abrirnos a una vida de horizontes infinitos, llena de belleza y esperanza. Nos conoce por nuestro nombre, nos guía, nos defiende y nos conduce a fuentes de agua viva. El Apocalipsis completa esta imagen de pastor. Jesús, es el que, como Cordero, ha sido inmolado en la Cruz, es el que mejor puede llamarse Pastor. Precisamente porque se ha entregado, y el Padre le dado  nueva vida. Somos “rebaño adquirido por su sangre “, este pastor es fuente de vida porque entrega su propia vida y no se la reserva para sí. Sólo quien da la vida, la recupera. Sólo en alguien así podemos confiar ilimitadamente, entregárselo todo seguirlo sin reservas sin miedo a la frustración o la traición.
Jesús es nuestro Buen Pastor que nos invita a seguirlo.
Es el Pastor que no defrauda nuestras esperanzas. Su vida entregada cotidianamente y de un modo definitivo por amor de cruz es la razón de nuestra esperanza y también lo que nos anima ante las dificultades del camino, que nunca faltan. Seguimos siendo “débil rebaño”  y todavía estamos “en la gran tribulación”. A pesar de que somos cristianos, nos cuesta seguir al Pastor. Porque seguir es algo más que creer intelectualmente: es aceptar su camino, hacer nuestra su mentalidad, ir asimilando sus criterios de vida. Sabemos, por propia experiencia, que es difícil, pero también sabemos que nos estamos solos. 
Unidos a Él. Las ovejas que pertenecen a su rebaño son las que mantienen con el pastor un vínculo  muy hondo. Sólo a partir de una relación de profunda intimidad con Jesús los suyos seremos capaces de reconocer su voz y seguirlo. No basta pertenecer a su rebaño de una forma multitudinaria y rutinaria. Es necesaria la relación personal con Jesús. El nos conoce y nos ama  profundamente a cada uno. No podremos seguirlo, responsable y libremente, sino reconocemos su amor y sin responderle amorosamente: No podemos seguir y amar a  alguien del que no sabemos de su vida y de su amor. Sólo podemos seguir, con el seguimiento que nos pide Jesús, a quien nos conoce y nos ama, porque sólo al que  reúne esas condiciones se le puede confiar y hacer entrega de la propia vida. Le entregamos la vida al que es la  respuesta plena y para siempre de todas nuestras búsquedas, la razón última de nuestra  esperanza.
Para dar vida verdadera. El seguimiento, fruto del mutuo conocimiento, es donde iremos encontrando la vida verdadera. La vida plena y eterna; única  que puede satisfacer y llenar el corazón humano nos la da entregando la  suya, y que damos a los demás entregándonos sin reservas con él y como él en favor del bien de nuestros hermanos. Los suyos que oyen su voz y lo siguen como a su pastor y  modelo. Esto lo han experimentado muchos que han seguido el mismo camino de Jesús, la “muchedumbre inmensa” de “toda nación, raza, pueblo y lengua” que han seguido de cerca al pastor, hasta el punto de dar la propia vida como él y con él, y ahora “están de pie ante el trono de Dios”.
Siendo un solo rebaño. A medida que nos entregamos se nos va abriendo la  puerta de la vida verdadera. No hay más camino que éste; un camino que no se recorre en soledad. Las ovejas no van solas, cada una por su lado, sino en rebaño. Formamos parte de un pueblo, no hay  seguimiento de Jesús ni pertenencia a la iglesia sin reconocernos miembros de un pueblo; que  no se desentiende de los demás, sino que asume como suyos los dolores y esperanzas de los hombres. Nosotros, como pueblo adquirido por su sangre pertenecemos a Jesús porque Jesús pertenece al Padre. Somos una sola cosa con Jesús porque Jesús es una sola cosa con el Padre. Creemos en las obras de Jesús porque Jesús realiza las obras del Padre. Jesús quiere establecer con nosotros la misma relación que él tiene con el Padre. Por eso escucho su voz, que es eco de la voz y voluntad del Padre. Por eso lo sigo, porque él me conduce al Padre. Por eso, me uno a él, para no perecer nunca, porque sé que me conduce al Padre. Escuchar su voz y seguirlo, es también experimentar la responsabilidad y la gracia de ser de aquellos que llama Dios, desde su propia y única vocación, a ser en medio del mundo: un motivo para seguir esperando.

PARA DISCERNIR

¿Qué voces se alzan para pastorearnos con promesas fáciles y a corto plazo?
¿Dónde descubro la voz del único Pastor?
¿Cuáles son las cosas que me impiden seguirlo? 

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

…Quiero escuchar tu voz…

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Mis ovejas escuchan mi voz

Somos víctimas de una lluvia tan abrumadora de palabras, voces y ruidos que corremos  el riesgo de perder nuestra capacidad para escuchar la voz que necesitamos oír para tener vida.
¿Cómo pueden resonar en esta sociedad las palabras de Jesús que leemos hoy en el  evangelio? “Mis ovejas escuchan mi voz… y yo les doy vida eterna”. Apenas sabemos ya callarnos, estar atentos y permanecer abiertos a esa Palabra viva  que está presente en lo más hondo de la vida y de nuestro ser. Convertidos en tristes «teleadictos» nos pasamos horas y más horas sentados ante el  televisor, recibiendo pasivamente imágenes, palabras, anuncios y todo cuanto nos quieran  ofrecer para alimentar nuestra trivialidad.
Según estudios realizados, son mayoría los que ven de dos a tres horas diarias de  televisión, lo cual significa que cuando hayan cumplido 65 años habrán estado 9 años  consecutivos ante el televisor.
Envuelto en un mundo trivial, evasivo y deformante, el «teleadicto» sufre una verdadera  frustración cuando carece de su alimento televisivo. Necesita esa pequeña pantalla llena de colores, que se convierte con frecuencia, en una  pantalla en sentido literal y estricto, entre el individuo y la realidad. Ya no vive desde las  raíces de la misma vida. Apenas escucha ya otro mensaje sino el que recibe a través de las  ondas.
El hombre contemporáneo necesita urgentemente recuperar de nuevo el silencio y la  capacidad de escucha, si no quiere ver su vida y su fe ahogarse progresivamente en la  trivialidad.
Necesitamos estar más atentos a la llamada de Dios, escuchar la voz de la verdad,  sintonizar con lo mejor que hay en nosotros, desarrollar esa sensibilidad interior que  percibe, más allá de lo visible y de lo audible, la presencia de Aquel que puede dar vida a  nuestra vida.
CR/MISTICO: Según Rahner-K, «el cristiano del futuro o será un místico, es decir, una  persona que ha experimentado algo, o no será cristiano. Porque la espiritualidad del futuro  no se apoyará ya en una convicción unánime, evidente y pública, ni en un ambiente  religioso generalizado, sino en la experiencia y decisión personales». Lo que cambia el corazón del hombre y lo convierte no son las palabras, las ideas y las  razones, sino la escucha sincera de la voz de Dios.
Esa escucha sincera de Dios que transforma nuestra soledad interior en comunión  vivificante y fuente de nueva vida. 
JOSE ANTONIO PAGOLA

PARA REZAR

Que a tus hombros recoges
Lo bueno y lo mezquino de mi vida

Que cargas sobre ti
La grandeza que te prometí
Y la pobreza en la que me hundí.
Pastor…Pastor bueno y prudente
Que en los mil caminos de mi vida
Me hiciste esquivar
Aquellos que me conducían al abismo
Y me enseñaste los otros
Que ponían delante de mis ojos
La alegría y la vida,
El encanto y el ensueño
La fe y la esperanza

¡Sí… Buen Pastor!
Y nosotros ovejas de tu rebaño
Siguiéndote a horas y por momentos
Y perdiéndonos cuando Tú más empeñado estabas
En seguir sosteniéndonos con tu mano

¡Pastor Bueno!
¡Sí Buen Pastor!
En las cañadas donde hoy nos canta y reverdece la primavera
Seguimos teniéndote como el compañero que nunca falla
Como el Dios que siempre espera
Como el Señor que nos tiene preparado al final de nuestra existencia
Prados donde nunca se hace invierno
Fuentes que sacian para siempre al sediento
Pan vivo para nunca bajar del cielo…
Si… Pastor Bueno…
Que conoces una  a una, con nombre y apellidos,
Las almas de los que en ti creemos. Amén.

Javier Leoz

Unos Momentos con Jesús y María 
Lecturas del 21-4-13 (Domingo de la Cuarta Semana de Pascua) 

SANTORAL: San Anselmo  

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 13, 14. 43-52

Pablo y Bernabé continuaron su viaje, y de Perge fueron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron.
Cuando se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos que adoraban a Dios siguieron a Pablo y a Bernabé. Estos conversaban con ellos, exhortándolos a permanecer fieles a la gracia de Dios.
Casi toda la ciudad se reunió el sábado siguiente para escuchar la Palabra de Dios. Al ver esa multitud, los judíos se llenaron de envidia y con injurias contradecían las palabras de Pablo.
Entonces Pablo y Bernabé, con gran firmeza, dijeron:
«A ustedes debíamos anunciar en primer lugar la Palabra de Dios, pero ya que la rechazan y no se consideran dignos de la Vida eterna, nos dirigimos ahora a los paganos. Así nos ha ordenado el Señor: Yo te he establecido para ser la luz de las naciones, para llevar la salvación hasta los confines de la tierra.»
Al oír esto, los paganos, llenos de alegría, alabaron la Palabra de Dios, y todos los que estaban destinados a la Vida eterna abrazaron la fe. Así la Palabra del Señor se iba extendiendo por toda la región.
Pero los judíos instigaron a unas mujeres piadosas que pertenecían a la aristocracia y a los principales de la ciudad, provocando una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de su territorio. Estos, sacudiendo el polvo de sus pies en señal de protesta contra ellos, se dirigieron a Iconio.
Los discípulos, por su parte, quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo.
 
Palabra de Dios. 

SALMO Sal 99, 1b-2. 3. 5 (R.: 3c) 
R. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.


 Aclame al Señor toda la tierra,
 sirvan al Señor con alegría,
 lleguen hasta él con cantos jubilosos.  R.

 Reconozcan que el Señor es Dios:
 él nos hizo y a él pertenecemos;
 somos su pueblo y ovejas de su rebaño.  R.

 íQué bueno es el Señor!
 Su misericordia permanece para siempre,
 y su fidelidad por todas las generaciones.  R.
 

Lectura del libro del Apocalipsis 7, 9. 14b-17

Yo, Juan, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano.
Y uno de los ancianos me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de Dios y le rinden culto día y noche en su Templo.
El que está sentado en el trono habitará con ellos: nunca más padecerán hambre ni sed, ni serán agobiados por el sol o el calor. Porque el Cordero que está en medio del trono será su Pastor y los conducirá hacia los manantiales de agua viva. Y Dios secará toda lágrima de sus ojos.»
 
Palabra de Dios.
 
X Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 27-30

 En aquel tiempo, Jesús dijo:
 «Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa.»
Palabra del Señor. 

Reflexión   

El Evangelio de hoy nos trae la imagen del Buen Pastor. Es Jesús  mismo que se presenta de este modo a sus discípulos.
La comparación del buen pastor era ya conocida en el Antiguo Testamento y fue muy querida por los Profetas y el pueblo, ya que resultaba muy propia al ambiente pastoril en que vivían muchos de ellos. El pueblo elegido es llamado el rebaño, y Dios es su pastor. Los reyes y los sacerdotes también recibían el nombre de pastores. El profeta Jeremías dirige una dura amenaza a estos pastores que dejan que se pierdan las ovejas, y promete en nombre de Dios nuevos pastores que de verdad apacienten las ovejas, de modo que nunca más sean angustiadas ni afligidas.
Ezequiel reprocha a los pastores sus delitos y pereza, su egoísmo y el olvido de sus deberes: Dios les quitará el rebaño y Él mismo cuidará de sus ovejas. Más aún: suscitará un Pastor único, descendiente de David, que las apacentará y estarán seguras. 
Jesús también repetidas veces había hecho comparaciones de pastores y ovejas. Pero en este pasaje propone con claridad y amplitud la parábola del Buen Pastor. Y el Buen Pastor es aquel que cuida de sus ovejas, que busca a la extraviada, que cura a la herida y carga sobre sus hombros a la extenuada.  Después de la solemne afirmación de que Él es el Buen Pastor, afirma Jesús que “el buen pastor de su vida por las ovejas”. Habla aquí el Señor de su Pasión, y muestra que iba a ocurrir para salvación del mundo, y que la sufriría voluntaria y libremente. Jesús dio su vida por los suyos, por amor a los suyos, en obediencia a la misión encomendada por el Padre, para que se forme un solo rebaño. 
Los primeros cristianos tuvieron una especial predilección en representar a Jesucristo bajo la figura del pastor que lleva en sus hombros a la oveja, a la que ha ido a buscar lejos del redil. En los restos de las Catacumbas  Romanas se han encontrado decenas de imágenes con estas figuras. Es la imagen más popular y simpática y una de las más antiguas  del primitivo arte cristiano.   
Y a la imagen del Buen Pastor, que conforme a la traducción del griego debería decirse el Pastor bueno, bravo, honrado, hermoso, perfecto en todos sus aspectos, Jesús contrapone la imagen del pastor mercenario que ve venir al lobo y huye.  El falso pastor sólo piensa en él. No tiene interés alguno por sus ovejas. Es incapaz de arriesgar su vida ante el peligro. Las ovejas “no cuentan con él”. Si en la historia de Israel aparecen algunos buenos pastores, abundan los malos, los descuidados, los que manipulan al pueblo y utilizan al rebaño de Israel para su propio provecho. En contraste con ellos, y con los maestros de la ley, Jesús se declara el buen Pastor, el Pastor modelo. Jesús entregó su vida por cada uno de nosotros. Pedro nos lo dice con estas palabras: “¡es un hermano por quién Cristo ha muerto!”. Todos nosotros, cada uno de nosotros, somos alguien para Jesús. Somos importantes para Él. El Buen Pastor, nos lo dice Jesús, conoce a cada una de sus ovejas. Las llama a cada una por su nombre. 
El Señor se contrapone él mismo a los pastores asalariados, a los que no les importan las ovejas. No sólo lleva a sus  ovejas a pastos abundantes, sino que les da su propia vida. Así como hay profundas relaciones de amor entre Él y el Padre, las hay también entre Él y sus ovejas. Él cumple la misión salvadora que el Padre le ha confiado, y conforme a su voluntad, da su vida por sus ovejas. Y lo va a hacer libremente.  
Además, él,  el Buen Pastor, tiene otras ovejas en otros corrales, y las va a llamar para hacer con todas ellas un solo rebaño.
Cuando Jesús dice esto, se produce una fuerte división entre los judíos: unos los rechazan y otros lo escuchan. 
Esta página, nos debe llevar a una honda reflexión, porque nosotros también, tenemos responsabilidad pastoral. Somos pastores al mismo tiempo que ovejas.
Y no podremos ser buenos pastores, como lo es el Señor, sin una profunda relación con el Padre de Jesús. Ese Padre es también, nuestro Padre.
Y no podremos tampoco ser buenos pastores, sin cultivar una profunda relación también con Jesús.
No se puede dar lo que no tenemos.
Si estamos desnutridos, si estamos alejados de la Vida, no podremos dar vida. 
Además tenemos que cuidar de nuestras ovejas; esas personas de las que somos responsables.  Con respeto, con comprensión y por sobre todo con verdadero amor.
Si tratamos a los demás como números, objetos o fichas, seremos malos pastores. 
Podría  parecer que este texto está referido sólo a los sacerdotes que guían al pueblo de Dios. Sin embargo, todos en mayor o menor grado, debemos ser pastores. Tal vez en nuestra familia, tal vez en nuestro ambiente. Y el Señor nos dio a nosotros a través del Bautismo y de la Confirmación la misión de ser sus testigos, de darlo a conocer, de comprometernos con Él y con su Reino. 
Por eso, cuando en nuestra Iglesia parece que hay algo que no está bien, lo primero que tenemos que pensar es qué hacemos personalmente para  mejorarlo. Para ser lo que Jesús espera de nosotros. 
Hoy  vamos a pedirle especialmente al Señor, por los principales pastores de su pueblo, los obispos y sacerdotes para que les conceda ser fieles reflejos de Cristo Buen Pastor. Y vamos a pedirle también por cada uno de nosotros, para que sepamos cuidar con amor, una pequeña parte de ese rebaño del Señor. 

Oveja perdida, ven
sobre mis hombros, que hoy
no sólo tu pastor soy,
sino tu pasto también.

Por descubrirte mejor
cuando balabas perdida,
dejé en un árbol la vida
donde me subió el amor;
si prenda quieres mayor,
mis obras hoy te la den.

Pasto, al fin, hoy tuyo hecho,
¿cuál dará mayor asombro,
o al traerte yo en el hombro
o al traerme tú en el pecho?
Prenda son de amor estrecho
que aún los más ciegos las ven.
Amén.
            Himno de la Liturgia de las Horas 

SANTORAL:  San Anselmo

Anselmo, cuyo nombre significa "protegido por Dios", nació en Aosta, ciudad del Piamonte, en el año 1034. Su madre, que era muy piadosa, lo inició en las verdades de la religión, y él, desde muy pequeño, se sintió llamado a servir a Dios. Tenía un gran deseo de adquirir la ciencia divina y profana, es decir, la teología y la filosofía.Después de la muerte prematura de su madre, abandonó la casa paterna y recorrió Borgoña. Se dirigió a Normandía, y en el monasterio benedictino de Bec fue admitido como alumno de Lanfranco, de quien admiraba sobremanera la virtud y perfección. Bajo su ministerio, Anselmo tomó el hábito de monje.Su disciplina, su devoción y su ágil inteligencia lo hicieron popular. Pasados tres años ocupó el cargo de prior, mientras Lanfranco era nombrado abad del monasterio de San Esteban, en Caen, y más tarde arzobispo de Cantorbery. Anselmo consumía la totalidad de su tiempo en la meditación de las Escrituras y en el apostolado, consolando a los afligidos que se acercaban a él. En el año 1078 fue nombrado abad de Bec.
Su fama se extendió por toda Normandía, Flandes e Inglaterra, adonde llegó en 1092, algunos años después de la muerte de Lanfranco. El rey de este último país, Gillermo II, apodado el Rojo, quiso que fuese consagrado obispo de Cantorbery y, por lo tanto, primado de Inglaterra.
Anselmo se destacó en la defensa de la libertas de la Iglesia frente al poder civil; no consintió que los bienes de los pobres pasaran al tesoro de Gillermo II, monarca dispendioso y derrochador; ni que los nombramientos de los cargos eclesiásticos dependieran de la voluntad del soberano. Éste, entonces, lo persiguió.
Se trasladó a Roma, donde fue recibido por el sumo pontífice Urbano II. En el concilio de Bari mostró su sabiduría y prudencia. Escribió libros con los que enriqueció a la Iglesia Católica. En sus obras siguió las huellas de san Agustín.
Anselmo aplicó la razón al estudio y al análisis de las verdades de la fe. Se lo proclamó doctor de la Iglesia en 1720 y se lo llama padre de la escolástica, pues con él comienza la ciencia teológica propiamente dicha, que habría de llegar a su perfección con santo Tomás de Aquino, dos siglos más tarde. Escribió, entre otras cosas, obras sobre la verdad, la libertad, el problema del mal y un notable tratado sobre la encarnación, donde se esboza el doga de la inmaculada concepción.
Murió un miércoles santo, al alba, el 21 de abril de 1109. 


LECTIO DIVINA 


Yo doy Vida eterna a mis ovejas     
     
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan     10, 27-30

En aquel tiempo, Jesús dijo:
«Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa.»
Palabra del Señor.

1.     LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

 ·   Guías para la lectura:
             
El cuarto domingo de pascua es llamado en la liturgia el Domingo del Buen Pastor, pues siempre se lee el capítulo diez del evangelio de Juan en que Jesús afirma dos veces “Yo soy el buen pastor” (10,11.14). 
El texto de nuestro evangelio está tomado de la segunda parte del capítulo diez. Allí se narra el diálogo polémico entre los judíos y Jesús, en el templo, durante la fiesta de la Dedicación (v.22-24).  
Los judíos le dicen: “si tú eres el Cristo, dínoslo de una vez” (v.24). Jesús les responde también con sus obras: “las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí”, y agrega “pero ustedes no creen porque no son de mis ovejas”. Luego sigue el texto de este domingo.  
El texto presenta tres personajes, las ovejas, Jesús mismo y el Padre. En los vv. 27-28 se muestra la relación que hay entre Jesús y sus ovejas. Jesús retoma la imagen del pastor y las ovejas con la que había comenzado el capítulo. Ahora vuelve a afirmar la escucha y el seguimiento de sus ovejas, como lo había hecho en 10,3-4. A estas ovejas les da vida eterna, lo que es eco de las dos veces en que afirma “Yo soy el buen pastor” y sigue diciendo “que da su vida por las ovejas” (v.11.15), es decir que la vida eterna que reciben las ovejas es fruto de la vida entregada de Jesús por ellas. 
Luego el texto sigue mostrando al Padre como el “dador” de las ovejas, que las tiene en su mano.
En el contexto polémico del texto, que refleja el contexto polémico de la comunidad joánica, la imagen de estar en la mano de Jesús, en la mano del Padre, quiere confortar a la comunidad, a los creyentes, frente a las adversidades que pueden pasar y sufrir, con la certeza que “nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre” (v.29). 
Al final una afirmación que sorprende por su densidad y brevedad: “el Padre y yo somos uno”.
Recién acaba de nombrar al Padre y los dos protegen a las ovejas, pero esta afirmación destaca la unidad entre Jesús y el Padre: somos uno. La audacia de la afirmación se muestra en la reacción de los judíos que quieren apedrearlo (v. 31ss), pero al mismo tiempo deja entrever otra dimensión. Si había comenzado a hablar de la relación de sus ovejas con él: “mis ovejas me escuchan, yo las conozco, me siguen…” ahora se vuelve a la relación con su Padre: “el Padre y yo somos uno”. De alguna manera está insinuando que la unión con su Padre es fuente y modelo de la relación con sus ovejas, es decir con nosotros, sus discípulos. Lo dirá más adelante en la oración durante la última cena: “como tú Padre estás en mí y yo en ti, que ellos sean uno en nosotros” (17,21). 

2.  MEDITACIÓN - ¿QUÉ  ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
  
·                       Preguntas para la meditación: 
                 
Ø     ¿Qué sentimientos me trae el Evangelio del día de hoy?
Ø     ¿Qué reacciones me trae el Evangelio del día de hoy?
Ø     ¿Qué recuerdos me trae el Evangelio del día de hoy?

 3.  ORACIÓN - ¿QUÉ  LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
                
Mi Señor, mi Buen Pastor, Hijo del Padre, fuente de luz, tormenta de fe, que vienes a sacudir nuestra dormida esperanza, que nos envías a Tu Madre para enamorar nuestros fríos corazones, que luchas con amor para conquistar los espíritus inquietos por las angustias del mundo.  

Óyenos Señor, escucha a tus hermanos aquí, juntos queremos seguirte,
donde Tú quieras que nuestros pasos se dirijan.
Nuestros corazones quieren pertenecerte, por siempre.
Nuestras almas sedientas de Tu luz solo quieren verte sonreír junto a Tu Madre.
Envíanos Tus Ángeles y Tus Santos, consuélanos con su presencia celestial.
Danos el consuelo infinito de saber que Tu Misericordia ve con ojos agradables nuestro arrepentimiento por tanto error cometido.
No permitas que bajemos nuestras defensas contra el maligno y sus tentaciones.
Haznos fuertes, Señor, haznos fuertes en la entrega a Vos, nuestro Dios.
Haznos pequeños y dóciles para que dejemos actuar a Tu Santo Espíritu en nosotros, para que Tú te hagas cargo de nuestra vida.
Haznos confiados corderos de Tu rebaño, Señor, danos el abrazo de Tu Voluntad, Señor. Que seas Tú quien nos guíe, que sea tu Madre quien nos proteja.
No te alejes de nosotros, Señor, perdona nuestros errores y pecados, y nuestra falta de fe. 

4.  CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?

Que alegría sentir que tenemos un Buen Pastor, un único Pastor, sintámonos pequeñas ovejas y digámosle: 
“Que me sienta Señor protegido por tu brazos”

5.  ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

·                        Preguntas para la acción: 

Ø     ¿Qué me pide hoy el Señor para que le deje ser mi Pastor?
Ø    ¿Estoy dispuesto a escuchar su voz y seguirla?
Ø   ¿Con quién compartiré lo reflexionado?
    

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