30 de abril de 2013 - MARTES DE LA QUINTA SEMANA DE PASCUA
San Pío V,
papa
…La paz que nos da Jesús…
PRIMERA LECTURA
Lectura de los
Hechos de los Apóstoles 14, 19-28
Vinieron
de Antioquía y de Iconio algunos judíos que lograron convencer a la multitud.
Entonces apedrearon a Pablo y, creyéndolo muerto, lo arrastraron fuera de la
ciudad. Pero él se levantó y, rodeado de sus discípulos, regresó a la ciudad.
Al
día siguiente, partió con Bernabé rumbo a Derbe. Después de haber evangelizado
esta ciudad y haber hecho numerosos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y
a Antioquía de Pisidia. Confortaron a sus discípulos y los exhortaron a
perseverar en la fe, recordándoles que es necesario pasar por muchas
tribulaciones para entrar en el Reino de Dios.
En
cada comunidad establecieron presbíteros, y con oración y ayuno, los
encomendaron al Señor en el que habían creído.
Atravesaron
Pisidia y llegaron a Panfilia. Luego anunciaron la Palabra en Perge y
descendieron a Atalía. Allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido
encomendados a la gracia de Dios para realizar la misión que acababan de
cumplir.
A
su llegada, convocaron a los miembros de la Iglesia y les contaron todo lo que
Dios había hecho con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los
paganos. Después permanecieron largo tiempo con los discípulos.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 144, 10-11. 12-13ab.
21 (R.: cf. 12a)
R. Que
tus amigos, Señor, manifiesten la gloria de tu reino.
Que
todas tus obras te den gracias, Señor,
y
tus fieles te bendigan;
que
anuncien la gloria de tu reino
y
proclamen tu poder. R.
Así
manifestarán a los hombres tu fuerza
y
el glorioso esplendor de tu reino:
tu
reino es un reino eterno,
y
tu dominio permanece para siempre. R.
Mi
boca proclamará la alabanza del Señor:
que
todos los vivientes bendigan su santo Nombre,
desde
ahora y para siempre. R.
EVANGELIO
X
Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 27-31a
Jesús
dijo a sus discípulos:
«Les
dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni
teman! Me han oído decir: “Me voy y volveré a ustedes.” Si me amaran, se
alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
Les
he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.
Ya
no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este
mundo: él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que
yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado.»
Palabra de
Dios.
PARA REFLEXIONAR
Estamos al
término del “primer viaje misionero” de san Pablo. Ayer leíamos que los
ensalzaban como a dioses, y hoy, que los apedrean hasta dejarlos medio muertos.
Pablo y sus acompañantes experimentan una vez más que
el Reino de Dios padece violencia y que no es fácil predicarlo en este mundo. Pero no se dejan atemorizar: se marchan de Listra y van a predicar a otras ciudades.
el Reino de Dios padece violencia y que no es fácil predicarlo en este mundo. Pero no se dejan atemorizar: se marchan de Listra y van a predicar a otras ciudades.
Pablo y Bernabé
no se contentan con anunciar el evangelio. En un segundo tiempo, algunos años
después de su viaje de ida, vuelven, fundan comunidades estructuradas y designan a «ancianos»para jefes de las mismas.
Animan a las
comunidades a perseverar
a pesar de la tribulación. El sufrimiento acompaña al cristiano, como a todo ser humano, pero su sufrimiento puede tener sentido: sabemos que es un «paso», un momento doloroso que conduce al Reino, es decir, a la felicidad total junto a Dios. Pablo ya se atrevía a decir esas cosas a los recién convertidos.
a pesar de la tribulación. El sufrimiento acompaña al cristiano, como a todo ser humano, pero su sufrimiento puede tener sentido: sabemos que es un «paso», un momento doloroso que conduce al Reino, es decir, a la felicidad total junto a Dios. Pablo ya se atrevía a decir esas cosas a los recién convertidos.
***
En el clima de la
despedida, los discípulos están preocupados por el futuro. Los perturba y
angustia el anuncio de la traición de Judas y de la negación de Pedro. Jesús
los tranquiliza y les da la paz en la
forma tradicional del saludo y despedida de los semitas. El judío usaba la
fórmula de paz no sólo como saludo ordinario, sino también como parte de un acto sagrado. En el Antiguo Testamento, llegó a ser
fórmula litúrgica de bendición en el culto en Jerusalén. En el Nuevo Testamento
aparece desde el nacimiento de Juan Bautista y de Jesús, hasta la resurrección.
Jesús insinúa que quiere
dar “su” paz, que no es igual
a la paz que dan los que son del mundo, sino que esta paz viene de lo alto.
No es la paz superficial
que queda reducida solamente a una ausencia de guerras, o esa paz egoísta, que
significa que no se metan en mi vida ni me compliquen, o la paz de los
cementerios.
La paz de
Jesús, es una paz que se recibe primero como don, y que se conquista para el mundo con gran esfuerzo. Se
trata del mayor bien
que el hombre puede desear. La paz del hombre nuevo, hijo de Dios y hermano de todos; el
hombre reconciliado con Dios, con él mismo, con los hombres y con toda la creación. La paz infundida por el Espíritu Santo incluye el perdón de los pecados. Esta paz, don del resucitado a su Iglesia, no es de este mundo pero, necesita hacerse presente también en este mundo.
que el hombre puede desear. La paz del hombre nuevo, hijo de Dios y hermano de todos; el
hombre reconciliado con Dios, con él mismo, con los hombres y con toda la creación. La paz infundida por el Espíritu Santo incluye el perdón de los pecados. Esta paz, don del resucitado a su Iglesia, no es de este mundo pero, necesita hacerse presente también en este mundo.
Por eso el lugar de esa
nueva paz es sobre todo la comunidad cristiana, como espacio de la presencia de Cristo. Esta paz nunca
dejará de ser combatida, porque expone al discípulo al conflicto con el mundo;
precisamente porque cree, y sus valores no son los del mundo. La promesa de paz
de Jesús se realiza en medio de la agitación y de todos los peligros.
Jesús estará
presente en su comunidad por medio de su Espíritu y de su Palabra, y estará
también junto al Padre. Porque está junto al Padre su presencia
puede ser permanente en la comunidad.
De ese modo se cierra el
círculo. A través de su camino hacia la cruz en obediencia a la voluntad del
Padre, Jesús se convierte ahora definitivamente en el revelador del amor de
Dios. Sólo se vence el odio cuando se aprende a
dar la vida. Paradójicamente “luchar
por la paz” es hacerse
capaz de “recibir el don de la paz”.
Hoy Jesús nos da esa misma
paz que ratifica su presencia. La paz es un
verdadero estado de gracia, construido en lo más profundo del
corazón del hombre. Ella posibilita que nos acerquemos al otro como a un
hermano. Lo que ofrece Jesús es una paz nacida de la solidaridad, el respeto
por la vida y la entrega generosa.
PARA DISCERNIR
¿Qué paz doy, qué paz
busco?
¿Es un ideal la paz por la
que lucho?
¿Vivo la Paz del mundo, o
anhelo esa paz de Dios que es armonía por la búsqueda del bien y la verdad en
el amor?
¿Pienso que la paz es
simplemente fruto de un acuerdo o un bien por el cual luchar?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE
DÍA
…Que no se inquiete nuestro
corazón. Nos dejó su paz…
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…Es una
pregunta clásica de los psiquiatras. Te dicen una palabra y el paciente
responde con lo que aquella cosa le sugiere. Si a los cristianos nos dijesen
“¿Morada de Dios?”, es muy posible que en un porcentaje alto contestáramos:
Templo. Y sin embargo, el evangelio de hoy responde a esta pregunta de un modo
totalmente diferente.
Para el
evangelio la morada de Dios es el propio cristiano. Al cristiano,
dice Jesús, que vendrá con su Padre para morar en él. Para que esta realidad
insospechada se dé, Cristo pone un presupuesto: que el cristiano le ame y guarde su palabra.
insospechada se dé, Cristo pone un presupuesto: que el cristiano le ame y guarde su palabra.
Podemos estar
orgullosos de nuestro Dios. Ni soñando hubiéramos podido imaginar este
comportamiento como propio de Dios. Al recordar el plan amoroso de Dios en su
relación con los hombres, un sentimiento de profunda gratitud nos debe embargar
a todos nosotros.
Antes, se
concebía a Dios como una realidad exterior al hombre y distante de él. En la
exposición que hace Jesús, la comunidad y cada miembro se convierten en morada
de la divinidad, la misma realidad humana se hace santuario de Dios.
No hay ámbitos
sagrados donde Dios se manifieste, fuera del hombre mismo.
Tal vez, nadie
ha expresado esto tan bellamente como S. Agustín:
“Tarde te amé,
hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé. Tú estabas dentro de mí; yo,
fuera. Por fuera te buscaba y me lanzaba sobre el bien y la belleza, creados
por ti. Tú estabas conmigo y yo no estaba contigo ni conmigo. Me
retenían lejos las cosas. No te veía ni te sentía ni te echaba de menos.
Mostraste tu resplandor y pusiste en fuga mi ceguera. Exhalaste tu perfume y respiré
y suspiro por Ti. Gusté de Ti y siento hambre y sed. Me tocaste y me abraso en
tu paz”.
En
ausencia de Jesús, los discípulos contarán con la ayuda del Espíritu, que les
hará penetrar en todo lo que Jesús ha dicho. El Espíritu colaborará en la construcción
de la comunidad. Hará posible la interpretación del mensaje de Jesús.
Jesús se
despide deseándoles la paz. No es un saludo trivial. Les asegura que no va a
estar ausente. Esto debe darles la serenidad y quitarles todo temor. Ir al
Padre no es una tragedia, puesto que su muerte va a ser la manifestación
suprema del amor del Padre, la victoria sobre el mundo y la muerte…
Pedro Olalde
PARA REZAR
Para rezar
¡Feliz de ti
si desalojas de
tu corazón
la violencia
destructiva,
y luchas por la
paz,
tantas veces
amenazada a tu alrededor,
y en el mundo
entero,
por las
discordias y odios,
los rencores y
las guerras.
Feliz de ti
si tus justas y
necesarias rebeldías
contra todo lo
malo
no te impulsan
a destruir todo lo viejo,
sino a
construir un mundo nuevo,
sobre los
cimientos de la paz,
la convivencia
fraternal
y la
solidaridad entre los hombres.
Feliz de ti
Si descubres
los caminos
de la amistad
que construye.
feliz de ti si,
desde ahora,
aprendes a
recorrer el camino del diálogo,
escuchando a
los demás
evitando
cerrarte en ti mismo,
para convivir
con nosotros.
LECTIO DIVINA
Mi
paz les doy
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 14, 27-31a
Jesús dijo a
sus discípulos:
«Les dejo la
paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. í No se inquieten ni teman!
Me han oído decir: "Me voy y volveré a ustedes." Si me amaran, se
alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
Les he dicho
esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.
Ya no hablaré
mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él
nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al
Padre y obro como él me ha ordenado.»
Palabra de
Dios.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Guías para la
lectura:
El texto del
Evangelio de hoy es continuador del de ayer. Jesús les había hablado una vez
más de su íntima pertenencia filial con el Padre y de la promesa del Espíritu
Santo para consolarlos y recordarles sus palabras.
Ahora les dice
que antes de irse les deja Su paz: “Les dejo la paz, le doy mi paz” (27a).
Seguramente,
la idea subyacente en las palabras de Jesús era el concepto hebreo de “shalom”,
paz en el sentido pleno, integral. Los discípulos debían ver por todos los
medios, que más allá de los eventos difíciles que iban a vivir y que
culminarían con la muerte del líder, había un propósito de bienestar para ellos
que debía vencer el miedo.
No se trataba
de una paz conocida, no entraba dentro de la categoría de ausencia de
conflicto, ni de calma circundante como la “pax romana”. Jesús dice de la
misma: “…pero no como la da el mundo” (v.27b). Era la paz de
Jesús, un gozo profundo que podía permanecer seguro y confiado en las tormentas
más terribles, y en los tormentos más atroces. Por eso vuelve a repetir lo que
manifestó al comenzar el discurso 14. 1: “¡No se inquieten ni teman”.
Era además una paz escatológica y que solamente Dios estaba en condiciones de
ofrecer: “Yo daré paz a la tierra…” (Lev.26.6)
Al contrario
de temor por su anunciada partida: “Me han oído decir: Me voy y volveré a
ustedes” (vs.28a), los discípulos debían sentir regocijo. Lejos de
constituirse en fin, la muerte para Jesús era un “pasaporte” para volver al
Padre: “Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el
Padre es más grande que yo” (vs.28b). Pero ese camino sí debía
implicar separación física que les impediría escuchar su voz personalmente, "Ya
no hablaré mucho más con ustedes” (v.30a). ¿Quién estaba por entrar
en escena de manera inminente? Jesús lo anuncia sin lugar a equívocos: “…el
Príncipe de este mundo”. Pero a esa nota de realismo espiritual, Jesús le
quiere agregar una verdad fundamental que estaba destinada a fortalecer la fe y
el valor de los discípulos: “…él nada puede hacer contra mí” (vs.30b).
El propósito
de estos anuncios sobre los acontecimientos futuros: Su despedida, pasión, victoria,
vuelta al Padre, llegada del Espíritu Santo, etc. estaban destinados a provocar
en los discípulos un valor espiritual asociado a la paz: la fe. Jesús no ahorra
palabras para insistir en esto: “Les he dicho esto antes que suceda para que
cuando se cumpla, ustedes crean” (v.29a).
Antes de hacer
un “intervalo” en su discurso (v31b), Jesús reitera la urgencia que tienen los
discípulos actuales y futuros de conocer su amor esencial con el Padre, puesto
de manifiesto en su obediencia, la misma que lo llevará a aceptar su signo
sacrificial en la angustia del Getsmaní, y materializado luego en la cruz: “…pero
es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como Él me ha
ordenado” (v.31a).
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la meditación:
¿En qué medida
yo experimento la paz de Jesús en mi vida?
¿Qué
implicancia tiene que el demonio nada puede hacer contra el poder de Jesús?
¿De qué manera
me ayuda conocer que Jesús ama al Padre y le obedece?
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO
BÍBLICO?
Señor, Vos que
viniste a darnos una paz inigualable, dame la posibilidad de vivirla cada día,
permaneciendo en tu amor y en tus palabras.
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Reflexiono en
la profundidad de la paz que ofrece Jesús y el significado que esto tiene para
conocerlo más a Él y para mi vida personal.
Medito en las
maneras que tengo de ser un factor comunicante de esa paz a un mundo que vive
en conflicto y temor.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la acción:
¿Buscaré a
través de la lectura orante de este texto recibir la paz de Cristo?
¿Trataré de
ser un pacificador no sólo en palabras y gestos litúrgicos, sino en mi vida
cotidiana?
¿Con quién que
está turbado o con temores, voy a compartir lo que recibí del Señor en la
Lectio de hoy?
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