21 de mayo de 2013 - TO - MARTES VII SEMANA
San Cristóbal Magallanes, presbítero, y
compañeros, mártires
…Para ser el primero hacerse el último…
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del
Eclesiástico 2,
1-11
Hijo, si te decides a servir al Señor,
prepara tu alma para la prueba.
Endereza tu corazón, sé firme,
y no te inquietes en el momento de la desgracia.
Únete al Señor y no se separes,
para que al final de tus días seas enaltecido.
Acepta de buen grado todo lo que te suceda,
y sé paciente en las vicisitudes de tu humillación.
Porque el oro se purifica en el fuego,
y los que agradan a Dios, en el crisol de la humillación.
Confía en él, y él vendrá en tu ayuda,
endereza tus caminos y espera en Él.
Los que temen al Señor, esperen su misericordia,
y no se desvíen, para no caer.
Los que temen al Señor, tengan confianza en Él,
y no les faltará su recompensa.
Los que temen al Señor, esperen sus beneficios,
el gozo duradero y la misericordia.
Fíjense en las generaciones pasadas y vean:
¿Quién confió en el Señor y quedó confundido?
¿Quién perseveró en su temor y fue abandonado?
¿Quién lo invocó y no fue tenido en cuenta?
Porque el Señor es misericordioso y compasivo,
perdona los pecados
y salva en el momento de la aflicción.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 36, 3-4. 18-19. 27-28. 39-40 (R.: cf. 5)
R. ¡Confía tu suerte al Señor!
Confía en el Señor y practica el bien;
habita en la tierra y vive tranquilo:
que el Señor sea tu único deleite,
y él colmará los deseos de tu corazón. R.
El Señor se preocupa de los buenos,
su herencia permanecerá para siempre;
no desfallecerán en los momentos de penuria,
y en tiempos de hambre quedarán saciados. R.
Aléjate del mal, practica el bien,
y siempre tendrás una morada,
porque el Señor ama la justicia
y nunca abandona a sus fieles. R.
La salvación de los justos viene del Señor,
él es su refugio en el momento del peligro;
el Señor los ayuda y los libera,
los salva porque confiaron en Él. R.
EVANGELIO
Hijo, si te decides a servir al Señor,
prepara tu alma para la prueba.
Endereza tu corazón, sé firme,
y no te inquietes en el momento de la desgracia.
Únete al Señor y no se separes,
para que al final de tus días seas enaltecido.
Acepta de buen grado todo lo que te suceda,
y sé paciente en las vicisitudes de tu humillación.
Porque el oro se purifica en el fuego,
y los que agradan a Dios, en el crisol de la humillación.
Confía en él, y él vendrá en tu ayuda,
endereza tus caminos y espera en Él.
Los que temen al Señor, esperen su misericordia,
y no se desvíen, para no caer.
Los que temen al Señor, tengan confianza en Él,
y no les faltará su recompensa.
Los que temen al Señor, esperen sus beneficios,
el gozo duradero y la misericordia.
Fíjense en las generaciones pasadas y vean:
¿Quién confió en el Señor y quedó confundido?
¿Quién perseveró en su temor y fue abandonado?
¿Quién lo invocó y no fue tenido en cuenta?
Porque el Señor es misericordioso y compasivo,
perdona los pecados
y salva en el momento de la aflicción.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 36, 3-4. 18-19. 27-28. 39-40 (R.: cf. 5)
R. ¡Confía tu suerte al Señor!
Confía en el Señor y practica el bien;
habita en la tierra y vive tranquilo:
que el Señor sea tu único deleite,
y él colmará los deseos de tu corazón. R.
El Señor se preocupa de los buenos,
su herencia permanecerá para siempre;
no desfallecerán en los momentos de penuria,
y en tiempos de hambre quedarán saciados. R.
Aléjate del mal, practica el bien,
y siempre tendrás una morada,
porque el Señor ama la justicia
y nunca abandona a sus fieles. R.
La salvación de los justos viene del Señor,
él es su refugio en el momento del peligro;
el Señor los ayuda y los libera,
los salva porque confiaron en Él. R.
EVANGELIO
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Marcos 9,30-37
Al salir de allí atravesaron la Galilea; Jesús no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará.» Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas.
Llegaron a Cafarnaún y,
una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: «¿De qué hablaban en el
camino?.» Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el
más grande.
Entonces, sentándose,
llamó a los Doce y les dijo: «El que quiere ser el primero, debe hacerse el
último de todos y el servidor de todos.»
Después, tomando a un
niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: «El que recibe a uno
de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí
al que recibe, sino a aquel que me ha enviado.»
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
La segunda página de este libro de sabiduría, el
Eclesiástico, es un aviso muy realista: «Prepárate para las pruebas». La
sabiduría, aunque es don de Dios y participación en su sabiduría eterna e
insondable, es también aprendizaje y tarea por nuestra parte. Requiere
valentía, fidelidad, perseverancia, aplicación. Si vienen pruebas, también
exige el saberlas aguantar y sacar provecho de ellas.
El autor recurre a la historia, que está llena de
personas que nos dan ejemplo de constancia y fidelidad a Dios, porque en las
dificultades confiaron en Él: «¿Quién confió en el Señor y quedó
defraudado?».
Las pruebas nos hacen madurar, nos hacen pensar, nos
invitan a relativizar tantas cosas y a dar importancia a las que valen la pena.
Con la fuerza de Dios no hay dificultad insuperable.
Con su luz vamos adquiriendo la verdadera sabiduría que nos trae también la
felicidad. Confiemos en Dios. Eso iluminará de sabiduría nuestra jornada.
***
Jesús para ir educando a los suyos en el camino del
discipulado, les anuncia por segunda vez su pasión y su muerte. Pero todavía no
están dispuestos a entender lo que les está queriendo decir. Lo que les
preocupa, y de eso discuten en el camino, es «quién
será el más importante». Ya se ven en el Reino del Maestro, ocupando
los puestos de honor.
Aún se ve lo difícil que es para los discípulos
comprender la pasión, muerte y resurrección de Jesús. A pesar de haber
escuchado, directamente de sus labios, los requerimientos para la construcción
del Reino siguen preocupados más por el poder,
que por entregar incondicionalmente la vida por el hermano como
les propone el Maestro.
Jesús, en la serenidad de casa, con extrema delicadeza
les da una lección para que vayan corrigiendo
sus expectativas. Les aclara que no se puede ser el primero en
su Reino si no se abandona toda tentativa de poder, asumiendo comprometidamente
el servicio y la entrega por los demás.
Después, pone a un niño en medio de ellos y dice que
el que recibe a un niño lo recibe a Él. Precisamente a un niño, que en el
ambiente social de entonces era más bien marginado de la sociedad y tenido en
muy poco.
Jesús puede
hablarles del poder y valor de la
servicialidad porque es el primero que la vive con toda radicalidad. Toda su vida está en esa
actitud de entrega por los demás porque no ha venido a ser servido sino a
servir y a dar su vida para la salvación de todos. Actitud que manifiesta en
su cercanía a los más necesitados,
que pondrá de manifiesto con ellos cuando arrodillado
les lave los pies; pero sobre todo cuando en la cruz entregue su
vida.
La dificultad para entender la lección que Jesús dio a
los apóstoles también la padecemos hoy. Tendemos a ocupar los primeros lugares,
a buscar nuestros propios intereses, a despreciar a aquellos de los que no
podemos esperar mucho. Eso pasa en el mundo de la política, en nuestro mundo
familiar o comunitario, en nuestra vida eclesial. Nuestra naturaleza se rebela cuando podemos «ser el último
de todos».
La salvación del
mundo vino a través de la cruz de Cristo. Seguimos a un Salvador humilde, aparentemente fracasado, el Siervo de todos, hasta la Cruz. El discípulo no puede ser más que el maestro. Colaborar con
Él en la construcción del reino significará muchas veces sufrimiento, otras
veces renuncia y esfuerzo, y siempre entrega
gratuita.
Aquel que quiera ser discípulo de Jesús debe ser un
servidor integral, especialmente de los que más lo necesitan, de los
abandonados, de los postergados, de los que nadie atiende, aquellos de los que
nadie se acuerda. Amar es servir. Un
cristiano que no sirve, no sirve como cristiano. “Una Iglesia que no sirve, no sirve para nada”.
Como Iglesia también debemos asumir la radicalidad de la propuesta de servicio que Jesús
asumiócon todas las consecuencias que implique. Vivir en pobreza y
al servicio de los hombres y de todo hombre, es la única obligación del
cristiano.
PARA DISCERNIR
¿Acepto las consecuencias de renuncia y cruz en el
seguimiento del Señor?
¿Busco una salvación a mi medida?
¿Reconozco en el servicio una fuente de Gracia?
REPITAMOS A LO
LARGO DE ESTE DÍA
…Seamos primeros sirviendo a todos…
PARA LA LECTURA
ESPIRITUAL
«Quien quiera ser el primero, que sea el
último de todos y el servidor de todos»
¡Jesús!… ¡Qué
humildad la tuya, Rey de la gloria, al someterte a todos los sacerdotes, sin
hacer distinción alguna entre los que te aman y los que, por desgracia, son
tibios o fríos en tu servicio…! A su llamada, tú bajas del cielo; pueden
adelantar o retrasar la hora del santo sacrificio, que tú estás siempre pronto
a su voz… ¡Qué manso y humilde de corazón me pareces, Amor mío, bajo el velo de
la blanca hostia! (Mt 11,29). Ya no puedes abajarte más para enseñarme la
humildad; por eso, para responder a tu amor, yo también quiero desear que mis
hermanas me pongan siempre en el último lugar y convencerme de que ése es
precisamente mi sitio.
Yo sé bien, Dios
mío, que al alma orgullosa tú la humillas y que a la que se humilla le concedes
una eternidad gloriosa; por eso quiero ponerme en el último lugar y compartir
tus humillaciones, para «tener parte contigo»(Jn 13,8) en el reino de los
cielos.
Pero tú, Señor,
conoces mi debilidad; cada mañana hago el propósito de practicar la humildad, y
por la noche reconozco que he vuelto a cometer muchas faltas de orgullo. Al ver
esto, me tienta el desaliento, pero sé que el desaliento es también una forma
de orgullo. Por eso quiero, Dios mío, fundar mi esperanza sólo en ti; ya que tú
lo puedes todo, haz nacer en mi alma la virtud que deseo. Para alcanzar esta
gracia de tu infinita misericordia, te repetiré muchas veces: «¡Jesús, manso y
humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo»…
Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897), carmelita
descalza,
Doctora de la Iglesia -Oración 20
PARA REZAR
Gracias, Señor, por haberme llamado
a servir gratuitamente,
a dar mi tiempo, mis energías
a dar mi tiempo, mis energías
y mi amor a quienes sufren.
Aquí estoy, Señor, envíame.
Dispón mi mente y mi corazón
Aquí estoy, Señor, envíame.
Dispón mi mente y mi corazón
a escuchar sin prejuicios,
a servir hasta las últimas consecuencias.
Envíame, Señor, a pesar de que yo también soy débil
así comprenderé que eres tú nuestra fuerza,
y mis hermanos descubrirán tu rostro
a servir hasta las últimas consecuencias.
Envíame, Señor, a pesar de que yo también soy débil
así comprenderé que eres tú nuestra fuerza,
y mis hermanos descubrirán tu rostro
en mi presencia discreta.
Envíame, Señor, y así comprenderé
Envíame, Señor, y así comprenderé
que la mayor felicidad está en servirte. Amén.
LECTIO DIVINA
El Hijo del hombre va a ser entregado.
El que quiere ser el primero debe hacerse el último de todos.
El que quiere ser el primero debe hacerse el último de todos.
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Marcos
9,30-37
Al salir de allí atravesaron la Galilea; Jesús no quería que nadie lo supiera,
porque enseñaba y les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de
los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará.» Pero los
discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas.
Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: «¿De
qué hablaban en el camino?.» Ellos callaban, porque habían estado discutiendo
sobre quién era el más grande.
Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: «El que quiere ser el
primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos.»
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo:
«El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que
me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado.»
Palabra del
Señor.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
Guías para la
lectura:
Jesús había
advertido a sus discípulos que se cuidaran de la levadura de los fariseos y de
Herodes, celosos de su poder a costa de todo.
Sin embargo,
la tentación del poder y la gloria se cierne también sobre la comunidad de los
discípulos, y Jesús le sale al paso. De la misma manera que Él renunció a un
poder terreno y a una gloria mundana, los discípulos deben desprenderse de
pretensiones de dominio.
Todo deseo de
alguna autoridad sobre los demás debe transformarse en un deseo de servir a
todos desde el último lugar.
Resulta
grosero que, luego que Jesús anunciara una vez más su muerte y su resurrección,
los discípulos, que no lograban entrar en esa lógica de entrega, se pusieran a
discutir quién de ellos era el más grande.
Pero Jesús les
muestra que en la lógica del Reino, el más grande es el que se hace último, el
que sirve. Por eso el niño representa a los preferidos, a los primeros.
El discípulo,
si realmente quiere ser agradable a los ojos de Jesús, deberá hacerse pequeño y
humilde como un niño, y aparecer ante los demás con la sencillez de un pequeño,
porque no tendría sentido que él defendiera permanentemente su imagen, cuando
su Maestro renunció a la fama y al poder terreno.
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
Preguntas para
la meditación:
¿Por qué los
discípulos no entendían el anuncio de Jesús sobre su muerte? ¿Por qué tenían
miedo? ¿Qué relación hay entre el entendimiento y el temor?
¿Cómo se
entiende que los discípulos estuvieran más preocupados en su espacio de poder
que en el anuncio de la muerte de Jesús?
¿Cuál es la
ecuación correcta de poder en el reino de Dios?
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL
TEXTO BÍBLICO?
Cambia mi
corazón Señor; sólo Tú puedes liberarlo de sus deseos de gloria y de poder,
sólo Tú puedes sanar su orgullo y hacerlo simple y desprendido como el tuyo.
Dame la gracia
de amar el último lugar, ese que nadie desearía quitarme.
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO
BÍBLICO?
Pienso en el
dramático anuncio que Jesús hace de su muerte, en la decepcionante reacción de
los discípulos quiénes especulan con sus espacios de poder y autoridad.
Medito en la
estructura y escalas de poder que Jesús anuncia para su Reino.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO
BÍBLICO?
Preguntas para
la acción:
¿Valoro en
toda su dimensión la entrega sacrificial de Jesús por todos nosotros?
¿Qué imágenes
me vienen a la mente cuando pienso en cuestiones de poder, autoridad, servicio,
etc.?
¿A qué “niño”
recibiré y atenderé hoy para recibir al Señor?
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