27 de mayo de 2013


San Agustín de Cantorbery, obispo

Vende lo que tienes y sígueme

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Eclesiástico 17, 24-26. 29

A los que se arrepienten, les permite volver
y reconforta a los que perdieron la constancia.
Vuelve al Señor y deja de pecar,
suplica ante su rostro y deja de ofenderlo.
Vuelve al Altísimo, apártate de la injusticia
y odia profundamente toda abominación.
¡Qué grande es la generosidad del Señor
y su perdón para los que vuelven a él!
Palabra de Dios.

SALMO Sal 31,1-2. 5. 6. 7 (R.: 11a) 
R. ¡Qué los justos se alegren en el Señor!

¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado
y liberado de su falta!
¡Feliz el hombre a quien el Señor
no le tiene en cuenta las culpas,
y en cuyo espíritu no hay doblez! R.

Pero yo reconocí mi pecado,
no te escondí mi culpa,
pensando: «Confesaré mis faltas al Señor.»
¡Y Tú perdonaste mi culpa y mi pecado! R.

Por eso, que todos tus fieles te supliquen
en el momento de la angustia;
y cuando irrumpan las aguas caudalosas
no llegarán hasta ellos. R.

Tú eres mi refugio,
tú me libras de los peligros
y me colmas
con la alegría de la salvación. R.

EVANGELIO
    X Lectura del santo Evangelio según san Marcos    10, 17-27

    Cuando Jesús se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?»
    Jesús le dijo: « ¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre.»
    El hombre le respondió: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud.»
    Jesús lo miró con amor y le dijo: «Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme.» El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
    Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: « ¡qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!» Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: «Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios.»
    Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros:
    «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
    Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible.»
Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

El sabio, en esta página, llena de ternura, nos invita a convertirnos a Dios, mientras sea tiempo: después de la muerte ya no podremos alabar a Dios ni darle gracias, ni convertirnos.
El motivo fundamental con el que quiere animar es la bondad de Dios«A los que se arrepienten Dios los deja volver… qué grande es la misericordia del Señor y su perdón para los que vuelven a él».
Dios nos espera. Para el Eclesiástico, los peores pecados son dos, uno referido a Dios: la idolatría, y otro al prójimo: la injusticia. Nuestra actitud más sabia es la de convertirnos: «volver», «retornar a Dios», «abandonar el pecado», «alejarnos de la injusticia y de la idolatría»
*** 
Jesús se encuentra con un hombre que quiere “heredar la vida eterna”. Parecesincero y con buena intención, pero quizás demasiado seguro de su bondad. El hombre es un buen israelitacumplidor de los mandamientos, observante de la ley,íntegro, conforme a los principios y valores de la tradición judía. Todo lo que estaba mandado lo ha cumplido desde pequeño.
La mirada de afecto de Jesús impresionó a sus discípulos. El Señor no anda con vueltas y le propone al joven algo radical. Para Jesús la observancia de la ley resulta insuficiente, porque Él viene a ofrecer algo superior a toda ley, una vida que desborda todos los valores imaginables. Jesús mira con amor al hombre que ha buscado en sus palabras un sentido más pleno para la vida y lo invita a realizar juntos el camino del Reino. Pero para hacerlo tiene que vender todo lo que tiene y darlo a los pobres.
El hombre que tenía muchos bienes no se atreve a dar el paso y se retira. El camino del Reino exige la pobreza. Cuando estamos llenos de cosas somos lentos para avanzar y lo que poseemos se transforma en un obstáculo que nos traba.
Jesús nos pide la entrega absoluta para que podamos recibirlo todo. Jesúsrespeta con delicadeza la libertad de cada persona, pero no acumular riquezas se convierte en una exigencia para los que acepten el mensaje del Reino y quieran seguirlo.
Algunos, lo siguen sin dudar, dejándolo todo como los apóstoles, pero muchos se echan atrás como este hombre; que es como un símbolo del pueblo elegido de Dios que, llegado el momento, no quiso aceptar el mensaje del Mesías.
La lección que saca Jesús es muy dura: los ricos, los que están demasiado apegados a sus bienes, se hacen incapaces de recibir el Reino: «Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja…».
Ante la afirmación de Jesús, el evangelista destaca la “sorpresa” de los discípulos. Era idea corriente entre los judíos que la riqueza era signo de la bendición de Dios: aquí, en cambio, Jesús da un giro radical a esta concepción. Lo absoluto de la exigencia del seguimiento, y la crítica a las riquezas desconcierta a los discípulos a tal punto que con angustia le preguntan: “¿Quién puede salvarse?”. Jesús responde con una cita del Génesis donde recuerda a Abraham la omnipotencia de Dios para cumplir sus promesas. Ahora también Dios sigue siendo omnipotente para transformar a los hombres y hacerlos capaces de renunciar a sus bienes para compartirlos, siguiendo a Jesús y su Evangelio.
A todos nos cuesta renunciar a lo que nos da seguridad: las riquezas, las ideas, los afectos, la familia o los proyectos. Nuestro tesoro está, donde está nuestro corazón. El desprendimiento es signo de la entrega de la propia vida y para compartir con los desposeídos de la tierra la vida y los bienes. Porque la felicidad no consiste en dejarlo todo, sino en hacerse libre de todo para entregarse a Cristo y al trabajo por el reino.
Con Dios es posible el amor, la solidaridad, la generosidad, el desinterés y la confianza en la providencia. Aceptar el Evangelio del Reino de Dios, es vivir un tipo de vida en el que los bienes no son el valor absoluto. Y esto sólo es posible en la medida en queDios es valor radical que nos lleva al encuentro y descubrimiento del hermano por quien vale la pena renunciar al acumular, para vivir el compartir.

PARA DISCERNIR

¿Nuestro corazón está en el Dios del Reino y en la búsqueda del Reino de Dios?
¿Estamos dispuestos a renunciar a estas falsas seguridades?
¿Esperamos que Dios nos cambie el corazón, puesto que para Él nada hay imposible?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

…Para Dios todo es posible…

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL 

…«Entonces ¿quién puede salvarse?»
     Jesús, contestando a la pregunta que le había hecho un hombre rico, reveló como se puede llegar a la vida eterna. Pero es la idea de tener que abandonar sus riquezas lo que hizo que este hombre se quedara triste y se marchara. Entonces Jesús dijo: «Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios». A su vez, Pedro, que se había despojado de todo renunciando a su oficio y a su barca, que no poseía ni tan solo un anzuelo, se acerca a Jesús y le pregunta: «Entonces ¿quién puede salvarse?»
     Fíjate al mismo tiempo en la reserva y en el celo de este discípulo. No ha dicho: «Mandas lo imposible, este mandamiento es demasiado difícil, esta ley es demasiado exigente». Tampoco se queda callado. Sino que, sin faltar al respeto y mostrando cuán atento estaba hacia los demás, dijo: «Entonces ¿quién puede salvarse?» Es porque incluso antes ya de ser pastor tenía alma de éste; ya antes de estar investido de autoridad…, se preocupaba del mundo entero.  Un hombre rico, probablemente habría preguntado lo mismo pero por interés, preocupado
por su situación personal y sin pensar en los otros. Pero Pedro, que era pobre, no puede ser sospechoso de haber hecho esta pregunta por semejantes motivos. Ello es señal de que se preocupaba por la salvación de los demás, y que deseaba aprender de su Maestro tal como se debe.
De aquí la respuesta alentadora de Cristo: «Es imposible para los hombres, no para Dios».
Lo cual quiere decir: «No penséis que yo os abandono. Yo mismo os asistiré en las cuestiones importantes, y haré que sea fácil y sencillo lo que es difícil»… 
San Juan Crisóstomo (hacia 345-407),
Homilía sobre el deudor de diez mil talentos, 3; PG 51, 21

PARA REZAR

«Quiero seguirte»

Quiero seguirte, Señor, en medio de este mundo;
quiero seguirte en medio de tantas dificultades,
en medio de una sociedad que pasa cada vez más de ti;
en medio de tanta gente que, sin saberlo,
está hambrienta y necesitada
de algo que la llene de verdad.
Quiero seguirte, Señor,
porque sé que me necesitas para crear un mundo
en donde reine cada vez más la justicia, el amor y la paz;
un mundo donde todos
se puedan llamar algún día hermanos de verdad;
un mundo donde todos te reconozcan y se acerquen de nuevo a ti;
un mundo donde la única ley sea amarnos como tú nos amaste.
 Hoy, Señor, quiero renovar mi opción por ti.
Quiero decirte que sigues siendo importante en mi vida,
que te necesito.
Quiero decirte que sin ti estaría perdido y desorientado
porque tú eres luz para mis ojos y calor para mi alma.
Sé, Señor, que tenerte en el centro de mi vida no es fácil,
que las dificultades afloraran sin yo buscarlas.
Algunas veces serán los que me rodean
que me invitarán a dejarte;
otras será mi pereza, mi comodidad, mi orgullo, mi «yo».
A pesar de todo, quiero lanzarme en el vacío,
quiero apostar por ti.
Porque sé que sólo quien apuesta en esta vida
es capaz de ganar algo;
porque sé que seguirte es hacer un ejercicio de confianza total
y yo estoy dispuesto a realizarlo,
porque tú no me vas a defraudar.

LECTIO DIVINA 

Vende lo que tienes y sígueme 

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos    10, 17-27

    Jesús se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?»
    Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre.»
    El hombre le respondió: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud.»
    Jesús lo miró con amor y le dijo: «Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme.»
    Él, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
    Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!»
    Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: «Hijos míos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios.»
    Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros:
«Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
    Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Él todo es posible.»
Palabra del Señor.

1.     LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

 ·   Guías para la lectura:
              
• El evangelio de hoy narra dos cosas:

(a) Cuenta la historia del hombre rico que pregunta por el camino de la vida eterna (Mc 10,17-22), y
(b) Jesús llama la atención sobre el peligro de las riquezas (Mc 10,23-27).  
El hombre rico no aceptó la propuesta de Jesús, pues era muy rico. Una persona rica está protegida por la seguridad que la riqueza le da. Tiene dificultad en abrir la mano y dejar escapar esta seguridad. Agarrada a las ventajas de sus bienes vive defendiendo sus propios intereses. Una persona pobre no acostumbra tener esta preocupación. Pero puede que tenga una cabeza de rico. Entonces, el deseo de riqueza crea en ella una dependencia y hace que esta persona se vuelva esclava del consumismo. Hay gente que tiene tantas actividades que ya no tiene tiempo para dedicarse al servicio del prójimo. Con esta problemática en la cabeza, tanto de las personas como de los países, vamos a meditar el texto del hombre rico. 
• Marcos 10,17-19: La observancia de los mandamientos y la vida eterna.
Alguien llega cerca de Jesús y le pregunta: “Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?” El evangelio de Mateo informa que se trata de un joven (Mt 19,20.22). Jesús responde bruscamente: “¿Por qué me llamas bueno? ¡Nadie es bueno, sino sólo Dios!” Jesús aleja la atención sobre sí mismo y apunta hacia Dios, pues lo que importa es hacer la voluntad de Dios, revelar el Proyecto del Padre. En seguida, Jesús afirma: “Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre”. Es importante mirar bien la respuesta de Jesús. El joven había preguntado por la vida eterna. ¡Quería vivir cerca de Dios! Pero Jesús no menciona los tres primeros mandamientos que definen nuestra relación con Dios. Recuerda los mandamientos que hablan del respeto a la vida ¡cerca del prójimo! Para Jesús, sólo conseguimos estar bien con Dios, si estamos bien con el prójimo. No sirve de nada engañarse. La puerta para llegar a Dios es el prójimo. 
• Marcos 10,20: Observar los mandamientos, ¿para qué sirve? 
El hombre responde diciendo que ya observaba los mandamientos desde su juventud. Lo que es curioso es lo siguiente. Él había preguntado por el camino de la vida. Ahora, el camino de la vida era y sigue siendo: hacer la voluntad de Dios expresada en los mandamientos. Quiere decir que él observaba los mandamientos sin saber para qué servían. De lo contrario, no hubiera hecho la pregunta. Es como lo que ocurre a muchos católicos de hoy: no saben decir para qué sirve ser católico. ”Nací en un país católico, ¡por esto soy católico!” ¡Cosa de costumbre! 
Marcos 10,21-22: Compartir los bienes con los pobres y seguir a Jesús.
Oyendo la respuesta del joven: “Jesús fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme.» La observancia de los mandamientos es apenas el primer grado de una escalera que va más allá y más alto. ¡Jesús pide más! La observancia de los mandamientos prepara a la persona para que pueda llegar a la entrega total de sí a favor del prójimo. Jesús pide mucho, pero lo pide con mucho amor. El joven no aceptó la propuesta de Jesús y se fue “porque tenía muchos bienes”
Marcos 10,23-27: El camello y el ojo de la aguja.
Después que el joven se fuera, Jesús comentó su decisión: ¡Qué difícil es que los que tengan riquezas entren en el Reino de los Cielos! Los discípulos quedaron asombrados. Jesús repite la misma frase y añade: ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios.» La expresión “entrar en el Reino” indica no sólo y en primer lugar la entrada en el cielo después de la muerte, sino también y sobre todo la entrada en comunidad alrededor de Jesús. La comunidad es y debe ser una muestra del Reino. La alusión a la imposibilidad de que un camello pase por el ojo de la aguja viene de un proverbio popular de la época usado por el pueblo para decir que una cosa era humanamente imposible. Los discípulos quedaron desconcertados ante la afirmación de Jesús y se preguntaban unos a otros: "¿Y quién se podrá salvar?" Señal de que no habían entendido la respuesta de Jesús al joven rico: “Ve, vende todos sus bienes y dalos a los pobres, luego ven y ¡sígueme!” El joven había observado los mandamientos desde su juventud, pero sin entender el porqué de la observancia. Algo semejante estaba aconteciendo con los discípulos. Ellos habían abandonado ya todos los bienes según había pedido Jesús al joven rico, pero ¡sin entender el porqué del abandono! Si lo hubiesen entendido no se hubiesen quedado asombrados ante la exigencia de Jesús. Cuando la riqueza o el deseo de la riqueza ocupan el corazón y la mirada, la persona deja de percibir el sentido del evangelio.  
¡Sólo Dios puede ayudar! Jesús mira a los discípulos y dice: "Para los hombres es imposible, pero no para Dios. ¡Porque todo es posible para Dios!" 
Texto extraído de  Lectio divina “Los Carmelitas”. 

2.     MEDITACIÓN - ¿QUÉ  ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
  
·                       Preguntas para la meditación: 

Ø    ¿Qué debo hacer para heredar la Vida eterna?
Ø    ¿Qué cosas aún no pongo a disposición de Dios?
Ø    ¿Qué significa para mí saber que entrar al Reino de los Cielos es imposible para los hombres pero no para Dios? 

3.     ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
                          
SALMO     Sal 31,1-2. 5. 6. 7 (R.: 11a)
¡Qué los justos se alegren en el Señor!

¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado
    y liberado de su falta!
¡Feliz el hombre a quien el Señor
no le tiene en cuenta las culpas,
y en cuyo espíritu no hay doblez!

Pero yo reconocí mi pecado,
no te escondí mi culpa,
pensando: «Confesaré mis faltas al Señor.»
¡Y Tú perdonaste mi culpa y mi pecado!

Por eso, que todos tus fieles te supliquen
en el momento de la angustia;
y cuando irrumpan las aguas caudalosas
no llegarán hasta ellos.

Tú eres mi refugio,
tú me libras de los peligros
y me colmas
con la alegría de la salvación.  

4.     CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
    
ALELUIA     2Cor 8, 9

Aleluia.
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre por nosotros,
a fin de enriquecernos con su pobreza.
Aleluia.
 

5.     ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

·                        Preguntas para la acción: 

Ø      ¿Me acercaré al Señor con argumentos de auto justificación o en búsqueda de su gracia?
Ø      ¿Qué cosas que me faltan o me cuestan debo ceder?

Ø     ¿Con quién compartiré lo reflexionado en la Lectio de hoy?

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