28 de mayo de 2013


Muchos de los últimos serán los primeros 

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Eclesiástico 35, 1-12

Observar la Ley es como presentar muchas ofrendas
y ser fiel a los mandamientos
es ofrecer un sacrificio de comunión;
devolver un favor es hacer una oblación de harina
y hacer limosna es ofrecer un sacrifico de alabanza.
La manera de agradar al Señor es apartarse del mal,
y apartarse de la injusticia es un sacrificio de expiación.
No te presentes ante el Señor con las manos vacías,
porque todo esto lo prescriben los mandamientos.
Cuando la ofrenda del justo engrasa el altar,
su fragancia llega a la presencia del Altísimo.
El sacrificio del justo es aceptado
y su memorial no caerá en el olvido.
Glorifica al Señor con generosidad
y no mezquines las primicias de tus manos.
Da siempre con el rostro radiante y consagra el diezmo con alegría.
Da al Altísimo según lo que él te dio,
y con generosidad, conforme a tus recursos,
porque el Señor sabe retribuir
y te dará siete veces más.
No pretendas sobornarlo con un don, porque no lo aceptaría,
y no te apoyes en un sacrificio injusto.
Porque el Señor es juez
y no hace distinción de personas.
Palabra de Dios.

SALMO Sal 49, 5-8. 14. 23 
R. ¡El Señor es el único Juez!

Al que va por el buen camino,
Le haré gustar la salvación de Dios.
El Dios de los dioses, el Señor,
habla para convocar la Tierra
desde la salida del sol hasta el ocaso. R

«Reúnanme a mis amigos,
a los que sellaron mi alianza con un sacrificio.»
¡Que el cielo proclame su justicia,
porque el Señor es el único Juez! R.

«Escucha, pueblo mío, yo te hablo;
Israel, voy a alegar contra ti: yo soy el Señor, tu Dios.
No te acuso por tus sacrificios:
¡tus holocaustos están siempre en mi presencia!» R.

«Ofrece al Señor un sacrificio de alabanza
y cumple tus votos al Altísimo.
El que ofrece sacrificios de alabanza, me honra de verdad;
y al que va por el buen camino,
le haré gustar la salvación de Dios.» R.

EVANGELIO
        X Lectura del santo Evangelio según san Marcos    10, 28-31

    Pedro le dijo a Jesús: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
    Jesús respondió: «Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.
    Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros.»
Palabra del Señor. 

PARA REFLEXIONAR

En este texto, el Sirácida trata de conseguir un equilibrio entre la liturgia y la caridad, dos dimensiones en la vida del creyente.
El sabio enumera diversas clases de sacrificios: los de comunión, los de flor de harina, los de alabanza, los de expiación. Recomienda que se hagan las ofrendas que recomienda la ley. Dios no se dejará ganar en generosidad: «El Señor sabe pagar y te dará siete veces más».
Pero a la vez, el Sirácida afirma que lo principal no son los sacrificios rituales, externos, sino la ofrenda interna, total, del creyente. Debemos ofrecernos nosotros mismos, como hizo Jesús, que se entregó a sí mismo en el altar de la cruz.
Todo ello hecho con buena cara, sin darnos importancia, sin aparentar que nos cuesta, ni llamar la atención; sin buscar el aplauso de los hombres, sino con sencillez y autenticidad interior: el Padre, que ve en lo escondido, nos lo premiará. Los sacrificios «rituales», y a la vez el sacrificio «vital» de nuestra persona.
*** 
Jesús ha pedido al rico que quería heredar el reino que lo venda todo y lo siga. Sin animarse a dar ese paso se aleja triste. Pedro aprovecha la ocasión para recodar que ellos lo han dejado todo y lo han seguido. Pedro y los discípulos todavía tienen una idea política del mesianismo de Jesús. No han descubierto todavía lo que les ofrece Jesús y buscan puestos de honor, recompensas humanas, soluciones cuasi mágicas.
Jesús y su Espíritu los irán ayudando a madurar en su fe, hasta que después de la Pascua puedan entregarse gratuita y generosamente al servicio de Cristo Jesús y de la comunidad, hasta la entrega de sus propias vidas.
La respuesta de Jesús es misteriosa y alentadora: «Recibirá en este tiempo cien veces más y en el futuro, la vida eterna».
No se trata de matemática. La respuesta habla de una situación de absoluta novedad. Jesús armará en torno a sí una nueva comunidad unida por lazos más fuertes que los de la sangre. Dejamos un hermano para buscar cien.
Al céntuplo que se recibirá de todo Jesús agrega: “con persecuciones”. En ningún momento Jesús asegura el éxito, felicidad humana y aplausos de los hombres. La promesa de la vida eterna viene después. A la Pascua salvadora se llega por el vía crucis del Viernes Santo. El amor muchas veces supone sacrificio. Requiere esfuerzo y lucha; pero vale la pena. Habrá felicidad, pero será la de aquel que descubre que hay“más alegría en dar que en recibir”. La felicidad será del que se sacrifica por los demás.
La pobreza por el Evangelio no se queda en una simple renuncia a los bienes materiales, ni mucho menos en un asistencialismo consistente en darle a los bienes, un fin social. El modo viejo de vivir marcado por el egoísmo y la seguridad que da la acumulación de bienes, tiene que dar paso a la donación, que lleva compartir los bienes de la tierra en solidaridad y comunión.
Jesús termina remarcando que no se puede pertenecer a la nueva comunidad del Reino con criterios de protagonismo o superioridad basados en el poder y el prestigio que dan las riquezas.
En el reino todos tendrán que adoptar la actitud de Jesús, la de hacerse “último de todos y servidor de todos”. En el Reino no valen las posiciones que crean diferencias. Lo que caracteriza al reino es la gratuidad en la cual no hay precio, pero sí hay valor.¿Acaso, pregunta una madre cuánto le van a pagar por su trabajo? ¿Pone un amigo precio a la sinceridad? ¿Pasó factura Jesús por su entrega en la cruz?
Lo que verdaderamente tiene valor es lo que se gesta desde el amor hecho de justicia, compasión misericordia y servicio.

PARA DISCERNIR

¿Qué sentido doy a mis renuncias?
¿Tengo yo una actitud meramente negativa?
¿Hago opciones o elecciones que sobrepasan todo precio humano?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

…Recibiremos cien veces más…

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…«Ya en este tiempo, cien veces más»

«Sembrad en justicia, dice el Señor, y recogeréis la esperanza de la vida». No habla del último día cuando todo se nos dará realmente y ya no en esperanza; habla del presente. Cierto, nuestro gozo será grande, nuestra alegría infinita, cuando comenzará la verdadera vida. Pero ya la esperanza de un gozo tan grande no se puede dar sin gran gozo. «Que la esperanza os tenga alegres» dice el apóstol Pablo (Rm 12,12). Y David no dice que estará gozoso, sino que ya lo ha estado el día en que ha esperado poder entrar en la casa del Señor (Sl 121,1).
Todavía no poseía la vida, pero ya había cosechado la esperanza de la vida. Y al mismo tiempo experimentaba  la verdad de la Escritura que dice que no sólo la recompensa sino «la esperanza de los justos está llena de gozo» (Pr 10,28). Este gozo se produce en el alma de aquel que ha sembrado para la justicia, por la convicción que tiene de que sus pecados le son perdonados…
…Cualquiera de entre vosotros, después de los principios amargos de la conversión, tiene la felicidad de verse aliviado por la esperanza de los bienes que espera… ya desde ahora ha recogido el fruto de sus lágrimas. Ha visto a Dios y ha escuchado de él: «Dadle el fruto de sus obras» (Pr 31,31). ¿Cómo es posible que el que ha «gustado y visto cuán bueno es el Señor» (Sl 33,9) no haya visto a Dios? El Señor Jesús aparece dulce a aquel que recibe de él no sólo la remisión de sus faltas, sino también el don de la santidad y, más aún, la promesa de la vida eterna. Dichoso el que ha hecho ya tan buena cosecha… El profeta dice en verdad: «Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares» (Sl 125,5)… Ningún provecho ni honor terrestre no nos parecerá estar por encima de nuestra esperanza y de este gozo de esperar, desde ahora enraizado profundamente en nuestros corazones: «La esperanza no engaña, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Rm 5,5)… 
San Bernardo. Sermón 37 sobre el Cántico de los Cánticos
  
PARA REZAR

Jesús:
La certeza de tu identidad te ha liberado
para servir a Dios de maneras que no puedo imaginar.
Me siento muy limitado por mis temores y mis ansiedades,
y sin embargo me atrae la libertad que veo en Ti,
la libertad para servir a Dios.
Jesús, ayúdame a descubrir
dónde es que Dios quiere que yo sirva.
Veo muchas cosas negativas e injustas
en el mundo, en mi país, en mi ciudad,
y hasta en mi familia. Pero tengo miedo.
¿Cómo puedo cambiar ciertas cosas?
¿Cómo puedo aprender a confrontar?
Y más importante aún, ¿qué es lo que Dios quiere que yo haga?
Mi querido amigo Jesús, cuando Te veo,
quedo enamorado de Tu fuerza y de
la libertad con que sirves a Dios.
Eso me atrae fuertemente.
Quiero aprender a servir a Dios sin la carga de mis temores.
Pareces estar muy consciente de Tu identidad
y de cómo Dios Te ha llamado a servir.
Quiero tener el valor suficiente para confrontar
las estructuras y las autoridades que veo actuando mal.
Pero, Jesús, tengo miedo.
La confrontación me trae recuerdos de viejos temores
que necesitan ser sanados, y necesito sentir Tu amor
y Tu libertad para servir con todo el corazón.
Nunca he sido una persona luchadora, sino alguien que rehuye a los conflictos.
Pero cuando estoy contigo esta semana,
veo que las constantes confrontaciones
con las autoridades parecen darte una paz más profunda
y mayor firmeza.
Siento que estás cada vez más consciente
de Quien eres y de la misión que Dios Te ha encomendado.
Jesús, eso es lo que quiero. Quiero poder levantar la cabeza
y, como Tú, poder mirar la gente a los ojos cuando las desafío.
Quiero tener el valor de hablar por quienes necesitan ayuda.
Quiero tener el valor de estar contigo a todo momento,
trabajar como Tú, por la justicia y para llevar la buena nueva a los pobres.
Gracias por compartir Tu vida conmigo.
Siento que se van estrechando los lazos que me unen a Ti
a medida que Te voy conociendo cada día más.
Gracias por invitarme a acompañarte en esta travesía.
Dame el valor que necesito para caminar como Tú.

LECTIO DIVINA

Recibirán en este mundo el ciento por uno, en medio de las persecuciones;
y en el mundo futuro, la Vida eterna

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     10, 28-31

    Pedro le dijo a Jesús: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
    Jesús respondió: «Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.
    Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros.»
Palabra del Señor.

LECTURA -  ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

Guías para la lectura:

Pedro ha escuchado la invitación de Jesús de dejarlo todo y no depositar la confianza en las riquezas. Entonces pregunta a Jesús cuál será su recompensa. Jesús se adapta a la mentalidad interesada de Pedro indicando que su entrega no quedará sin recompensa.
La idea del ciento por uno evidentemente no puede tomarse al pie de la letra, como una cuestión matemática. Sólo quiere indicar, que las necesidades del creyente quedarán satisfechas de un modo mucho más perfecto, que si se apegara a las cosas del mundo alejándose de Dios.
Sin embargo, Jesús no deja de poner límites a esta visión interesada de Pedro, diciéndole en primer lugar que el premio es la vida eterna, y que el premio en esta vida no consiste en poder, gloria humana o posición social. Esto se expresa en el anuncio de las persecuciones y en la invitación a hacerse el último.
Aunque creamos que tenemos muchas obras buenas y sacrificios para ofrecerle a Dios, nunca podemos pensar que con nuestras obras compramos la amistad con Dios, que sólo puede ser un regalo gratuito, porque “esto no proviene de ustedes, sino que es don de Dios, y no es el resultado de las obras, para que nadie se enorgullezca” (Ef 2, 8-9). Por la amistad que Dios nos regala gratuitamente y por la iniciativa de su gracia, nosotros podemos poner todo de nuestra parte para crecer y para agradecer a Dios, y eso ciertamente produce efectos positivos en nuestra vida, y nos ayuda a vivir mejor, a ser más felices, a enfrentar mejor las dificultades de la existencia.

MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

Preguntas para la meditación:

¿Qué es lo que en realidad había dejado Pedro hasta ese momento para seguir a Jesús?
¿Qué es lo que finalmente dejará Pedro por seguir a Jesús?
¿Quiénes son los últimos y quiénes los primeros?

ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?

Señor, dame fuerzas y generosidad para entregarte mi vida, sabiendo que entregarla a ti no es perderla ni desperdiciarla, porque en tu amor sabes premiar con abundante bondad, con una vida mejor, aunque muchas veces no consista en lo que nosotros planteamos.
Gracias Señor.

CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?

Repito y reflexiono en el texto:
“Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros.”

ACCIÓN -  ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

Preguntas para la acción:

¿Qué he dejado por seguir a Jesús?
¿Qué estoy dispuesto a dejar por ser su discípulo?
¿Cómo buscaré hoy ser el último?


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