14 de junio de 2013 – TO – VIERNES DE LA SEMANA X
…Pero Yo les digo…
PRIMERA
LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a
los cristianos de Corinto 4, 7-15
Hermanos:
Nosotros llevamos un tesoro en
recipientes de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no
procede de nosotros, sino de Dios.
Estamos atribulados por todas
partes, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no
abandonados; derribados, pero no aniquilados.
Siempre y a todas partes,
llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que
también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Y así aunque vivimos,
estamos siempre enfrentando a la muerte por causa de Jesús, para que también la
vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De esa manera, la muerte
hace su obra en nosotros, y en ustedes, la vida.
Pero teniendo ese mismo
espíritu de fe, del que dice la Escritura: Creí, y por eso hablé, también
nosotros creemos, y por lo tanto, hablamos. Y nosotros sabemos que aquel que
resucitó al Señor Jesús nos resucitará con él y nos reunirá a su lado junto con
ustedes.
Todo esto es por ustedes: para
que al abundar la gracia, abunde también el número de los que participan en la
acción de gracias para gloria de Dios.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 115,
10-11. 15-16. 17-18 (R.: 17a)
R. Te ofreceré, Señor, un
sacrificio de alabanza.
Tenía confianza, incluso
cuando dije:
«¡Qué grande es mi
desgracia!.»
Yo, que en mi turbación llegué
a decir:
«¡Los hombres son todos
mentirosos!.» R.
¡Qué penosa es para el Señor
la muerte de sus amigos!
Yo, Señor, soy tu servidor,
tu servidor, lo mismo que mi
madre:
por eso rompiste mis cadenas.
R.
Te ofreceré un sacrificio de
alabanza,
e invocaré el nombre del
Señor.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su
pueblo. R.
EVANGELIO
X Lectura del santo Evangelio
según san Mateo 5, 27-32
Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo:
No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola,
ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho es para ti
una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se
pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la
Gehena. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y
arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y
no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
También se dijo: El que se
divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. Pero yo les digo:
El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a
cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido,
comete adulterio.
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
Pablo y, como él, todos los ministros de la comunidad,
sienten que llevan un tesoro; pero lo
llevan «en vasijas de barro».
Experimentan la debilidad y las dificultades en su camino, pero sin embargo,
el ardiente deseo de anunciar es la prueba
de que «Una fuerza tan extraordinaria es de
Dios y no proviene de nosotros».
El “tesoro” al que alude Pablo es la experiencia y
el conocimiento de Jesús resucitado.
Este es el incomparable don que llevamos en “vasijas de barro”. La predicación
de la fe se hace desde la limitación propia de ser hombre.
Esta serie de imágenes nos recuerdan los combates de
los gladiadores. Pablo, que ha experimentado esta situación, sabe muy bien que sin la gracia de Dios, estaba destinado al fracaso. La debilidad del creyente no
es síntoma de fracaso, sino espacio abierto
para la manifestación de Dios. En la debilidad de Jesús se manifestó
la gloria del Padre, en la pobreza del creyente, se revelará la fuerza y la
verdad del mensaje salvador.
Pablo insiste muchas veces en esta carta sobre las pruebas de su ministerio, en las cuales se
encuentra su fecundidad. El Apóstol pone al
descubierto, a los que se predican a sí mismos y se sienten muy seguros de su
salvación futura. Apropiarse de la gloria de Jesús es un camino cerrado que lleva al fracaso. Cuando
el apóstol se apropia de lo que predica está pretendiendo apropiarse de Dios
mismo.
El camino del discípulo misionero, es todo lo
contrario: Dios se manifiesta en “nuestra
carne” y ella le sirve de instrumento para revelarse. Nuestro diario
luchar, es hoy el lugar de la manifestación de Dios.
Para los que piensan que esto es una locura, Pablo usa
como argumento positivo, el triunfo de los creyentes mismos. El apóstol tiene
una fuerte seguridad: Dios le dará el triunfo.
Pablo, en todo, se siente unido a Cristo. Se ha solidarizado con Él en los
sufrimientos, con la esperanza de que también participará de su vida: «quien resucitó al Señor Jesús, también con Jesús nos
resucitará». La fragilidad por las dificultades que los aprietan
desde fuera, y por la debilidad que sienten dentro, los hace humildes y realistas.
Todo es para bien de
la comunidad: «la muerte está actuando en nosotros y la vida en
vosotros… todo es para su bien».
De este modo queda claro que sólo puede hablar, el que
ha llegado a creer. Una fe fuerte a
pesar de las dificultades, es la garantía de la fecundidad
en la misión.
***
Jesús ve la necesidad de reemplazar el contenido de
las leyes de la antigua alianza que, por tanto abuso habían perdido fuerza
frente a las exigencias de una alianza nueva,
que ya no se puede aplazar más.
Las antítesis que plantea Jesús entre lo que se decía
en el Antiguo Testamento y lo que Él propone a los suyos, lo llevan al tema de
la fidelidad conyugal, así como
ayer lo hacía sobre la caridad fraterna.
La superioridad de los mandamientos que inaugura Jesús
se concretiza cuando, al referirse al adulterio va más allá de la fidelidad
física y se preocupa de la fidelidad que no
se ve, pero que se juega en la conciencia.
Al referirse al adulterio, Jesús interpreta el
mandamiento de forma radical. En el Antiguo Testamento, el adulterio es una violación del derecho del hombre. Pero Jesús va más allá, va
al espíritu profundo de la ley, teniendo en cuenta incluso el peligro de la
tentación.
Como en el caso del homicidio, se toma la suprema
ofensa, como punto de partida, más allá de la cual avanza Jesús. La afirmación
es contundente; mirar con deseo tiene tanta culpabilidad como el mismo
adulterio. Jesús va a la raíz de la ley tratando
de llegar a las causas que generan el impulso y los deseos de la carne.
El Antiguo Testamento está siendo perfeccionado y corregido por
Jesús, que quiere restaurar el plan inicial de
Dios sobre el amor, con una fidelidad indisoluble que exige, a veces,
renuncias. Las sentencias de Jesús sobre la mano o el ojo que son ocasión de
pecado, son un llamado a suprimir las causas, que provocan el tropiezo.
En este mismo contexto encontramos la antítesis, sobre
el divorcio. Los fariseos interpretan el tema del divorcio desde el
Deuteronomio; que permite al varón expulsar a la mujer con la condición de
darle un acta de repudio o documento de libertad. El que “repudia a la
propia esposa” la expone al adulterio, no sólo a ella sino a quien se
una a ella en una nueva unión conyugal.
Jesús reinterpreta la ley apoyando la dignidad de la
mujer y fundando el matrimonio como vínculo de unidad. Superando
los límites de lo que está mandado por la ley mosaica, reafirma el
valor del matrimonio, no como un derecho del uno sobre el otro, sino
como unidad responsable entre el hombre y la
mujer. Para Jesús el divorcio va contra el plan de Dios, que quiere un
amor fiel en la vida matrimonial. El divorcio es la preparación
del adulterio.
Con la frase «Pero yo les digo», Jesús
busca profundidad, invitando a ir a la raíz de las cosas. La fuente de todo
está en el corazón, en el pensamiento.
Cuando examinamos nuestros actos, no deberíamos
quedarnos en los hechos externos aislados, sino llegar
a nuestras actitudes internas que son la raíz de lo que hacemos y decimos. Si dentro de
nosotros están arraigados el orgullo, la codicia, o el rencor, para corregirlos
necesitamos atacar esa raíz. Si nuestro ojo está viciado, todo lo verá mal. Si
lo curamos todo lo verá sano. Las palabras hirientes o los gestos agresivos
nacen de dentro.
Lo que busca Jesús es edificar
más por dentro que por fuera, porque las leyes son fáciles de burlar,
mientras que la conciencia es el corazón y el
cimiento de la persona íntegra. Con normas externas que prohíban hacer
el mal, no se puede construir el Reino de Dios; es preciso el cambio en el corazón, que se
traduce en cambio visible fuera, en la persona, en su comportamiento individual
y social.
PARA
DISCERNIR
¿Qué valor le doy a las intenciones?
¿Voy a las raíces de mis inconsistencias y pecados?
¿Valoro la fidelidad?
REPITAMOS A
LO LARGO DE ESTE DÍA
…Que me aleje de la ocasión de pecado…
PARA LA
LECTURA ESPIRITUAL
…”La vinculación a Jesucristo no abre paso al placer
que carece de amor, sino que lo prohíbe a los discípulos. Puesto que el
seguimiento es negación de sí y unión a Jesús, en ningún momento puede tener
curso libre la voluntad propia, dominada por el placer, del discípulo. Tal
concupiscencia, aunque sólo radicase en una simple mirada, separa del
seguimiento y lleva todo el cuerpo al infierno. Con ella, el hombre vende su
origen celestial por un momento placentero. No cree en el que puede devolverle
una alegría centuplicada por el placer al que renuncia. No confía en lo
invisible, sino que se aferra al fruto visible del placer. De este modo se
aleja del camino del seguimiento y queda separado de Cristo.
La impureza de la concupiscencia es incredulidad. Por
eso hay que rechazarla. Ningún sacrificio que libere a los discípulos de este
placer que separa de Jesús es demasiado grande. El ojo es menos que Cristo y la
mano es menos que Cristo. Si el ojo y la mano sirven al placer e impiden a todo
el cuerpo la pureza del seguimiento, es preferible renunciar a ellos a
renunciar a Jesús. Las alegrías que proporciona el placer son menores que sus
inconvenientes; se consigue el placer del ojo y de la mano por un instante, y
se pierde el cuerpo por toda la eternidad. Tu ojo, que sirve a la impura
concupiscencia, no puede contemplar a Dios”…
Dietrich Bonhoeffer, El precio de la gracia. El seguimiento.
PARA REZAR
Oración de los esposos
Señor, haz de nuestro hogar un lugar de amor:
donde no haya injurias, porque Tú nos das paciencia;
donde no haya rencor, porque Tú nos enseñas el perdón;
donde no haya abandono, porque Tú estás siempre con nosotros.
donde no haya injurias, porque Tú nos das paciencia;
donde no haya rencor, porque Tú nos enseñas el perdón;
donde no haya abandono, porque Tú estás siempre con nosotros.
Haz, Señor, de nuestras vidas, una página llena de Ti.
Que cada mañana amanezca un día más de entrega.
Que cada noche nos encuentres con más amor de esposos.
Que vivamos todo el día en la ayuda y el consuelo mutuos.
Que cada mañana amanezca un día más de entrega.
Que cada noche nos encuentres con más amor de esposos.
Que vivamos todo el día en la ayuda y el consuelo mutuos.
Ayúdanos, Señor, para educar a nuestros hijos, según tu imagen y semejanza;
para que vivamos nuestro amor conforme a tú voluntad;
para que veamos en nuestra felicidad un motivo más para amarte;
para que demos a los demás lo mucho que Tú nos has dado.
para que vivamos nuestro amor conforme a tú voluntad;
para que veamos en nuestra felicidad un motivo más para amarte;
para que demos a los demás lo mucho que Tú nos has dado.
Te invitamos, Señor, a nuestro hogar.
Ojalá encuentres el bien en él. Amén.
Ojalá encuentres el bien en él. Amén.
LECTIO DIVINA
El que mira a una mujer deseándola, ya cometió
adulterio
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Mateo
5, 27-32
Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que
mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos
de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu
cuerpo sea arrojado a la Gehena. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de
pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de
tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.
También se
dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio.
Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión
ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer
abandonada por su marido, comete adulterio.
Palabra del
Señor.
LECTURA
- ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Guías para la
lectura:
La clave para
comprender lo que Jesús pretende enseñar en este evangelio está en la
“prohibición del deseo”. Se trata de la prohibición que establece el último
mandamiento del decálogo. Lo peculiar de este mandamiento es que no prohíbe una
acción, sino un deseo.
El problema,
por tanto, que aquí presenta Jesús no es un problema relacionado con la
sexualidad, sino con la violencia. Porque, como muy bien se ha dicho, “el
legislador que prohíbe el deseo de los bienes del prójimo se esfuerza por
resolver el problema número uno de toda la comunidad humana: la violencia
interna” (R. Girard).
Y es que, por
experiencia, sabemos que el deseo de lo ajeno es la fuente original de la
violencia en todas sus formas: la violencia económica, política, social,
sexual, profesional. Antes de ejercer la violencia sobre los demás, ¿estaríamos
dispuestos a experimentar nuestra propia violencia sobre nosotros mismos?
¡Desde luego que no! A esto se refieren las duras palabras de Jesús, pero es
mucho más duro hacerlo contra alguien, sobre todo, cuando se hacen contra los
más indefensos de este mundo.
MEDITACIÓN
- ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la meditación:
¿Por qué Jesús
diferencia lo que “han oído” a lo que “yo les digo”?
¿Dónde reside
la violencia humana?
¿Contra quién
generalmente se ejerce primero esa violencia?
ORACIÓN
- ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Oremos guiados
por el Salmo de la liturgia de hoy:
SALMO Sal 115, 10-11. 15-16. 17-18 (R.: 17a)
Tenía confianza, incluso cuando dije:
«¡Qué grande es mi desgracia!.»
Yo, que en mi turbación llegué a decir:
«¡Los hombres son todos mentirosos!.»
¡Qué penosa es para el Señor
la muerte de sus amigos!
Yo, Señor, soy tu servidor,
tu servidor, lo mismo que mi madre:
por eso rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo.
Tenía confianza, incluso cuando dije:
«¡Qué grande es mi desgracia!.»
Yo, que en mi turbación llegué a decir:
«¡Los hombres son todos mentirosos!.»
¡Qué penosa es para el Señor
la muerte de sus amigos!
Yo, Señor, soy tu servidor,
tu servidor, lo mismo que mi madre:
por eso rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo.
CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Me tomo unos
minutos en silencio delante de Dios para mirar con valentía y humildad mi
corazón, y pedirle a Él que lo limpie de todo mal.
ACCIÓN
- ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la acción:
¿Medité hoy en
las reales intenciones de mi corazón?
¿Buscaré hoy
la ayuda de Dios para vencer al pecado desde su verdadero origen?
¿Con quién
compartiré lo reflexionado en la Lectio de hoy?
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