18 de julio de 2013 – TO - JUEVES DE LA SEMANA XV
…Vengan a mí los que están afligidos y agobiados…
PRIMERA
LECTURA
Lectura del libro del
Éxodo 3, 13-20
Moisés, después de
oír la voz del Señor que le hablaba desde la zarza, dijo a Dios: «Si me
presento ante los israelitas y les digo que el Dios de sus padres me envió a
ellos, me preguntarán cual es su nombre. Y entonces, ¿qué les responderé?»
Dios dijo a
Moisés: «Yo soy el que soy.» Luego añadió: «Tú hablarás así a los israelitas:
“Yo soy” me envió a ustedes.» Y continuó diciendo a Moisés: «Tú hablarás así a
los israelitas: El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de
Isaac y el Dios de Jacob, es el que me envía. Este es mi nombre para siempre, y
así será invocado en todos los tiempos futuros. Ve a reunir a los ancianos de
Israel y diles: El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y
de Jacob, se me apareció y me dijo: “Yo los he visitado y he visto cómo los
maltrataban los egipcios. Por eso decidí librarlos de la opresión que sufren en
Egipto, para llevarlos al país de los cananeos, los hititas, los amorreos, los
perizitas, los jivitas y los jebuseos, a una tierra que mana leche y miel.”
Ellos te
escucharán, y tú irás a presentarte ante el rey de Egipto, junto con los
ancianos de Israel. Entonces le dirás: “El Señor, el Dios de los hebreos, vino
a nuestro encuentro. Y ahora tenemos que realizar una marcha de tres días por
el desierto, para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios.”
Ya sé que el rey
de Egipto no los dejará partir, si no es obligado por la fuerza. Pero yo
extenderé mi mano y castigaré a Egipto, realizando ante ellos toda clase de
prodigios. Así él los dejará partir.»
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 104, 1 y 5. 8-9. 24-25. 26-27 (R.: 8a)
R. El Señor se
acuerda eternamente de su alianza.
¡Den gracias al
Señor, invoquen su Nombre,
hagan conocer
entre los pueblos sus proezas;
recuerden las
maravillas que él obró,
sus portentos y
los juicios de su boca! R.
El se acuerda
eternamente de su alianza,
de la palabra que
dio por mil generaciones,
del pacto que
selló con Abraham,
del juramento que
hizo a Isaac. R.
El Señor hizo a su
pueblo muy fecundo,
más fuerte que sus
mismos opresores;
cambió el corazón
de los egipcios,
para que sintieran
odio por su pueblo
y trataran con
perfidia a sus servidores. R.
Luego envió a
Moisés, su servidor,
y a Aarón, que era
su elegido;
por su intermedio
realizó prodigios,
hizo portentos en
la tierra de Cam. R.
EVANGELIO
X Lectura del
santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30
Jesús tomó la
palabra y dijo:
Vengan a mí todos
los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes
mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así
encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
En Egipto en medio de toda clase de dioses era fácil que
los hebreos hubiesen adoptado, en parte, la idolatría ambiental. Dios se
revela como el único verdadero y se une así a la gran tradición de los
patriarcas, quizá algo olvidada. El nombre para los hebreos
indica, «el ser» profundo.
Dios no es una realidad imprecisa, impersonal, una cosa vaga. Tiene un
«nombre», es alguien vivo. «Yavhé» se revela a Moisés diciendo: “Yo soy
el que soy”, reúne a los ancianos de Israel … y diles que he decido
sacarlos de la opresión egipcia. «Yo soy», «soy el que estoy ahí para»,
«soy el que estoy cerca». Es el Dios de los patriarcas, el Dios de la promesa,
el que ha decidido estar siempre ayudando a su pueblo, en el pasado y en el
futuro. Por eso ahora se dispone a su liberación. El nombre de Dios
se nos revela, no en los libros, sino en la historia. Dios es el «ser que posee
su existencia en sí mismo», la roca sólida, el único que existe verdaderamente.
Y este Nombre es una garantía. «¡Aquél que ha enviado a Moisés, es
la Roca!»
El Dios de Abraham, de Isaac, de
Jacob, el Dios “fiel”, que cumple sus promesas; ha visto lo que les han
hecho en Egipto, donde se los oprime y ha decidido llevarlos al país de los
cananeos, país que mana leche y miel.
Dios, es un Dios comprometido en la historia, un Dios que interviene
para «crear», «salvar», «reunir». El pueblo de Israel debe saber, y nosotros
también, que Dios está siempre, en los días de prosperidad y en días de
infortunio, y ese Dios quiere nuestra liberación.
***
El pueblo estaba agobiado por la infinita carga
de las prescripciones religiosas. La confusión que les producía, su
falta de conocimiento de la implicancia de los preceptos de la Escritura,
sumado alanalfabetismo y a la falta de formación, hacían de la
Palabra revelada por Dios en el Antiguo Testamento, una carga
insoportable. Los doctores de la ley imponían obligaciones
difíciles de cumplir, que eran como esos “yugos” duros y mal trabajados, que
los labradores ponen sobre el cuello de las bestias y que lastiman su piel.
Jesús continúa mostrando su
preocupación por los que ocupan el primer lugar en su corazón: los pequeños,
los humildes, los pobres, los que sufren, los hambrientos, los enfermos, los
desgraciados; todos los que están rendidos y agobiados. Por eso les dice
que se acerquen, que vayan hacia Él que los aliviará.
Jesús ofrece darles respiro, una pausa
para que la carga sea más “llevadera”. Presenta la imagen del pobre hombre
que lleva una carga abrumadora, y que se detiene para depositar junto a Él su
carga, para tomarla luego de nuevo, y continuar su marcha. Es la imagen de todo
aquel que lleva un peso tan grande que necesita descansar unos momentos antes
de reemprender su camino.
Esto es lo que Jesús
quiere hacer por nosotros, aliviarnos, confortarnos, hacernos más
ligeros, libres y seguros. Jesús invita a cargar con su yugo que es
suave y su carga ligera. Invita a ser sus discípulos; aprender de Él, que
es manso y humilde para encontrar alivio. El “yugo” de Jesús no es
una carga que aplaste y lastime.
El yugo que propone Jesús, se resume en
un incondicional amor al prójimo, fruto de la experiencia de Dios como
Padre. Para esto es necesario aprender de Él siendo su discípulo. Siguiendo a
Jesús, la alianza y la ley del Señor; la Torah y los mandamientos de la
voluntad de Dios, ya no son un yugo opresor y duro, sino que generan
la gozosa paz prometida a los que aman y por eso crecen en libertad.
El yugo que carga el discípulo, ya no es un sistema legal para cumplir,
sino seguir a Jesús, el Hijo, que revela la voluntad de Dios; y la
realiza plena y definitivamente en el servicio, el amor y la alegría.
Esto no significa que no sea
un estilo de vida exigente. Su programa incluye renuncias, cargar con
lacruz. Pero para eso nos promete su ayuda. Asumimos la propuesta del reino,
cargamos con la cruz pero en su compañía, Él está con nosotros y nos
ayuda a superar nuestras luchas y dificultades. Sabe de las caídas y
debilidades de sus discípulos, pero se muestra siempre cercano,
comprensivo, dispuesto a ayudar y perdonar. No nos quiere seguidores con el
temor de los esclavos, sino con el amor y la alegría de los hijos que se
saben amados.
Aprender de su mansedumbre y humildad de
corazón, significa saberse pobre y saber comprender a los pobres, a
los humildes, a los descarriados. Jesús padece con nosotros
asumiendo en todo nuestra vida, porque es el enviado de Dios, el Mediador, que
viene a salvar a los hombres. Jesús llama a sí, a todos los que necesitamos de
salvación; a los que gemimos bajo la carga de la vida. La moral sin
alegría y torturante del fariseísmo, se convierte en gozoso servicio, producido
por la cercanía de la presencia de Dios. Las exigencias, sólo se
comprenden desde la felicidad del seguimiento de Jesús, tal como se
proponen en las bienaventuranzas.
Primero es evangelio y sólo después ley.
Siempre habrá en el mundo yugos pesados y cargas aplastantes. Jesús al
revelarnos que somos aceptados tal como somos, angustiados y desgarrados, nos
tranquiliza; y da un sentido a nuestro andar. En adelante sabemos que
estamos en Dios, porque Él mismo ha querido estar en nosotros, sea cual
fuere nuestra debilidad y nuestro pecado.
Los discípulos hallaremos la paz y el
alivio, no porque Jesús no sea exigente, sino porque Jesús nos da la alegría de
sentirnos salvados y amados por El; y esta relación
personal hace que el yugo sea suave y la carga, ligera.
PARA DISCERNIR
¿Dónde ubico la valoración de mi vida?
¿Me siento decepcionado de mí mismo?
¿Cuál es la meta de la carrera de la vida
en la que me encuentro?
REPITAMOS Y
VIVAMOS HOY LA PALABRA
…Tu yugo es suave y tu carga liviana…
PARA LA
LECTURA ESPIRITUAL
«Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré»
…”El Señor ama a
los hombres, pero permite que sean probados. De esta manera pueden reconocer su
impotencia y humillarse y, gracias a su humildad, recibir el Santo Espíritu. Y
con el Santo Espíritu todo va bien, todo se llena de gozo… El humilde estará
contento con todo lo que le pueda suceder, porque el Señor es su riqueza y su
gozo; todos los hombres quedarán sorprendidos de la belleza de su alma.
Tú dices:
«Mi vida está llena de sufrimientos». Pero yo te contestaré, o mejor dicho,
será el mismo Señor el que te dirá: «Se humilde y verás como tus pruebas se
cambian en descanso», hasta el punto que te sorprenderás de ti mismo y te
dirás: « ¿Por qué en otro tiempo estaba yo tan atormentado y afligido?» Ahora
eres feliz porque has llegado a ser humilde y has recibido la gracia divina;
ahora, incluso cuando te encontraras solo con tu pobreza, el gozo no te
abandonará porque tienes en tu alma la paz que nos prometió el Señor cuando
dijo: «Mi paz os doy» (Jn 14,27). Es de esta manera que el Señor da su paz a
todas las almas humildes”…
San Silvano (1866-1938), monje ortodoxo – Escritos
PARA REZAR
La fuerza de la Vida
Creo en un Dios impotente,
débil y debilitado;
creo en un Dios que no puede;
que no triunfa. Derrotado.
débil y debilitado;
creo en un Dios que no puede;
que no triunfa. Derrotado.
Creo en un Dios ¡tan vecino!
que se vuelve un Dios-humano;
que su vida entre nosotros,
es muerte que le entregamos.
que se vuelve un Dios-humano;
que su vida entre nosotros,
es muerte que le entregamos.
Ceo en un Dios sin poder,
hecho hombre y torturado;
y por coronas, ¡espinas!
y por respuesta, ¡insultado!
hecho hombre y torturado;
y por coronas, ¡espinas!
y por respuesta, ¡insultado!
Creo en un Dios impotente,
un Dios de brazos atados;
un Dios distinto a los hombres,
poderosos, soberanos…
un Dios de brazos atados;
un Dios distinto a los hombres,
poderosos, soberanos…
Creo en un Dios
que no sabe negar lo que ha declarado;
creo en un Dios impotente,
¡impotente de enamorado!
que no sabe negar lo que ha declarado;
creo en un Dios impotente,
¡impotente de enamorado!
Creo en un Dios novedoso,
de novedad siempre a mano;
que genera a cada instante
lo que el amor va dictando.
de novedad siempre a mano;
que genera a cada instante
lo que el amor va dictando.
Creo en un Dios generoso,
del amor crucificado;
creo en un Dios también pobre,
que tiene a los pobres al lado.
del amor crucificado;
creo en un Dios también pobre,
que tiene a los pobres al lado.
Creo en un Dios que no puede,
¡es el amor quien lo ha atado!
Creo en un Dios sin poder;
pobre… ¡Resucitado!
¡es el amor quien lo ha atado!
Creo en un Dios sin poder;
pobre… ¡Resucitado!
Anónimo
LECTIO DIVINA
Soy paciente y humilde de corazón
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Mateo
11, 28-30
Jesús tomó la palabra y dijo:
Vengan a mí
todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre
ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y
así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Palabra del
Señor.
LECTURA
- ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Guías para la
lectura:
Escuchemos a
los Padres de la Iglesia para la Lectio de hoy:
“¿Qué
aprendemos de Jesús, cuyo yugo tomamos sobre nosotros? Aprendemos a ser
profundos, a agachar la cabeza, a hacernos humildes de corazón, a construir una
sólida y profunda base para la perfección”. (AGUSTÍN)
“Como el
Creador y Señor de todo, Él habló a los fatigados judíos que no tenían fuerzas
para llevar el yugo de la Ley. Él habló a los idólatras, sobrecargados y
oprimidos por el demonio y abrumados por sus muchos pecados”. (CLEMENTE DE ALEJANDRÍA)
“, no a fabricar el mundo, no a
crear todo lo visible e invisible, no a hacer milagros en el mismo mundo y a
resucitar a los muertos, sino .
¿Quieres ser grande? Comienza por lo ínfimo. ¿Piensas construir un gran
edificio en altura? Piensa primero en el cimiento de la humildad. Y cuanta mayor
mole pretende alguien imponer al edificio, cuanto más elevado sea el edificio,
tanto más profundo cava el cimiento. Cuando el edificio se construye, sube a lo
alto; pero quien cava cimientos se hunde en la zanja. Luego el edificio se
humilla antes de elevarse y después de la humillación se remonta hasta el
remate”. (AGUSTÍN)
“¿Cómo pide Él
gran perfección? Aún no habéis tenido experiencia de mí, dice Jesús, y por eso
pensáis así, pero si os ponéis bajo mi yugo y creéis en los dones que os he
concedido, descubriréis que existe una grandísima diferencia entre yo y Moisés.
De mí viene, en efecto, paciencia y mucha bondad.
Viendo el gran
montón de pecados, asesinatos, adulterios, y todo lo que esto tiene de
indecible, soporto benévolo sin perder a ninguno de los que obra así, sino que
estoy aguardando a que algún día se arrepientan y cambien su modo de ser, para
otorgarles de inmediato el perdón, alegrándome por igual con todos ellos. Pero
la ley antigua no es así, sino que, cuando alguien peca, se castiga al pecador
sin conocer arrepentimiento, sin ofrecer perdón. Ahora yo, cuando pido buena
disposición, no busco tanto investigar los hechos, sino que más bien me basta
con un alma que elige la virtud con corazón sincero. La ley antigua, sin
embargo, conduce al castigo hasta en las pequeñas cosas y hace recaer la
maldición sobre los transgresores. Mi yugo es suave porque es perdón, y mi
carga es ligera porque no consta de una multitud de leyes y de observancias
diversas, sino de las libres decisiones del alma. (TEODORO DE MAPSUESTIA)
“Y es que,
aunque a los pecadores no les pese ni les fatigue en el cuerpo, sin embargo, en
sus almas les pesa y les fatiga, tal como dice el profeta sobre la carga de los
pecadores: (Sal 37,5). También Zacarías describe el pecado como estar sentado
sobre una medida de plomo (Zac 7,5). . ¡Oh peso dichoso que
conforta a los que lo llevan! La carga de los señores de la tierra destruye
paulatinamente las fuerzas de quienes la llevan. Sin embargo, el peso de Cristo
ayuda al que lo carga, porque no somos nosotros los que llevamos la gracia,
sino que es la gracia la que nos lleva. No estamos nosotros para auxiliar la
gracia, sino que la gracia se nos da para nuestro auxilio”. (ANÓNIMO)
MEDITACIÓN
- ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la meditación:
¿Llevo sobre
mi vida de fe cargas que me afligen y agobian?
¿Estoy
dispuesto a mantenerme bajo el yugo de Jesús?
¿Soy paciente
y humilde de corazón? ¿Cómo encontrar alivio entonces?
ORACIÓN
- ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Señor,
necesitamos alivio para nuestros corazones.
Ayúdanos a
llevar tu yugo y aprender de tu humildad y paciencia. Amén.
CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Reflexiono
acerca de los causales de aflicción y agobio espiritual.
Medito en la
importancia y forma de llevar el yugo de Cristo.
Contemplo al
Señor en su paciencia y humildad buscando alivio.
ACCIÓN
- ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la acción:
¿De qué yugo
que me aflige y agobia necesito alivio?
¿Cómo me
pondré bajo el yugo liviano de Jesús?
¿De qué manera
practicaré la paciencia y humildad de Jesús?
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