24 de julio de 2013 – TO - MIÉRCOLES
DE LA SEMANA XVI
…Dieron fruto al ciento por uno…
PRIMERA
LECTURA
Lectura del libro del
Exodo 16, 1-5. 9-15
Los israelitas
partieron de Elím, y el día quince del segundo mes después de su salida de
Egipto, toda la comunidad de los israelitas llegó al desierto de Sin, que está
entre Elím y el Sinaí.
En el desierto,
los israelitas comenzaron a protestar contra Moisés y Aarón. «Ojalá el Señor
nos hubiera hecho morir en Egipto, les decían, cuando nos sentábamos delante de
las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. Porque ustedes nos han
traído a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea.»
Entonces el Señor
dijo a Moisés: «Yo haré caer pan para ustedes desde lo alto del cielo, y el pueblo
saldrá cada día a recoger su ración diaria. Así los pondré a prueba, para ver
si caminan o no de acuerdo con mi ley. El sexto día de la semana, cuando
preparen lo que hayan juntado, tendrán el doble de lo que recojan cada día.»
Moisés dijo a Aarón:
«Da esta orden a toda la comunidad de los israelitas: Preséntense ante el
Señor, porque él ha escuchado sus protestas.» Mientras Aarón les estaba
hablando, ellos volvieron su mirada hacia el desierto, y la gloria del Señor se
apareció en la nube. Y el Señor dijo a Moisés:
«Yo escuché las
protestas de los israelitas. Por eso, háblales en estos términos: “A la hora
del crepúsculo ustedes comerán carne, y por la mañana se hartarán de pan. Así
sabrán que yo, el Señor, soy su Dios.”»
Efectivamente, aquella
misma tarde se levantó una bandada de codornices que cubrieron el campamento; y
a la mañana siguiente había una capa de rocío alrededor de él. Cuando esta se
disipó, apareció sobre la superficie del desierto una cosa tenue y granulada,
fina como la escarcha sobre la tierra. Al verla, los israelitas se preguntaron
unos a otros: «¿Qué es esto?» Porque no sabían lo que era. Entonces Moisés les
explicó: «Este es el pan que el Señor les ha dado como alimento.»
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 77, 18-19. 23-24. 25-26. 27-28 (R.:
24b)
R. El Señor les dio
como alimento un trigo celestial.
Los israelitas
tentaron a Dios en sus corazones,
pidiendo comida a
su antojo.
Hablaron contra
Dios, diciendo:
«¿Acaso tiene Dios
poder suficiente
para preparar una
mesa en el desierto?» R.
Entonces mandó a
las nubes en lo alto
y abrió las
compuertas del cielo:
hizo llover sobre
ellos el maná,
les dio como
alimento un trigo celestial. R.
Todos comieron un
pan de ángeles,
les dio comida
hasta saciarlos.
Hizo soplar desde
el cielo el viento del este,
atrajo con su
poder el viento del sur. R.
Hizo llover sobre
ellos carne como polvo
y pájaros como
arena del mar:
los dejó caer en
medio del campamento,
alrededor de sus
carpas. R.
EVANGELIO
X Lectura
del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-9
Aquel día, Jesús
salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió
junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras
la multitud permanecía en la costa. Entonces él les habló extensamente por
medio de parábolas.
Les decía: «El
sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde
del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso,
donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco
profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se
secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. Otras
cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras
treinta. ¡El que tenga oídos, que oiga!»
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
El pueblo ya se ha olvidado de la victoria
del Mar Rojo y de la fidelidad de Dios. Ahora experimenta la dureza del
desierto y empieza a protestar.
El peor enemigo de Moisés es el pueblo
mismo, no los egipcios al principio, o los enemigos que encuentran en el
camino.
Esta vez tienen hambre, porque el desierto
es escaso en medios de subsistencia. Pero Dios, una vez más, se muestra
cercano. Se sirve de dos fenómenos naturales que, fueron interpretados como
actuaciones prodigiosas de Dios para con su pueblo. Una bandada de codornices y
el maná.
El maná y las codornices que Dios nos
regala para nuestro camino, hoy, son: su Palabra, la Eucaristía que es el Pan
de vida, y la ayuda de las demás personas que comparten nuestra vida y con las
que hacemos camino en común.
***
Comienza Mateo con el tercer gran discurso
formativo de Jesús a sus discípulos. En este nuevo discurso Jesús no sólo dice
lo que hay que hacer sino que también les enseña a discernir la voluntad de
Dios en cada circunstancia de la vida.
Para Jesús en el lenguaje de las parábolas
nos revela su experiencia de Dios, su relación, su intimidad a la vez que nos
introduce en verdaderos ejercicios de discernimiento espiritual que tratan de
captar el acontecer silencioso del Reino en medio de las circunstancias de la
vida e invitan a realizar una elección correcta de la voluntad de Dios.
Con la parábola del sembrador, desde una
imagen muy conocida para la gente que lo rodea, revela algo cada uno en
relación con la Palabra que es él.
Así como el “sembrador” esparce
la semilla en la tierra sin escatimar, así también Jesús anuncia la Palabra
confiada por Padre a todos, sin distinciones y sin reservas. No busca sembrar
en el mejor de los terrenos para asegurarse la mejor de las cosechas. Él ha
venido para que todos «tengan vida y la tenga en abundancia». Por eso, no
escatima en desparramar puñados generosos de semillas, ya sea «a lo largo del
camino», como «entre piedras», o «entre espinos.
La imagen del sembrador aparentemente
inexperto proclama la bondad de Dios, quien no tiene límites para ofrecer sus
bendiciones.
La pequeña porción de semilla que cayó
posiblemente en un rincón del terreno, en un trozo de tierra abonada. Creció y
dio mucho fruto. De modo semejante ocurre con la Palabra anunciada por Jesús,
tendrá una fecundidad extraordinaria en quien reconoce en el Evangelio de Jesús
la voluntad del Padre y está dispuesto a acogerla y ponerla en práctica.
Dios se ha hecho Palabra para que
pudiéramos entrar en relación con él y sigue dirigiéndonos su Palabra a cada
uno de nosotros de manera personal. Esto implica para cada uno el hacerse a sí
mismo “buena tierra” desde la confianza en la fuerza de la palabra de Jesús
para que esta semilla pueda crecer y de frutos de vida renovada en la justicia
y la misericordia.
Aún cuando nos parezca que habla a la
muchedumbre, Dios nos tiene presente a cada uno con nuestra realidad personal y
tiene un proyecto salvífico para cada hombre.
Frente al desánimo que sentimos muchas
veces cuando todo el esfuerzo que se realiza parece inútil, que se gastan
demasiadas fuerzas y que son pocos los resultados, el relato de la parábola presenta
una conclusión sorprendente: el terreno fértil, el que acoge generosamente la
semilla- produce una cosecha que supera cualquier expectativa razonable.
PARA DISCERNIR
¿Me dejo guiar e iluminar por la Palabra
del Señor para discernir su voluntad en las situaciones cotidianas?
¿Qué frutos ha dado en mí la palabra que
rezo cada día?
¿Qué conversión me pide la palabra
escuchada hoy?
REPITAMOS Y
VIVAMOS HOY LA PALABRA
…Quiero dar fruto abundante Señor…
PARA LA
LECTURA ESPIRITUAL
“El ciento por uno”
“De igual manera que toda la fuerza de la
ley y los mandatos que Dios ha dado a los hombres se cumple en la pureza del
corazón, como lo dijeron los padres, así también todos los modos y maneras por
los cuales los hombres rezan a Dios se cumplen en la oración pura. Los gemidos,
las prosternaciones, las súplicas, los lamentos, todas las formas que puede
tomar la oración tienen en efecto su fin en una oración pura… La reflexión no
tiene nada más que lo que tiene: ni oración, ni movimiento, ni lamento, ni poder,
ni libertad, ni súplica, ni deseo, ni placer de lo que espera en esta vida o en
el mundo venidero; después de la oración pura, no hay otra oración… Más allá de
este límite, está la admiración, no hay más oración; la oración cesa, y
comienza la contemplación…
La oración es la semilla, y la
contemplación, la cosecha de las gavillas. El segador se maravilla de ver lo
indecible: ¿cómo a partir de pequeños granos desnudos que sembró, pudieron
crecer de repente ante él tales espigas florecientes? La vista de su cosecha le
quita todo movimiento…
Lo mismo que apenas se encuentra un hombre
entre varios millares para cumplir un poco mejor los mandatos y las normas de
la Ley y alcanzar la pureza del alma, de igual manera sólo se encuentra un
hombre de cada mil que sea digno de alcanzar con mucha vigilancia la oración
pura, de atravesar el límite y de descubrir este misterio. Porque no es dado a
muchos, sino a poco, el conocer la oración pura”.
Isaac el Sirio (siglo VII), monje cercano a Mossoul –
Discursos ascéticos, serie 1a, n° 32
PARA REZAR
Señor, enséñanos a orar, a abrir las manos
ante ti.
Orar con limpio corazón, que sólo cante
para Ti,
con la mirada puesta en Ti, dejando que
hable, Señor.
Orar buscando la verdad, cerrar los ojos
para ver.
Dejarnos seducir, Señor, andar por tus
huellas de paz.
Orar hablándote a Ti, de tu silencio y de
tu voz,
de tu presencia que es calor. Dejarnos
descubrir por Ti.
Orar también en sequedad, las manos en tu
hombro, Señor.
Mirarte con sinceridad: Aquí nos tienes,
Señor.
LECTIO
DIVINA
Dieron fruto centuplicado
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Mateo
13, 1-9
Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se
reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella,
mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces él les habló extensamente
por medio de parábolas.
Les decía: «El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas
cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en
terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque
la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta
de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las
ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras
sesenta, otras treinta.
¡El que tenga oídos, que oiga!»
Palabra del
Señor.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
Guías para la
lectura:
El sembrador
arroja al voleo la semilla en un terreno de la región montañosa de Galilea.
Como en aquella época se solía arar la tierra después de la siembra, la semilla
esparcida corre distinta suerte según las distintas clases de suelo: una parte
cae sobre el camino; otra cae entre abrojos y espinas, y otra en un terreno
pedregoso, donde no hay más que una tenue capa de tierra. Pero una buena parte
de la semilla cae en tierra fértil, y el fruto abundante compensa el esfuerzo
realizado.
Con esta
comparación, Jesús dirige la atención de sus oyentes hacia la suerte que corre
la semilla. En cada siembra hay una serie de fracasos, y no es poca la cantidad
que se pierde debido a la esterilidad del suelo; pero no por eso la siembra
resulta infructuosa. El rendimiento abundante de la semilla caída en tierra
fértil asegura el éxito de la cosecha, y la certeza del triunfo final debe
suscitar, en el momento de la siembra, una confianza esperanzada y gozosa.
Esto mismo
sucede con el Reino de Dios que irrumpe ya en la persona de Jesús. A pesar de
los obstáculos que encuentra, el Reino está llegando con una fuerza
irresistible y al fin se manifestará en la plenitud de su gloria. Nada se dice
de cuándo ni cómo llega el reinado de Dios. A Jesús le basta la certeza de su
llegada gloriosa para infundir confianza, y levantar el ánimo desilusionado de
sus discípulos.
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
Preguntas para
la meditación:
¿Están mis
oídos y ojos espirituales abiertos a la enseñanza de la palabra de Jesús?
¿Qué enseñanza
tomo de la parábola en la acción del sembrador?
¿Cómo es mi
terreno espiritual para recibir la semilla de la Palabra?
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL
TEXTO BÍBLICO?
Señor, abre
mis oídos y mis ojos para recibir plenamente la palabra de Dios.
Que tenga yo
tierra fértil para comprenderla y producir fruto abundante de vida. Amén.
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO
BÍBLICO?
Reflexiono en los motivos
que tenía Jesús para enseñar por medio de parábolas. Leo nuevamente la parábola
y medito en la labor del sembrador y trato de identificarme con algún tipo de
suelo donde cae la semilla.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO
BÍBLICO?
Preguntas para
la acción:
¿Cómo imitaré
la tarea del sembrador?
¿Cómo
prepararé mi vida a la llegada diaria de la palabra de Dios?
¿Con quién
compartiré lo reflexionado en la Lectio de hoy?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te invitamos a dejarnos tus comentarios, sugerencias u observaciones. Gracias por hacerlo.