28
de julio de 2013 – TO - DOMINGO XVII – Ciclo C
…Podemos
llamar a Dios “¡Papá!”…
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis 18, 20-32
El Señor dijo:
«El clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande, y su pecado tan grave, que
debo bajar a ver si sus acciones son realmente como el clamor que ha llegado
hasta mí. Si no es así, lo sabré.»
Dos de esos
hombres partieron de allí y se fueron hacia Sodoma, pero el Señor se quedó de
pie frente a Abraham.
Entonces Abraham
se le acercó y le dijo: « ¿Así que vas a exterminar al justo junto con el
culpable? Tal vez haya en la ciudad cincuenta justos. ¿Y tú vas a arrasar ese
lugar, en vez de perdonarlo por amor a los cincuenta justos que hay en él? ¡Lejos
de ti hacer semejante cosa! ¡Matar al justo juntamente con el culpable,
haciendo que los dos corran la misma suerte! ¡Lejos de ti! ¿Acaso el Juez de
toda la tierra no va a hacer justicia?»
El Señor
respondió: «Si encuentro cincuenta justos en la ciudad de Sodoma, perdonaré a
todo ese lugar en atención a ellos.»
Entonces Abraham
dijo: «Yo, que no soy más que polvo y ceniza, tengo el atrevimiento de
dirigirme a mi Señor. Quizá falten cinco para que los justos lleguen a
cincuenta. Por esos cinco ¿vas a destruir toda la ciudad?» «No la destruiré si
encuentro allí cuarenta y cinco», respondió el Señor.
Pero Abraham
volvió a insistir: «Quizá no sean más de cuarenta.»
Y el Señor
respondió: «No lo haré por amor a esos cuarenta.»
«Por favor, dijo
entonces Abraham, que mi Señor no lo tome a mal si continúo insistiendo. Quizá
sean solamente treinta.»
Y el Señor
respondió: «No lo haré si encuentro allí a esos treinta.»
Abraham insistió:
«Una vez más, me tomo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Tal vez no sean
más que veinte.»
«No la destruiré
en atención a esos veinte», declaró el Señor.
«Por favor, dijo
entonces Abraham, que mi Señor no se enoje si hablo por última vez. Quizá sean
solamente diez.»
«En atención a
esos diez, respondió, no la destruiré.»
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 137, 1-2a. 2b-3. 6-7a. 7c-8 (R.: 3a)
R. Señor, me respondiste cada vez
que te invoqué.
Te doy gracias,
Señor, de todo corazón,
porque has oído
las palabras de mi boca,
te cantaré en
presencia de los ángeles.
Me postraré ante
tu santo Templo.
Y daré gracias a
tu Nombre
por tu amor y tu
fidelidad,
porque tu promesa
ha superado tu renombre.
Me respondiste
cada vez que te invoqué
y aumentaste la
fuerza de mi alma.
El Señor está en
las alturas,
pero se fija en
el humilde
y reconoce al
orgulloso desde lejos.
Si camino entre
peligros, me conservas la vida.
Tu derecha me
salva.
El Señor lo hará
todo por mí.
Tu amor es
eterno, Señor,
¡no abandones la
obra de tus manos!
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de
Colosas 2, 12-14
Hermanos:
En el bautismo,
ustedes fueron sepultados con él, y con él resucitaron, por la fe en el poder
de Dios que lo resucitó de entre los muertos.
Ustedes estaban
muertos a causa de sus pecados y de la incircuncisión de su carne, pero Cristo
los hizo revivir con él, perdonando todas nuestras faltas. El canceló el acta
de condenación que nos era contraria, con todas sus cláusulas, y la hizo
desaparecer clavándola en la cruz.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 11, 1-13
Un día, Jesús
estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos.»
El les dijo
entonces: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu
Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque
también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en
la tentación.»
Jesús agregó:
«Supongamos que algunos de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche,
para decirle: “Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de
viaje y no tengo nada que ofrecerle,” y desde adentro él le responde: “No me
fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No
puedo levantarme para dártelos.”
Yo les aseguro
que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al
menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.
También les
aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá.
Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le
abre.
¿Hay entre
ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le
pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un huevo, le
dará un escorpión?
Si ustedes, que
son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo
dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Con mucha frecuencia se escucha hablar del papel de la madre en la
vida y en el desarrollo de los hijos. El gran ausente en la mayoría de todos
esos discursos es el padre. Desde hace muchos años nuestra sociedad se ha ido
configurando como una sociedad sin padre. Hasta el siglo XVII la sociedad
estuvo marcada por una figura paterna que ejercía un tipo de autoridad
patriarcal y esto se reflejaba en el estilo de autoridad de las figuras
institucionales. Gradualmente este tipo de autoridad ha ido
desapareciendo.
Los modelos varían con los tiempos y las culturas pasando desde el
padre patriarcal, tiránico al participante, compañero, amigo. La figura
paterna es una estructura permanente, imprescindible para el proceso de desarrollo
y crecimiento personal.
La década de los 60 marcó el inicio de un período en el cuál la
figura paterna ha sido rechazada y en muchos casos ignorada totalmente
pretendiendo la ciencia, la psicología, la psiquiatría y los medios de
comunicación social ocupar ese lugar que había quedado vacío. Pero el técnico y
el especialista pueden dar un buen consejo que se aceptan por las razones que
dan y no porque quien lo da. El niño necesita del padre como modelo vivo y
cercano que le permita reflejarse y aprender los patrones de relaciones con los
demás y con el mundo. El varón necesita del padre para construir su propia
identidad masculina. La mujer lo necesita en cuanto le ayuda en su proceso de
feminización.
Nuestra sociedad en pos de una pretendida libertad se desembaraza
de todo tipo dependencia y ha decretado la muerte del padre. Sin embargo no se
puede dejar de constatar que esta ausencia ha traído costos muy altos. Algunos
investigadores no dudan en afirmar que los mayores índices de criminalidad se
presentan en aquellos que han crecido carentes de la figura paterna.
El padre es el puente hacia el mundo social. Un mundo donde existe
orden, disciplina, autoridad y límites. Las personas tienen que trabajar,
realizar proyectos e inventar lo nuevo para lo que se necesita tener coraje,
mostrar seguridad y disposición para hacer sacrificios.
En ese camino, el niño se orienta por el padre a quien ve como el
que todo lo sabe, puede y hace. Si esto falta, se resiente la seguridad, el
rumbo y la iniciativa. Es propio de la figura del padre hacer comprender la
diferencia entre el mundo de la familia y el mundo social, donde no sólo hay
amparo, también hay trabajo; no sólo hay bondad, también hay conflicto; no sólo
ganancias, también pérdidas.
Si el padre no está presente en la vida de aquel que va creciendo
para establecerle límites, para corregirlo e impedir que actúe en contra de los
otros, tendrá dificultades para arriesgarse en el proceso de crecer en libertad
responsable. El padre asigna lugares y roles en la familia, es quien promueve
la salida de los hijos del hogar y el que les permite hacer su propio proyecto
de vida.
A partir de una figura paterna bien realizada, el hombre puede
elaborar la imagen positiva de Dios, frente a tantas imágenes falsas que se ha
presentado a lo largo y a lo ancho de la historia y que han hecho tanto daño.
***
El libro del Génesis nos presenta a Abrahán en diálogo confiado
con Dios. Sólo ante quien se conoce en la densidad de su amor y la fuerza
de su poder se puede establecer un regateo intentando beneficiar a un tercero. Con
la tenacidad del comerciante oriental que intenta bajar más y más el precio a
pagar, Abrahán presenta a los buenos ante Dios para que éste olvide la culpa de
los malos y los perdone.
***
La carta a los Colosenses nos indica la condición para esta
esperanza casi temeraria de los cristianos. Hemos sido sepultados junto con
Cristo en el bautismo y hemos resucitado con él en Pascua mediante la fe
en la fuerza de Dios. De este modo entre Dios, Señor de la alianza,
y nosotros se establece una relación directa e inmediata que elimina
todos los impedimentos y las acusaciones que pesan sobre nosotros-. La
cruz de Cristo quita todo esto de en medio.
***
El evangelio de Lucas nos ofrece hoy uno de los pasajes más bellos
y entrañables de ese caminar con Jesús como discípulos. Le revela tímidamente
quién es el Padre
Jesús, en el evangelio de Lucas ora muy frecuentemente y los
discípulos quieren aprender. Además de querer tener una oración que los
identificara ante los demás grupos religiosos que existían, sienten que Jesús
se transforma. Se trata simplemente de una necesidad que tiene el Señor
como hombre de estar en contacto muy personal con Dios, con Dios su Padre.
Frente a la pregunta de los discípulos, la respuesta de Jesús es
sencilla: “Cuando oren, digan ¡Padre!” Esta manera tan sencilla de
dirigirse a Dios contrasta con las expectativas que se habían formado a partir
de los grandes títulos que se le daban a Dios al inicio de muchas oraciones
judías.
El “abba“, que nos han conservado Marcos y Pablo son una
invitación a tratar a Dios como Padre. Esto implica una proximidad de corazón y
una conciencia de filiación, que lleva a la conciencia de fraternidad. “¡Padre
Nuestro!”
Lo novedoso y fundamental de la enseñanza que les da Jesús sobre
la oración es anunciar que Dios no es simplemente el Dios omnipotente y creador
que premia a los buenos y castiga a los malos, sino que es el ‘Abba’, es decir,
es alguien “que hace salir el sol sobre buenos y malos” porque está pendiente
de nosotros, que está esperando que le dirijamos una palabra o una mirada -como
diría Santa Teresa. Exactamente, como el mejor de los padres está volcado hacia
su hijo pequeño.
Jesús presenta la oración como algo más que recitar unas fórmulas
o poner en marcha un mecanismo “comercial” para obtener favores de Dios. La
oración es sobre todo, la convicción íntima de que Dios es nuestro Padre y que
quiere nuestro bien más que nosotros mismos.
Por eso podemos reconocer nuestra limitación sin miedo ni culpa y
pedirle que se acuerde de nosotros, que nos fortalezca, que nos ayude, a
nosotros y a todo los hijos que con ternura entrañable él ama.
Jesús enseña a rezar desde los íntimos sentimientos de su corazón
de hijo que admira y se embeleza como un niño ante aquel que todo lo sabe y
todo los puede. De ahí brota su deseo irreprimible de que su Padre sea
santificado, conocido y amado. “¡Santificado sea tu nombre!”
En Jesús, como sus hijos queridos podemos vivir en la fe de manera
absoluta el sentido de la gratuidad del amor de este Dios que es Padre; por eso
nuestra petición fundamental es que su bien querer manifestado en su Reino
venga y sea una realidad para todos los hombres: “¡Venga tu Reino!“
La confianza en su amor de Padre que busca el bien de sus hijos y
nunca “dará piedras en lugar de panes”, un bien que se hace proyecto y que no
nos abandona, sino que está presente en todos los momentos nos permite sin
temor alguno abandonarnos a su querer y seguir su camino, un camino que es
salvación… “¡Que se haga tu voluntad!“. Que el mundo sea como
siempre lo pensó y lo quiere; conoce los caminos de la vida y sabe que el amor
y la fraternidad deben ser aquello que marque el latir de la vida del mundo y
de los hombres. Por lo tanto, nadie debe ser excluido ni quedar al margen de
una vida digna.
Que a nadie falte el pan en la mesa de cada día y tampoco el
alimento del espíritu, todo lo que necesitamos para crecer como personas y como
creyentes. “¡Danos nuestros pan!”
Por esta confianza en la voluntad del Padre, el corazón de Cristo
se abre de par en par y se anima a no dejar sin descubrir ninguna de sus
inquietudes, ni sus deseos más hondos, ni sus dolores. No puede estar ausente
el dolor por aquellos que han equivocado el camino: los hermanos a quien el
Padre habrá de perdonar tantas veces porque son hijos pequeños, rebeldes y
débiles.
Surge enseguida confiadamente la petición del perdón acompañada de
la promesa de perdón que estamos dispuestos a dar y en la que Jesús nos da el
ejemplo: “Padre perdónalos…” Es el anhelo del corazón del hijo que el
hombre sea capaz de amar al hombre, y el amor tiene una de sus más auténticas
manifestaciones en el perdón. “¡Perdónanos como nosotros perdonamos!”
Porque nos sabemos queridos y no juzgados podemos mirar nuestra
realidad débil y pecadora pidiendo el sostén para no caer en la tentación. “¡No
nos dejes caer en la tentación!”
Como todo Padre, Dios quiere que seamos felices; nos pone en la
vida para que la vivamos creciendo libertad y asume todos los riesgos. Saber
que podemos contar con Él, no quiere decir que tengamos que esperar que él nos
resuelva todos los problemas ni que se ponga a favor de nuestros pequeños
intereses egoístas.
Saberlo Padre quiere decir que él nos da la mano en nuestro
caminar, nos da fuerza y valor. Es experimentar que está a nuestro lado y que
no nos deja nunca, es poder vivir todo acontecimiento, por duro que sea,
acompañado y sostenidos por un amor muy grande, pleno, infinito. Es sabernos
que no mide nuestras debilidades e imperfecciones sino siempre nos anima a dar
nuevos pasos con la certeza de que tiene en cuenta no lo que hayamos alcanzado,
sino el empeño y el camino que hicimos y queremos hacer. Así, rezar es
experimentar la paternidad de Dios y atrevernos a estar, sin miedos, abiertos
sus sorpresas, a sus caminos y a sus pensamientos, como quien busca aquello que
no tiene, necesita y sabe quién puede y quiere dárselo. Así la oración
aparece como regalo, como misterio, como gracia porque es estar con el Padre
que nos ama gratuitamente, sin mérito de nuestra parte y sin esperar a cambio
nada más que seamos sus hijos.
Lejos de ser una receta Jesús nos regala un modo de ser en la
vida. El reino viene por añadidura.
PARA
DISCERNIR
¿Qué experimento al rezar la oración de Jesús?
¿Me experimento hijo o esclavo?
¿Es más fuerte el temor o el amor?
REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA
….Quiero tener tus sentimientos y tus palabras en mi boca y en mi
corazón….
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
En el evangelio Jesús se dirige a Dios con la seguridad del que
sabe que el Padre le «escucha siempre» (Jn 11,42). Y, como está en
oración, sus discípulos le piden que les enseñe a orar. Jesús les enseña
su propia oración, el Padrenuestro, y además les cuenta la parábola del
hombre que despierta a su amigo a medianoche para pedirle que le preste
tres panes. En la parábola el hombre tiene que insistir hasta llegar a
ser importuno para obtener lo que desea. Con Dios en realidad sobra la
indiscreción, pero se exige la constancia en la oración, en la búsqueda:
hay que llamar a la puerta para que Dios Padre abra a sus criaturas. Dios
no duerme, está siempre dispuesto a «dar su Espíritu Santo a los que se
lo piden», pero no arroja sus preciosos dones a los que no los desean o
sólo los demandan con tibieza y negligencia. Lo que Dios da es su propio
amor inflamado, y éste sólo puede ser recibido por aquellos que tienen
verdadera hambre de él. Pedir a Dios cosas que por su esencia El no puede
dar (un «escorpión», una «serpiente») es un sinsentido; pero toda oración
que es según su voluntad y sus sentimientos, Él la escucha, incluso
infaliblemente, incluso inmediatamente, aunque no lo advirtamos en
nuestro tiempo pasajero. «Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed
que os la han concedido, y la obtendréis» (Mc 11,24). «Si le pedimos algo
según su voluntad, nos escucha. Y si sabemos que nos escucha en lo que le
pedimos, sabemos que tenemos conseguido lo que le hayamos pedido» (1 Jn
5,14s).
HANS URS von BALTHASAR
PARA REZAR
Hijo mío
que estás en la tierra, preocupado, solitario
desorientado. Yo conozco perfectamente
tu nombre, y lo pronuncio
santificándolo porque te amo.
No, no estás solo, sino
habitado por Mi y juntos
construiremos este Reino.
del que vas a ser heredero.
Me gusta que hagas mi Voluntad,
porque mi Voluntad,
es que tú seas feliz.
Cuenta siempre conmigo y
tendrás el pan para hoy
no te preocupes
Solo te pido que sepas
compartirlo con tus hermanos.
Sabes que te perdono todas tus ofensas,
antes incluso que las cometas, porque te pido que
hagas lo mismo
con los que a ti te ofenden
Para que nunca caigas en la tentación,
tómate fuerte de mi mano
y Yo te libraré del mal.
Te quiere desde siempre
Tu Padre
que estás en la tierra, preocupado, solitario
desorientado. Yo conozco perfectamente
tu nombre, y lo pronuncio
santificándolo porque te amo.
No, no estás solo, sino
habitado por Mi y juntos
construiremos este Reino.
del que vas a ser heredero.
Me gusta que hagas mi Voluntad,
porque mi Voluntad,
es que tú seas feliz.
Cuenta siempre conmigo y
tendrás el pan para hoy
no te preocupes
Solo te pido que sepas
compartirlo con tus hermanos.
Sabes que te perdono todas tus ofensas,
antes incluso que las cometas, porque te pido que
hagas lo mismo
con los que a ti te ofenden
Para que nunca caigas en la tentación,
tómate fuerte de mi mano
y Yo te libraré del mal.
Te quiere desde siempre
Tu Padre
LECTIO DIVINA
Pidan y se les dará
+ Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según san Lucas 11, 1-13
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos».
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo entonces: «Cuando oren, digan:
Padre, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino,
danos cada día nuestro pan cotidiano;
perdona nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos
a aquellos que nos ofenden;
y no nos dejes caer en la tentación».
Padre, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino,
danos cada día nuestro pan cotidiano;
perdona nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos
a aquellos que nos ofenden;
y no nos dejes caer en la tentación».
Jesús agregó: «Supongamos que algunos de ustedes tiene un amigo y recurre a él
a medianoche, para decirle: "Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis
amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle," y desde adentro él
le responde: "No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y
yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos".
Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se
levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.
También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se
les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que
llama, se le abrirá.
¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan?
¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un
huevo, le dará un escorpión?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el
Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!»
Palabra del
Señor.
1.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías
para la lectura:
Se ve que el tema es la
necesidad de perseverar en la oración, confiados en que Dios nos escucha y nos
concede todo lo que necesitamos. Jesús habla llanamente, usa ejemplos mundanos,
argumenta según lo que la exégesis judía llamaba qal wahomer, ‘de
lo leve a lo pesado’, lo que llamamos el argumento a fortiori, es
decir, si algo vale en lo de poca importancia, cuánto más no valdrá en lo de
mucha importancia (ver el ejemplo en Jn 7:23). Si los padres humanos, aun por
exasperación, al fin dan lo que se les pide, cuánto más no dará Dios lo que
necesitamos, que en la versión de Lucas se resume en que nos dará el “Espíritu
Santo” (la versión en Mt 7:11 tiene “cosas buenas”).
Es importante notar que el
“tema” del Espíritu Santo no sólo es de suma importancia en Lucas: lo
encontramos añadido donde la versión de Mateo no lo tiene, y en muchos pasajes
únicos en Lucas. Cf. Mt 4:1 con Lc 4:1; Mt 4:12 con Lc 4:14; Mt 11:25 con Lc
10:21 etc.
Para Lucas, el Espíritu
Santo es la suma y totalidad de las “Promesas” de Dios. Es la gran “Promesa del
Padre,” Lc 24:49; Hch 1:4; 2:33, 37-39. Está íntimamente ligado a la
Resurrección de Jesús, que también es el cumplimiento de todas las Promesas de
Dios, Hch 13:32-33; 26:4-8.
Para Pablo, amigo de
Lucas, todas las Promesas de Dios –pudiéramos decir, todo lo que le hemos
pedido o podríamos pedir—tienen su “sí” (respuesta positiva, cumplimiento) en
Cristo, 2 Co 1:20.
Cuando oramos a Dios,
tengamos en claro que Él nos concederá siempre que lo pidamos con fe, al
Espíritu Santo. Él, con sus siete dones, podrá darnos la capacidad de entender
qué es lo bueno para nuestra vida y qué es lo que se necesita para poder vivir
en plenitud. No siempre pedimos cosas buenas para nosotros, a veces nuestros
caprichos nos llevan a pedir cosas que no son importantes. Pedir con claridad
al Padre, que nos envíe el Espíritu Santo para que nos otorgue la “visión de
Dios” sobre todas las cosas. Y también la intercesión de los demás cristianos,
que nos ayuden a pedir a Dios.
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
|
· Preguntas
para la meditación:
Ø
¿Cuánto tiempo dedicas a la oración?
Ø
¿En qué se basa principalmente tu oración?
Ø
¿Eres consciente también de la intercesión por las necesidades de los demás? ¿O
sólo te centras en ti mismo?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL
TEXTO BÍBLICO?
|
Padre, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino,
danos cada día nuestro pan cotidiano;
perdona nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos
a aquellos que nos ofenden;
y no nos dejes caer en la tentación
danos cada día nuestro pan cotidiano;
perdona nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos
a aquellos que nos ofenden;
y no nos dejes caer en la tentación
4.
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
|
Repetimos y reflexionamos
en este texto:
“¡Cuánto más
el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!”
5.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
Ø ¿Nos
comprometemos a aumentar nuestra vida de oración?
Ø ¿Haremos
una visita a alguna persona que necesita oración?
Ø ¿Con
quién compartiré lo reflexionado en la Lectio de hoy?
Gentileza Cristonautas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te invitamos a dejarnos tus comentarios, sugerencias u observaciones. Gracias por hacerlo.