30
de julio de 2013 – TO - MARTES DE LA SEMANA XVII
…¡El
que tenga oídos, que oiga!…
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Éxodo 33, 7-11, 34,
5b-9. 28
Moisés tomó la Carpa, la instaló fuera del
campamento, a una cierta distancia, y la llamó Carpa del Encuentro. Así, todo
el que tenía que consultar al Señor debía dirigirse a la Carpa del Encuentro,
que estaba fuera del campamento.
Siempre que Moisés se dirigía hacia la
Carpa, todo el pueblo se levantaba, se apostaba a la entrada de su propia carpa
y seguía con la mirada a Moisés hasta que él entraba en ella. Cuando Moisés
entraba, la columna de nube bajaba y se detenía a la entrada de la Carpa del
Encuentro, mientras el Señor conversaba con Moisés. Al ver la columna de nube,
todo el pueblo se levantaba, y luego cada uno se postraba a la entrada de su
propia carpa. El Señor conversaba con Moisés cara a cara, como lo hace un
hombre con su amigo. Después Moisés regresaba al campamento, pero Josué -hijo
de Nun, su joven ayudante- no se apartaba del interior de la Carpa.
El Señor descendió permaneció allí, junto
a él. Moisés invocó el nombre del Señor.
El Señor pasó delante de él y exclamó: «El
Señor es un Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarse, y pródigo en amor
y fidelidad. El mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la
culpa, la rebeldía y el pecado; sin embargo, no los deja impunes, sino que
castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y
cuarta generación.»
Moisés cayó de rodillas y se postró,
diciendo: «Si realmente me has brindado tu amistad, dígnate, Señor, ir en medio
de nosotros. Es verdad que este es un pueblo obstinado, pero perdona nuestra
culpa y nuestro pecado, y conviértenos en tu herencia.»
Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta
días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Y escribió sobre las tablas las
palabras de la alianza, es decir, los diez Mandamientos.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 102, 6-7. 8-9. 10-11. 12-13 (R.: 8a)
R. El Señor es bondadoso y compasivo.
El Señor hace obras de justicia
y otorga el derecho a los oprimidos;
él mostró sus caminos a Moisés
y sus proezas al pueblo de Israel. R.
El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran
misericordia;
no acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente. R.
No nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así de inmenso es su amor por los que lo
temen. R.
Cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados.
Como un padre cariñoso con sus hijos,
así es cariñoso el Señor con sus fieles.
R.
EVANGELIO
X Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 13, 36-43
Dejando a la multitud, Jesús regresó a la
casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: «Explícanos la parábola de la
cizaña en el campo.»
El les respondió: «El que siembra la buena
semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los
que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el
enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los
cosechadores son los ángeles.
Así como se arranca la cizaña y se la
quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del
hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos
y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá
llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en
el Reino de su Padre.
¡El que tenga oídos, que oiga!»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Este capítulo sigue inmediatamente a la escena del “becerro
de oro”. La infidelidad del pueblo ha creado una situación muy
delicada y llena de tensiones. Dios ya no está en medio del pueblo. El
campamento ya no puede ser el lugar del encuentro de Yahvé con su pueblo. Moisés,
el mediador, ha abandonado el campamento.
El pueblo tiene una conciencia muy exacta de esta situación.
Moisés tomó la tienda y la plantó para él a cierta distancia del
campamento. La llamó “Tienda del Encuentro”. De modo que todos los que
tenían que consultar al Señor, salían hacia la Tienda del Encuentro.
En cuanto entraba Moisés en la Tienda, bajaba la columna de nube y
se detenía a la puerta de la Tienda, mientras el Señor hablaba con
Moisés cara a cara, como habla un hombre con otro hombre. Esas expresiones
quieren hacernos comprender qué Moisés, era un hombre de
oración, el «confidente de Dios», en cuya intimidad vivía como un
amigo con su amigo.
Moisés es el hombre de acción, comprometido al
servicio de los hombres, que alimenta su compromiso en la
contemplación. Por eso puede hacer íntimamente suyos los criterios de
Dios, y sus comportamientos llenos de amor salvador.
Cuando Moisés se dirige a la Tienda de Reunión, nuevo lugar de su
encuentro con Dios, el pueblo lo sigue con la mirada. Es la expresión de
la nostalgia de Dios. Cuando Moisés se entrevista con Dios dentro
de la tienda, todo el pueblo se alza y se postra de lejos, en actitud de
arrepentimiento. Moisés estuvo con el Señor cuarenta días y
cuarenta noches sin comer ni beber intercediendo por su pueblo.
Más tarde, Yahvé será quien saldrá al encuentro del pueblo, y
volverá a marchar con él, gracias a la iniciativa de Dios y bajo
el signo mediador de Moisés.
***
Este pasaje no es una explicación de la parábola, sino que es
una repetición de la parábola con explicaciones más detalladas para
acentuar su contenido.
Jesús nos muestra cómo las opciones humanas pueden
estar a favor del proyecto de vida, o en favor del proyecto de
muerte. La novedad principal de estos versículos respecto a la
parábola, es que la buena semilla no es el Reino mismo, ni el
mensaje; sino los que han hecho suyo el mensaje de Jesús. Son “hijos
del Reino” los que asumen el programa de las bienaventuranzas.
Frente a éstos, que trabajan por la paz, se comprometen con la
justicia y colaboran en la obra de salvación a pesar de las incomprensiones,
aparecen otros, sus enemigos, «los cómplices del Maligno»: los partidarios
del poder, el prestigio y la riqueza a cualquier precio. El que hace surgir
en el mundo la oposición al programa de Jesús, es «el diablo».
La victoria del reinado de Dios no es, pues, inmediata; encuentra una
constante lucha.
El Reino de Dios ya está activamente presente en el mundo, pero su
manifestación definitiva como Reino del Padre para los justos, sólo
sucederá “al fin de esta edad”. Sólo al final, quedará
revelada la verdad del camino. Mientras tanto, hay que esperar. Esta
espera no es un cruzar los brazos frente al mal y a la injusticia presente, y
evadirse ante las dificultades. Vivir desde el amor concreto, compasivo y
misericordioso
es estar anticipando el final. Aquellos que se han comprometido con el reino, haciéndose discípulos en la escuela de Jesús, pueden distinguir el trigo de la cizaña, el bien del mal. La queja, el desánimo, la venganza nos ciegan para ver la realidad con los ojos de Dios, y obrar como hijos del reino del Hijo del Hombre.
es estar anticipando el final. Aquellos que se han comprometido con el reino, haciéndose discípulos en la escuela de Jesús, pueden distinguir el trigo de la cizaña, el bien del mal. La queja, el desánimo, la venganza nos ciegan para ver la realidad con los ojos de Dios, y obrar como hijos del reino del Hijo del Hombre.
Permanecer en el campo, es una invitación a cada “hijo
de Dios” a vivir como “hijo del Reino”: a tomar en serio
el llamado, a ser discípulos, ya que todo lo que no esté de acuerdo con el
Reino, será descartado en ese momento del futuro.
La presencia de Jesús delata la iniquidad,
y el discípulo es conducido a optar y vivir como “hijo del
Reino”, o como “hijo del Maligno”.
Hoy nos encontramos en la misma tensión que desafiaba a los
contemporáneos de Jesús. De esta decisión presente depende nuestra realización
plena y el avance del Reino.
PARA DISCERNIR
¿Acepto en mi vida la presencia del mal?
¿Me impaciento al no ver cambios?
¿Busco solucionar las cosas a mi manera?
REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA
…Dame paciencia y esperanza…
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”Se dice: o bien Dios puede impedir el mal y entonces no es bueno
porque no lo hace; o bien Dios no puede impedir el mal y entonces no es
omnipotente. En ambos casos le falta a Dios un atributo esencial: o la bondad o
la omnipotencia. La realidad nos advierte que no nos es lícito volcar en Dios
(o sólo en Dios) nuestras responsabilidades. Hablo, como es natural, del Dios
cristiano. Un Dios en cuyo plan, lo sabemos, era prioritaria la libertad para
sus criaturas. No quiso un “lager” (campo de concentración) para reclusos ni
una ruda guardería para eternos niños, sino un mundo poblado de hijos
responsables. Libres, por tanto, de elegir entre el bien y el mal. Libres de
comportarse como santos o como bribones. Su «ocultación», la discreción del
claroscuro en que se ha envuelto a sí mismo y en que ha envuelto su Ley, su
negativa a comportarse como un gendarme, son valores fuera de duda. En
consecuencia, tienen un coste: a veces terrible.
Somos cristianos —y no podremos ser otra cosa— porque logramos
creer sólo en el Dios que se manifestó en aquel judío de Galilea. Sólo este
tipo de omnipotencia en el fracaso y en el sufrimiento escapa a la pregunta
sobre la presencia invencible del mal, que, mucho antes de ser un elegante
problema para la filosofía, es un drama para nosotros, hombres de carne y
hueso.
Es un hecho objetivo que sólo el Dios de Jesús, el Dios en quien
cree el cristiano, es el único que no puede ser implicado en la blasfemia del
hombre por la marea de dolor que asciende a menudo y le ahoga. «No hay otra
respuesta radical y definitiva al problema del mal que la cruz de Jesús, en la
cual sufrió Dios el mal supremo, y lo hizo de manera triunfal, porque lo
padeció hasta el final. Esta respuesta elimina el escándalo de un Dios tirano
que se complace en los sufrimientos de sus criaturas, proponiendo, sin embargo,
un escándalo aún mayor”…
Jacques
Natanson- V. Messori – M. Brambilla, Alguna razón para creer, Milán 1997.
PARA REZAR
Oración
a Jesús de san Francisco
Alto
y glorioso Dios:
ilumina las tinieblas de mi corazón,
dame una fe recta,
esperanza cierta,
caridad perfecta
y humildad profunda.
ilumina las tinieblas de mi corazón,
dame una fe recta,
esperanza cierta,
caridad perfecta
y humildad profunda.
Dame,
Señor,
comprensión y discernimiento
para cumplir
tu verdadera y santa voluntad. Amén.
comprensión y discernimiento
para cumplir
tu verdadera y santa voluntad. Amén.
LECTIO DIVINA
Así como se arranca la cizaña y se la quema en el
fuego,
de la misma manera sucederá al fin del mundo
de la misma manera sucederá al fin del mundo
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Mateo
13, 36-43
Dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y
le dijeron: «Explícanos la parábola de la cizaña en el campo.»
Él les respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el
campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña
son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio;
la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles.
Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera
sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos
quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los
arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes.
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre.
¡El que tenga oídos, que oiga!»
Palabra del
Señor.
LECTURA
- ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Guías para la
lectura:
La razón por
la que pidieron una explicación de esta parábola en particular probablemente
fue la misma, o una similar, a la que le hizo pedir al Maestro que les aclarase
la parábola del sembrador. El dicho del Bautista acerca del juicio pendiente,
con el hacha puesta ahora en la raíz del árbol (3.10-12), podría bien haberles
parecido que discrepaba con la larga tardanza, con la maduración gradual del
trigo y la cizaña, implicada en la parábola de la cizaña. ¿No había proclamado
Jesús mismo que el reino de los cielos se había acercado? (4.17). Por cierto,
el reino de los cielos había entrado en una nueva etapa con la venida del Hijo
del hombre (11.4,5). Pero los discípulos deben aprender que éste no era el acto
final del drama. La gran consumación era una cuestión de realización futura.
Es su
explicación de la parábola, Jesús anuncia los “integrantes del elenco” de su
relato. A saber:
El que siembra
la buena semilla: Es el Hijo
del hombre.
El campo: Es el mundo.
La buena
semilla: Son los que pertenecen al Reino
La cizaña: Son los que pertenecen al Maligno.
El enemigo que
la siembra: Es el demonio.
La cosecha: Es el fin del mundo.
Los
cosechadores: Son los
ángeles
Habiendo
presentado a los “actores de la parábola”, Jesús está preparado para el
desarrollo del argumento. En tiempos de cosecha (fin del mundo), se arrancará
la cizaña (los que pertenecen al Maligno). La acción será dirigida por Él mismo
con su rol de sembrador (El Hijo del Hombre), quien con voz y autoridad de
mando enviará a su ejército, o cosechadores (los ángeles) quienes harán la
división precisa entre la buena semilla (los que pertenecen al Reino) y la
cizaña. Los primeros resplandecerán como el sol en el Reino de Dios, mientras
que los segundos serán consumidos en el horno ardiente (infierno).
La parábola
nos enseña que siempre hay un poder hostil en el mundo, que está al acecho,
tratando de destruir la buena semilla. Nuestra experiencia nos dice que ambas
influencias actúan sobre nuestras vidas: la influencia que ayuda a la semilla
de la palabra a crecer y dar fruto, y la influencia que trata de destruir la
buena semilla antes de que pueda producir algún fruto. La lección que nos da es
que siempre debemos estar atentos.
La parábola
también nos enseña a no ser tan apresurados en nuestros juicios. Si los
segadores hubieran actuado por su cuenta, hubieran tratado de arrancar la
cizaña y el único resultado hubiera sido que habrían arrancado la buena semilla
junto con ella. El juicio debía esperar hasta que llegara la cosecha. Nadie que
vea sólo una parte de algo puede juzgar la totalidad; y nadie que sólo conozca
una parte de la vida de alguien, puede juzgar a todo el hombre.
La enseñanza
nuclear de la parábola, nos quita “de un plumazo” el rol de jueces de nuestros
semejantes, y de ejercer ese rol en nuestra finita temporalidad. Hay un solo
juez: Jesucristo y un solo momento: el fin de los tiempos.
MEDITACIÓN
- ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la meditación:
¿Siembro buena
semilla o cizaña a mi alrededor?
¿Siembro buena
semilla o cizaña en mi corazón?
¿Tengo
tendencia a “adelantarme a la cosecha” como juez de los demás?
ORACIÓN
- ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Señor, ayúdame
a hacer bien a mi alrededor y en mi corazón siendo una buena semilla.
Dame la gracia
de no juzgar a mis hermanos y esperar los tiempos y tu justicia sobre todos
nosotros.
CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Vuelvo a leer
la parábola de la cizaña (v24-30) y luego la explicación (v36-43). Reflexiono
sobre cada uno de los actores y componentes de la misma y trato de reconocer en
ella la paciencia, amor y justicia del Señor.
ACCIÓN
- ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la acción:
¿Qué haré para
que mi vida sea una buena semilla?
¿Cómo me
cuidaré de que la cizaña no sea sembrada en mi corazón?
¿De qué manera
evitaré juicios sobre otros hermanos?
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