2 de agosto de 2013

2 de agosto de 2013 – TO - VIERNES DE LA SEMANA XVII

…No pudo hacer muchos milagros por su falta de fe… 

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Levítico    23, 1. 4-11. 15-16. 27. 34b-37

    El Señor dijo a Moisés:
    «Las fiestas del Señor, las asambleas litúrgicas que ustedes convocarán a su debido tiempo, son las siguientes: En el primer mes, el día catorce, al ponerse el sol, se celebrará la Pascua del Señor, y el quince de ese mismo mes tendrá lugar la fiesta de los Acimos en honor del Señor. Durante siete días comerán panes sin levadura. El primer día tendrán una asamblea litúrgica y no harán ningún trabajo servil. Durante siete días ofrecerán una ofrenda que se quema para el Señor. El séptimo día habrá una asamblea litúrgica y ustedes no harán ningún trabajo servil.»
    El Señor dijo Moisés: «Habla en estos términos a los israelitas: Cuando entren en la tierra que yo les doy y cuando recojan la cosecha, entregarán al sacerdote la primera gavilla. El día siguiente al sábado, él la ofrecerá al Señor con el gesto de presentación, para que les sea aceptada;
    También contarán siete semanas, a partir del día en que entreguen la gavilla ofrecida con el gesto de presentación, o sea a partir del día siguiente al sábado. Las semanas deberán ser completas. Por eso tendrán que contar hasta el día siguiente al séptimo sábado: cincuenta días en total. Entonces ofrecerán al Señor una ofrenda de grano nuevo.
    Además, el décimo día de ese séptimo mes, será el día de la Expiación. Habrá una asamblea litúrgica, observarán el ayuno y presentarán una ofrenda que se quema para el Señor.
    Además, el día quince de este séptimo mes se celebrará la fiesta de las Chozas en honor del Señor, durante siete días. El primer día habrá una asamblea litúrgica, y ustedes no harán ningún trabajo servil. Durante siete días presentarán una ofrenda que se quema para el Señor. Al octavo día, celebrarán una asamblea litúrgica y presentarán una ofrenda que se quema para el Señor: es una asamblea solemne y ustedes no harán ningún trabajo.
    Estas son las fiestas del Señor, en las que ustedes convocarán las asambleas litúrgicas y presentarán ofrendas que se queman para el Señor -holocaustos, oblaciones, sacrificios y libaciones, según corresponda a cada día-.»
Palabra de Dios.

SALMO     
Sal 80, 3-4. 5-6b. 10-11b (R.: 2a) 
R.    ¡Canten con júbilo al Señor, nuestra fuerza!

    Entonen un canto, toquen el tambor,
    y la cítara armoniosa, junto con el arpa.
    Toquen la trompeta al salir la luna nueva,
    y el día de luna llena, el día de nuestra fiesta. R.

    Porque esta es una ley para Israel,
    un precepto del Dios de Jacob:
    él se la impuso como norma a José,
    cuando salió de la tierra de Egipto. R.

    No tendrás ningún Dios extraño,
    no adorarás a ningún dios extranjero:
    yo, el Señor, soy tu Dios,
    que te hice subir de la tierra de Egipto. R.

EVANGELIO
    X Lectura del santo Evangelio según san Mateo    13, 54-58

    Al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados.
    « ¿De dónde le vienen, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?»
    Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Entonces les dijo: «Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia.»
    Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.
Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

El libro del Levítico tiene un carácter legislativo en cuanto que reglamenta los usos litúrgicos tales como el ritual de los sacrificios, el ceremonial de investidura de los sacerdotes, las reglas relativas a las impurezas legales, el calendario litúrgico, las fórmulas de bendiciones y de maldiciones.
La página que nos presenta hoy la liturgia es el resumen del calendario judío; las solemnidades del Señor, las reuniones sagradas en las que el pueblo sería convocado, las fechas señaladas.
El mes primero, el día catorce del mes será la Pascua, fiesta de los panes sin levadura. Fiesta de la primera gavilla de la cosecha. Dios le pide al hombre la ofrenda de su trabajo.
Cincuenta días después se conmemoraba el don de la Ley en el Sinaí, en la tempestad y el fuego.
El día décimo del séptimo mes la fiesta del Kipur, del «gran perdón» de Dios a los pecadores.
El día quince de ese séptimo mes, se celebra durante siete días la fiesta de las Tiendas en honor del Señor.
El pueblo que durante cuarenta años había vivido semi-nómada, respondiendo a las indicaciones del Señor, ahora, que se encuentra en la Tierra Prometida de forma estable, necesita no perder la espiritualidad del Éxodo. Por eso en la fiesta de los Tabernáculos, el pueblo elegido volvía a tomar cada año sus tiendas, y se sumergía en la espiritualidad del desierto que había tenido tanta importancia en el itinerario espiritual querido por Dios.
***
Los prodigios y signos de Jesús son manifestación de la fuerza y el poder del Reino presente y operante en medio de los hombres. Los milagros que realizó sólo exigían la incondicional respuesta de la fe en el Dios de la vida. Esta fe consiste en reconocer que Dios puede actuar por encima de cualquier condicionamiento
social, cultural, económico o religioso.
Y paradójicamente, entre los suyos no encontró esa respuesta gozosa. Se les hacía muy duro a los hombres de su pueblo, aceptar que la salvación pudiera venir desde uno que compartía su misma condición social, de aquel hombre de pueblo que había crecido con ellos y que ahora recorría todo el país anunciando la buena nueva.
Esperaban un desconocido, llegando en esplendor y gloria, cubierto de riqueza y poderío. No dieron crédito a las Escrituras, en su mensaje más profundo y, por eso, no reconocieron en el hijo del carpintero y de María, al Mesías poderoso en obra y palabras. Jesús conocía bien a aquellos que se escandalizaban de Él.
Jesús constata a través de su propia experiencia, la verdad del dicho proverbial que reza: “Nadie es profeta en su tierra”. Los milagros suponen la fe, que es lo único que permite comprender su verdadero significado, por eso la incredulidad de los habitantes de Nazaret, se convierte en un impedimento para que Jesús pueda hacerlos. Eran parientes, amigos, vecinos a quienes apreciaba, pero justamente a ellos no les podrá hacer llegar su mensaje de salvación.
Hoy como ayer, hablar de Dios a quienes nos conocen desde siempre resulta difícil. Aquellos a quienes más amamos o apreciamos, son quienes menos nos escuchan o creen. En este sentido la convivencia continua, muchas veces, hace que se vean más los defectos que las virtudes. El prejuicio por el mucho conocimiento, o la envidia dificultan la credibilidad.
Por la fe acogemos y nos adherimos totalmente a la persona de Jesús. No se puede aceptar a Jesús en parte, sólo en aquellos aspectos que nos resultan comprensibles y no nos incomodan. Jesús es la revelación total y definitiva de la Palabra de Dios. Desde que nació la Iglesia no han faltado nunca hombres y mujeres que con su vida, testimonio, escritos y predicación han animado a sus contemporáneos, a vivir la hermosura y grandeza del Evangelio. También hoy están presentes entre nosotros, y podemos ser nosotros los que hagamos presente este evangelio en medio de nuestros hermanos.
«Los de Nazaret se admiran de Él, pero esta admiración no les lleva a creer, sino a sentir envidia, es como si dijeran: ‘¿Por qué Él y no yo?’» San Juan Crisóstomo.

PARA DISCERNIR

¿Me condicionan los prejuicios en mi opinión acerca de los otros?
¿Soy libre para aceptar las ideas de los demás?
¿De quiénes acepto con más facilidad testimonio?

REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA

…Señor, que pueda abrirme a los demás…

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”¿Decir en veinte renglones quién es Jesucristo? Para los cristianos, Jesús es Dios. -Aunque no para todos: la divinidad de Cristo ha dividido desde siempre a la cristiandad. – Pocos dogmas como éste han sido defendidos o combatidos con tanta fogosidad. – La imagen de Cristo se refleja siempre en la conciencia de cada uno según sus propios conocimientos.
Para los judíos, durante los siglos de su exilio, el Crucificado ha sido también el Crucificador. En nombre de Cristo se han promulgado leyes antisemitas, en nombre de Cristo ha sido discriminado, perseguido, expulsado, asesinado con excesiva frecuencia Israel a ruegos de muchas Inquisiciones. Jesús: un vínculo de unión entre Israel y los gentiles, que une y separa en igual medida. Justo, sabio, profeta: un «loco» entre los «locos» de Israel, en la medida en que toda verdadera profecía confina con la locura que condena nuestra sensatez. Un judío «central», decía Martin Buber. Un judío único, como todos y cada uno podemos constatar. Único por su esplendor y por la contradicción que ha introducido –como una levadura– en el corazón de las naciones. Un misterio –así prefieren definirlo los teólogos cristianos, a los que responden con el silencio los teólogos judíos–. Pero veinte líneas son incluso demasiadas para hablar de un misterio. O bien, en ese caso, es que el que lo intenta no sabe de lo que está hablando”…
André Chouraqui, en A.-M. Carré – Para ti, quién es Jesucristo. 

PARA REZAR

El vino para esto 
Si queremos luz
Él vino para iluminarnos.
Si queremos fuerza para resistir
Él vino para fortalecernos.
Si queremos el perdón,
Él vino precisamente para perdonarnos.
Si queremos el don del amor,
para esto se hizo niño
y quiso presentarse a nosotros
pobre y humilde,
para apartar de nosotros
todo temor
.
San Alfonso María de Ligorio

LECTIO DIVINA

¿No es éste el hijo del carpintero?
¿De dónde le vendrá todo esto?

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     13, 54-58

    Al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados.
    «¿De dónde le vienen, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?»
    Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Entonces les dijo: «Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia.»
    Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.
Palabra del Señor.

LECTURA -  ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

Guías para la lectura:

v. 54   “Al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados. ¿De dónde le vienen, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros?”.
Jesús vuelve a Nazaret, adonde José se había retirado a su regreso de Egipto (2,23). Aquí experimentó una paradoja más frecuente de lo que parece: precisamente los suyos lo rechazan (Mc 6,1; Lc 4,16-30).
En la sinagoga de Nazaret, Jesús había aprendido la Palabra; ahora enseña como persona conocida por lo que ha realizado en otras partes (Lc 4,23). La sinagoga es “suya”: ya la Iglesia de Mateo se ha distanciado de ella.
Existe un estupor inicial, que en lugar de abrirse al misterio, se cerrará en el prejuicio. El asombro es principio de sabiduría. Quien no se asombra, no comprende nada de lo nuevo, es decir, no comprende.
Los de Nazaret se hacen una pregunta razonable. Pero no están dispuestos a aceptar una respuesta, que cuestione lo que saben. Reconocen la sabiduría y los milagros; son un hecho real. Pero excluyen a priori que la sabiduría y el poder de Dios puedan encontrarse en “este” ¡a quien conocen muy bien!
Si se tratara de una persona que ha estudiado y practicado alguna ascesis particular, si fuera un sabio o un santón, no se habrían asombrado: tendrían sus documentos en regla y lo habrían acogido. ¿Pero cómo puede Dios manifestarse en este hombre, normal y ordinario, en todo semejante a los otros?
Nosotros quisiéramos ser semejantes a Dios, como lo imaginamos nosotros; pero no aceptamos a un Dios semejante a nosotros. Quisiéramos que Él y nosotros fuéramos distintos de lo que somos, y el origen del mal es precisamente no aceptar la realidad.
Nosotros, en general, creemos en Él porque no lo hemos visto, y lo pensamos como nos agrada más. ¿Pero si lo viéramos tal como era, le creeríamos? ¿Si viniera ahora aquí, mientras leo el Evangelio, yo lo reconocería? (25, 40-45). Los sabios buscan la sabiduría y los religiosos el poder; ¡pero es Él un hombre que acabará en la cruz! Ese Dios que uno se imagina sabio y poderoso a su modo, y a quien jamás ninguno ha visto, se manifestó precisamente en la carne de Jesús, única “noticia de Dios” que lo revela plenamente a todos.
v.55 “¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas?”
En realidad no es hijo del carpintero (1,18-25). Se consideran como obvias cosas que no son verdaderas. Para la mentalidad común, si Jesús fuera hijo de algún personaje insigne, sería más creíble. Pero es hijo de un carpintero, y Él mismo es carpintero (Mc 6,3): ¿qué pretende ser?
Con relación a la mención de su madre María, se pueden conocer cosas verdaderas, sin comprender su misterio.
La tradición cristiana ha creído que estos hermanos sean primos, usualmente llamados con ese nombre, o, como máximo, los hijos de un matrimonio anterior de José.
v.56 “¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?”
Se recalca el interrogante, que no encuentra respuestas plausibles, porque tropieza contra la carne de Jesús, que se puede conocer solamente en el Espíritu (2 Co 5,16). Se escandalizan de que “estas cosas” divinas se encuentren en “ese”, a quien conocen. ¡Si se hallaran en otro, podría pensarse que sí! ¡El escándalo es la humanidad de Jesús! Pero la encarnación, principio de salvación es el centro de nuestra fe.
v. 57  “Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Entonces les dijo: «Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia.”
Aceptar o no su humanidad es acoger o no el don de Dios. En Él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad (Col 2,9).
Tal vez la expresión proverbial del profeta negado en su pueblo sea una forma de Jesús de tratar de “justificar” el rechazo de los suyos. Se tiende a devaluar lo que se conoce: ¡se concede un margen de misterio sólo a lo que se ignora! La persona religiosa, de un modo particular, es propensa a volar hacia una meta desconocida y fingida, con tal de no incomodarse para cuestionar al ya conocido. Por pereza mental es fácil reducirlo todo a lo que ya se sabe.
v.58  “Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.”
El milagro está en conexión con la fe, la cual incluso lo obtiene (cf. el centurión: 8,10.13; el paralítico: 9,2; la hemorroísa: 9,22; la cananea: 15,28). La fe, al ponernos en contacto con el Señor, provoca el “intercambio” entre Él y nosotros. Donde falta, falta el contacto. Se trata de un acto libre, que suscita el asombro del Señor. Nuestro “sí”, así como también nuestro “no”, produce algo inédito y maravilloso incluso para Él: tiene el poder de asombrarlo (8,10; Mc 6,6). El milagro se produce en última instancia por nuestra fe; ella misma es el gran milagro, principio de salvación.

MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

Preguntas para la meditación:

¿Tengo la tendencia de querer que Dios sea como yo lo imagino?
¿Rechazo a Jesús como realmente es, tratando de acomodarlo a lo que yo quisiera que sea?
¿Tengo tendencia a menospreciar a hermanos-as espirituales por el simple hecho de ser muy conocidos o vecinos?

ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?

Señor, ayúdame a reconocerte tal como eres y nos revelan los Evangelios y no tratar de “acomodarte” a mis prejuicios o preconceptos. Amén.

CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?

Trato de imaginar la escena descrita en el texto y comprender los motivos del rechazo inicial a Jesús de parte de su entorno.
Reflexiono acerca de si mi actitud en ese lugar y tiempo hubiera sido diferente.

ACCIÓN -  ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

Preguntas para la acción:

¿De qué manera buscaré en los Evangelios conocer al Jesús verdadero en toda su dimensión?
¿Qué haré para evitar “crear” a un Dios a mi imagen y semejanza en lugar de reconocerlo en su propia revelación?
¿Dónde y en quién depositaré mi fe?


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