6 de octubre de 2013


6 de octubre de 2013TO - DOMINGO XXVII - Ciclo C


En la Arquidiócesis de Buenos Aires se celebra la misa propia de Nuestra Señora de Luján (a continuación del domingo XXVII) 
Si tuvieras fe

PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Habacuc 1, 2-3; 2, 2-4

    ¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que escuches, clamaré hacia ti: «¡Violencia!», sin que salves? ¿Por qué me haces ver la iniquidad y te quedas mirando la opresión? No veo más que saqueo y violencia, hay contiendas y aumenta la discordia.
    El Señor me respondió y dijo: Escribe la visión, grábala sobre unas tablas para que se la pueda leer de corrido. Porque la visión aguarda el momento fijado, ansía llegar a término y no fallará; si parece que se demora, espérala, porque vendrá seguramente, y no tardará. El que no tiene el alma recta, sucumbirá, pero el justo vivirá por su fidelidad.
Palabra de Dios.

SALMO    
Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9 (R.: 8) 
R.    Ojalá hoy escuchéis la voz del Señor:
    «No endurezcáis vuestro corazón.»

    ¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor,
    aclamemos a la Roca que nos salva!
    ¡Lleguemos hasta él dándole gracias,
    aclamemos con música al Señor! R.

    ¡Entren, inclinémonos para adorarlo!
    ¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!
    Porque él es nuestro Dios,
    y nosotros, el pueblo que él apacienta,
    las ovejas conducidas por su mano. R.

    Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:
    «No endurezcan su corazón como en Meribá,
    como en el día de Masá, en el desierto,
    cuando sus padres me tentaron y provocaron,
    aunque habían visto mis obras.» R.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo
a Timoteo    1, 6-8. 13-14

    Querido hermano:
    Te recomiendo que reavives el don de Dios que has recibido por la imposición de mis manos. Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad.
    No te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que soy su prisionero. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por el Evangelio, animado con la fortaleza de Dios.
    Toma como norma las saludables lecciones de fe y de amor a Cristo Jesús que has escuchado de mí. Conserva lo que se te ha confiado, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas    17, 5-10

    Los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe.» El respondió: «Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí:Arráncate de raíz y plántate en el mar,ella les obedecería.
    Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá:Ven pronto y siéntate a la mesa? ¿No le dirá más bien:Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y comerás y beberás después? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
    Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan:Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber»
Palabra del Señor.

 PARA REFLEXIONAR

  • La vida, día a día nos pone a prueba. Pone a prueba nuestra imagen de Dios. Siempre nos han dicho que nada escapa a su mirada, que es todopoderoso, que gobierna cielo y tierra, por eso cuando el dolor del mundo se nos mete en el corazón sentimos que tiene una extraña manera de gobernar el mundo. Porque entre los que sufren hay muchos niños e inocentes¿Por qué Dios soporta esto? ¿Acaso no le importa? ¿Por qué tanto mal ante el que nos sentimos impotentes?Mientras tanto, pensamos que Dios permanece callado por más que le pedimos a gritos que llegue su justicia.
  • El silencio de Dios desespera y a muchos los lleva a dudar de su existencia. Si Dios existe, ¿no debería oír el grito de los sufrientes y ver la injusticia que nos rodea por todas partes. El silencio de Dios nos duele. Quizás no sea susilenciosino sentirnos enfrentados a nosotros mismos, a nuestras responsabilidades ante las injusticias, no pronuncian esa palabra que estamos esperando que Él pronuncie. El silencio de Dios nos obliga a hablar, a actuar a nosotros. Dios ha puesto en nuestras manos la historia y su destino.
  • Para aceptar el silencio de Dios y trabajar por llevar adelante su Reino hace falta una gran fe. El silencio de Dios deja de ser escandaloso en la medida en que los hombres nos comprometemos.
***
  • Habacuc presenta la fe como sostenimiento en medio de una situación dramática, cuando parece que todo se hunde: quien se sostiene en Dios, podrá vivir en medio de los conflictos, aunque todo se vaya al traste: al final, queda Dios. El creyente camina por el difícil camino personal y colectivo de la humanidad, convencido de que Dios le sostiene y que sostiene el camino de todos.
***
  • Pablo llamatesoroa la gracia y a le fe recibidas. A cada creyente le ha sido confiado este tesoro: el tesoro de la fe, el tesoro del Evangelio, el tesoro de la vida nueva en Jesucristo. Un tesoro para ser amado, para ser conservado, para ser vivido, para ser transmitido en todas las circunstancia de la vida, con la fuerza del Espíritu Santo.
***
  • La súplica de fe de los Apóstoles tiene como contexto la exigencia del perdón total. Es tan difícil este perdón que los apóstoles piden la capacidad de aceptar las debilidades de los hermanos, así como ellos tienen que aceptar las suyas.
  • Los apóstoles han comprendido que tienen fe, pero comprenden que no es suficiente y que esta fe es un don. Pero no se trata de aumentar la cantidad, sino de saber recibir con disponibilidad el don que debe dar fruto.
  • A la petición de los apóstoles de que se les aumente la fe, Jesús responde hablando del poder y sentido de la fe. Basta un mínimo de fe para mover el mundo. La frase de Jesús no tiene una perspectiva milagrera de tal modo que los problemas se pueden resolver casi por arte de magia con sólo abrir los labios y poner a Dios a nuestro servicio. Jesús no responde exactamente a la petición de sus discípulos. Aprovecha la ocasión para expresar la eficacia de la verdadera fe, capaz de obtenerlo todo de Dios.
  • La petición de los apóstoles los sitúa y nos sitúa en el centro de toda la oración cristiana. Pedirle a Jesús que nos aumente la fe es:
  • aceptar con nuestra vida el misterio del Dios que se revela en Jesús
  • valorar lo que él valora y como él lo valora, traduciéndolo en vida.
  • La fe toca el fondo de Dios y el centro del corazón de los hombres. La fe nos hace participar de la vida del Dios que todo lo puede, del Dios que no tiene límites en su amor.
  • La fe es reconocimiento de debilidad. Quien no se siente débil, nunca tendrá el gozo de poder sentir la fortaleza de Dios.
  • La fe es el convencimiento de que en la lucha por la transformación del mundo el mal puede ser arrancado de raíz. Es el poder que vence al mundo.
  • La fe es un modo nuevo de vivir en el mundo y por el mundo.
  • La fe es una fuerza interior que nos empuja y nos hace capaces de afrontar las dificultades de la vida sabiendo que, al fin y al cabo, todo lo que existe tiene un sentido y todo está bajo la mirada de Dios.
  • La fe no es sólo creer que Dios existe: es fiarse, esperar, caminar por donde Jesús caminó guiados por su palabra sabiendo desde lo más profundo de nosotros mismos que, si creemos, no es porque nosotros lo hayamos logrado con nuestro trabajo, sino porque el Padre nos ha llamado y nos ha dado su mano, nos ha hecho descubrir que todo esto vale la pena.
  • La fe tiene que estar unida a la vida, contrastada por la vida. No es un puro asentimiento intelectual que se conforma con recitar el Credo. La ortodoxia de la fe exige la ortopraxis. Las obras son la marca de la verdadera fe.
  • La fe es calidad de vida, actitud existencial que hace posible lo imposible. Pero esta actitud puede tener el riesgo de la vanidad. Para contrarrestar este posible riesgo Lucas propone la parábola del criado que, obedeciendo al amo, no hacía más que cumplir con su deber. El criado es criado y tiene que hacer lo que se le mande.
  • de hombre que viva en la libertad y en el amor ya es suficiente premio. Tener fe es aprender a vivir con intensidad y gozo la experiencia humilde de sentirse llamado a vivir de un modo nuevo y hacer nuevas todas las cosas. Y esto no debe ser motivo de envanecimiento porque se está haciendo lo que debe aquí y ahora.
  • Cuando respondemos a esta llamada lo único que hacemos es corresponder a un amor que nos lo ha dado todo y ser agradecidos.
  • Dios no está obligado a nada, sin embargo sabemos que se preocupa de nosotros y que podemos confiar en su ayuda. Nos quiere mucho más de lo que nosotros podamos imaginar y por eso estamos seguros en sus manos. No sabemos lo que nos dará, pero tenemos la confianza en que siempre es mucho más de lo que hubiéramos soñado.
  • Si la recompensa es esperada, debe ser recibida como un don de la bondad del Padre.

 PARA DISCERNIR

  • ¿Pedimos al Señor que nos aumente la fe?
  • ¿Nos pensamos con derechos ante Dios?
  • ¿Valoramos la fe como un premio?

REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA

Señor, auméntanos la fe

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Somos unos pobres siervos 
     Éste es un modo de servir que hace humilde al que sirve. No adopta una posición de superioridad ante el otro, por miserable que sea momentáneamente su situación. Cristo ocupó el último puesto en el mundola cruz, y precisamente con esta humildad radical nos ha redimido y nos ayuda constantemente. Quien es capaz de ayudar reconoce que, precisamente de este modo, también él es ayudado; el poder ayudar no es mérito suyo ni motivo de orgullo. Esto es gracia.
     Cuanto más se esfuerza uno por los demás, mejor comprenderá y hará suya la palabra de Cristo: « Somos unos pobres siervos » (Lc 17,10). En efecto, reconoce que no actúa fundándose en una superioridad o mayor capacidad personal, sino porque el Señor le concede este don. A veces, el exceso de necesidades y lo limitado de sus propias actuaciones le harán sentir la tentación del desaliento. Pero, precisamente entonces, le aliviará saber que, en definitiva, él no es más que un instrumento en manos del Señor; se liberará así de la presunción de tener que mejorar el mundoalgo siempre necesarioen primera persona y por solo. Hará con humildad lo que le es posible y, con humildad, confiará el resto al Señor.
Papa Benedicto XVI – Encíclica «Deus caritas est», § 35

 PARA REZAR

Dame fe como un grano de mostaza, Señor 
Para que, orando, me olvide de todo lo que me rodea
y, viviendo, sepas que Tú habitas en mí.
Para que, creyendo en Ti, anime a otros a fiarse de Ti
a moverse por Ti
a no pensar sino desde Ti
¿Me ayudarás, Señor?
¿Será mi fe como el grano de mostaza?
Dame la capacidad de esperar y soñar siempre en Ti
Dame el don de crecer
y de robustecer mi confianza en Tí
Dame la alegría de saber que, Tú, vives en mí
Dame la fortaleza que necesito para luchar por TI
Dame fe como un grano de mostaza.
sencilla, pero obediente y nítida,
radical, pero humilde y acogedora,
soñadora, pero con los pies en la tierra.
Con la mente en el cielo, pero con los ojos despiertos.
Con los pies en el camino, pero con el alma hacia Ti.
¿Me ayudarás, Señor?
Dame fe, como un grano de mostaza
¿Será suficiente, Señor?
Javier Leoz

DOMINGO 6 DE OCTUBRE 2013
En la Arquidiócesis de Buenos Aires se celebra la misa propia de Nuestra Señora de Luján

Madre, cuidá la fe de tu pueblo que camina

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías
35, 1-7

¡Regocíjense el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa! ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.
Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los que están desalentados: « ¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: él mismo viene a salvarlos.»
Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa; el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales; la morada donde se recostaban los chacales será un paraje de caña y papiros.
Palabra de Dios

O bien

Lectura del libro del profeta Isaías
58, 7-8, 10

Este es el ayuno que yo amo – oráculo del Señor- : soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos. Compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia carne.
Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu llaga no tardará en cicatrizar; delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor. Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: “¡Aquí estoy!”.
Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra maligna; si ofreces tu pan al hambriento y sacias al que vive en la penuria, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía.
Palabra de Dios

SALMO
Lc 1, 46-48. 49-50. 51-53. 54-55 (R.: cf. 49) 
R.         El Señor hizo en mí maravillas: ¡gloria al Señor!

            «Mi alma canta la grandeza del Señor,
            y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
            porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora.
            En adelante todas las generaciones me llamarán feliz.

            Porque el Todopoderoso ha hecho en grandes cosas:
            ¡su Nombre es santo!
            Su misericordia se extiende de generación en generación
            sobre aquellos que lo temen.
 
            Desplegó la fuerza de su brazo,
            dispersó a los soberbios de corazón.
            Derribó a los poderosos de su trono
            y elevó a los humildes.
            Colmó de bienes a los hambrientos
            y despidió a los ricos con las manos vacías.
 
            Socorrió a Israel, su servidor,
            acordándose de su misericordia,
            como lo había prometido a nuestros padres,
            en favor de Abraham
            y de su descendencia para siempre.»
 
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Efeso
1, 3-6. 11-12

Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.
En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano -según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad- a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.
Palabra de Dios

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan 19, 25-27

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo.» Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre.» Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.
Palabra del Señor

 PARA REFLEXIONAR

María Peregrina
  • En este tiempo, en este día: queremos y debemos mirar de una manera especial a nuestra Madre: María es la estrella que refleja los rayos del Sol de Justicia que viene de los alto y nos muestra el camino de nuestro peregrinar. María nos educa «consiguiéndonos abundantes dones del Espíritu Santo y proponiéndonos, al mismo tiempo, el ejemplo de aquella “peregrinación de la fe”, de la cual es maestra incomparable» (Juan Pablo II).
  • Su vida se consume en el seguimiento radical de ese Camino que es su propio Hijo, y recorriendo con ella sus pasos, vamos caminando hacia la santidad. Ella es la “Madre del peregrino”, que nos acompaña siempre, y especialmente en los momentos de cansancio o dificultad. María es peregrina por excelencia. Además del Señor Jesús, ella es quién ha comprendido mejor que nadie, que este mundo no es un lugar para instalarse, sino para realizar el Plan de Dios.
  • Su vida estuvo marcada por las peregrinaciones. La primera es aquella por la que sale de sí para abrirse al plan de Dios, luego vendrá la que emprende para atender a su prima Isabel, quien, como Ella, está embarazada. Ambos embarazos son fruto del amor de Dios por su pueblo. Se pone en camino después que el ángel le anuncia que será la Madre del Redentor; luego de su peregrino “Hágase” lleno de confianza y amor, María inicia una peregrinación para vivir el servicio humilde y necesario. La que lleva la Palabra en su vientre “se levanta” y se pone en marcha, a la ciudad de Ain Carim, para ofrecer su servicio de compasión y amor. Todo su ser expresa esa unión íntima, con el Hijo a quien lleva en sus entrañas.
  • María, responde a la alabanza de Isabel redireccionando su saludo y volviéndolo una alabanza al buen Dios. Poco tiempo después María, peregrina hacia José, hacia la oscuridad que se hace luz y juntos inician su peregrinar, ahora como familia, a Belén, la ciudad de David. La Madre de Jesús experimenta las dificultades del camino, la indiferencia de los posaderos, las incomodidades y necesidades de un pesebre. Pero nada podrá empañar la inmensa alegría del nacimiento del Señor, acompañada por la solidaridad de los pobres pastores y por el homenaje de los reyes que manifiestan la esperanza de todos los pueblos por el Mesías.
  • Peregrinarán luego para cumplir con las prescripciones de la Ley de Moisés, y recibe la profecía del dolor y la contradicción por parte del anciano Simeón. Peregrina a Jerusalén para la fiesta de la Pascua cuando Jesús tuvo doce años. Año tras año María peregrinó a Jerusalén, la Ciudad Santa, año tras año, llevó a su Hijo educándolo en el sentido de la peregrinación y dejándose educar por Él, que debía estar en las cosas del Padre.

Peregrina al pie de la cruz 
  • Todas estas peregrinaciones, la preparan para la peregrinación hasta los pies de la Cruz de su Hijo Jesús, donde hace su propio Vía Crucis. María acompaña a su hijo viviendo la “compasión”, sufriendo en su interior los dolores de su Hijo por la misteriosa, amorosa y profunda unión que vivían. Ella participa activamente en el camino de la Cruz. Ofrece a Dios todo su dolor y  se configura con Jesús en este momento de sufrimiento.
  • Ella no desfallece en el seguimiento de Cristo cuando éste se hace cada vez más doloroso y exigente. No pierde el paso, no se aleja. Está siempre al lado de su Hijo y en lo alto del monte Calvario está de pie en medio de su dolor inimaginable.
  • Y está de pie porque en lo más íntimo de su ser, por debajo de esta peregrinación de dolor, corre, como un río profundo, una alegría inmensa que brillará en todo su esplendor en la Resurrección. Ella sabe, con la certeza de la fe, que en la Cruz su Hijo está venciendo el pecado y la muerte, sabe que allí está reconciliando a los hombres con el Padre.
  • Desde lo alto de la Cruz, en el culmen de esa peregrinación de dolor y alegría, Jesús nos entrega a su Madre, como compañía en el camino de nuestro cotidiano peregrinar. El Señor le confía la misión de ser Madre nuestra y Ella cumple con fiel amor este encargo, acompañando este andar de la Iglesia primitiva, de la Iglesia de todos los tiempos.
  • La palabra del Crucificado al discípulo y, por medio de él, a todos los discípulos de Jesús se hace de nuevo verdadera en cada generación. María se ha convertido efectivamente en Madre de todos los creyentes. La esperanza de María al pie de la cruz encierra una luz más fuerte que la oscuridad que reina en muchos corazones: ante el sacrificio redentor, nace en María la esperanza de la Iglesia y de la humanidad.
  • En el momento de la máxima entrega, María está a la altura del Amor de su Hijo y se entrega plenamente, otra vez, a la bondadosa voluntad de Dios sobre los hombres, y por eso se le encarga la maternidad de todos los hombres: Esta nueva maternidad de María, engendrada por la fe, es fruto del nuevo amor que maduró en ella definitivamente al pie de la cruz, por medio de su participación en el amor redentor de su Hijo.
  • Este es el gran legado que Cristo concede desde la Cruz a la humanidad. Es como una segunda Anunciación para María. Hace treinta y tres años un ángel la invitó a entrar en los planes salvadores de Dios. Ahora, no ya un ángel, sino su propio Hijo, le anuncia una tarea nueva: recibir como hijos de su alma a los causantes de la muerte de su primogénito. María” Madre de Dios”, “Madre de Cristo”, “Madre de los hombres”.
  • Sólo Jesús sabe lo que hay en el corazón de su madre, por eso la llama mujer, no María o mamá. En la cruz no le puede pedir que renuncie a ser madre. Jesús sabe que comienza una nueva época para la humanidad. Su nueva maternidad le agranda el corazón hasta límites insospechados. Jesús entrega a su Madre como Madre de todos los vivientes, especialmente de los que serán hijos de Dios por la gracia.
  • A su bondad materna, se dirigen los hombres de todos los tiempos y de todas partes del mundo, en sus necesidades y esperanzas, en sus alegrías y contratiempos, en su soledad y en su convivencia». En Pentecostés, atrae con su oración el Espíritu Santo sobre los Apóstoles, que la llena de fuerza para la tarea evangelizadora y el servicio generoso.
  • María es Madre del Pueblo de Dios y desde su Asunción a los cielos nos guía y acompaña en nuestro peregrinar hacia la Patria definitiva. «La Madre de Jesús, es la imagen y principio de la Iglesia que ha de ser consumada en el futuro siglo; así en esta tierra, hasta que llegue el día del Señor, antecede con su luz al Pueblo de Dios peregrinante como signo de esperanza y de consuelo».
  • Y desde su cielo se hizo, también, peregrina hasta nuestra patria para quedarse de un modo particular y amoroso en las orillas del río Luján como signo de su maternal entrega por estos hijos suyos.

Los jóvenes hacen historia 
  • El pueblo argentino lo ha reconocido y camina hacia ella. El pueblo joven desde hace más de tres décadas sintió fuertemente, en medio de la oscuridad y el dolor fraticida, la necesidad de poner la situación del país y de cada argentino en sus manos de Madre. Sólo ella nos alcanza de Dios lo que los hombres no podemos alcanzar solos. Se ha entendido y se ha vivido así. Los lemas que hemos rezado en estos más de treinta años, son un vivo reflejo de esta realidad.
  • Miles y millones de pisadas han sido testigos y protagonistas de este deseo atravesando el camino que nos lleva a Luján y atravesando las distintas épocas de la historia del país, pisando egoísmos y alentando esperanzas. Basta con hacer memoria de algunos de los lemas que cada año animaban nuestro caminar para descubrir las situaciones que fuimos viviendo: La juventud peregrina a Luján por la patria (1975), Los hermanos sean unidos (1976), Con María construyamos una patria de hermanos (1985), María ayúdanos a trabajar por la justicia (1990), Madre, hacenos más hermanos (1994), Madre, gracias por estar con nosotros, queremos cuidarnos como hermanos (2003), Virgen ayúdanos, queremos ser un solo pueblo, (2004), Madre, enséñanos a cuidar la vida (2005), Madre, necesitamos vivir como hermanos (2006)…

Madre, cuidá la fe de tu pueblo que camina 
Ahí está tu hijo”, ¡aquí están tus hijos Madre! Cada año, como promesa de fidelidad desde hace muchísimos años, desde hace siglos, vienen a la casa de la Madre. Así como en el corazón de cada hijo está siempre presente el amor de la Madre, en el corazón del pueblo creyente están grabadas a fuego las palabras pronunciadas en el momento de la generosidad extrema de nuestro Señor. En ellas nos confía su madre como nuestra madre. La madre es nido, casa, refugio, por eso en Luján, que es la casa de nuestra Madre, cada peregrino que se acerca después de caminar largas horas vive de manera personal e íntima la experiencia del apóstol Juan. En la casa de Luján Jesús nos confirma la maternidad de la Virgen y nuestra filiación.
Igual que hoy, a lo largo del año en diversas oportunidades hombres y mujeres de diferentes lugares y realidades sociales viene para estar cerca de la Madre. En medio de tanta angustia, agitación y dolor ella es refugio y es descanso. En silencio o balbuceando alguna palabra o simplemente con un avemaría le presentan la vida. Y también en silencio su mirada consuela el corazón, alivia la carga de cada día, se hace remanso para el futuro.
Es la pausa que necesitamos para seguir andando el camino de la vida.
La casa de la Virgen es punto de encuentro de hermanos que sufren y se alegran y que necesitan seguir confiando que vale la pena seguir viviendo con sentido y apostando a la vida.
La Virgen nos pertenece, porque Jesús nos la ha dado; y a la Virgen le pertenecemos. La Virgen a pesar de ver a su hijo muriendo en la cruz no puede renunciar a su vocación de Madre. Desde Lujan a este pueblo Argentino ella le ofrece incesantemente su protección y su delicadeza maternal. Este pueblo peregrino cuando es reconocido como hijo recupera su dignidad tantas veces pisoteada. Esa dignidad de hombres, de hijos de Dios, de argentinos. Al calor de la Virgen los grandes de la Patria, y también muchos que permanecen en el anonimato, se han animado a construir la historia de nuestra nación. Cada ofrenda de oración, cada ofrenda material es signo de una vida que ha querido no sólo recibir sino dar para que todos crezcan.
Es necesario pasar la herencia de gracia a las nuevas generaciones. Es necesario que nuestro pueblo vuelva una y otra vez a ponerse bajo el manto y el cuidado de la VirgenLa primera fundadora de esta Villa, y la cofundadora de nuestra patria, sabiendo que no será defraudado.
A ella le pedimos, como hijos de este suelo, Madre, cuidá la fe de tu pueblo que camina.


LECTIO DIVINA
  
Si tuvieras fe  
   
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     17, 3b-10

    Dijo el Señor a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti diciendo: "Me arrepiento", perdónalo».
    Los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». Él respondió: «Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: "Arráncate de raíz y plántate en el mar", ella les obedecería.
    Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: "Ven pronto y siéntate a la mesa"? ¿No le dirá más bien: "Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después"? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
    Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan:
"Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber"».
Palabra del Señor

1.     LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

 ·   Guías para la lectura:
                 
De camino a Jerusalén, Jesús viene enseñando a través de parábolas (Lc 15-16). El domingo pasado con la parábola del rico y el pobre Lázaro, enseña a sus discípulos a cuidarse de ser ambiciosos y acumular riquezas. Luego sigue insistiendo en la exigencia del Reino y en hacernos responsables y perdonarnos unos a otros (Lc 17,1-4).
El pasaje de hoy tiene dos partes: en la primera (vv. 5-6) los apóstoles piden a Jesús crecer en la fe. En la segunda (vv.7-10) les enseña a ser servidores.  
Ante las exigencias que muestran las parábolas del capítulo 16: el mayordomo astuto (vv.1-14) y la del rico y el pobre Lázaro (vv.19-31), y el mandato de perdonar “¡hasta siete veces por día!” (17,4), no es sorprendente que los apóstoles le pidan a Jesús: “Auméntanos la fe”. Los discípulos son conscientes de la exigencia del seguimiento a Jesús, de la fragilidad que tienen (ver 12,28) y le piden ayuda.  
La respuesta de Jesús se parece a un reproche: “si tuvieran fe como un grano de mostaza, podrían decirle a ese árbol: «Arráncate de aquí y plántate en el mar», y les haría caso”. Era proverbial la pequeñez del grano de mostaza. La comparación que hace Jesús, naturalmente no hay que tomarla en forma literal. No es que la fe permita “hacer magia” no se refiere a eso, sino a la confianza radical en Aquel que llama y envía (“apóstoles” (v.5) quiere decir literalmente “enviados”).  
En la segunda parte Jesús enseña a través de una parábola a no creerse merecedores de premios o de alabanzas (cosa que sucedía mucho con los fariseos). El planteamiento se hace por medio de tres preguntas que tienen una respuesta implícita (vv. 7.8.9). La situación supone la cultura de esclavitud de la época, en que el esclavo no esperaba el agradecimiento o reconocimiento de su patrón, (la sensibilidad de hoy es muy distinta frente a esta situación) sino que hacía lo que tenía que hacer.  
El centro al que apunta Jesús es el desinterés por la recompensa al obrar, e invita a la gratuidad del servicio, porque como dijo Él mismo “Yo estoy entre ustedes como el que sirve” (Lc 22,27).  
  
2.     MEDITACIÓN - ¿QUÉ  ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
  
·                       Preguntas para la meditación:
  
Ø                 ¿Es tu fe de convicción o de tradición?
Ø                 ¿Cuáles son las motivaciones o los intereses por los que se “sirve” al Señor?
Ø                 ¿Hay un interés de recompensa o de mérito, o simplemente estamos alegres de tener
a tan buen patrón?  

3.     ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
                               
Consciente que la fe es un don de Dios, debo pedirla y prepararme para recibirla, pero proveerla es asunto de Dios. Elevemos nuestra súplica al Padre con la oración que San Clemente María Hofbauer rezaba y la recomendaba:  
Oh Jesús Redentor, autor y consumador de nuestra fe,
te suplicamos desde lo profundo de nuestro corazón arrepentido y humillado
no permitas que se extinga la hermosa luz de nuestra fe. 
Oh Jesús, autor y consumador de nuestra fe,
consérvanos dentro de la nave de Pedro, fieles a su sucesor,
para que se construya la unidad de la Iglesia,
se promueva su santidad y se extienda en bien de todos los pueblos.
Concédenos la paz y la unidad.
Confórtanos y consérvanos en tu santo servicio,
para que por Ti y en Ti vivamos siempre. 
Amén.

4.     CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
        
El Señor nos invita a tener fe, a sentir que nos encontramos en sus manos y allí estamos seguros por eso decimos:  
«Auméntanos la fe».  

5.     ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

·                        Preguntas para la acción: 
                    
Ø     ¿Cómo puedo compartir mi experiencia de fe con mis amigos?
Ø     ¿La fe en Jesús me motiva a servir?
Ø     ¿Qué cosas puedo hacer por los demás esta semana sin esperar nada a cambio?

Gentileza Lectionautas 



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