7 de octubre de 2013

7 de octubre de 2013 – TO – LUNES DE LA SEMANA XXVII

Ntra. Sra. del Rosario

…¿Quién es mi prójimo?…

PRIMERA LECTURA
Principio de la profecía de Jonás    1, 1-2, 1. 11

    La palabra del Señor se dirigió a Jonás, hijo de Amitai, en estos términos: «Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y clama contra ella, porque su maldad ha llegado hasta mí.»
    Pero Jonás partió para huir a Tarsis, lejos de la presencia del Señor. Bajó a Jope y encontró allí un barco que zarpaba hacia Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia del Señor.
    Pero el Señor envió un fuerte viento sobre el mar, y se desencadenó una tempestad tan grande que el barco estaba a punto de partirse. Los marineros, aterrados, invocaron cada uno a su dios, y arrojaron el cargamento al mar para aligerar la nave. Mientras tanto, Jonás había descendido al fondo del barco, se había acostado y dormía profundamente. El jefe de la tripulación se acercó a él y le preguntó: « ¿Qué haces aquí dormido? Levántate e invoca a tu dios. Tal vez ese dios se acuerde de nosotros, para que no perezcamos.» Luego se dijeron unos a otros: «Echemos suertes para saber por culpa de quién nos viene esta desgracia.» Así lo hicieron, y la suerte recayó sobre Jonás.
    Entonces le dijeron: «Explícanos por qué nos sobrevino esta desgracia. ¿Cuál es tu oficio? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿A qué pueblo perteneces?»
    El les respondió: «Yo soy hebreo y venero al Señor, el Dios del cielo, el que hizo el mar y la tierra.» Aquellos hombres sintieron un gran temor, y le dijeron: « ¡Qué has hecho!», ya que comprendieron, por lo que él les había contado, que huía de la presencia del Señor. Y como el mar se agitaba cada vez más, le preguntaron: « ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos calme?»
    Jonás les respondió: «Levántenme y arrójenme al mar, y el mar se les calmará. Yo sé muy bien que por mi culpa les ha sobrevenido esta gran tempestad.»
    Los hombres se pusieron a remar con fuerza, para alcanzar tierra firme; pero no lo consiguieron, porque el mar se agitaba cada vez más contra ellos. Entonces invocaron al Señor, diciendo: « ¡Señor, que no perezcamos a causa de la vida de este hombre! No nos hagas responsables de una sangre inocente, ya que tú, Señor, has obrado conforme a tu voluntad.» Luego, levantaron a Jonás, lo arrojaron al mar, y en seguida se aplacó la furia del mar. Los hombres, llenos de un gran temor al Señor, le ofrecieron un sacrificio e hicieron votos.
    El Señor hizo que un gran pez se tragara a Jonás, y este permaneció en el vientre del pez tres días y tres noches.
    Entonces el Señor dio una orden al pez, y este arrojó a Jonás sobre la tierra firme.
Palabra de Dios.

SALMO    
Jon 2, 3. 4. 5. 8 (R.: 7c) 
R.    Tú me hiciste salir vivo de la fosa, Señor.

    Desde mi angustia invoqué al Señor,
    y él me respondió;
    desde el seno del Abismo, pedí auxilio,
    y tú escuchaste mi voz. R.

    Tú me arrojaste a lo más profundo,
    al medio del mar:
    la corriente me envolvía,
    ¡todos tus torrentes y tus olas
    pasaron sobre mí! R.

    Entonces dije: He sido arrojado
    lejos de tus ojos,
    pero yo seguiré mirando
    hacia tu santo Templo. R.

    Cuando mi alma desfallecía,
    me acordé del Señor,
    y mi oración llegó hasta ti,
    hasta tu santo Templo. R

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas    10, 25-37

    Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?»
    Jesús le preguntó a su vez: « ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
    El le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo.»
    «Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida.»
    Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: « ¿Y quién es mi prójimo?»
    Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: “Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver.”
    ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?»
    «El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera.»
Palabra del Señor.

Si de la memoria:

ñ Hechos 1, 12-14
ñ S. R: Lucas 1, 46-55
ñ Lucas 1,26-38

 PARA REFLEXIONAR

ñ El relato de Jonás escrito hacia el siglo V antes de Cristo no es la biografía de un hombre real. Jonás hijo de Amitai, profeta en tiempos de Jeroboán II, de quien se tienen escasas noticias sirve para convertirlo en protagonista de este «midrash», un relato imaginario con fines educativos. Quizá el mismo nombre haya servido para la elección: Jonás significa «paloma», nombre que se aplica a Israel, como símbolo no de inocencia, sino de estupidez en Oseas.
ñ Esta parábola del Antiguo Testamento, nos recuerda que «todos los hombres, son llamados a la salvación». Es probable que fuera escrito en tiempos de Esdras y en contra de éste que, para asegurar la pureza de la fe del pueblo elegido en la época de la reconstrucción de Sión, con un excesivo nacionalismo, cerraba las puertas a los demás países.
ñ El libro de Jonás
reafirma fuertemente la «vocación misionera» del pueblo elegido. Dios no es solamente el Dios de Israel, sino el de todas las naciones. En esta historia todos los paganos que aparecen son buenos, desde el rey de Nínive y sus habitantes, hasta el ganado, pasando por los marineros del barco y la ballena que cumple también un papel importante. El único judío, Jonás, es el peor, un anti-profeta, personificación del espíritu mezquino, particularista y ridículo de buena parte de Israel.
ñ El autor eligió como muestra de una ciudad pagana que se convierte, a Nínive, la capital de los asirios, famosa por su política despiadada y cruel.
ñ En el momento en que Jonás recibe el encargo de ir a Nínive y anunciar allí el castigo de Dios, como mal profeta, toma un barco en dirección contraria yendo hacia tierras de Tarsis, en el sur de la actual España.
ñ Cuando se forma la tempestad, los marineros aparecen como personas buenas, que temen a sus dioses y les rezan y les ofrecen sacrificios, y además respetan a Jonás, a pesar de que se ha declarado culpable. Tratan de hacer lo posible para salvarlo, pero al fin lo tienen que arrojar al mar. En el agua es donde entra en acción la ballena que lo retiene durante tres días hasta vomitarlo a tierra firme.
ñ El único personaje judío de la parábola es el único que se resiste a Dios. Pero Dios al margen de lo que haga el hombre, consigue su fin. Las situaciones por las que pasa Jonás más que castigos, son hechos providenciales y destinados a forzar al profeta a cumplir su misión.
***
ñ Jesús contó esta parábola dedicándosela al doctor de la ley, a una persona que tenía la función de indicar a los demás los deberes de la religión. Este maestro de la ley que interroga a Jesús tiene la intención de ponerlo a prueba.
ñ No era fácil decidir entre los 613 mandatos o mandamientos, cuál de todos era el más importante. Jesús no se atiene a la línea de ningún rabino de la época ni a ninguna escuela en particular, simplemente hace que su interlocutor vuelva a la fuente, a la Ley de Moisés, a lo que recordaban en el Shemá Israel los judíos practicantes tres veces al día: amar a Dios con todo el ser y al prójimo como a sí mismo. Sólo estos dos son suficientes
para obtener la vida.
ñ Ante la pregunta sobre quién es el prójimo, Jesús acudirá a un ejemplo que los sacará del marco teórico para insertarlos en la vida. Una historia totalmente ordinaria, un hecho más de los que sucedían habitualmente y a los que hoy estamos acostumbrados. Un hombre anónimo, un cualquiera, una víctima de la rapiña pero también del odio racial, de los prejuicios y de la indiferencia. Pasan un sacerdote y un levita que dan un rodeo. No se acercan, no es de los suyos. Jesús quiere poner de manifiesto lo deshumanizante de la ley cuando la búsqueda del bien no la sustenta. Ambos seguramente, se dirigían a Jerusalén a cumplir con sus respectivos turnos de servicio en el templo, que exigía una estricta pureza legal y ritual que hubieran quedado rota al contaminarse con la sangre del herido.
ñ A través de esa historia Jesús va a revelar la extraña novedad del evangelio. Porque para Jesús la regla de oro de la moral, no es la observación de un marco de leyes bien definido, sino la que surge de la vida vivida y se elabora en el corazón que, porque ama a Dios, está empapado de misericordia y compasión.
ñ La compasión marca el sello distintivo de esta ley superior a toda ley. La misma compasión que tuvo Jesús con la viuda de Naím; con la multitud que lo seguía abatida y con hambre; y que tuvo el padre con el hijo que regresa.
ñ Este buen samaritano es Cristo, en el que Dios se acerca al hombre herido y lo carga sobre sí para curar sus heridas. Este hombre bajaba de Jerusalén a Jericó; Jesús recorrerá el camino inverso: irá a Jerusalén, y allí El será el samaritano, ahora herido porque la compasión lo lleva a cargar nuestras heridas. En Jesús colgado al borde del camino, dejado por muerto, de quien todos se apartan, Dios manifiesta su rostro de misericordia y de amor universal.
ñ El «amor» a Dios
no se puede reducir a una frase adornada con oraciones cumplidoras y prácticas externas. El amor al prójimo
brota de la compasión y nos lleva a ponernos en camino de hacer lo mismo que aquel samaritano.
ñ La salvación está del lado del corazón capaz de compadecerse. Jesús con su palabra y con su vida, invita y reclama para la vida del mundo un corazón misericordioso, porque la misericordia es el corazón de Dios.

 PARA DISCERNIR

ñ ¿Qué nos exige hoy nuestro amor a Dios?
ñ ¿Qué nos exige hoy nuestro amor a los hermanos?
ñ ¿Me dejo sanar por la compasión y la misericordia de Dios?

REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA

…Dame una vida compasiva Señor…

 PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Un Samaritano… llegó donde estaba él, y al verlo le dio lástima» 
…”Un samaritano bajaba por el camino. «Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre» (Jn 3,13). Viendo que estaba medio muerto ese hombre a quien nadie, antes de él, había podido curar…, se le acerca; es decir que, aceptando de sufrir con nosotros se hizo nuestro prójimo y compadeciéndose de nosotros se hizo nuestro vecino.
«Le vendó las heridas, echándoles aceite y vino». Este médico tiene muchos remedios con los cuales está acostumbrado a curar. Sus palabras son un remedio: tal palabra venda las heridas, tal otra les pone bálsamo, a otra vino astringente… «Después lo montó en su cabalgadura». Escucha cómo él te acomoda: «Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores» (Is 53,4). También el pastor ha colocado a su oveja cansada sobre sus espaldas (Lc 15,5)…
«Lo llevó a una posada y lo cuidó»… Pero el Samaritano no podía permanecer largo tiempo en nuestra tierra; debía regresar al lugar del que había descendido. Pues «al día siguiente» -¿cuál es este día siguiente sino el día de la resurrección del Señor, de aquel que se ha dicho: «Este es el día que hizo el Señor» (Sl 117, 24)?- «sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: Cuida de él». ¿Qué son estas dos monedas? Quizás los dos Testamentos, que llevan la efigie del Padre eterno, y al precio de los cuales nuestras heridas has sido curadas… ¡Dichoso este posadero que puede curar las heridas de otro! ¡Dichoso aquel a quien Jesús dice: «Lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta»!… Promete, pues, la recompensa. ¿Cuándo volverás, Señor, si no es en el día del juicio? Aunque siempre estés en todas partes, teniéndote en medio de nosotros sin que te reconozcamos, llegará el día en que toda carne te verá venir. Y darás lo que debes. ¿Cómo lo pagarás tú, Señor Jesús? Has prometido a los buenos una amplia recompensa en el cielo, pero darás todavía más cuando dirás: «Muy bien, siervo bueno y fiel, has sido fiel en lo poco, yo te confiaré mucho más; entra en el gozo de tu señor» (Mt 25,21)”…
San Ambrosio (hacia 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de Lucas, 7, 74s

 PARA REZAR

Dios de ternura y de piedad,
Que te inclinas sobre nuestra pobreza
y cuidas de nosotros, que somos tus hijos.
Reconocemos tu amor y tu misericordia,
Que podamos por tu gracia
ser hombres de corazón, consagrados a la caridad.
Danos entrañas de misericordia ante toda miseria humana,
inspiranos el gesto y la palabra necesaria
ante todo dolor y sufrimiento
Que ella sea hoy nuestra misión,
nuestra tarea y nuestra felicidad.

07 Octubre – Ntra. Sra. del Santo Rosario

La fecha del 7 de octubre asocia la memoria de Nuestra Señora del Rosario con la victoria obtenida por los cristianos sobre los turcos en Lepanto en 1571. Mas hoy la Iglesia no nos invita tanto a rememorar un suceso lejano cuanto a descubrir la importancia de María dentro del misterio de la salvación y a saludarla como Madre de Dios, repitiendo sin cesar: Ave María.
Al dar ella su consentimiento a Dios en la Anunciación, «se consagró totalmente a sí misma, cual esclava del Señor, a la persona y a la obra de su Hijo, sirviendo al misterio de la Redención con él y bajo él, por la gracia de Dios omnipotente» Conc. Vaticano II, Const. sobre la Iglesia, n 56.
Por eso la liturgia recuerda como formando un todo las diversas fases de ese misterio, «la encarnación de Jesucristo, su pasión y la gloria de la resurrección», pidiendo al Señor por intercesión de María que haga que comulguemos en la fe y en el amor.
Para lograr que María nos escuche cuando rezamos el Avemaría, no es necesario haber meditado largamente sobre la estructura de esta plegaria. Con todo, no resultará inútil el saber que está compuesta por un saludo y una invocación.
El saludo es palabra de Dios: junta la salutación del Ángel en la Anunciación y la de Isabel en la en la Visitación.
Por lo que toca a la invocación, se fundamenta en la fe de la Iglesia en la maternidad divina de María para confiarle la vida presente de sus hijos y su tránsito a Dios al final de su Pascua.
Esta corona a la Virgen, repetitivo, es un Evangelio en miniatura que está al alcance de todas las inteligencias y de las memorias más torpes, así como de las situaciones espirituales más desangeladas y frías, y quizá porque conoce el paño es la devoción que María recomendó en Lourdes y Fátima, a manera de gran arma para la paz de nuestro tiempo.
En los últimos siglos, cuando la Historia tiende a hacernos creer más listos y originales, más modernos, la Virgen da la razón a los papas prefiriendo esta modalidad tan sencilla de adorar y pedir en la que se nos da todo hecho menos la actitud interior, y que obliga a poner el alma en lo que se dice, como introduciendo el sentido de Dios en la monotonía de las cosas de la vida cotidiana.
Plegaria personal por el impulso que cada cual le dé, pero también voz del coro de la Iglesia, como un murmullo de niño que no se cansa de repetir lo archisabido que no puede decirse mejor, con leves pausas meditativas para volver más confiados a la música envolvente de unas palabras que suenan a eternas de pura sencillez y profundidad.

Oremos 
Señor, que por el anuncio del ángel nos ha hecho conocer la encarnación de tu Hijo, infunde tu gracia en nosotros y concédenos, por la intercesión de la Santísima Virgen María, que podamos alcanzar, por la virtud de la pasión y de la cruz de tu Hijo Jesucristo, la gloria de su resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

LECTIO  DIVINA 

¿Quién es mi prójimo? 
   
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     10, 25-37

    Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?»
    Jesús le preguntó a su vez: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
    Él le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo.»
    «Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida.»
    Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?»
    Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: "Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver."
    ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?»
    «El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor.
    Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera.»
Palabra del Señor.    

1.     LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

 ·   Guías para la lectura:               

Un doctor de la Ley preguntó a Jesús qué debía hacer para alcanzar la vida eterna. Pero en realidad no era una pregunta sincera, ya que los doctores de la Ley y los fariseos sólo hacían preguntas para descubrir a Jesús en algún error o para poder acusarlo de algo. Por eso Jesús le devuelve la pregunta. El doctor de la Ley sabía cuál era la respuesta porque había estudiado la Palabra de Dios y las tradiciones judías, y no ignoraba que todo se resume en el amor a Dios y al prójimo. Pero para no quedar en ridículo por haber pedido una respuesta que era obvia, el doctor le pide a Jesús una precisión: ¿quién es mi prójimo? Y lo que estaba preguntando era si había que considerar prójimo a cualquiera o sólo a los miembros del pueblo judío.
Jesús, después de poner el ejemplo del hombre herido y abandonado, pregunta: ¿quién se portó como prójimo de ese hombre?, o sea ¿quién se comportó como amigo de ese hombre?
El doctor debió reconocer que el que se portó como un amigo del judío herido fue un samaritano, que para un judío era un ser despreciable. Y para rematar todo, Jesús le pide al doctor de la Ley que siga el ejemplo de ese samaritano y haga lo mismo.
De esta manera, Jesús desarma la mente, las seguridades y las convicciones del doctor. Era como si le dijera: No te preguntes tanto por la interpretación de la Ley de Dios. Lo que Dios te pide es que actúes como amigo de cualquier ser humano, también con los que son de otra raza, y también con los samaritanos que te resultan despreciables. Reaccionar ante el dolor de cualquier ser humano como cuando uno reacciona ante el dolor de un amigo. Eso es lo que tu Dios espera de ti.
El doctor de la Ley, que explicaba la ley de Dios a los demás, y se preocupaba por la teoría, tiene que escuchar a Jesús que le dice: “Actúa, ama, reacciona como ese samaritano, que fue capaz de servir al otro espontáneamente sin preguntar nada. Eso es lo que tú necesitas para alcanzar la vida eterna”.

2.     MEDITACIÓN - ¿QUÉ  ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
  
·                       Preguntas para la meditación: 

Ø     ¿Con cuál de los personajes me identifico?
Ø     ¿Cómo se vive la verdadera religión frente a la necesidad humana?
Ø     ¿Por qué Jesús usó justamente la figura de un samaritano para ilustrar su parábola?

3.     ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
                               
Señor, yo que estoy pendiente de mí mismo, preocupado por tantas cosas de mi propia vida, no soy capaz de reaccionar espontáneamente cuando alguien necesita mi ayuda.
Necesito el impulso de tu amor que me arranque de mi egoísmo.
No permitas que me haga tantas preguntas Señor, ayúdame a reaccionar con amor.

4.     CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
        
Si bien la parábola es muy conocida, trato de recrear la escena de la historia narrada por Jesús.
Imagino el impacto en sus oyentes en ese momento.
Reflexiono en mi piedad personal y en mi forma de vivir la religiosidad.

5.     ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

·                        Preguntas para la acción:
                    
Ø     ¿Cómo actuaré hoy ante la necesidad?
Ø     ¿Buscaré primero que me traten como “prójimo” o “seré prójimo” para otro?
Ø     ¿Cómo interpreto para mí hoy, y de una manera práctica las palabras del Señor: «Ve, y procede tú de la misma manera.»?



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