31 de diciembre de 2013 - Día 7º dentro de la Octava de Navidad
…La Palabra se hizo carne…
PRIMERA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol
san Juan 2, 18-21
Hijos míos, ha
llegado la última hora.
Ustedes oyeron
decir que vendría el Anticristo; en realidad, ya han aparecido muchos
anticristos, y por eso sabemos que ha llegado la última hora. Ellos salieron de
entre nosotros, sin embargo, no eran de los nuestros. Si lo hubieran sido,
habrían permanecido con nosotros. Pero debía ponerse de manifiesto que no todos
son de los nuestros.
Ustedes recibieron
la unción del que es Santo, y todos tienen el verdadero conocimiento.
Les he escrito, no
porque ustedes ignoren la verdad, sino porque la conocen, y porque ninguna
mentira procede de la verdad.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 95, 1-2. 11-12. 13-14 (R.: 11a)
R. Alégrese el
cielo y goce la tierra.
Canten al Señor un
canto nuevo,
cante al Señor
toda la tierra;
canten al Señor,
bendigan su Nombre,
día tras día,
proclamen su victoria. R.
Alégrese el cielo
y exulte la tierra,
resuene el mar y
todo lo que hay en él;
regocíjese el
campo con todos sus frutos,
griten de gozo los
árboles del bosque. R.
Griten de gozo
delante del Señor,
porque él viene a
gobernar la tierra:
él gobernará al
mundo con justicia,
y a los pueblos con su verdad.
R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Juan 1, 1-18
Al principio
existía la Palabra,
y la Palabra
estaba junto a Dios,
y la Palabra era
Dios.
Al principio
estaba junto a Dios.
Todas las cosas
fueron hechas por medio de la Palabra
y sin ella no se
hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la
vida,
y la vida era la
luz de los hombres.
La luz brilla en
las tinieblas,
y las tinieblas
no la percibieron.
La Palabra era la
luz verdadera
que, al venir a
este mundo,
ilumina a todo
hombre.
Ella estaba en el
mundo,
y el mundo fue
hecho por medio de ella,
y el mundo no la
conoció.
Vino a los suyos,
y los suyos no la
recibieron.
Pero a todos los
que la recibieron,
a los que creen
en su Nombre,
les dio el poder
de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron
de la sangre,
ni por obra de la
carne,
ni de la voluntad
del hombre,
sino que fueron
engendrados por Dios.
Y la Palabra se
hizo carne
y habitó entre
nosotros.
Y nosotros hemos
visto su gloria,
la gloria que
recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y
de verdad.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Esta carta se dirige, evidentemente a unas
comunidades que atraviesan una grave crisis. En este pasaje, san Juan pone
en guardia a los cristianos contra los «falsos doctores».
El autor sigue haciendo su llamamiento
a la serenidad. No sabe cuándo será la última hora de la historia, pero está
convencido de que esa hora decisiva llegará precedida de anticristos, todos
los que niegan a Cristo, todos los que no lo aceptan como Señor, que se
esforzarán por seducir a los fieles.
Dentro de la comunidad de los
creyentes existe la terrible posibilidad de que sólo se pertenezca a
ella de una manera puramente externa sin vivir del Espíritu de Cristo.
Los «falsos doctores» han dejado la
comunidad. Se los detecta por el hecho que: bautizados o sacerdotes, se separan
de la Iglesia. Hay motivos para vacilar, sin duda; pero los que se mantengan
fieles pueden seguir sintiéndose seguros, deben seguir siendo «ungidos», fieles
al Ungido por excelencia, Jesús. Ellos son los que han recibido la Buena
Noticia y los que han sido marcados con la unción. Por eso también han de ser
ellos los que perseveren.
En la antítesis entre la verdad y la
mentira, Cristo es la Verdad, la Palabra que Dios nos ha
dirigido. Todo lo que no sea Cristo es mentira, embuste y anticristo.
***
Terminamos el año escuchando el prólogo
de san Juan, el magnífico
resumen de todo el misterio de Cristo y de nuestra fe. Este himno cristológico es muy antiguo. Juan afirma el origen de Jesucristo en Dios mismo.
resumen de todo el misterio de Cristo y de nuestra fe. Este himno cristológico es muy antiguo. Juan afirma el origen de Jesucristo en Dios mismo.
Con palabras solemnes se nos dice que la
Palabra de Dios, su Verbo, su “logos”, ha acampado en medio de nuestro
mundo, para iluminarlo con su luz potente. La Palabra divina se ha hecho
carne humana en Jesucristo, poniendo en nuestra historia un principio de
esperanza. “El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto
modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de
hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la
Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejante en todo a
nosotros, excepto en el pecado” (G.S).
Dios, por la encarnación de su Hijo, se ha
introducido en la historia del hombre para redimirnos y comunicarnos su
propia vida. Jesús nos revela al hombre en su integridad total y absoluta.
Por eso, los creyentes sabemos
que ni la muerte ni la vejez, ni el
dolor ni la enfermedad, ni la guerra niel hambre,
ningún mal que podamos padecer podrá apartarnos del amor de Dios.
Nuestra suerte está asegurada si recibimos
a Cristo en nuestra vida, en nuestro hogar, en nuestro corazón. La fe es algo
más que unos criterios. Acoger a Jesús quiere decir dejarse cuestionar por
Él. Dejar que sus criterios den luz tanto a nuestros pensamientos más íntimos,
como a nuestra actuación social y laboral.
Y esto no es sólo esfuerzo, es sobre
todo, don y gracia. Es nuestra vida injertada en la Vida de Dios.
Vida recibida en el seno de la Iglesia.
Vida recibida en el seno de la Iglesia.
A todos los que lo recibieron y creyeron
en su nombre, Jesús les dio poder de hacerse hijos de Dios y no dudó de entregarse
a la muerte por ellos.
Él nos comunica su Vida y su Espíritu y
habita en nuestros corazones como en un templo. Desde esta presencia salvadora
de Dios en nosotros, también nosotros somos llamados a poner nuestra
morada en medio de los hombres para caminar en sus penas y alegrías,
en sus gozos y esperanzas, en su dolor y en su pobreza.
Como Iglesia de Cristo no podemos
quedarnos como espectadores en medio de todo aquello que sufre la humanidad.
Cristo nos quiere como signos claros de su amor, de su alegría, de su
bondad, de su paz, de su misericordia en medio de nuestros hermanos.
Navidad es luz y gracia, pero
también examen sobre nuestra vida en la luz. En fechas como el fin de
año necesitamos sabiduría para que nuestra historia
personal y comunitaria no se desvíe de ese Cristo que, además de Niño
nacido en Belén, se nos presenta como la Palabra, la Verdad y la Vida.
Los que hemos visto su gloria y lo hemos
acogido en nuestra vida, nos sentimos llamados a que nuestro seguimiento
sea más generoso y más fuerte.
Es bueno aprovechar para pensar
si verdaderamente nos hemos dejado poseer y transformar por la buena noticia del amor de Dios, si nos hemos dejado iluminar por la luz que es Cristo, si permanecimos fieles a su palabra de verdad, si nuestro camino ha sido el justo o tenemos necesidad de rectificarlo.
si verdaderamente nos hemos dejado poseer y transformar por la buena noticia del amor de Dios, si nos hemos dejado iluminar por la luz que es Cristo, si permanecimos fieles a su palabra de verdad, si nuestro camino ha sido el justo o tenemos necesidad de rectificarlo.
PARA DISCERNIR
La novedad de Dios hecho hombre ¿En qué
modifica mi manera de ver la vida?
¿Qué significa para mí vivir en la luz?
¿Qué caminos necesito rectificar para
vivir desde la propuesta de Cristo?
REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA
…Hemos visto su Gloria…
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
… “Al ver más claro que tu vocación es la
de ser testigo del amor de Dios al mundo, y al crecer tu determinación de vivir
esta vocación, aumentarán los asaltos del enemigo. Oirás voces que te dirán:
«No eres digno, no tienes nada que ofrecer, no tienes atractivo, no suscitas ni
deseo ni amor». Cuanto más sientas la llamada de Dios, más descubrirás en tu
propia alma la batalla cósmica entre Dios y Satán. No tengas miedo. Continúa
profundizando en la convicción de que el amor de Dios te basta, que estás en
manos seguras, y que eres guiado en cada paso de tu camino. No te dejes
sorprender por los asaltos del demonio. Aumentarán pero, si los enfrentas sin
miedo, descubrirás que son impotentes.
Lo que importa es aferrarse al verdadero,
constante e inequívoco amor de Jesús. Cada vez que dudes de este amor, vuelve a
tu morada interior y escucha allí la voz del amor. Solamente cuando sabes en tu
ser más profundo que eres íntimamente amado, puedes afrontar las oscuras voces
del enemigo sin ser seducido por ellas.
El amor de Jesús te dará una visión cada
vez más clara de tu vocación, así como de las muchas tentativas de arrancarte
de aquella llamada. Cuanto más sientas la llamada a hablar del amor de Dios,
más necesidad tendrás de profundizar en el conocimiento de este amor en tu
mismo corazón. Cuanto más lejos te lleve el camino exterior, más profundo debe
ser tu camino interior. Sólo cuando tus raíces sean profundas, tus frutos
podrán ser abundantes, pero tú puedes afrontar sin miedo al enemigo cuando te
sabes seguro del amor de Jesús”…
H. J. M. Nouwen, La voz interior del amor, Madrid
19981.
PARA REZAR
Yo había pedido…
Yo había pedido a Dios la fuerza para
alcanzar el éxito, pero Él me hizo débil a
fin de que aprenda humildemente a
obedecer.
Yo había pedido la salud para hacer
grandes cosas, pero Él me dio la
enfermedad
para que pueda hacer cosas mejores.
Yo había pedido el poder para ser
apreciado
por los hombres, pero me dio la debilidad
para que experimente la necesidad de Dios.
Yo había pedido la riqueza para
ser feliz, pero me ha dado la pobreza
para que pueda ser prudente.
Yo había pedido un compañero para no
vivir solo, pero me dio un corazón para
que pueda amar a todos mis hermanos.
Yo había pedido cosas que pudieran
alegrar mi vida, pero he recibido la vida
para que pueda gozar de todas las cosas.
Yo no he obtenido nada de lo que
había pedido, pero he recibido
todo cuanto había esperado.
Casi a pesar de mí mismo, mis plegarias
informuladas han sido escuchadas. Yo soy,
entre los hombres, el más ricamente
colmado.
LECTIO
DIVINA
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Juan
1, 1-18
Al principio
existía la Palabra,
y la Palabra
estaba junto a Dios,
y la Palabra
era Dios.
Al principio
estaba junto a Dios.
Todas las
cosas fueron hechas por medio de la Palabra
y sin ella no
se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba
la vida,
y la vida era
la luz de los hombres.
La luz brilla
en las tinieblas,
y las
tinieblas no la percibieron.
Apareció un
hombre enviado por Dios,
que se llamaba
Juan.
Vino como
testigo,
para dar
testimonio de la luz,
para que todos
creyeran por medio de él.
El no era la
luz,
sino el
testigo de la luz.
La Palabra era
la luz verdadera
que, al venir
a este mundo,
ilumina a todo
hombre.
Ella estaba en
el mundo,
y el mundo fue
hecho por medio de ella,
y el mundo no
la conoció.
Vino a los
suyos,
y los suyos no
la recibieron.
Pero a todos
los que la recibieron,
a los que
creen en su Nombre,
les dio el
poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no
nacieron de la sangre,
ni por obra de
la carne,
ni de la
voluntad del hombre,
sino que
fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra
se hizo carne
y habitó entre
nosotros.
Y nosotros
hemos visto su gloria,
la gloria que
recibe del Padre como Hijo único,
lleno de
gracia y de verdad.
Juan da
testimonio de Él, al declarar:
«Este es aquel
del que yo dije:
El que viene
después de mí
me ha
precedido,
porque existía
antes que yo.»
De su
plenitud, todos nosotros hemos participado
y hemos
recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley
fue dada por medio de Moisés,
pero la gracia
y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto
jamás a Dios;
el que lo ha
revelado es el Dios Hijo único,
que está en el
seno del Padre.
Palabra del
Señor.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Guías para la
lectura:
Este sublime
himno a la Palabra hecha carne nos introduce en lo más profundo del misterio de
la Navidad, para que podamos mirar más allá de la sencillez del pesebre, y es
una solemne introducción a todo el cuarto evangelio.
Si el Génesis
decía que “al principio creó Dios el cielo y la tierra”, este himno sostiene
que la Palabra, el Hijo de Dios, existía antes de ese principio (v.1); y sin
embargo nosotros hemos podido contemplar su gloria porque se hizo carne como
nosotros y quiso vivir en medio de nosotros (v. 14). Ese es Jesús, el que
caminó por nuestra tierra y fue presentado por Juan el Bautista (v. 15).
El nombre de
“Palabra” indica que Jesús es el reflejo del Padre Dios, el que ha venido a
manifestarlo, a mostrarlo tal cual es, el que vino a decirle al mundo la
inmensidad de su amor (v. 18). Gracias a Él podemos llegar a conocer los
íntimos y preciosos secretos que hay en la intimidad de Dios, cosas que nuestra
pequeña mente humana jamás podría alcanzar con sus propias luces, si Jesús, la
Palabra no se las dijera.
Jesús nos hace
descubrir a un Dios que “nadie ha visto jamás” (v. 18). Mirando a Jesús,
escuchándolo, se nos manifiesta cómo es realmente el Dios en quien creemos; un
Padre que ama y lo da todo, un Padre que busca, que dialoga con sus criaturas,
que quiere decirles lo que más necesitan escuchar.
Si Él es la
Palabra, afinemos el oído interior para escuchar lo que tiene para decirnos,
quizás sin palabras; hagamos silencio interior y liberémonos de las palabras
inútiles que distraen nuestro corazón para que Él reine con toda su potencia.
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
Preguntas para
la meditación:
¿Qué
diferencias hay entre esta “genealogía” juanina y la de Mateo y Lucas?
¿Qué lugar
preponderante ocupa la Palabra, su raíz y encarnación?
¿Qué fuerte
implicancia para los oyentes de esta carta debió haber tenido que Dios se hizo
CARNE?
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A
DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Jesús, te pido
que me concedas admirarte y alabarte por el misterio de tu Persona, remontarme
más allá del tiempo para reconocerte como Hijo eterno del Padre, pero adorarte
al mismo tiempo en tu verdadera humanidad, que fue frágil como la mía, pero que
reflejó en su pequeñez el amor y la gloria del Padre.
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL
TEXTO BÍBLICO?
Al tratarse de
un himno cristiano primitivo, lo repito en voz alta, dándole la profundidad que
un texto poético pero a la vez teológico tiene.
Reflexiono en
el lugar que el texto le da a la Palabra creadora del inicio relacionándola con
Jesús.
Medito en la
obra reveladora de la persona misma de Dios en Jesús.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO
BÍBLICO?
Preguntas para
la acción:
¿Cómo ser
testigo de la luz verdadera como en su momento lo fue Juan el Bautista?
¿Cómo
participaré hoy de su plenitud?
¿Con quién
compartiré la gracia y la verdad que nos han llegado por Jesucristo?
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