17 de enero de 2014 – T0 - VIERNES DE LA
SEMANA I
San Antonio, abad
…El tiene el poder de perdonar los pecados…
PRIMERA
LECTURA
Lectura del primer libro de
Samuel 8, 4-7. 10-22a
Se reunieron todos los ancianos de Israel
y acudieron a Samuel en Ramá. «Tú ya eres viejo, le dijeron, y tus hijos no
siguen tus pasos. Ahora danos un rey para que nos gobierne, como lo tienen
todas las naciones.»
A Samuel le disgustó que le dijeran:
«Danos un rey para que nos gobierne», y oró al Señor.
El Señor dijo a Samuel: «Escucha al pueblo
en todo lo que ellos digan, porque no es a ti a quien rechazan: me rechazan a
mí, para que no reine más sobre ellos.»
Samuel comunicó todas las palabras del
Señor al pueblo que le pedía un rey, diciendo: «Este será el derecho del rey
que reinará sobre ustedes. El tomará a los hijos de ustedes, los destinará a
sus carros de guerra y a su caballería, y ellos correrán delante de su carro.
Los empleará como jefes de mil y de cincuenta hombres, y les hará cultivar sus
campos, recoger sus cosechas, y fabricar sus armas de guerra y los arneses de
sus carros. Tomará a las hijas de ustedes como perfumistas, cocineras y
panaderas. Les quitará a ustedes los mejores campos, viñedos y olivares, para
dárselos a sus servidores. Exigirá el diezmo de los sembrados y las viñas, para
entregarlo a sus eunucos y a sus servidores.
Les quitará sus mejores esclavos, sus
bueyes y sus asnos, para emplearlos en sus propios trabajos. Exigirá el diezmo
de los rebaños, y ustedes mismos serán sus esclavos. Entonces, ustedes clamarán
a causa del rey que se han elegido, pero aquel día el Señor no les responderá.»
El pueblo se negó a escuchar la voz de
Samuel, e insistió: « ¡No! Habrá un rey sobre nosotros, y así seremos como
todas las naciones. Nuestro rey nos juzgará, saldrá al frente de nosotros y
combatirá en nuestros combates.»
Samuel escuchó todas las palabras del
pueblo y las repitió en presencia del Señor.
El Señor dijo a Samuel: «Escúchalos y
dales un rey.»
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 88,16-19
R. ¡Cantaré
eternamente tu misericordia Señor!
¡Feliz el pueblo que sabe aclamarte!
Ellos caminarán a la luz de tu rostro,
Se alegrarán sin cesar en tu Nombre,
Serán exaltados a causa de tu justicia. R.
Porque Tú eres su gloria y su fuerza;
Con tu favor, acrecientas nuestro poder.
Sí, el Señor se nuestro escudo,
El Santo de Israel es realmente nuestro
rey. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Marcos 2, 1-12
Unos días después, Jesús volvió a
Cafarnaún y se difundió la noticia de que estaba en la casa. Se reunió tanta
gente, que no había más lugar ni siguiera delante de la puerta, y él les
anunciaba la Palabra.
Le trajeron entonces a un paralítico,
llevándolo entre cuatro hombres. Y como no podían acercarlo a él, a causa de la
multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un
agujero descolgaron la camilla con el paralítico. Al ver la fe de esos hombres,
Jesús dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.»
Unos escribas que estaban sentados allí
pensaban en su interior: « ¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando!
¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?»
Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban
así, les dijo: « ¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico:
“Tus pecados te son perdonados”, o “Levántate, toma tu camilla y camina”? Para
que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de
perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu
camilla y vete a tu casa.»
El se levantó en seguida, tomó su camilla
y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios,
diciendo: «Nunca hemos visto nada igual.»
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
La escena de hoy es un momento
crucial en la historia de Israel. Desde que entraron en la Tierra prometida,
hasta aquí, cada tribu posee su propia organización. Ocasionalmente, al
sentir la amenaza de los pueblos vecinos, bajo la conducción de un “Juez” una
tribu se une a otra para la defensa común.
Pero, con el tiempo desean estar
armados como los pueblos vecinos tanto política como militarmente. Después de
unos doscientos años bajo la guía de los Jueces, se reunieron todos los
ancianos de Israel y fueron a ver a Samuel y le piden un rey para
que los juzgue y gobierne, como a las otras naciones.
A pesar que el pedido de un rey disgustó a
Samuel, invocó al Señor. El Señor dijo a Samuel: «Haz caso a todo lo
que el pueblo te dice, porque no te han rechazado a ti, me han rechazado a mí,
porque no quieren que reine sobre ellos».
El profeta Samuel no está de acuerdo e
invocó al Señor. Y he ahí que Dios está de acuerdo con el profeta y, a la
vez, con el pueblo: «haz lo que te pide».
A pesar de todo, la monarquía de Israel no
debe ser como la de «los demás pueblos», en las ciudades cananeas: unos reyes
déspotas que además pretenden divinizarse. Dios quiere para su
pueblo una convivencia fraterna y unos gobernantes al
servicio de sus hermanos.
Monarquía o república o cualquier otro
sistema político: todo puede ser bueno y malo. Lo importante, es buscar
el bienestar de la comunidad, siguiendo fielmente los valores que Dios nos ha
propuesto en la Alianza nueva; que se manifiesta en el amor a todo hombre
al modo de Jesucristo.
Estar al frente de un pueblo como gobernante es convertirse
en servidor de todos para procurar el bien de todos. El poder no puede
utilizarse para los propios intereses, pues de lo contrario el gobernante
se convertiría en un opresor de su pueblo.
***
Marcos va a contarnos a partir de hoy, cinco escenas de controversia de
Jesús con los fariseos, agrupadas con una intención catequética. La fama
de Jesús se ha extendido por toda la región alrededor del lago de Galilea; al
regresar a Cafarnaún, mucha gente va a verlo y Él habla a la multitud.
Después de un leproso, viene un
paralítico en busca de Jesús dependiendo completamente de las personas que
lo cargan en su camilla. Jesús está rodeado de tanta gente, hasta el punto de
no poder verlo ni acercársele; por eso se las ingenian para abrir
un boquete en el techo y descolgar al impedido en su camilla. Jesús no
lo sana de la parálisis de entrada, sino que le perdona al paralítico sus
pecados, causando escándalo entre los doctores de la ley y los
escribas presentes. Para ellos, solamente Dios puede perdonar, y sólo lo hace a
través de sus intermediarios: los sacerdotes y la estructura organizada para
purificar al pecador. Según ellos Jesús no sólo blasfema, sino que usurpa
atribuciones.
Según la manera de pensar del
momento, la enfermedad era considerada consecuencia
del pecado. Jesús cura a aquella persona integralmente: lo cura
de su pecado y de su enfermedad. Y ambas curaciones son parte de su
ministerio.
Jesús propone una renovación del
hombre desde su interior, que todos puedan reconocerse como hijos de
Dios, miembros de una comunidad de hermanos. Por eso, aunque lo
prioritario para el paralítico y para quienes lo llevaron era la curación
física, Jesús primero lo perdona de sus pecados.
Esta curación, sirvió de prueba para
mostrar que Jesús tenía poder para perdonar pecados y para la curación física,
relativizándola, y dando prioridad al cambio.
Para Jesús, no va por un lado la
liberación material y por otra la espiritual: lo que hay que liberar es la
persona en su totalidad. La liberación del mal físico tal como la enfermedad,
el hambre, el sufrimiento y toda forma de muerte, es liberación del ser humano,
es presencia del Reino, es salvación. Hay una unidad
entre la liberación y la salvación. Cuando sanamos el
cuerpo, cuando saciamos el hambre, cuando eliminamos la ignorancia, cuando
liberamos, salvamos.
Nosotros, en muchas ocasiones, solemos
separar lo corporal de lo espiritual; a Dios, de nuestra vida de todos los
días. La sanación que brota del encuentro con Dios es algo total, algo
que implica todas las realidades de nuestra vida. Sólo así podemos entender
que Jesús curara y perdonara pecados, que en sus labios y en su vida fueran una
misma cosa.
También a nosotros Cristo nos quiere curar
de todos nuestros males, sobre todo del pecado, que estáen la
raíz de todo mal. La palabra de Jesús
quiere llegar más hondo que nuestro pecado. No sólo en el momento final de la vida, sino en el instante en que, por la fuerza de esa palabra nos animamos a levantarnos, tomamos nuestra camilla y comenzamos a andar ante la mirada de todos. El tomar la camilla es un signo que nos permite descubrir que “la salud que Cristo nos da” es un don, que tenemos que cuidar constantemente, porque la posibilidad de volver a enfermarnos está al acecho.
quiere llegar más hondo que nuestro pecado. No sólo en el momento final de la vida, sino en el instante en que, por la fuerza de esa palabra nos animamos a levantarnos, tomamos nuestra camilla y comenzamos a andar ante la mirada de todos. El tomar la camilla es un signo que nos permite descubrir que “la salud que Cristo nos da” es un don, que tenemos que cuidar constantemente, porque la posibilidad de volver a enfermarnos está al acecho.
A través de la acción
evangelizadora, la Iglesia se hace continuadora de la acción
de Cristo en la historia, llevando a todos la salvación. Aún con los medios más
creativos e inverosímiles busca no sólo la curación o la ayuda en las
necesidades materiales, sino la experiencia de la vida nueva que nos viene
de Él. Sólo basta dejarse conducir por el Espíritu Santo, el cual
nos ayudará a descubrir los caminos necesarios para construir y realizar el
reino.
La gente no sólo queda admirada, sino que,
al percibir la nueva vida que Jesús comunica, acepta este mensaje y se dirige
adonde está Jesús para seguir escuchando su enseñanza.
Por eso, hagamos de la
Evangelización
una Evangelización integral, que busque el bien y la salvación del hombre completo, para que todos puedan disfrutar de una vida digna, pero para que también sean capaces de llegar a glorificar a Dios no sólo con sus palabras, sino con su vida misma.
una Evangelización integral, que busque el bien y la salvación del hombre completo, para que todos puedan disfrutar de una vida digna, pero para que también sean capaces de llegar a glorificar a Dios no sólo con sus palabras, sino con su vida misma.
PARA DISCERNIR
¿Hasta dónde llega nuestra fe?
¿Nos conformamos con ilustrar la mente de
los demás?
¿Nos limitamos a trabajar por una
liberación humana?
REPITAMOS Y
VIVAMOS HOY LA PALABRA
…Animo, levántate y camina…
PARA LA
LECTURA ESPIRITUAL
«Hijo, tus pecados quedan perdonados»
«Creo en el perdón de los pecados»: el Símbolo de los apóstoles vincula la fe en el perdón de los pecados a la fe en el Espíritu Santo, pero también a la fe en la Iglesia y en la comunión de los santos. Al dar el Espíritu Santo a los apóstoles, Cristo resucitado les confirió su propio poder divino de perdonar los pecados: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Jn 20,22-23).
«Creo en el perdón de los pecados»: el Símbolo de los apóstoles vincula la fe en el perdón de los pecados a la fe en el Espíritu Santo, pero también a la fe en la Iglesia y en la comunión de los santos. Al dar el Espíritu Santo a los apóstoles, Cristo resucitado les confirió su propio poder divino de perdonar los pecados: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Jn 20,22-23).
«Un solo bautismo para el perdón de los
pecados»: Nuestro Señor vinculó el perdón de los pecados a la fe y al bautismo:
«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que
crea y sea bautizado se salvará» (Mc 16,15-16). El bautismo es el primero y
principal sacramento del perdón de los pecados porque nos une a Cristo muerto
por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación, a fin de que
«vivamos también una vida nueva» (Rm 4,25; 6,4). «En el momento en que hacemos
nuestra primera profesión de fe, al recibir el santo bautismo que nos purifica,
es tan pleno y tan completo el perdón que recibimos, que no nos queda
absolutamente nada para borrar, sea de la falta original, sea de las faltas
cometidas por nuestra propia voluntad, ni ninguna pena que sufrir para
expiarlas… Sin embargo, la gracia del bautismo no libra a la persona de todas
las debilidades de la naturaleza. Al contrario, todavía nosotros tenemos que
combatir los movimientos de la concupiscencia que no cesan de llevarnos al
mal.»
«En este combate contra la inclinación al mal ¿quién será lo suficientemente valiente y vigilante para evitar toda herida del pecado?… Era necesario, pues, que la Iglesia fuese capaz de perdonar los pecados a todos los penitentes, incluso si hubieran pecado hasta en el último momento de su vida.» Por medio del sacramento de la penitencia, el bautizado puede reconciliarse con Dios y con la Iglesia…
«En este combate contra la inclinación al mal ¿quién será lo suficientemente valiente y vigilante para evitar toda herida del pecado?… Era necesario, pues, que la Iglesia fuese capaz de perdonar los pecados a todos los penitentes, incluso si hubieran pecado hasta en el último momento de su vida.» Por medio del sacramento de la penitencia, el bautizado puede reconciliarse con Dios y con la Iglesia…
No hay ninguna falta por grave que sea que
la Iglesia no pueda perdonar. «No hay nadie, tan perverso y tan culpable, que
no deba esperar con confianza su perdón siempre que su arrepentimiento sea
sincero.» Cristo, que ha muerto por todos los hombres, quiere que en su
Iglesia, estén siempre abiertas las puertas del perdón a cualquiera que vuelva
del pecado.
Catecismo de la Iglesia católica – 976-982
PARA REZAR
Y sólo ahí,
una vez que has tocado un poquito de
suelo,
entonces te das cuenta de que es en ese
lugar,
en ese espacio de la fragilidad,
del dolor y de la duda; en ese rincón
en el que te sientes desprotegido y
vulnerable,
donde habita tu Dios de la cruz,
del camino, de la pobreza.
Y sólo ahí descubres que Dios siempre está
sobre aviso,
que a veces te quita el dolor y te pone la
cena,
aunque en ocasiones tengas que dar la
vida, una y mil veces.
Sólo ahí descubres que al caer estás
siendo abrazado,
y que en todo lo que ves se asoma
la imagen de una creación buena;
y que por debajo de todos los ruidos
hay una canción de amor de Dios por el
mundo;
y que en muchos roces hay una caricia que
despierta la esperanza…
LECTIO DIVINA
El Hijo del hombre tiene sobre la tierra
el poder de perdonar los pecados
el poder de perdonar los pecados
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Marcos
2, 1-12
Jesús volvió a Cafarnaún y se difundió la noticia de que estaba en la casa. Se
reunió tanta gente, que no había más lugar ni siguiera delante de la puerta, y
él les anunciaba la Palabra.
Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres. Y como
no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el
lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el
paralítico. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: «Hijo, tus
pecados te son perdonados.»
Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior: «¿Qué está
diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados,
sino sólo Dios?»
Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: «¿Qué están pensando?
¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son
perdonados", o "Levántate, toma tu camilla y camina?" Para que
ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar
los pecados, dijo al paralítico: yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y
vete a tu casa.»
Él se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente
quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: «Nunca hemos visto nada igual.»
Palabra del Señor.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
Guías para la lectura:
La solidaridad de los
amigos hace que el paralítico obtenga el perdón de los pecados.
Jesús está de vuelta en
Cafarnaún. Se reunió mucha gente ante la puerta de casa. Acoge a todos y empieza
a enseñar. Enseñar, hablar de Dios, era lo que Jesús más hacía. Llega un
paralítico, cargado por cuatro personas. Jesús es su única esperanza. Ellos no
dudan en subir al tejado y abrir un boquete en el techo. Tenía que ser una casa
pobre, una chabola cubierta de hojas. Bajan al hombre y lo ponen ante Jesús.
Jesús, viendo la fe de esta gente, dice al paralítico: ¡Tus pecados te son
perdonados! En aquel tiempo, el pueblo pensaba que los defectos físicos
(paralítico) eran un castigo de Dios por algún pecado. Los doctores enseñaban
que esa persona impura se volvía incapaz de acercarse a Dios. Por esto, los
enfermos, los pobres se sentían rechazados por Dios. ¡Pero Jesús no pensaba
así! Aquella fe tan grande era una señal evidente de que el paralítico estaba
siendo acogido por Dios. Por eso, declaró: ¡Tus pecados te son perdonados! Es
decir: “¡Dios no te aleja de él!” Con esta afirmación Jesús niega que la
parálisis fuese un castigo debido al pecado del hombre.
Jesús es acusado de
blasfemia por los dueños del poder.
La afirmación de Jesús era
contraria al catecismo de la época. No combinaba con la idea que tenían de
Dios. Por eso reaccionan y acusan a Jesús diciendo: ¡Este se burla de Dios!
Para ellos, sólo Dios podía perdonar los pecados. Y sólo el sacerdote podía
declarar que alguien había sido perdonado y purificado. ¿Cómo es que Jesús,
hombre sin estudios, seglar, un sencillo carpintero, podía declarar a las
personas perdonadas y purificadas de los pecados? Y había, además, otro motivo
que los llevaba a criticar a Jesús. Ellos probablemente estarían pensando: “Si
fuera verdad lo que Jesús está diciendo, ¡vamos a perder todo nuestro poder! Y
vamos a perder la fuente de nuestra renta”.
Curando, Jesús demuestra
que tiene poder de perdonar los pecados.
Jesús percibe la crítica.
Por eso pregunta: ¿Qué es más fácil decir al paralítico: Tus pecados te son
perdonados, o levántate, toma tu camilla y anda? Es mucho más fácil decir: “Tus
pecados te son perdonados”. Pues nadie puede comprobar si de hecho el pecado fue
o no perdonado. Pero si digo: “¡Levántate y anda!”, allí todos pueden comprobar
si tengo o no ese poder de curar. Por esto, para mostrar que tenía el poder de
perdonar los pecados en nombre de Dios, Jesús dijo al paralítico: ¡Levántate,
toma tu camilla y vete a tu casa! El hombre se curó. Así, mediante un milagro
demostró que la parálisis del hombre no era un castigo de Dios, y mostró que la
fe de los pobres es una prueba de que Dios los acoge en su amor.
El mensaje del milagro y
la reacción de la gente.
El paralítico se levanta,
toma la camilla, empieza a andar y todos dicen: ¡Nunca vimos cosa igual! Este
milagro reveló tres cosas muy importantes: 1) las enfermedades de las personas
no son un castigo por sus pecados. 2) Jesús abre un nuevo camino para llegar
hasta Dios. Aquello que el sistema llamaba impureza no era impedimento para que
las personas se acercaran a Dios. 3) El rostro de Dios revelado a través de la
actitud de Jesús no es el rostro severo de Dios revelado por la actitud de los
doctores.
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
Preguntas para la
meditación:
¿Fue la fe para estos
cuatro hombres un acontecimiento estático?
Toda la multitud que se
llegó a su casa tenía fe, pero Jesús sólo resaltó la de estos hombres ¿Por qué?
¿Cuál fue el resultado?
Los escribas estaban
sentados en actitud de juicio sobre Jesús ¿Cómo puede suceder que la crítica
teológica nuble el hecho teológico?
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL
TEXTO BÍBLICO?
Oramos bajo la guía de la
lectura de los Salmos de la liturgia del día.
SALMO Sal 77, 3. 4bc. 6c-8
¡No olvidemos las proezas del Señor!.
Lo que hemos oído y aprendido,
lo que nos contaron nuestros padres,
lo narraremos a la próxima generación:
son las glorias del Señor y su poder.
Así podrán contarlas a sus propios hijos,
para que pongan su confianza en Dios,
para que no se olviden de sus proezas
y observen sus mandamientos.
Así no serán como sus padres,
una raza obstinada y rebelde,
una raza de corazón inconstante
y de espíritu infiel a Dios.
¡No olvidemos las proezas del Señor!.
Lo que hemos oído y aprendido,
lo que nos contaron nuestros padres,
lo narraremos a la próxima generación:
son las glorias del Señor y su poder.
Así podrán contarlas a sus propios hijos,
para que pongan su confianza en Dios,
para que no se olviden de sus proezas
y observen sus mandamientos.
Así no serán como sus padres,
una raza obstinada y rebelde,
una raza de corazón inconstante
y de espíritu infiel a Dios.
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO
BÍBLICO?
Repito y reflexiono esta
lectura del leccionario de hoy:
ALELUIA Lc
7, 16
Aleluia.
Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros
y Dios ha visitado a su Pueblo.
Aleluia.
Aleluia.
Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros
y Dios ha visitado a su Pueblo.
Aleluia.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO
BÍBLICO?
Preguntas para la acción:
¿Hasta dónde estoy
dispuesto a ejercitar mi fe?
¿Tengo una actitud
crítica, de juicio, hacia la fe de otros?
¿De qué cosas en mi vida
necesito que Jesús me libre para levantarme y caminar?
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