2 de marzo de 2014

2 de marzo de 2014 – TO - DOMINGO VIII – Ciclo A

No se inquieten por el día de mañana
  
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías    49, 14-15

    Sión decía: «El Señor me abandonó, mi Señor se ha olvidado de mí.»
    ¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!
Palabra de Dios.

SALMO
Sal 61, 2-3. 6-7. 8-9b (R.: 2a) 
R.    Sólo en Dios descansa mi alma.

    Sólo en Dios descansa mi alma,
    de él me viene la salvación.
    Sólo él es mi Roca salvadora;
    él es mi baluarte: nunca vacilaré.

    Sólo en Dios descansa mi alma,
    de él me viene la esperanza.
    Sólo él es mi Roca salvadora;
    él es mi baluarte: nunca vacilaré.

    Mi salvación y mi gloria
    están en Dios:
    él es mi Roca firme,
    en Dios está mi refugio.
    Confíen en Dios constantemente,
    ustedes, que son su pueblo,
    desahoguen en él su corazón.  

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto    4, 1-5

    Hermanos:
    Los hombres deben considerarnos simplemente como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, lo que se pide a un administrador es que sea fiel.
    En cuanto a mí, poco me importa que me juzguen ustedes o un tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo. Es verdad que mi conciencia nada me reprocha, pero no por eso estoy justificado: mi juez es el Señor. Por eso, no hagan juicios prematuros. Dejen que venga el Señor: él sacará a la luz lo que está oculto en las tinieblas y manifestará las intenciones secretas de los corazones. Entonces, cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo    6, 24-34

    «Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.
    Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?
    Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?
    ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
    No se inquieten entonces, diciendo: “¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?” Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.
    Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.»
Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

Hoy hablamos particularmente de estar inmersos en una cultura consumista. Sin embrago al escuchar a Jesús nos damos cuenta que el agobio y la exagerada preocupación por cosas que no están a nuestro alcance; el stress que provoca querer vivir más allá de nuestras capacidades y posibilidades, las preocupaciones desproporcionadas son una mal de todos los tiempos. 
Una mirada superficial, tan superficial como esta misma realidad, hace que le restemos importancia considerándolo un problema de momento, de coyuntura social, cultural pasajera, etc. Sin embargo es un problema más hondo de desorden existencial que se paga tarde o temprano.
Pendientes de llenar y guardar bien en nuestros bolsillos y cuentas perdemos la paz, crecemos en inseguridad y agresividad contra nosotros mismos y los demás. Tanta tensión y sobrecarga hacen que estemos siempre al borde del desmorone encerrados en nuestros agobios.
Perdemos la libertad para decidir bien y disponer de nuestra propia vida nos vamos aislando y autodestruyendo, impacientando y perdiendo la paz y la confianza.
***
Los desterrados viven en la desesperación porque parece que la catástrofe no podrá ser evitada y el rechazo por parte de Yahvé será definitivo. El profeta habla de una Jerusalén desolada, postrada entre ruinas, semejante a una viuda sin hijos, a pesar de todo invita a los exiliados a la confianza; les asegura que Yahvé todavía los ama.
***
El apóstol, «administrador de los misterios de Dios», debe asumir la responsabilidad de su ministerio y aceptar ser juzgado por su actuación. Pero, para Pablo, ese juicio, sea positivo o negativo, no corresponde a la comunidad sino sólo al Señor que puede juzgar la fidelidad de sus servidores. 
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La enseñanza del evangelio de este domingo es doble: por un lado, subraya la imposibilidad de servir a dos señores y por el otro hace hincapié en la actitud cristiana frente a las inquietudes y preocupaciones de la vida.
Seguir a Jesús y la opción por el reino no permiten divisiones sino una libertad interior, soberana e independiente de cara a todo lo demás. Es una invitación a romper el culto al dinero, que es una forma de idolatría. En el texto original de la lectura de hoy, se personifica el dinero con el nombre de “Mammón”, para que quede claro que se trata de un ídolo que exige la misma lealtad que Dios. Vivir la acumulación de dinero o riqueza como lo más “importante” es absolutamente incompatible con servir a Dios, porque esta acumulación exige la dedicación del corazón del hombre, ocupa todo el hombre. Por mucho que lo intente, servir al mismo tiempo a Dios, tener una mirada generosa sobre la realidad y los hermanos, y servir desmedidamente a los propios intereses resulta imposible.
Jesús, en primer lugar, quiere invitar a todo hombre a ser persona, a ser él mismo, señor de sí mismo y de su vida cada día y en cada asunto que valga la pena. No rechaza ni niega ninguna de las búsquedas humanas; sencillamente propone una inversión en el orden de los valores, un ordenamiento distinto, una justicia distinta: Busquen “primero” el reino de Dios.
La base para este nuevo orden se halla en la confianza del hombre en la fidelidad de Dios, en la verdad de sus palabras, en la firmeza de sus promesas a pesar de la infidelidad del hombre. Sus palabras no pasan, sus promesas se mantienen.
Podemos vivir en la confianza porque Dios vela por el mundo, dándole el sol y la lluvia a buenos y malos.El rostro de Dios que Jesús nos revela es el de un Padre que cuida de sus criaturas y sus necesidades. Esta providencia de Dios se manifiesta principalmente en la historia, no como un destino rígido que anula nuestra libertad y que sustituye la iniciativa interviniendo mágicamente, sino como un plan de salvación en el que unidos, Dios y el hombre, trabajan desde una relación de padre e hijo.
Servir a Dios no significa sometimiento, sino todo lo contrario. Servir a Dios es liberarse de ataduras y esclavitudes. Servir a Dios no es otra cosa que cumplir su voluntad, y su voluntad fundamental es que el Amor nos lleve al encuentro veraz de cada uno consigo mismo y al encuentro del hermano. Servir a Dios nos lleva a la plenitud de nuestra humanidad, a la realización de una comunión de vida en la que es posible la justicia verdadera y, con ella, todo lo demás. Servir a Dios desde la libertad es un acto de fe que derivará en una relación fraterna de ayuda.
Servir a Dios por la fe nos es un desentendimiento de la propia vida y de la vida de los otros hombres, es el único modo de entenderla y de tomarla a cargo responsablemente.
Reconocer y creer en Dios como Padre providente no nos ahorra trabajo sino la angustia y el aniquilamiento personal. El descubrimiento del Padre que nos sostiene en la palma de su mano nos hace adultos responsables y comprometidos con la historia y con los pies bien en la tierra. Peregrinos del cielo pero sin ser fugitivos de la tierra.
La fe en Dios del discípulo es plena y sin reservas, pero no pasiva y alienante.
Desde esta confianza viene la actividad de los cristianos porque saben que su trabajo es una continuación de la obra creadora de Dios. Es un colaborador de Dios cómo «trabajador para la eternidad que lo realiza como si todo dependiera de su trabajo, pero también sabiendo que todo depende de Dios. Por la fe, el hombre se descubre colaborador de Dios, el arquitecto de su propio destino en la tierra, porque todo ha sido puesto a su disposición”.

PARA DISCERNIR

¿Cuál mi relación con los bienes materiales?
¿Dónde están colocadas mis prioridades?
¿Están mis bienes al servicio del Reino?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Que te sirva Señor con todo lo que tengo y lo que soy 

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Buscar primero el Reino de Dios 
     «Buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura»… Se dice, pues, que hay que buscar el reino de Dios. «Buscad», no es más que una palabra, pero me parece que dice muchas cosas. Quiere decir… trabajar incesantemente para el reino de Dios y no permanecer en un estado flojo y parado, poner atención al interior para que esté bien regulado, pero no al exterior para divertirse… Buscar a Dios en vosotros, porque san Agustín confiesa que mientras le buscó fuera de él, no le encontró. Buscadle en vuestra alma que le es su agradable morada; es en ese fondo donde quedan establecidas todas las virtudes que sus siervos intentan practicar. La vida interior es necesaria, es preciso tender a ella; si la descuidamos, faltamos a todo… Busquemos ser personas de interioridad… Busquemos la gloria de Dios, busquemos el reino de Jesucristo…
     «Pero [me diréis], hay tantas cosas que hacer, tantos trabajos en casa, tantos lugares de trabajo en la ciudad, en el campo… hay trabajo en todas partes; ¿es preciso pues dejarlo todo tal cual está para no pensar sino en Dios?» No, sino que es necesario santificar esas ocupaciones buscando a Dios en ellas, y hacerlas más para encontrarle a él que para verlas hechas. Nuestro Señor quiere que, ante todo,  busquemos su gloria, su reino, su justicia, y para ello quiere que construyamos nuestro capital, con la vida interior, con la fe, con la confianza, con el amor, con ejercicios religiosos…, con trabajos y sufrimientos, a la vista de Dios, nuestro soberano Señor… Una vez establecidos en esa búsqueda de la gloria de Dios, podemos estar seguros de que el resto vendrá por sí solo.
San Vicente de Paul 

PARA REZAR

AYÚDAME, SEÑOR
A ocuparme, razonablemente
en aquello que sea para tu gloria
para el beneficio de los míos y de mí mismo
A disfrutar el presente, sin estar tan pendiente
de lo que pueda ocurrir mañana.
A, mirar hacia el futuro,
aportando las semillas que siembro hoy en el camino. 
AYÚDAME, SEÑOR
A sentir tu mirada en aquello que veo
A palpar tus manos en mis pequeñas obras de cada día
A escuchar tu Palabra en las mías,
pobres, torpes y atropelladas 
AYÚDAME, SEÑOR
A vivir comprometido pero sin ansiedad
A caminar ligero, pero sin prisas
A trabajar con empeño, pero sin nervios
A soñar con un futuro mejor
sin olvidar que puedo superar el presente 
AYÚDAME, SEÑOR
A confiar en tu mano providente
A no tener miedo al mañana que me aguarda
Contigo, Señor, me basta. Amén
Javier Leoz

LECTIO DIVINA

No se inquieten por el día de mañana 

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo    6, 24-34 

   Jesús dijo a sus discípulos:
    Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.
    Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?
    Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?
    ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
    No se inquieten entonces, diciendo: «¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?» Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.
    Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.
Palabra del Señor. 

1.     LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

 ·   Guías para la lectura:                  

“No se inquieten”,  es el estribillo que Jesús repite seis veces. Colocar la vida en las manos del Padre significa estar libre de todo afán. Lo que garantiza su mantenimiento es Él, que así como la da, también la alimenta. La ansiedad de la prevención cede el puesto a la confianza en la providencia. 
Jesús no dice que no trabajemos; dice que no convirtamos el trabajo en ídolo que quita la respiración. “El trabajo hay que hacerlo, la preocupación hay que eliminarla” (san Jerónimo). San Ignacio de Loyola aconseja que obremos como si todo dependiera de nosotros, pero sabiendo que todo depende de Dios. ¡Es una actitud que quita la ansiedad – todo depende de Dios! -, y pone en juego libre nuestras capacidades - ¡todo depende de nosotros! -. Porque todo es don, pero esto no es una evasión de todo compromiso, sino que es un antídoto para la preocupación. 
A diferencia del animal, el hombre no nace vestido, ni encuentra directamente en la naturaleza el alimento. Necesariamente tiene que trabajar. Pero no debe considerar sus necesidades como un absoluto. Está llamado a satisfacerlas como hijo, colaborando con el Padre y compartiendo con los hermanos. El alimento y el vestido, si no se convierten en ídolo, son el medio que pone en comunión con Dios y con los hombres. 
La preocupación absorbe energías que son útiles para la misma ocupación, y quita vida en vez de mantenerla. Ella nos acomete cuando las cosas que son un medio se convierten en finalidad; entonces, en lugar de servirnos, nos esclavizan, en lugar de comunicarnos la vida filial y fraterna, la matan. Nuestra fe, concretamente, o la colocamos en el Padre que todo lo ofrece, o en el ídolo que todo lo exige. 
Jesús es Hijo que todo lo recibe del Padre y lo comparte con los hermanos: su existencia es amor que recibe y que entrega. 
La Iglesia vive del mismo modo: libera de la ansiedad por la vida, que es miedo mortal – y con frecuencia miedo de vivir y ansiedad de morir -, busca en todo el reino del Padre y su justicia. En lugar de muchos ansiolíticos (¡el activismo, mientras resiste, es el más usual!), tiene como medicina la confianza en el Padre.  
    
2.     MEDITACIÓN - ¿QUÉ  ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

·                       Preguntas para la meditación:

  Ø      ¿Qué lugar ocupa el dinero en mi corazón?
Ø      ¿De qué manera me inquieto sobremanera por los bienes materiales?
Ø      ¿Confío en el Padre para la provisión de todo lo que necesito? 

3.     ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?

Señor, Vos que provees diariamente alimento para las aves y vestimenta para los lirios, perdona mi poca fe, y enséñame a confiar en Vos en todo lo que necesito, a la vez de buscar sólo lo necesario. Ayúdame con tu Espíritu a buscar diariamente servirte a Vos y no al dinero. 

4.     CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?

Miro la creación de Dios y de qué manera Él la sigue sosteniendo y proveyendo en todas sus necesidades.
Reflexiono acerca de mi identidad de hijo de Dios a su imagen y semejanza y descanso en su provisión y cuidado.

5.     ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

·                        Preguntas para la acción: 
                    
Ø    ¿Qué actitud voy a tomar ante la disyuntiva de servir a Dios o al dinero con mi tiempo, talento y dones?
Ø  ¿De qué manera concreta buscaré el reino de Dios y su justicia primeramente?
Ø    ¿Cómo estas enseñanzas fortalecen mi fe en Dios?    


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