3 de marzo de 2014


Vende todo y sígueme

PRIMERA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro    1, 3-9

    Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, nos hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo, a una esperanza viva, a una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera, que ustedes tienen reservada en el cielo. Porque gracias a la fe, el poder de Dios los conserva para la salvación dispuesta a ser revelada en el momento final.
    Por eso, ustedes se regocijan a pesar de las diversas pruebas que deben sufrir momentáneamente: así, la fe de ustedes, una vez puesta a prueba, será mucho más valiosa que el oro perecedero purificado por el fuego, y se convertirá en motivo de alabanza, de gloria y de honor el día de la Revelación de Jesucristo. Porque ustedes lo aman sin haberlo visto, y creyendo en él sin verlo todavía, se alegran con un gozo indecible y lleno de gloria, seguros de alcanzar el término de esa fe, que es la salvación.
Palabra de Dios.

SALMO    
Sal 110, 1-2. 5-6. 9 y 10c (R.: 5b) 
R.    El Señor se acuerda eternamente de su alianza.

    Doy gracias al Señor de todo corazón,
    en la reunión y en la asamblea de los justos.
    Grandes son las obras del Señor:
    los que las aman desean comprenderlas. R.

    Proveyó de alimento a sus fieles
    y se acuerda eternamente de su alianza.
    Manifestó a su pueblo el poder de sus obras,
    dándole la herencia de las naciones. R.

    El envió la redención a su pueblo,
    promulgó su alianza para siempre:
    su Nombre es santo y temible.
    ¡El Señor es digno de alabanza eternamente! R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Marcos    10, 17-27

    Cuando Jesús se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?»
    Jesús le dijo: « ¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre.»
    El hombre le respondió: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud.»
    Jesús lo miró con amor y le dijo: «Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme.» El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
    Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: « ¡qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!» Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: «Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios.»
    Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros:
    «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
    Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible.»
Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

Empezamos hoy la lectura continua de la primera epístola de san Pedro escrita hacia el año 64 que leeremos hasta el viernes.
La primera parte de la carta es un himno de acción de gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo.
En un tiempo marcado por la de persecución el texto quiere animar a los cristianos, recordándoles que el Bautismo es la fuente de su identidad cristiana y su pertenencia a la iglesia, por medio de él hemos nacido de nuevo. La causa de ese «nuevo nacimiento», es la Resurrección de Jesús.
En esto se sustenta la fidelidad a Cristo, a pesar de las pruebas y los sufrimientos. La vida no siempre es gozosa, sin embargo el cristiano es un «hombre feliz», incluso en las pruebas porque la fuente de la alegría es la fe. Hasta las mismas pruebas no destruyen la alegría porque maduran el camino de la fe.
Dios ha sido quien ha tomado la iniciativa. Resucitando a Jesús de entre los muertos y ofreciéndonos después el bautismo como inicio de una nueva vida. Somos herederos de Dios y nuestra garantía está en el cielo y se llama Cristo Jesús, a quien seguimos como cristianos.
Estar bautizado es mantenerse en un vínculo de amor y de fe con Jesús mientras esperamos verlo un día definitivamente.
***
Jesús se encuentra con un hombre que quiere “heredar la vida eterna”. Parece sincero y con buena intención, pero quizás demasiado seguro de su bondad. El hombre es un buen israelitacumplidor de los mandamientos, observante de la leyíntegro, conforme a los principios y valores de la tradición judía. Todo lo que estaba mandado lo ha cumplido desde pequeño.
La mirada de afecto de Jesús impresionó a sus discípulos. El Señor no anda con vueltas y le propone al joven algo radical. Para Jesús la observancia de la ley resulta insuficiente, porque Él viene a ofrecer algo superior a toda ley, una vida que desborda todos los valores imaginables. Jesús mira con amor al hombre que ha buscado en sus palabras un sentido más pleno para la vida y lo invita a realizar juntos el camino del Reino. Pero para hacerlo tiene que vender todo lo que tiene y darlo a los pobres.
El hombre que tenía muchos bienes no se atreve a dar el paso y se retira. El camino del Reino exige la pobreza. Cuando estamos llenos de cosas somos lentos para avanzar y lo que poseemos se transforma en un obstáculo que nos traba.
Jesús nos pide la entrega absoluta para que podamos recibirlo todo. Jesús respeta con delicadeza la libertad de cada persona, pero no acumular riquezas se convierte en una exigencia para los que acepten el mensaje del Reino y quieran seguirlo.
Algunos, lo siguen sin dudar, dejándolo todo como los apóstoles, pero muchos se echan atrás como este hombre; que es como un símbolo del pueblo elegido de Dios que, llegado el momento, no quiso aceptar el mensaje del Mesías.
La lección que saca Jesús es muy dura: los ricos, los que están demasiado apegados a sus bienes, se hacen incapaces de recibir el Reino: «Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja…».
Ante la afirmación de Jesús, el evangelista destaca la “sorpresa” de los discípulos. Era idea corriente entre los judíos que la riqueza era signo de la bendición de Dios: aquí, en cambio, Jesús da un giro radical a esta concepción. Lo absoluto de la exigencia del seguimiento, y la crítica a las riquezas desconcierta a los discípulos a tal punto que con angustia le preguntan: “¿Quién puede salvarse?”. Jesús responde con una cita del Génesis donde recuerda a Abraham la omnipotencia de Dios para cumplir sus promesas. Ahora también Dios sigue siendo omnipotente para transformar a los hombres y hacerlos capaces de renunciar a sus bienes para compartirlos, siguiendo a Jesús y su Evangelio.
A todos nos cuesta renunciar a lo que nos da seguridad: las riquezas, las ideas, los afectos, la familia o los proyectos. Nuestro tesoro está, donde está nuestro corazón. El desprendimiento es signo de la entrega de la propia vida y para compartir con los desposeídos de la tierra la vida y los bienes. Porque la felicidad no consiste en dejarlo todo, sino en hacerse libre de todo para entregarse a Cristo y al trabajo por el reino.
Con Dios es posible el amor, la solidaridad, la generosidad, el desinterés y la confianza en la providencia. Aceptar el Evangelio del Reino de Dios, es vivir un tipo de vida en el que los bienes no son el valor absoluto. Y esto sólo es posible en la medida en que Dios es valor radical que nos lleva al encuentro y descubrimiento del hermano por quien vale la pena renunciar al acumular, para vivir el compartir.

PARA DISCERNIR

¿Nuestro corazón está en el Dios del Reino y en la búsqueda del Reino de Dios?
¿Estamos dispuestos a renunciar a estas falsas seguridades?
¿Esperamos que Dios nos cambie el corazón, puesto que para Él nada hay imposible?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DIA

…Para Dios todo es posible…

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…«Entonces ¿quién puede salvarse?» 
     Jesús, contestando a la pregunta que le había hecho un hombre rico, reveló como se puede llegar a la vida eterna. Pero es la idea de tener que abandonar sus riquezas lo que hizo que este hombre se quedara triste y se marchara. Entonces Jesús dijo: «Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios». A su vez, Pedro, que se había despojado de todo renunciando a su oficio y a su barca, que no poseía ni tan solo un anzuelo, se acerca a Jesús y le pregunta: «Entonces ¿quién puede salvarse?»
     Fíjate al mismo tiempo en la reserva y en el celo de este discípulo. No ha dicho: «Mandas lo imposible, este mandamiento es demasiado difícil, esta ley es demasiado exigente». Tampoco se queda callado. Sino que, sin faltar al respeto y mostrando cuán atento estaba hacia los demás, dijo: «Entonces ¿quién puede salvarse?» Es porque incluso antes ya de ser pastor tenía alma de éste; ya antes de estar investido de autoridad…, se preocupaba del mundo entero.  Un hombre rico, probablemente habría preguntado lo mismo pero por interés, preocupado

por su situación personal y sin pensar en los otros. Pero Pedro, que era pobre, no puede ser sospechoso de haber hecho esta pregunta por semejantes motivos. Ello es señal de que se preocupaba por la salvación de los demás, y que deseaba aprender de su Maestro tal como se debe.
De aquí la respuesta alentadora de Cristo: «Es imposible para los hombres, no para Dios».
Lo cual quiere decir: «No penséis que yo os abandono. Yo mismo os asistiré en las cuestiones importantes, y haré que sea fácil y sencillo lo que es difícil»…
San Juan Crisóstomo (hacia 345-407),
Homilía sobre el deudor de diez mil talentos, 3; PG 51, 21

PARA REZAR

«Quiero seguirte» 
Quiero seguirte, Señor, en medio de este mundo;
quiero seguirte en medio de tantas dificultades,
en medio de una sociedad que pasa cada vez más de ti;
en medio de tanta gente que, sin saberlo,
está hambrienta y necesitada
de algo que la llene de verdad.
Quiero seguirte, Señor,
porque sé que me necesitas para crear un mundo
en donde reine cada vez más la justicia, el amor y la paz;
un mundo donde todos
se puedan llamar algún día hermanos de verdad;
un mundo donde todos te reconozcan y se acerquen de nuevo a ti;
un mundo donde la única ley sea amarnos como tú nos amaste.
Hoy, Señor, quiero renovar mi opción por ti.
Quiero decirte que sigues siendo importante en mi vida,
que te necesito.
Quiero decirte que sin ti estaría perdido y desorientado
porque tú eres luz para mis ojos y calor para mi alma.
Sé, Señor, que tenerte en el centro de mi vida no es fácil,
que las dificultades afloraran sin yo buscarlas.
Algunas veces serán los que me rodean
que me invitarán a dejarte;
otras será mi pereza, mi comodidad, mi orgullo, mi «yo».
A pesar de todo, quiero lanzarme en el vacío,
quiero apostar por ti.
Porque sé que sólo quien apuesta en esta vida
es capaz de ganar algo;
porque sé que seguirte es hacer un ejercicio de confianza total
y yo estoy dispuesto a realizarlo,
porque tú no me vas a defraudar.

LECTIO DIVINA 

Sal de este hombre, espíritu impuro! 
   
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     5, 1-20 

    Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos. Apenas Jesús desembarcó, le salió al encuentro desde el cementerio un hombre poseído por un espíritu impuro. El habitaba en los sepulcros, y nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. Muchas veces lo habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarlo. Día y noche, vagaba entre los sepulcros y por la montaña, dando alaridos e hiriéndose con piedras.
    Al ver de lejos a Jesús, vino corriendo a postrarse ante él, gritando con fuerza: «¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo? ¡Te conjuro por Dios, no me atormentes!» Porque Jesús le había dicho: «¡Sal de este hombre, espíritu impuro!» Después le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?» El respondió:
«Mi nombre es Legión, porque somos muchos.» Y le rogaba con insistencia que no lo expulsara de aquella región.
    Había allí una gran piara de cerdos que estaba paciendo en la montaña. Los espíritus impuros suplicaron a Jesús: «Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos.» El se lo permitió. Entonces los espíritus impuros salieron de aquel hombre, entraron en los cerdos, y desde lo alto del acantilado, toda la piara -unos dos mil animales- se precipitó al mar y se ahogó.
    Los cuidadores huyeron y difundieron la noticia en la ciudad y en los poblados. La gente fue a ver qué había sucedido. Cuando llegaron adonde estaba Jesús, vieron sentado, vestido y en su sano juicio, al que había estado poseído por aquella Legión, y se llenaron de temor. Los testigos del hecho les contaron lo que había sucedido con el endemoniado y con los cerdos.
Entonces empezaron a pedir a Jesús que se alejara de su territorio.
    En el momento de embarcarse, el hombre que había estado endemoniado le pidió que lo dejara quedarse con él. Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a tu casa con tu familia, y anúnciales todo lo que el Señor hizo contigo al compadecerse de ti.» El hombre se fue y comenzó a proclamar por la región de la Decápolis lo que Jesús había hecho por él, y todos quedaban admirados.
Palabra del Señor.
 

1.     LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

 ·   Guías para la lectura:
                  
El endemoniado indomable puede ser muy bien figura de los esclavos (grillos, cadenas) y un muerto en vida (cementerio, sepulcros), poseído por una violencia fanática (espíritu inmundo). También puede representar la situación de aquellos que viven en un paganismo opresivo, lejos del Dios del amor inclusivo.  
Con todo, el poseso reconoce perfectamente a Jesucristo, en su dimensión divina. Su actitud y manifestación es, si se nos permite la osadía “teológicamente impecable”: “Al ver de lejos a Jesús, vino corriendo a postrarse ante él, gritando con fuerza: ¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo?”.  Como es habitual en cada encuentro con los poderes del mal, Jesús no está dispuesto a “debatir teología” con los demonios. Simplemente los hace callar y los expulsa. Aquí también le ordena: «¡Sal de este hombre, espíritu impuro!». 
Tanto la esclavitud personal, sistémica o pagana debe obtener liberación absoluta a la llegada del Mesías. Esa es la visión y misión de Jesús al enfrentarse a estos poderes.  
El cerdo era en el judaísmo figura de un poder extranjero opresor de Israel. En este pasaje, sin embargo, donde el protagonista no es judío, el cerdo designa a cualquier poder que oprime a los hombres. 
La gran piara, de alto valor económico, representa el poder del dinero. Al salir del hombre, los espíritus van a los cerdos, que mueren al ser precipitados al mar por el acantilado. La libertad dada al hombre por Jesús es motivo de reacción por parte de los interesados en su esclavitud. Esto se ve claramente en la reacción de los dueños de los cerdos. No les importó en absoluto la nueva vida del endemoniado y que haya recobrado su buen juicio, sólo se lamentaban por la pérdida del poder económico. Éste estaba asociado, de conformidad con la interpretación más amplia que planteamos al principio,  en los poderes esclavizantes de los hombres tanto económicos como  sociales y rituales.  
Los opresores no hacen ni proponen ninguna acción persecutoria contra Jesús, sino simplemente le piden que abandone su territorio, es decir, procuran silenciar o acotar su mensaje y poder liberador.  
Los demonios pidieron a Jesús no salir de la región, los poderosos lo “invitaron” a abandonarla y Jesús seduce al hombre nuevo a permanecer en ella como testimonio de la libertad cristiana. La culminación del relato por parte de Marcos es una clara prueba de que esta propuesta era la correcta y representaba una inmejorable oportunidad misionera liberadora para sus conciudadanos: “Vete a tu casa con tu familia, y anúnciales todo lo que el Señor hizo contigo al compadecerse de ti.» El hombre se fue y comenzó a proclamar por la región de la Decápolis lo que Jesús había hecho por él, y todos quedaban admirados”.
    
2.     MEDITACIÓN - ¿QUÉ  ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

·                       Preguntas para la meditación: 
  
Ø     ¿Quiénes están hoy representados en la figura del endemoniado?
Ø      ¿Cuál sería la actitud de Jesús ante esta situación en nuestros días?
Ø      ¿Cuál sería la reacción de los poderes opresores ante la acción liberadora de Jesús? 

3.     ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?

Señor, que sea yo instrumento tuyo de liberación y vida nueva a quienes viven diferentes y nuevos modelos de esclavitud. Que en mi “región” pueda yo ser un testimonio vivo de la libertad que tengo en tu persona.

4.     CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?

Contemplo toda la escena con los vívidos detalles que nos acerca Marcos.
Reflexiono acerca de la situación del endemoniado al encontrarse con Jesús y su situación luego de su sanidad.
Medito acerca de la inconveniencia para el “status quo” de que ese hombre haya recuperado su sano juicio.

5.     ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
  
·                        Preguntas para la acción: 
                    
Ø    ¿Qué personas conozco que viven en diferentes situaciones esclavizantes y cuál debe ser el mensaje del Evangelio para ellos hoy?
Ø  ¿Cómo puedo ser instrumento de liberación del Señor?
Ø    ¿Cuál es la reacción sistémica a la que seguramente me veré enfrentado?

    

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