11 de abril de 2014


Crean por las obras 

PRIMERA LECTURA

    Oía los rumores de la gente: « ¡Terror por todas partes! ¡Denúncienlo! ¡Sí lo denunciaremos!» Hasta mis amigos más íntimos acechaban mi caída: «Tal vez se lo pueda seducir; prevaleceremos sobre él y nos tomaremos nuestra venganza.»
    Pero el Señor está conmigo como un guerrero temible: por eso mis perseguidores tropezarán y no podrán prevalecer; se avergonzarán de su fracaso, será una confusión eterna, inolvidable.
    Señor de los ejércitos, que examinas al justo, que ves las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos!, porque a ti he encomendado mi causa.
    ¡Canten al Señor, alaben al Señor, porque él libró la vida del indigente del poder de los malhechores!
Palabra de Dios.

SALMO    
Sal 17, 2-3a. 3bc-4. 5-6. 7 
R.    En mi angustia invoqué al Señor y Él me escuchó.

    Yo te amo, Señor, mi fuerza,
    Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador. R.

    Eres mi Dios, el peñasco en que me refugio,
    mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
    Invoqué al Señor, que es digno de alabanza
    y quedé a salvo de mis enemigos. R.

    Las olas de la Muerte me envolvieron,
    me aterraron los torrentes devastadores,
    me cercaron los lazos del Abismo,
    las redes de la Muerte llegaron hasta mí. R.

    Pero en mi angustia invoqué al Señor,
    grité a mi Dios pidiendo auxilio,
    y él escuchó mi voz desde su Templo,
    mi grito llegó hasta sus oídos. R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan    10, 31-42

    Los judíos tomaron piedras para apedrearlo.
    Entonces Jesús dijo: «Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?»
    Los judíos le respondieron: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios.»
    Jesús les respondió: « ¿No está escrito en la Ley: Yo dije: Ustedes son dioses? Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra -y la Escritura no puede ser anulada- ¿Cómo dicen: “Tú blasfemas”, a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: “Yo soy Hijo de Dios”?
    Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre.»
    Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos. Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado, y se quedó allí. Muchos fueron a verlo, y la gente decía: «Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad.» Y en ese lugar muchos creyeron en él.
Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

Jeremías cuando fue llamado por Dios a su vocación de profeta era un muchacho y le tocó anunciar desgracias y catástrofes, si los hombres no se convertían. El suyo fue un mensaje mal recibido por todos, por el pueblo, por sus familiares, por las autoridades. Tramaron su muerte, y él era muy consciente de ello. Pero a pesar del drama personal que vive, triunfa en él la oración confiada en Dios.
Jeremías es como una figura, un anticipo, un bosquejo de lo que será Jesús en los meses más duros de su vida: vigilado, perseguido, apedreado, caminando hacia la muerte salvífica.

Con ocasión de la fiesta de la dedicación del Templo, que conmemoraba la victoria de Judas Macabeo con la que el pueblo fue liberado y el templo nuevamente consagrado, Jesús se paseaba por el templo, bajo el pórtico de Salomón y los judíos lo rodearon increpándolo para que les dijera si era verdaderamente el Mesías.
Jesús les responde, invitándolos a que vean las obras que hace en nombre del Padre: ellas dan testimonio de su identidad. Jesús dice que su actuación y obra en el mundo se fundamentan en su unión con Dios.
La calidad del hombre se prueba por la de sus obras; Él demuestra ser enviado e Hijo de Dios con las obras que realiza. Los que lo persiguen no pueden representar a Dios. Presentan y se glorían de tener credenciales jurídicas, mientras que las únicas que atestiguan una misión divina no son siquiera las palabras, sino las obras. De ellas se debe deducir la unidad entre Jesús y el Padre; ambos tienen el mismo objetivo, dar vida al hombre.
Los judíos deberían dejarse convencer por las obras de Jesús. Pero sus cabezas están llenas de prejuicios y por eso rechazan a Dios en Jesús irritándose tanto que toman piedras para tirárselas. La lapidación era el castigo por gravísimos pecados, entre otros el de blasfemia.
Los que rechazan a Jesús y buscan matarlo, no lo hacen por sus buenas obras, sino a causa de su pretensión de hacerse a sí mismo Dios, cuando no es más que un simple hombre. Entienden esa afirmación de Jesús como una blasfemia.
Nuestra fe cristiana descansa, se apoya, en el testimonio de Cristo, Él es el revelador de Dios. La fe cristiana se transmite, no por evidencia, sino por testimonio. Cristo es testigo del Padre; los apóstoles son testigos de Cristo y muestra fe descansa en su testimonio.
Nuestras obras deben dar testimonio, de nuestra opción de vida cristiana, al igual que Jesús, nosotros realizamos las obras que Él mismo realizó a fin de llevar a cabo el proyecto del Padre para nuestro mundo. No se trata de hablar, sino de
mostrar con nuestra propia vida que pertenecemos a Cristo, que su camino es nuestro camino, que sus proyectos son los nuestros, en fin que ya no somos nosotros lo que vivimos sino que es Cristo quien vive en nosotros.
Como el discípulo no es más que su Maestro, tenemos el difícil desafío de afrontar la adversidad y la persecución como oportunidad para dar testimonio fehaciente de fidelidad a Jesús.  La fe no es un blindaje que nos impide sentir la oposición, la burla, el dolor o la incomprensión. Tampoco es la anestesia que nos distrae mientras el mundo sigue rodando con violencia o crueldad.
La fe es una luz sobrenatural que nos permite reconocer la fuerza de un amor que se ha entregado entero por nosotros, y que nos mueve más allá de nosotros mismos, a continuar “haciendo las obras buenas que hablan de Dios que ama al hombre y quiere su felicidad”. En este camino el Señor está con nosotros. Este modo de vida nos hace partícipes de su Pasión y resurrección. En comunión con Él, estamos haciendo con nuestro andar por la vida, historia de Salvación.

PARA DISCERNIR

¿Nuestras obras hablan de nuestra opción de fe?
¿Nuestros proyectos son los de Cristo?
¿Los defendemos y realizamos con todo el corazón?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DIA

…Yo te amo, Señor, mi fortaleza…

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…Soportar los ultrajes, ser objeto de burla a causa de la fe, es una señal de los creyentes, a lo largo del tiempo. Hace mal al cuerpo y al alma cuando no pasa un día sin que el nombre de Dios sea expuesto a la duda o la blasfemia.
¿Dónde está tu Dios? Yo lo confieso ante el mundo y ante todos sus enemigos cuando desde el abismo de mi miseria creo en su bondad, cuando desde la culpa creo en su perdón, desde la muerte en la vida, desde la derrota en su victoria, desde el abandono en su presencia llena de gracia. Quien ha encontrado a Dios en la cruz de Jesucristo sabe cómo Dios se esconde de modo sorprendente en este mundo, sabe cómo está presente al máximo precisamente donde pensábamos que estaba sumamente lejano. Quien ha encontrado a Dios en la cruz perdona también a todos sus enemigos, porque Dios le ha perdonado.
Oh Dios, no me abandones cuando tenga que padecer ultrajes; perdona a todos los ateos, porque me has perdonado a mí, y lleva a todos a ti, por la cruz de tu hijo amado. ¡Abandona cualquier preocupación y espera! Dios sabe el momento de ayudarte y llegará sin duda, pues es Dios verdadero. El será la salvación de tu rostro, pues te conoce y te ha amado aún antes de crearte. No dejará que caigas. Estás en sus manos. Sólo podrás dar gracias por todo lo sucedido, porque habrás aprendido que Dios omnipotente es tu Dios. Tu salvación se llama Jesucristo.
Trinidad de Dios, te doy gracias por haberme elegido y amado. Te doy gracias por los caminos por los que me guías. Te doy gracias porque tú eres mi Dios. Amén… 
D. Bonhoeffer, Memoria y fidelidad, Magnano 1995, 40s.
  
PARA REZAR

Para estar en el camino del Señor 
¿Quién será recibido en la casa de Dios?
¿Quién vivirá con él?
El que trata de practicar la justicia
y es auténtico en la búsqueda de la verdad,
el que no habla mal de los otros,
no hace mal a sus hermanos
ni trata de sacar ventaja de nadie,
ni insulta al prójimo.
A sus ojos
el mal intencionado no merece la admiración,
pero él respeta a los que aman a Dios.
Si ha jurado
no retrocede aunque salga perjudicado,
ni tampoco acepta la injusticia
para no perjudicar a los inocentes.
El que así proceda encuentra al Señor.

LECTIO DIVINA 

Intentaron detenerlo, pero él se les escapó de las manos     

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan    10, 31-42

Los judíos tomaron piedras para apedrearlo. 
Entonces Jesús dijo: «Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?» 
Los judíos le respondieron: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios.» 
Jesús les respondió: «¿No está escrito en la Ley: Yo dije: Ustedes son dioses?
Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra -y la Escritura no puede ser anulada- ¿Cómo dicen: "Tú blasfemas", a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: "Yo soy Hijo de Dios"? 
Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre.» 
Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos.
Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado, y se quedó allí. Muchos fueron a verlo, y la gente decía: «Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad.» Y en ese lugar muchos creyeron en él.
Palabra del Señor. 

1.   LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

 ·   Guías para la lectura:                 
  
El contexto del relato del Evangelio de hoy  se encuentra entre los versículos 22 y 24: “Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón. Los judíos lo rodearon y le preguntaron: “¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente”. 
La fiesta de la Dedicación , celebrada durante ocho días en diciembre, conmemora la restauración y consagración del Templo de Jerusalén por Judas Macabeo en 164 a.C., después de haber sido profanado por Antíoco Epífanes. (1 Mac.4.52-59; 1.54). El pórtico de Salomón era una galería al oriente del Templo, en el lado interior del muro que lo rodeaba. 
En rigor de verdad, la pregunta de los judíos que inducía a un “sincericidio” de Jesús ya había sido respondida en el marco de la discusión anterior cuando Jesús declara: “Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas” (vs.11). Por ello responde de inmediato “Ya se los dije, pero ustedes no lo creen” (vs.25). Luego, el Señor continúa la línea de argumentación del pastor de ovejas, las cuales conocen sus obras a diferencia de sus polemistas que las niegan, hasta que se decide a efectuar una declaración indubitable de su condición trinitaria y mesiánica: “El Padre y yo somos una sola cosa” (vs.30). 
No es de extrañar entonces que el texto del Evangelio de hoy comience  diciendo: “Los judíos tomaron piedras para apedrearlo”. La respuesta de Jesús es una pregunta que busca que ellos expresen directamente el delito cometido: “Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?”. En la respuesta de los judíos ya no caben dudas de las causas de su dura sentencia: “No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios.”  
Los judíos pretendían ser jueces sobre Jesús, mientras él hizo dos cosas: los denunció como jueces injustos y los llamó a fijarse en la evidencia concreta y así portarse como jueces justos. De esta manera, Jesús se quedó con el estrado de juez sobre los que pretendían enjuiciarlo. 
Así dadas las cosas, lo central en la argumentación de Jesús fue que sus contenedores se confronten con las obras que hacía. No debían juzgar sus palabras sin hacer frente a la evidencia de las obras, evidencia que demostraba, de hecho, la unidad entre el Padre y el Hijo. Sin embargo, los judíos hicieron caso omiso a las milagrosas obras públicas de Jesús. 
La cita que Jesús hace del Salmo 82: “Ustedes son dioses, todos son hijos del Altísimo” (82.6) debe entenderse a la luz de todo el salmo. Éste en los versículos 2 al 5, reprocha a los que juzgan injustamente y en lugar de defender a los débiles de la comunidad, favorecen los intereses de los malvados y poderosos. Pero el versículo siguiente, el que cita Jesús, hace una declaración importante que los judíos debían conocer: “Pero morirán como cualquier hombre, caerán como cualquiera de sus príncipes”. Finalmente, el salmo culmina de la manera que comenzó, exaltando al Señor como el juez de la tierra y de los dioses: “El Señor se levanta en la asamblea divina y juzga en medio de los dioses” (vs.1) y “Levántante, Señor, juzga a la tierra, porque tú eres el dueño de todas las naciones”. (vs.8). De esta manera, en lugar de juzgar a Jesús asimilándose a  los jueces corruptos del salmo 82, debían fijarse en las obras de Jesús y reconocerlo como el Señor y juez que no está sujeto a las leyes de la muerte como el resto de los mortales. 
Sin embargo sucede nuevamente la escena de la detención fallida y la salida indemne de Jesús hasta que llegue la hora fijada por el Padre: “Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos” (vs.39). 
En los versículos 40-42, se presenta al pueblo simple con su fe correcta, frente a los “jueces de la religión” con su incapacidad de reconocer los signos de Dios en los tiempos. El pueblo fue capaz de hacer lo que las autoridades no podían: reconoció que, sin tener el comprobante de signos, el Bautista había dicho la verdad en cuanto a Jesús. Y, sobre la base de ese testimonio, creyeron en Jesús. El contraste con las autoridades no podía ser más grande: persistieron en su ceguera, a pesar de haber tenido no sólo el testimonio del Bautista sino también el de las obras.   

2.   MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

·                       Preguntas para la meditación: 

Ø      ¿De qué manera la reflexión de los signos y obras de Jesús fortifican mi fe?
Ø      ¿Qué lección aporta a mi vida cristiana la exégesis que Jesús hace del Salmo 82?
Ø      ¿Qué aprendo de la gente simple con su fe correcta? 

3.   ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?

Señor, te alabo por tus obras que hablan por sí mismas de que eres uno con el Padre y que el Espíritu Santo me recuerda a través de tu palabra. 
¡Gloria sea al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!

4.  CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
      
Reflexiono en las obras y los signos de Jesús narrados en el Evangelio de Juan y reconozco en ellos la autoridad de Jesús y la voluntad del Padre.  
Medito en el contraste de la actitud de fe del pueblo sencillo frente a quienes cuestionan a Jesús, poniéndose en calidad de jueces en lugar de mortales sujetos al juicio de Dios. 

5.   ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

·                        Preguntas para la acción: 

Ø      ¿De qué manera mi fe se ve renovada hoy al leer las obras de Jesús?
Ø      ¿Cómo y a quiénes voy a compartir la Buena Nueva de la persona de  Jesús?
Ø      ¿Cuáles son las obras de Dios y su reino que debo hacer hoy? 


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