12 de junio de
2014 – TO – JUEVES
DE LA SEMANA X
…Vivan
una justicia superior…
PRIMERA
LECTURA
Lectura del primer libro de los
Reyes 18, 41-46
Elías dijo a Ajab:
«Sube a comer y a beber, porque ya se percibe el ruido de la lluvia.»
Ajab subió a comer
y a beber, mientras Elías subía a la cumbre del Carmelo. Allí se postró en
tierra, con el rostro entre las rodillas. Y dijo a su servidor: «Sube y mira
hacia el mar.»
El subió, miró y
dijo: «No hay nada.» Elías añadió: «Vuelve a hacerlo siete veces.»
La séptima vez, el
servidor dijo: «Se eleva del mar una nube, pequeña como la palma de una mano.»
Elías dijo: «Ve a
decir a Ajab: Engancha el carro y baja, para que la lluvia no te lo impida.»
El cielo se
oscureció cada vez más por las nubes y el viento, y empezó a llover
copiosamente. Ajab subió a su carro y partió para Izreel. La mano del Señor se
posó sobre Elías; él se ató el cinturón y corrió delante de Ajab hasta la
entrada de Izreel.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 64, 10. 11. 12-13 (R.: 2a)
R. A ti, Señor, te
corresponde un canto de alabanza en Sión.
Visitas la tierra,
la haces fértil
y la colmas de
riquezas;
los canales de
Dios desbordan de agua,
y así preparas sus
trigales: R.
Riegas los surcos
de la tierra,
emparejas sus
terrones;
la ablandas con
aguaceros
y bendices sus
brotes. R.
Tú coronas el año
con tus bienes,
y a tu paso rebosa
la abundancia;
rebosan los pastos
del desierto
y las colinas se
ciñen de alegría. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 5, 20-26
Jesús dijo a sus
discípulos:
Les aseguro que si
la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no
entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído
que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante
el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano,
merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser
castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
Por lo tanto, si
al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna
queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu
hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en
seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea
que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso.
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
Donde falta el agua la vida se detiene y
declina. Allí donde el agua es abundante la vida brota y se desarrolla.
Elías se pone en oración, subió a la cima
del Carmelo y puso su rostro entre sus rodillas en una postura simbólica de
interioridad. Clama y reclama porque espera, después de tanta
sequía, la lluvia bienhechora que hará cesar el hambre. Elías estaba seguro de
que Dios, pondría fin a la larga sequía. Después del desastre de los falsos
profetas de Baal, con un pueblo arrepentido que ha abandonado a los falsos
dioses, concedería la lluvia, tiene que llegar el tiempo del perdón.
Pero esto no se hace sin más, ni con una
sola oración rápida. Elías persevera y pide perseverar. Siete veces sube a
orar.
Desde el Carmelo se divisa el mar
Mediterráneo, que es de donde proceden las lluvias de Palestina. La
oración de Elías fue escuchada y mereció la ayuda de Dios para su pueblo.
La pequeña nube que su criado vio aparecer en el horizonte, preludiaba la
lluvia tan deseada que acabaría con el hambre.
Para la Iglesia, Cristo es el
verdadero Elías. Por medio de incesantes oraciones al Padre
consiguió que el cielo cerrado se abriese en señal de perdón y la tierra árida
de los corazones endurecidos por el pecado fuera regada por el rocío de la
gracia y así “la tierra produjese” de nuevo “su fruto” (S. Ambrosio)
Jesús, con la autoridad del profeta
definitivo enviado por Dios, y sirviéndose de contrastes muy claros, plantea a
sus discípulos seis antítesis que comportan una nueva manera de pensar
en relación a la mentalidad vigente sobre la ley. Las actitudes del Antiguo Testamento ahora deben ser perfeccionadas: «Si no son mejores que los letrados y los fariseos…».
en relación a la mentalidad vigente sobre la ley. Las actitudes del Antiguo Testamento ahora deben ser perfeccionadas: «Si no son mejores que los letrados y los fariseos…».
Con la palabra “justicia” Mateo
quiere indicar la fidelidad de los discípulos a la ley de Dios, fidelidad
nueva, que se hace posible y urgente gracias a la
interpretación autorizada de la ley que ofrece Jesús.
El discípulo de Jesús es fiel a la
ley e incluso debe cumplirla hasta sus consecuencias más radicales,
pero no con el espíritu de los fariseos que habían caído
en el legalismo exterior y se contentaban con cumplir el mínimo indispensable.
La vivencia que propone Jesús de la ley
abarca no solamente las acciones culpables, sino la raíz, de donde brotan esas
acciones: el sentimiento e interioridad del ser humano.
Esta interpretación mucho
más radical e interior de la ley está fundamentada en una relación
personal con el Padre y desborda las exigencias de la misma ley a
través de un amor vivido en plenitud.
Han oído que se mandó a los antiguos: No
matarás… Pues Yo les digo: “Todo el que trate con ira a su hermano será
condenado por el tribunal”. Este primer ejemplo de “cumplimiento” de la ley
antigua, es ya una fidelidad, dado que prohibiendo matar, la ley quería ya
conducir al hombre a una menor violencia y a un mayor amor. Pero Jesús
pide un cambio total: pasar de la práctica formalista a una actitud de
interiorización. Lo que corrompe el interior del corazón humano no es el
gesto de matar, ya que se puede matar sin querer, sino el odio. Podemos
ser verdaderos homicidas de nuestros hermanos sin derramamiento de sangre.
La piedad hacia Dios no
es verdadera, si no la precede el amor a los hermanos. La fraternidad
verdadera en la vida cotidiana es prioritaria al servicio cultual de Dios;
o mejor aún, es el servicio que Dios espera en primer lugar.
En una cultura generadora de muerte física
de hombres y mujeres a causa de la violencia y la injusticia, el Maestro, nos
invita a hacer cosas “mayores”, que parten de una actitud distinta. Cosas
mayores que, paradójicamente, parten de las menores y más pequeñas. Jesús
quiere que cuidemos nuestras actitudes interiores, que es
de donde proceden los actos externos. No dar lugar al odio, al
desprestigio, a la mentira, a los insultos y las discriminaciones, a fin de que
reconstruyamos, desde el Evangelio, nuevas relaciones fraternas basadas en el
perdón y en la convivencia social.
Todo esto, sólo lo puede movilizar un gran
amor. San Pablo dice: “No adulterarás, no matarás, no robarás, no
codiciarás y todos los demás preceptos, se resumen en esta fórmula: ‘Amarás a
tu prójimo como a ti mismo’. La caridad es, por tanto, la
ley en su plenitud». Sólo la caridad hacia el prójimo, hasta el mínimo detalle
será la mejor y más auténtica ofrenda a Dios.
Ser obradores de paz, tratar
bien a todos, callar en el momento oportuno, decir
palabras de ánimo,saludar también al que nos niega el saludo, saber
perdonar, son las actitudes del discípulo del Reino que ha sido llamado a
ser sal de la tierra y luz del mundo, desde la vigencia de las
bienaventuranzas.
PARA
DISCERNIR
¿Qué sal puedo aportar en mi entorno para
la construcción del Reino?
¿Soy luz delante de mis hermanos?
¿Descubro la necesidad de vivir este
llamado con generosidad? ¿Dónde? ¿Cuándo?
REPITAMOS A
LO LARGO DE ESTE DÍA
…Reconciliémonos con nuestros hermanos…
PARA LA
LECTURA ESPIRITUAL
…”Si alguien nos dice: «No matar», la cosa
no nos inquieta demasiado. ¿Cuántas veces tenemos ocasión de matar? Estamos
acostumbrados a interpretar la falta de oportunidades (y nuestra falta de
valor) como virtudes, e incluso nos hacemos ilusiones al respecto. Decimos, en
efecto: «No he matado. Al menos en este punto nadie puede reprocharme».
Ahora bien, Jesús, casi radiografiando
nuestros mecanismos de justificación y de defensa, prosigue: «Pero yo os digo
que todo el que se enfade con su hermano será llevado a juicio y condenado a
muerte». Ahora el asunto se pone peligroso. Y es que aquí estamos todos
implicados. ¿Quién podría decir que no alimenta ningún rencor? Y de una manera
lenta, pero inevitable, empieza a faltarnos el terreno bajo los pies. Si hasta
ahora habíamos creído que podríamos colocarnos en la parte de los justos frente
a Dios, puesto que no habíamos cometido ningún homicidio, ahora, en cambio,
hemos sido desenmascarados como asesinos, porque Jesús no parece establecer
ninguna diferencia entre un asesino y el que se enfada con su propio hermano.
En todo caso, ambos merecen la condena a muerte [...].
Heme aquí cogido en una desnudez total. Ya
no puedo esconderme detrás de ningún mandamiento. Estoy indefenso del todo,
completamente impotente, y como tal me entrego a Dios, que es el único que puede
salvarme de la muerte. Mi confianza no se basa ya en la observancia de los
mandamientos. El único que puede salvarme es Dios; él es quien puede liberarme
de la muerte. Una cosa es cierta: la antítesis de Jesús inserta a la persona en
un movimiento que no es posible esperar de ley alguna…”
H. J. Venetz, EI discurso de la montaña.
PARA REZAR
Señor, hazme sencillo y humilde
¡Oh, Señor! Dame la salud del cuerpo, junto con la intención de
conservarla.
¡Oh, Señor! Dame la salud del cuerpo, junto con la intención de
conservarla.
Dame una buena digestión, y también alguna que otra
cosa para digerir.
¡Oh, Señor! Dame un alma santa, que tenga ojos para la
belleza y la
pureza, para que ésta no se espante al ver el pecado, sino que sepa
enderezar la situación.
pureza, para que ésta no se espante al ver el pecado, sino que sepa
enderezar la situación.
Dame un alma que no conozca el aburrimiento, la
murmuración, el
gemido y el suspiro, No permitas que me dé demasiada pena por esta
cosa tan deleznable que llamo Yo.
gemido y el suspiro, No permitas que me dé demasiada pena por esta
cosa tan deleznable que llamo Yo.
Señor, dame la alegría del humorismo para que obtenga
algún bien de
esta vida, y haga que los demás se puedan aprovechar de ello. Así sea.
esta vida, y haga que los demás se puedan aprovechar de ello. Así sea.
Santo Tomás Moro
LECTIO DIVINA
Todo aquel que se enoja contra su hermano,
merece ser condenado por un tribunal
merece ser condenado por un tribunal
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Mateo
5, 20-26
Jesús dijo a
sus discípulos:
Les aseguro
que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos,
no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han
oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado
ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su
hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta,
merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de
fuego.
Por lo tanto,
si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene
alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con
tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de
llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con
él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te
pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el
último centavo.
Palabra del
Señor.
LECTURA
- ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Guías para la
lectura:
Los escribas
enseñan la justicia de la ley; los fariseos la hacen. Jesús dice que para
entrar en el reino no basta conocer y cumplir la ley. Es necesaria una justicia
que exceda los límites de la ley: es la del Padre, que ama, perdona y salva
gratuitamente a sus hijos. Es una justicia “excesiva”, porque el amor que la
mueve no conoce medida.
El uso pasivo
de “se dijo” es para no decir el nombre de Dios. YHWH habla: el hombre escucha,
y se convierte en la palabra a la cual responde. El mandamiento de “No matarás”
es el fundamento mínimo de toda relación que trata de dejar que el otro viva.
El “pues yo os
digo” no es una antítesis, sino una complementación: el matar físicamente viene
de un matar interior al otro: de la ira, del desprecio, del romper la
fraternidad con él.
La ira es el
homicidio del corazón, movimiento interior “contra” el otro, que supongo esté
“contra mí”. El otro es el extraño, el enemigo, con respecto al cual me
defiendo y ataco. Pero, al negar la fraternidad, mato mi identidad como hijo.
Por eso la ira del hombre no cumple la justicia de Dios (St 1,20).
El desprecio o
el insulto es matar interiormente, y eso permite matar exteriormente. Se
considera al adversario como inferior. Las guerras van precedidas por una
campaña denigratoria del enemigo, como si no fuera hombre. ¡Sólo entonces es
posible matarlo! La estimación que debo tener para con el otro es la misma que
tiene Dios, el cual no vaciló en dar su vida por él.
Jesús tres
veces habla del otro como “hermano”: negarle la fraternidad es perder la propia
actitud filial.
Antes de
dirigirte al Padre, debes no sólo perdonar al hermano contra el cual tienes
algo, sino incluso reconciliarte con el hermano que tiene algo contra ti,
aunque tú no tengas nada contra él. No puedes celebrar la paternidad, si antes
no tratas de restablecer la fraternidad.
Si no te
reconcilias con el hermano que tiene algo contra ti, estás en una culpa, aunque
no tengas nada contra él. No puedes decir que tienes razón o que no te importa.
El no estar de acuerdo ya es “el mal”; y si él no te importa, ya lo has matado
a él como hermano y a ti mismo como hijo.
La vida es un
camino de reconciliación con el otro: tiene como meta tu realidad como hijo, en
tu vida como hermano. Si no obras así, pierdes el tiempo y la vida; equivocas
el sentido de tu existencia.
MEDITACIÓN
- ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la meditación:
¿En qué
sentido usa Jesús la palabra justicia para pedirnos que sea mayor que la de las
autoridades religiosas de su época?
¿Cómo puedo
“matar” en mi corazón a mi hermano?
La
reconciliación ¿tiene límites en la relación entre hermanos?
ORACIÓN
- ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Señor, ayúdame
a ser un instrumento de paz, perdón y reconciliación. Que en mi mente y mis
palabras habiten la vida que vivifica a mi hermano y no el agravio que lo mata.
CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Reflexiono
acerca de la profunda interpretación que Jesús le da al mandamiento de “no
matarás”.
Medito en la
actitud de mi corazón, y permito que el Espíritu Santo me muestre las áreas
concretas en mí, donde no hay perdón y reconciliación.
ACCIÓN
- ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la acción:
¿Qué haré para
evitar ofender en mi corazón o de palabra a mi hermano?
¿A quién
buscaré para reconciliarme hoy?
¿Cómo seré un
instrumento permanente de perdón?
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