19 de junio de 2014 – TO - JUEVES DE LA SEMANA XI
Cuando oren
digan así
PRIMERA
LECTURA
Lectura del libro del
Eclesiástico 48, 1-14
Después surgió
como un fuego el profeta Elías, su palabra quemaba como una antorcha. El atrajo
el hambre sobre ellos y con su celo los diezmó.
Por la palabra del
Señor, cerró el cielo, y también hizo caer tres veces fuego de lo alto. ¡Qué
glorioso te hiciste, Elías, con tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser
igual a ti?
Tú despertaste a
un hombre de la muerte y de la morada de los muertos, por la palabra de
Altísimo. Tú precipitaste a reyes en la ruina y arrojaste de su lecho a hombres
insignes; tú escuchaste un reproche en el Sinaí y en el Horeb una sentencia de
condenación; tú ungiste reyes para ejercer la venganza y profetas para ser tus
sucesores; tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego por un carro con
caballos de fuego.
De ti está escrito
que en los castigos futuros aplacarás la ira antes que estalle, para hacer
volver el corazón de los padres hacia los hijos y restablecer las tribus de
Jacob.
¡Felices los que
te verán y los que se durmieron en el amor, porque también nosotros poseeremos
la vida!
Cuando Elías fue
llevado en un torbellino, Eliseo quedó lleno de su espíritu. Durante su vida
ningún jefe lo hizo temblar, y nadie pudo someterlo.
Nada era demasiado
difícil para él y hasta en la tumba profetizó su cuerpo. En su vida, hizo
prodigios y en su muerte, realizó obras admirables.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 96, 1-2. 3-4. 5-6. 7 (R.: 12a)
R. Alégrense,
justos, en el Señor.
¡El Señor reina!
Alégrese la tierra,
regocíjense las
islas incontables.
Nubes y Tinieblas
lo rodean,
la Justicia y el
Derecho son la base de su trono. R.
Un fuego avanza
ante él
y abrasa a los
enemigos a su paso;
sus relámpagos
iluminan el mundo;
al verlo, la
tierra se estremece. R.
Las montañas se
derriten como cera
delante del Señor,
que es el dueño de toda la tierra.
Los cielos
proclaman su justicia
y todos los
pueblos contemplan su gloria. R.
Se avergüenzan los
que sirven a los ídolos,
los que se glorían
en dioses falsos;
todos los dioses
se postran ante él. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 6, 7-15
Jesús dijo a sus
discípulos:
Cuando oren, no
hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán
escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien
qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de
esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro
pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que
nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus
faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a
ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a
ustedes.
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
La historia de Israel admite diversas
interpretaciones, por eso en algunas ocasiones se ilumina el significado
religioso de los hechos por medio de algunos textos de los libros sapienciales.
Esto es lo que sucede al interrumpir la lectura de los Libros de los Reyes
para escuchar al Sirácida o Eclesiástico, que muestra su
fascinación por este gran profeta de acción.
El Sirácida escribe en el siglo IV antes
de Cristo y el resumen que hace de la vida de Elías nos recuerda su lucha
contra la idolatría y su estilo fogoso: «delante del Señor
avanza fuego, abrasando en torno a los enemigos.
Para los hebreos, como para muchos pueblos
acostumbrados a los «sacrificios», el fuego es el
elemento misterioso que une al hombre con
Dios: se pasaba la víctima por el fuego para
que el fuego penetrara en ella, y se comía esa víctima en una comida sagrada,
para entrar en comunión con la divinidad. El personaje Elías
es simbolizado por el «fuego».
***
Jesús acaba de condenar el modelo de
oración que se hace por ostentación. Su deseo, es que sus discípulos pasen a un
modelo de oración distinto, al que vienen acostumbrados. Aconseja a sus
seguidores que su oración, no sea con muchas palabras, porque Dios ya conoce lo
que le vamos a decir.
Jesús nos deja un modelo de oración: el
Padrenuestro. Esta oración es como el resumen de la espiritualidad
del Antiguo y del Nuevo Testamento sobria y equilibrada. Mateo pone el
Padrenuestro en contraste con la oración de los paganos que se caracterizaba
por la acumulación de largas y tediosas fórmulas donde se amontonaban los
calificativos de Dios. Mateo destaca, en cambio, de una manera positiva, el
Padrenuestro como una oración breve.
Primero, nos lleva pensar en Dios,
que es nuestro Padre: su nombre, su reino, su voluntad. Nos
invita a mostrar nuestro deseo de sintonizar con Dios. Luego pasa a nuestras
necesidades: el pan de cada día, el perdón de nuestras faltas, la
fuerza para no caer en tentación y vencer el mal. El Padrenuestro a pesar
de ser tan breve; es una síntesis de todo lo que Jesús vivió y sintió
respecto de Dios, del mundo y de su pueblo.
El Padre nuestro se divide en dos partes.
La primera tiene como centro al Padre y la segunda a la comunidad.
En la primera parte, la comunidad pide por
la extensión del reino a la humanidad entera. Al comenzar diciendo «Padre
nuestro», Jesús marca un estilo de petición. Existe una relación
comunitaria de los discípulos con Dios, ya no es solamente individual. Son los
hijos, o los miembros del reino, los que se dirigen a Dios como Padre porque Él
es el único que merece ese nombre.
La expresión, «que estás en los
cielos», no aleja al Padre de sus hijos, sino que indica la trascendencia
y la invisibilidad de Dios.
La comunidad pide que la humanidad
reconozca a Dios como Padre. Antes que pensar en sí misma, la comunidad
se preocupa por la humanidad que la rodea.
La comunidad tiene experiencia del reinado
de Dios, por eso pide que se extienda a todo hombre. Pide, porque sabe que es
ella la que, con su modo de vida, hace presente en el mundo el mensaje de
salvación. Pide fidelidad
al mensaje de las bienaventuranzas, y a la práctica de esta novedad de vida.
al mensaje de las bienaventuranzas, y a la práctica de esta novedad de vida.
La comunidad pide que se cumpla el
designio de Dios, designio histórico de Dios sobre la humanidad: llevar a su
plenitud la ley y realizar la obra redentora.
La decisión de la salvación está tomada
por Dios, pero tiene que realizarse en la tierra. Le pedimos a Dios que lo que
Él ya ha decidido en el cielo, se realice en la tierra. La comunidad vuelve a
pedir por el mundo; su primera preocupación es la misión que Jesús le
confía.
En la segunda parte la comunidad
reza por sí misma. La palabra «pan», es equivalente a alimento. «El pan del
mañana» hace referencia al banquete mesiánico final. Jesús describió su
presencia con los discípulos como un banquete de bodas, en contrapartida a
la tristeza del ayuno practicado por los discípulos de Juan y los fariseos. Se
pide que el gozo de ese momento, lo pueda experimentar esta comunidad presente.
En la petición del perdón del las ofensas
aparece una exigencia para la comunidad. El perdón del Padre está
condicionado al perdón mutuo, expresión del amor. Quien se cierra al amor
de los otros se cierra al amor de Dios, que se manifiesta en el perdón. La
división en la comunidad impide la presencia en ella del amor del Padre. Se
pide, pues, la manifestación continúa de ese amor que se traduce en el perdón
mutuo. En los deudores quedan incluidos los enemigos y perseguidores.
«No nos dejes caer en la tentación»,
remite a las tentaciones de Jesús en el desierto, no se trata de una tentación
única y determinada. El sentido de «tentación» se refiere a
las mismas que experimentó Jesús. Aquéllas pretendían desviar su mesianismo. La
comunidad puede experimentar en su misión, que continúa la de Jesús, las mismas
tentaciones que éste: usar sus dones para propio beneficio sin atender
al plan de Dios; caer en la irresponsabilidad, pero, sobre todo, caer
en la tentación de la gloria y el poder.
En la petición final del Padrenuestro,
rogamos que el Padre no permita que la comunidad ceda a las seducciones del
Malo que es la personificación del poder del mundo.
Insiste Jesús en la necesidad del perdón.
La unión en la comunidad asegura la experiencia del amor del Padre y es
condición para su existencia. No es que Dios se niegue a perdonar; es el hombre
que no perdona, quien se hace incapaz de recibir el amor.
Esta oración nos debe ir afirmando en
nuestra condición de hijos para con Dios, y también en nuestra condición
de hermanos de los demás, dispuestos a perdonar cuando haga falta, porque todos
somos hijos del mismo Padre.
El Padre Nuestro no es la
oración institucionalizada. A Dios nadie lo puede encerrar en palabras. Dios lo
desborda todo. Lo que quiere Jesús con el “Padre Nuestro” es que confrontemos
nuestra vida personal y comunitaria con su proyecto original: que con
nuestro proceder, hagamos que el Reino de Dios se desarrolle y crezca.
PARA
DISCERNIR
¿Qué rezo cuando rezo el Padre nuestro?
¿Qué experimento ante cada una de las
peticiones?
¿Qué relación hay entre la oración del
Señor y mi proyecto de vida en la fe?
REPITAMOS A LO
LARGO DE ESTE DÍA
…Padre, venga tu Reino…
PARA LA
LECTURA ESPIRITUAL
…”La primera parte del Padre nuestro va,
de una manera atrevida, del tú al Dios que se ha revelado como amor. Se trata
de una oración de agradecimiento llena de júbilo por el hecho de que podamos
llamar, amar y alabar de manera confiada al Santísimo como Nuestro Padre y como
nuestro tú. Expresa el compromiso de verificar nuestras aspiraciones y nuestras
acciones, a fin de ver si y hasta qué punto se toman en serio y honran el
nombre del Padre y nuestra vocación de hijos a hijas suyos. Y, no por último,
nos pone sobre todo frente a nuestra misión de promover, para honor del único
Dios y Padre, la paz y la solidaridad salvífica entre todos los hombres [...].
Recitar el Padre nuestro significa
preguntarse por la seriedad con la que tomamos, intentamos comprender y
confesamos con actos concretos el plan salvífico de Dios. Un rasgo fundamental
e imprescindible del compromiso que hemos asumido en virtud del Espíritu Santo
y con la mirada puesta en el Hijo predilecto es el de amar a Dios en todo y por
encima de todo y cumplir su voluntad santa y amorosa.
La segunda parte del Padre nuestro habla
del amor al prójimo en unión con Jesús. Se trata del «Nosotros», de vivir de
manera radical la solidaridad salvífica de Jesús con todos los hombres y en
todos los campos de la vida. La conciencia adquirida de que la recitación del
Padre nuestro nos introduce, de manera semejante al bautismo de Jesús en el
Jordán, en la vida trinitaria de Dios, así como nuestra opción fundamental en
favor de la solidaridad salvífica en todos los campos, nos ayudarán, sin la
menor duda, a conferir un perfil cada vez más claro y convincente a nuestro
programa de vida”…
B. Häring, II Padre nuestro. Alabanza,
oración programa de vida, Brescia 1995.
PARA REZAR
Este es tu reino entre nosotros, Señor,
vivir en tu amor ser tus hijos
y contemplar tu rostro,
tal como lo manifestó tu hijo amado,
Jesús.
Ahora sabemos que la santidad a la que nos
llamás
está amasada de vida diaria, de trabajo,
de alegrías y penas,
de un caminar constante hacia un mundo
nuevo
que renace a su liberación y a la paz
definitiva.
Porque esta santidad no nos saca del mundo
sino que nos hace vivir en plenitud
dando sentido a nuestra vida
para volcarnos a un gran proyecto:
una nueva humanidad.
LECTIO
DIVINA
Ustedes oren de esta manera
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 6, 7-15
Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho
hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el
cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera:
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino,
que se haga tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
No nos dejes caer en la tentación,
sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los
perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los
perdonará a ustedes.
Palabra del
Señor.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
Guías para la lectura:
“Ustedes oren
de esta manera”, es el imperativo del Señor. Detengámonos en cada una de las
palabras de esta introducción de Jesús en “su oración”.
Este tipo de
oración está en contraposición con la anterior. No estoy “delante de los
hombres”, sino en el “aposento” delante del Padre. No multiplico las palabras
para hacerme escuchar de Dios y doblegarlo a mis deseos, sino que escucho al
Padre y quiero que se realicen sus deseos acerca de mí, que soy su hijo.
La oración es
una “gimnasia del deseo” (Agustín). El deseo es la facultad más elevada del
hombre: no produce nada, sino que lo acoge todo. Todo lo que existe – y Dios lo
es ¡todo! -, no ha de hacerse, sino de acogerse.
Desear no es
una veleidad: es querer realmente el don del otro y querer al otro como un don,
con una voluntad que se hace espera, nunca pretensión.
El “Padrenuestro”
es la oración delante del Padre que contiene todas las otras. Está constituida
por siete peticiones puestas en imperativo. Es el modo de la voluntad, y se
refiere a una acción libre. Queremos que el Padre nos dé lo que Él quiere
darnos. El imperativo nace de un indicativo: ¡Dios es Padre, entonces sea para
nosotros Padre! Él quiere y nosotros queremos que sea así, para “nosotros”,
para mí y para todos.
Las primeras
tres peticiones (vs. 9-10) se refieren a la necesidad que nosotros tenemos aquí
sobre la tierra del Padre celestial; las otras cuatro (vs. 11-13) se refieren a
la necesidad que tenemos de sus dones para vivir su don. Sigue una añadidura
acerca del perdón (vs. 14-15): la fraternidad es sacramento de la paternidad,
el perdón al hermano es el lugar del don del Padre.
El “oren” es
un imperativo presente. Prescribe la continuación de una acción: la oración es
y ha de estar presente y ha de ser continua, como la vida, la cual, si se
detiene, muere. Si Jesús no lo hubiera ordenado, no habríamos “osado” orar de
este modo, “ordenado” al Padre que nos dé aquello que necesitamos. Pero
precisamente de este modo reconocemos nuestra necesidad, y nos comprometemos a
querer lo que ordenamos.
Expresamos
nuestros deseos, que son como una orden interior del Espíritu que en nosotros
grita la necesidad de amor que hay en Dios: suceda en nosotros lo que desde
siempre está en Él. Necesariamente Dios santifica su nombre, reina, hace su
voluntad, da el pan y el perdón, nos salva en la tentación y nos libra del maligno.
Esta necesidad suya viene a ser nuestra mediante el Espíritu, que nos hace
pedir y querer lo que Él no puede dejar de dar. El “Padrenuestro” es la oración
de Jesús, el Hijo, que hace que seamos lo que somos: iguales a Él, hijos en el
Hijo, que se dirige al Padre con su mismo Espíritu.
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
Preguntas para la meditación:
¿Cuál es
nuestra motivación al rezar?
¿De qué manera
el Nombre de Dios es santificado?
¿Qué tiene que
ver el perdón con la oración?
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR
DEL TEXTO BÍBLICO?
Señor, gracias
por enseñarnos a orar con el “Padrenuestro”. Ayúdanos a meditar cada palabra de
esta oración cada vez que la rezamos. Ayúdanos a perdonar para ser perdonados.
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL
TEXTO BÍBLICO?
Repito el
“Padrenuestro” en forma lenta y en voz alta.
Trato de que
buscar significados en cada frase que hasta ahora no había reparado.
Reflexiono en
la importancia de la oración.
Medito en el
valor espiritual del perdón.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL
TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para la acción:
¿Cómo voy a
orar sabiendo que antes de hacerlo Dios ya sabe lo que me hace falta?
¿De qué manera
voy a reflexionar el “Padrenuestro” cada vez que lo rezamos en la Iglesia?
¿A quién debo
perdonar y por qué?
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