26 de junio de 2014


Entrarán en el reino los que cumplen la voluntad de mi Padre

PRIMERA LECTURA
Lectura del segundo libro de los Reyes    24, 8-17

    Joaquín tenía dieciocho años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. Su madre se llamaba Nejustá, hija de Elnatán, y era de Jerusalén. El hizo lo que es malo a los ojos del Señor, tal como lo había hecho su padre.
    En aquel tiempo, los servidores de Nabucodonosor, rey de Babilonia, subieron contra Jerusalén, y la ciudad quedó sitiada.
    Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó a la ciudad mientras sus servidores la sitiaban, y Joaquín, rey de Judá, se rindió al rey de Babilonia junto con su madre, sus servidores, sus príncipes y sus eunucos. El rey de Babilonia los tomó prisioneros en el año octavo de su reinado. Luego retiró de allí todos los tesoros de la Casa del Señor y los tesoros de la casa del rey, y rompió todos los objetos que Salomón, rey de Judá, había hecho para la Casa del Señor, como lo había anunciado el Señor. Deportó a todo Jerusalén, a todos los jefes y a toda la gente rica -diez mil deportados- además de todos los herreros y cerrajeros: sólo quedó la gente más pobre del país.
    Deportó a Joaquín a Babilonia; y también llevó deportados de Jerusalén a Babilonia a la madre y a las mujeres del rey, a sus eunucos y a los grandes del país. A todos los guerreros -en número de siete mil- a los herreros y cerrajeros -en número de mil- todos aptos para la guerra, el rey de Babilonia los llevó deportados a su país.
    El rey de Babilonia designó rey, en lugar de Joaquín, a su tío Matanías, a quien le cambió el nombre por el de Sedecías.
Palabra de Dios.

SALMO    
Sal 78, 1-2. 3-5. 8. 9 (R.: 9b) 
R.    Líbranos, Señor, a causa de tu Nombre.

    Señor, los paganos invadieron tu herencia,
    profanaron tu santo Templo,
    hicieron de Jerusalén un montón de ruinas;
    dieron los cadáveres de tus servidores
    como pasto a las aves del cielo,
    y la carne de tus amigos, a las fieras de la tierra. R.

    Derramaron su sangre como agua
    alrededor de Jerusalén,
    y nadie les daba sepultura.
    Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
    la irrisión y la burla de los que nos rodean.
    ¿Hasta cuándo, Señor? ¿Estarás enojado para siempre?
    ¿Arderán tus celos como un fuego? R.

    No recuerdes para nuestro mal
    las culpas de otros tiempos;
    compadécete pronto de nosotros,
    porque estamos totalmente abatidos. R.

    Ayúdanos, Dios salvador nuestro,
    por el honor de tu Nombre;
    líbranos y perdona nuestros pecados,
    a causa de tu Nombre. R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo    7, 21-29

    Jesús dijo a sus discípulos:
    «No son los que me dicen: “Señor, Señor”, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
    Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?”
    Entonces yo les manifestaré: “Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal.”
    Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en
práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
    Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande.»
    Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza, porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.
Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

Dieciocho años tenía Joaquín cuando comenzó a reinar y reinó tres meses en Jerusalén. No tardó en caer en todos los errores de sus predecesores: injusticias sociales, relajación moral, culto a los dioses, política meramente humana, sin ninguna referencia a Dios. En lugar de confiar en el Señor, busca “alianzas” humanas y abandona la “Alianza” divina». Hizo el mal a los ojos del Señor como había hecho su padre y la historia se precipita.
La ciudad se rinde. El milagro que se produjo en tiempo de Ezequías no se repite. Es el final de una corta independencia y prosperidad. Nabucodonosor deportó a Babilonia a todos los dignatarios y notables, a todos los herreros y cerrajeros, no dejó más que a la gente pobre del país. Se llevó también todos los tesoros del templo y del palacio real, rompió todos los objetos de oro que había hecho fabricar Salomón para el santuario.
Esto es el comienzo del gran «Exilio» que marcará tanto, la historia del pueblo de Israel. Será el tiempo de la purificación y el tiempo de la profundización.
Esta vez, no pasó como cuando el rey Ezequías invocó a Dios, para que defendiera a su pueblo de los ejércitos de Senaquerib. Dios saca bien incluso de las miserias humanas y ayuda a aprender las lecciones de la vida para no volver a caer en los mismos errores.
***
Hoy las instituciones sociales han perdido credibilidad por el manejo de una doble moral. La misma palabra humana vale poco y los papeles firmados no son aval. Desde esta experiencia humana estamos llamados a vivir nuestra fe.
La afirmación de Jesús es rotunda: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial». Esta afirmación nos pide responsabilidad en nuestra condición de cristianos, al mismo tiempo que la urgencia de dar buen testimonio de la fe.
Nuestro compromiso de fe es valioso y no puede limitarse solamente a bellas palabras, sino que debe fundamentarse en la autoridad de las obras, impregnadas de un amor al estilo de Jesús.
Jesús es Aquel que posee autoridad moral por excelencia. Sus palabras están perfectamente respaldadas por su forma de vida. Hace lo que dice y dice lo que hace con total transparencia. Teoría y práctica confluyen coherentemente en el modo de obrar de Jesús y esto despertaba asombro en sus conciudadanos.
Esa es precisamente la invitación a sus seguidores. Que respaldemos con la vida nuestras palabras y los discursos, y de ese modo seamos creíbles. Desde la coherencia de nuestra vida los ambientes en que nos movemos podrán alcanzar coherencia de vida entre sus principios, sus actitudes y acciones.
No es una tarea que se realiza simplemente por la puesta en práctica de un método, o por llevar adelante ciertos principios teóricos. La coherencia evangélica necesita de la apertura a la gracia para que Dios nos regale la unidad interna que necesitamos.
No son las palabras ni las oraciones sin compromiso, ni la pura acción, sino el trabajo por vivir según el Proyecto de Dios sostenidos por su gracia. Nuestra oración debería expresar siempre nuestro deseo de obrar el bien y la petición de ayuda, porque reconocemos nuestra debilidad para lograrlo.

PARA DISCERNIR

¿Cómo hablo y actúo en mi vida como cristiano?
¿Cómo concreto mi testimonio?
¿Cómo concreto el mandamiento del amor en mi vida personal, familiar, laboral, etc.?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

…Señor que pueda amar con gratuidad…

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”Libre significa: alegre y afectuosamente, sin temor y de modo abierto, dando gratuitamente lo que hemos recibido de manera gratuita, sin aceptar compensaciones, premios o gratitud.
La alegría debería ser uno de los aspectos principales de nuestra vida religiosa. Quien da con alegría da mucho. La alegría es el signo distintivo de una persona generosa y mortificada que, olvidándose de todas las cosas y hasta de sí misma, busca complacer a Dios en todo lo que hace por los hermanos. A menudo es un manto que esconde una vida de sacrificio, de continua unión con Dios, de fervor y de generosidad.
«Que habite la alegría en vosotros», dice Jesús. ¿Qué es esta alegría de Jesús? Es el resultado de su continua unión con Dios cumpliendo la voluntad del Padre. Esa alegría es el fruto de la unión con Dios, de una vida en la presencia de Dios. Vivir en la presencia de Dios nos llena de alegría. Dios es alegría. Para darnos esa alegría se hizo hombre Jesús. María fue la primera en recibir a Jesús: «Exulta mi espíritu en Dios mi salvador». El niño saltó de alegría en el seno de Isabel porque María le llevaba a Jesús. En Belén, todos estaban llenos de alegría: los pastores, los ángeles, los reyes magos, José y María. La alegría era también el signo característico de los primeros cristianos. Durante la persecución, se buscaba a los que tenían esta alegría radiante en el rostro. A partir de esta particular alegría veían quiénes eran los cristianos y así los perseguían.
San Pablo, cuyo celo intentamos imitar, era un apóstol de la alegría. Exhortaba a los primeros cristianos a que «se alegraran siempre en el Señor». Toda la vida de Pablo puede ser resumida en una frase: «Pertenezco a Cristo. Nada puede separarme del amor de Cristo, ni el sufrimiento, ni la persecución, nada. Ya no soy yo quien vivo, sino Cristo quien vive en mí». Esa es la razón de que san Pablo estuviera tan lleno de alegría”… 
Madre Teresa, Meditación espiritualMilán, 30ss

PARA REZAR

Señor ayúdame 
Señor ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes.
Y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna no permitas que pierda la felicidad.
Si me das fuerza no permitas que pierda la razón.
Si me das éxito, no permitas que pierda la humildad.
Si me das humildad, no permitas que pierda la dignidad.
Ayúdame siempre a ver el otro lado de la medalla.
No me dejes inculpar de traición a
los demás por no pensar como yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo
y a juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo.
Ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso
es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es lo más grande del fuerte.
Y que la venganza es la señal primitiva del débil.
Si me quitas la fortuna, déjame la esperanza.
Si me quitas el éxito, déjame la fuerza para triunfar.
Si yo faltara a la gente, dame valor para disculparme.
Si la gente faltara conmigo, dame valor para perdonar.
Señor, si yo me olvido de TI, Tú no te olvides de mí.
María Eugenia Ochoa Medina

LECTIO DIVINA 

La casa edificada sobre roca
y la casa edificada sobre arena
    
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     7, 21-29

    Jesús dijo a sus discípulos:
    «No son los que me dicen: "Señor, Señor", los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
    Muchos me dirán en aquel día: "Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?"
    Entonces yo les manifestaré: "Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal."
    Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
    Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande.»
     Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza, porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.
Palabra del Señor.

1.     LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

 ·   Guías para la lectura:
                    
En su Evangelio, Mateo culmina la primera colección discursiva de Jesús conocida como el Sermón de la montaña con cuatro declaraciones muy inquietantes: El ejemplo de las puertas y caminos de salvación o perdición (vs. 13-14), la advertencia de los falsos profetas (vs.15-20), la identificación de los verdaderos discípulos (vs.21-23) y la parábola de las dos edificaciones (vs.24-27). Los dos últimos textos forman parte de la lectura del Evangelio de hoy. 
El punto central de la identificación de los verdaderos discípulos (vs.21-23) y que presenta la marca distintiva del verdadero cristiano es: “…los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo”.  Resulta similar en su contenido al núcleo de la parábola siguiente (vs. 24-27): “el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica”.  De esta manera, el cumplimento de la voluntad del Padre resulta asimilable al cumplimento de las palabras de Jesús.  
Resulta entonces claro en los Evangelios, que la filiación, pertenencia, obediencia e identidad esencial de Jesús con el Padre en hechos y en palabras, le daba a éste una autoridad superlativa y única. Mateo lo dice de esta manera: “Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza, porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas” (vs.28-29). A la luz de lo dicho en el párrafo anterior, no es ajeno al texto inferir que esa autoridad pedagógica se daba en Jesús en su cumplimiento de la voluntad del Padre, y en la coherencia práctica entre su vida y sus enseñanzas. ¡Esto era lo asombroso! ¡Esto lo distinguía claramente de los escribas, maestros de leyes morales pero ignorantes de la vida espiritual que ellas contenían! 
Volviendo al primer texto, Jesús presenta su argumento en términos escatológicos “en aquel día”. Para Jesús, la cita explícita de su persona con contenido mesiánico “Señor, Señor”, ni la utilización de su Nombre para profetizar o hacer milagros, será credencial suficiente de discipulado en el Juicio Final. Toda expresión soteriológica sustentable no debe ser “de la boca para afuera”, sino apoyada por una vida que dé testimonio de esa fe salvífica. 
En la parábola siguiente, Jesús presenta a dos personas con similitudes en su apariencia pero diferencias en su fundamento. Los dos edifican una casa, ambos sufren los avatares de la vida (aquí referenciados como lluvias y torrentes), pero allí se terminan las semejanzas. La diferencia es fundamental, es basal, está en sus cimientos. Mientras uno construyó su casa sobre la roca, el segundo lo hizo sobre la arena. El final de la parábola es categórico, para la primera casa la permanencia, para la segunda el desastre. Los terrenos en Israel eran de un contenido arenoso y arcilloso, para encontrar terreno sólido había que cavar mucho,  y muchas veces un suelo en apariencia era sólido pero luego las lluvias lo descubrían y transformaban en pantanoso.   
Con esta figura, la fe que se sostiene en el tiempo es aquella que está dispuesta a trabajar profundamente en el interior del creyente, asentándola en el centro de su personalidad. Esto demanda el coraje de la vulnerabilidad ante Dios, de la humildad frente a nuestro pecado puesto al descubierto, y de una vida dispuesta a cumplir las enseñanzas del Maestro como norma. Jesús no duda en calificar a la persona que hace esto como sensata y a quien no deja que la fe penetre en su vida y sus actos como insensato. 
    
2.     MEDITACIÓN - ¿QUÉ  ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
   
·                       Preguntas para la meditación: 
  
Ø   ¿Mi declaración de señorío de Jesús se agota en mis palabras?
Ø   ¿Puedo decir que estoy construyendo mi vida cristiana en la práctica de las palabras de Jesús?
Ø   ¿Tiene mi vida autoridad en relación a mis dichos y mis hechos?

3.     ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
                                                 
Señor, ayúdame a reconocerte como Señor, en mi corazón y en mi acción. Por tu misericordia, dame la unción y el coraje de vivir de acuerdo a la voluntad del Padre y a tus palabras. 

4.     CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
       
Reflexiono en las expresiones de reconocimiento verbal del señorío de Cristo y la distancia que Jesús plantea con el no cumplimiento de la voluntad de Padre.
Trato de “recrear” en mi mente la parábola de los dos constructores y encontrar todo el dramatismo de la permanencia y el derrumbe cuando las condiciones externas cambian.
Finalmente, relaciono todo esto con mi vida, buscando sinceramente identificarme con uno de los dos constructores.

5.     ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
  
·                        Preguntas para la acción:
                     
Ø   ¿Qué actitudes de vida tomaré para cumplir la voluntad del Padre?
Ø   ¿De qué manera evaluaré mis declaraciones de fe “de la boca para afuera”?

Ø   ¿Con qué seriedad axiomática tomaré las palabras de Jesús?

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