Señor, no soy digno de que entres en mi casa
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de las
Lamentaciones 2, 2. 10-14. 18-19
El Señor devoró sin piedad
todas las moradas de Jacob; derribó en su indignación las fortalezas de la hija
de Judá; echó por tierra y profanó el reino y sus príncipes.
Están sentados en el suelo,
silenciosos, los ancianos de la hija de Sión; se han cubierto la cabeza de
polvo, se han vestido con un sayal. Dejan caer su cabeza hasta el suelo las
vírgenes de Jerusalén.
Mis ojos se deshacen en
llanto, me hierven las entrañas; mi bilis se derrama en la tierra por el
desastre de la hija de mi pueblo, mientras desfallecen sus niños y pequeños en
las plazas de la ciudad.
Ellos preguntan a sus madres:
« ¿Dónde hay pan y vino?», mientras caen desfallecidos como heridos de muerte
en las plazas de la ciudad, exhalando su espíritu en el regazo de sus madres.
¿A quién podré compararte? ¿A
quién te asemejaré, hija de Jerusalén? ¿A quién te igualaré, para poder
consolarte, virgen hija de Jerusalén? Porque tu desastre es inmenso como el
mar: ¿quién te sanará? Tus profetas te transmitieron visiones falsas e
ilusorias. No revelaron tu culpa a fin de cambiar tu suerte, sino que te
hicieron vaticinios falsos y engañosos.
¡Invoca al Señor de corazón,
gime, hija de Sión! ¡Deja correr tus lágrimas a raudales, de día y de noche: no
te concedas descanso, que no repose la pupila de tus ojos!
¡Levántate, y grita durante la
noche, cuando comienza la ronda! ¡Derrama tu corazón como agua ante el rostro
del Señor! ¡Eleva tus manos hacia él, por la vida de tus niños pequeños, que
desfallecen de hambre en todas las esquinas!
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 73, 1-2. 3-4. 5-7. 20-21 (R.: 19b)
R. No te olvides para siempre
de los pobres.
¿Por qué, Señor, nos
rechazaste para siempre
y arde tu indignación contra
las ovejas de tu rebaño?
Acuérdate de pueblo que
adquiriste en otro tiempo,
de la tribu que rescataste
para convertirla en tu herencia;
acuérdate de Sión, donde
pusiste tu Morada. R.
Vuelve tus pasos hacia esta
ruina completa:
todo lo destruyó el enemigo en
el Santuario.
Rugieron tus adversarios en el
lugar de tu asamblea,
pusieron como señales sus
propios estandartes. R.
Alzaron sus hachas como en la
espesura de la selva;
destrozaron de un golpe todos
los adornos,
los deshicieron con martillos
y machetes;
prendieron fuego a tu
Santuario,
profanaron, hasta arrasarla,
la Morada de tu Nombre. R.
Ten presente tu alianza,
porque todos los rincones del
país
están repletos de violencia.
Que el débil no retroceda
lleno de confusión,
que el pobre y el oprimido
alaben tu Nombre. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 8, 5-17
Al entrar en Cafarnaún, se
acercó a Jesús un centurión, rogándole: «Señor, mi sirviente está en casa
enfermo de parálisis y sufre terriblemente.» Jesús le dijo: «Yo mismo iré a
curarlo.»
Pero el centurión respondió:
«Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi
sirviente se sanará. Porque cuando yo, que no soy más que un oficial
subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: “Ve”, él va, y
a otro: “Ven”, él viene; y cuando digo a mi sirviente: “Tienes que hacer esto”,
él lo hace.»
Al oírlo, Jesús quedó admirado
y dijo a los que lo seguían: «Les aseguro que no he encontrado a nadie en
Israel que tenga tanta fe. Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de
Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de
los Cielos; en cambio, los herederos del Reino serán arrojados afuera, a las
tinieblas, donde habrá llantos y rechinar de dientes.» Y Jesús dijo al centurión:
«Ve, y que suceda como has creído.» Y el sirviente se curó en ese mismo
momento.
Cuando Jesús llegó a la casa
de Pedro, encontró a la suegra de este en cama con fiebre. Le tocó la mano y se
le pasó la fiebre. Ella se levantó y se puso a servirlo.
Al atardecer, le llevaron
muchos endemoniados, y él, con su palabra, expulsó a los espíritus y curó a
todos los que estaban enfermos, para que se cumpliera lo que había sido
anunciado por el profeta Isaías: El tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí
nuestras enfermedades.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Esta página de las Lamentaciones atribuidas a Jeremías
es la mejor reflexión sobre el sentido que tienen los acontecimientos narrados
en el libro de los Reyes. Presenta una resignada meditación sobre el exilio,
sobre los falsos profetas y las prácticas idolátricas, que llevaron
inevitablemente al hundimiento de Jerusalén y de su templo.
Todo es luto y miseria la
ciudad destruida, los ancianos mudos, las lágrimas en los ojos
de todos, los niños desfallecidos de hambre. Pero el autor del libro invita al
pueblo a dirigirse a Dios con su oración y sus manos alzadas al cielo.
No está todo perdido. Estos acontecimientos conducen
al arrepentimiento y a la súplica. Jeremías está ahí para que el
diálogo con Dios continúe, y la vida vuelva a su curso.
***
La predicación del Reino es avalada por los signos
liberadores de Jesús en favor de los excluidos. Los milagros aparecen en el
evangelio de Mateo como dinamismo transformador del Reino. Las costumbres de la
época, enseñaban que los judíos no podían conversar con los gentiles, ni
tocarlos, ni mucho menos entrar en sus casas. Un centurión
romano pide a Jesús que cure a su sirviente. Ambos son paganos y, el
centurión, jefe militar romano, representa al poder imperial. La
gente sentía hacia ellos odio, miedo y repugnancia. Este centurión siente una
preocupación tan grande por su criado que es capaz de humillarse ante
Jesús y pedirle que lo cure.
Jesús descubre la confianza absoluta que ha puesto en su poder liberador,
y no tuvo ningún escrúpulo en decidir entrar en la casa del
pagano, se detiene para apreciar con admiración la sencillez y sobriedad
de la fe de este hombre. El centurión no dijo quién era Jesús, pero lo dio a
entender de forma práctica y real.
El centurión no se considera digno de que Jesús entre
en su casa, pero reafirma su fe, ante Jesús, y ante todos los que estaban allí
presentes, de tal manera que Jesús puede decir: «En Israel no he
encontrado en nadie una fe tan grande». La oración generosa, llena de
amor, humildad y confianza mueve a Jesús para realizar el milagro.
“La fuerza del amor no mide las posibilidades (…). El
amor no discierne, no reflexiona, no conoce razones. El amor no es resignación
ante la imposibilidad, no se intimida ante dificultad alguna”. (San Pedro Crisólogo).
PARA DISCERNIR
¿Pedimos bien, como lo hace el centurión?
¿Pedimos o exigimos?
¿Nuestra oración es generosa?
¿Reconocemos que lo que se nos da es por pura
gratuidad?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
…Di una sola palabra y quedaré sano…
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«Hágase tu voluntad»
«Sea hecha tu voluntad; y
como es hecha en el cielo, así se haga en la tierra» ¡Oh Señor mío, qué gran
regalo es ésta para mí, que no dejaseis en querer tan ruin como el mío el cumplirse
vuestra voluntad! ¡Buena
estuviera yo, Señor, si estuviera en mis manos el cumplirse vuestra voluntad o no! Ahora la mía os doy libremente, aunque a tiempo que no va libre de interés; porque ya tengo probado, y gran experiencia de ello, la ganancia que es dejar libremente mi voluntad en la vuestra. ¡Oh amigas, qué gran ganancia hay aquí, o qué gran pérdida de no cumplir lo que decimos al Señor en el Paternóster en esto que le ofrecemos!…
estuviera yo, Señor, si estuviera en mis manos el cumplirse vuestra voluntad o no! Ahora la mía os doy libremente, aunque a tiempo que no va libre de interés; porque ya tengo probado, y gran experiencia de ello, la ganancia que es dejar libremente mi voluntad en la vuestra. ¡Oh amigas, qué gran ganancia hay aquí, o qué gran pérdida de no cumplir lo que decimos al Señor en el Paternóster en esto que le ofrecemos!…
Pues os quiero avisar y acordar qué
es su voluntad. No hayáis miedo sea daros riquezas, ni deleites, ni honras, ni
todas estas cosas de acá; no os quiere tan poco, y tiene en mucho lo que le
dais y os lo quiere pagar bien, pues os da su reino aún viviendo… Pues veis
aquí, hijas, a quien más amaba [su Hijo] lo que dio; por donde se
entiende cuál es su voluntad. Así que éstos son sus dones en este mundo. Da
conforme al amor que nos tiene: a los que ama más, da de estos dones más; a los
que menos, menos, y conforme al ánimo que ve en cada uno y el amor que tiene a
Su Majestad. A quien le amare mucho, verá que puede padecer mucho
por El; al que amare poco, poco. Tengo yo para mí que la medida de poder llevar
gran cruz o pequeña es la del amor…
Porque todo lo que os he
avisado en este libro va dirigido a este punto de darnos del todo al Criador y
poner nuestra voluntad en la suya y desasirnos de las criaturas, y
tendréis ya entendido lo mucho que importa, no digo más en ello; sino diré para
lo que pone aquí nuestro buen Maestro estas palabras dichas, como quien sabe lo
mucho que ganaremos de hacer este servicio a su Eterno Padre. Porque nos
disponemos para que con mucha brevedad nos veamos acabado de andar el camino y
bebiendo del agua viva de la fuente que queda dicha. Porque sin dar nuestra
voluntad del todo al Señor para que haga en todo lo que nos toca conforme a
ella, nunca deja beber de ella”…
Santa Teresa de Jesús, de Ávila
(1515-1582), carmelita descalza,
doctora de la Iglesia – Camino de
perfección, c. 32
PARA REZAR
Sufrir con Humildad
Danos, Señor, un verdadero, nuevo
y más profundo conocimiento de tí
a través del sufrimiento.
Haz que podamos intuir con el afecto del corazón
tu misterio que está más allá de toda comprensión.
Haz que el ejercicio de paciencia de la mente,
el discurso espinoso de la inteligencia,
sea el signo de una verdad
que no se alcanza simplemente
con las normas de la razón humana,
misterio inaccesible y al mismo tiempo nutritivo
para la existencia del hombre,
para sus dramas y sus aparentes absurdos.
Queremos ofrecerte nuestros sufrimientos
y compartir los de la humanidad,
las dificultades en las que se debaten muchos corazones
para volver a una siempre nueva
y más verdadera experiencia de Tí,
Señor, Dios nuestros,
Tú habitas en la luz eterna
que nadie puede contemplar, sino tu Hijo
que nos la reveló desde lo alto de la cruz.
Concédenos penetrar en el misterio de Jesús
a fin de poder conocer algo de Tí,
en la gracia del Espíritu Santo.
Danos acceder al misterio del dolor
con paciencia, con humildad,
convencidos de nuestra ignorancia,
de lo mucho que todavía desconocemos
de tu Trinidad de amor
de tu proyecto salvífico.
Haz que nos humillemos en nuestro sufrimiento,
para poder merecer, al menos una migaja,
del conocimiento de aquel misterio,
que nos saciará eternamente.
Te lo pedimos por intercesión de María,
que sufrió,
pero que creyó profundamente,
y ha llegado ya,
también en nuestro nombre,
al conocimiento perfecto de tu gloria. Amén.
y más profundo conocimiento de tí
a través del sufrimiento.
Haz que podamos intuir con el afecto del corazón
tu misterio que está más allá de toda comprensión.
Haz que el ejercicio de paciencia de la mente,
el discurso espinoso de la inteligencia,
sea el signo de una verdad
que no se alcanza simplemente
con las normas de la razón humana,
misterio inaccesible y al mismo tiempo nutritivo
para la existencia del hombre,
para sus dramas y sus aparentes absurdos.
Queremos ofrecerte nuestros sufrimientos
y compartir los de la humanidad,
las dificultades en las que se debaten muchos corazones
para volver a una siempre nueva
y más verdadera experiencia de Tí,
Señor, Dios nuestros,
Tú habitas en la luz eterna
que nadie puede contemplar, sino tu Hijo
que nos la reveló desde lo alto de la cruz.
Concédenos penetrar en el misterio de Jesús
a fin de poder conocer algo de Tí,
en la gracia del Espíritu Santo.
Danos acceder al misterio del dolor
con paciencia, con humildad,
convencidos de nuestra ignorancia,
de lo mucho que todavía desconocemos
de tu Trinidad de amor
de tu proyecto salvífico.
Haz que nos humillemos en nuestro sufrimiento,
para poder merecer, al menos una migaja,
del conocimiento de aquel misterio,
que nos saciará eternamente.
Te lo pedimos por intercesión de María,
que sufrió,
pero que creyó profundamente,
y ha llegado ya,
también en nuestro nombre,
al conocimiento perfecto de tu gloria. Amén.
Cardenal Carlo María Martini
Si del Inmaculado Corazón de María
El Corazón Inmaculado de María
Conservaba todo
esto en su corazón
PRIMERA
LECTURA
Lectura del Libro de Isaías 61,9-11
La estirpe de mi pueblo será célebre entre
las naciones, y sus vástagos entre los pueblos. Los que los vean reconocerán
que son la estirpe que bendijo el Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me
alegro con mi Dios: porque me ha vestido con un traje de gala y me ha envuelto
en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna
con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes, como un
jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los
himnos ante todos los pueblos.
Palabra de Dios
SALMO
1 Samuel 2, 1. 4-8
R: Mi corazón se regocija por el Seño, mi
salvador.
Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación. R.
Se rompen los arcos de tus valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía.
R.
El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece. R.
Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 2,41-51
Los padres de Jesús solían ir cada año a
Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a
la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño
Jesús se quedo en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana,
hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos;
al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el
templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles
preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las
respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo
su madre:
“Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira
que tu padre y yo te buscábamos angustiados.”
Él les contestó:
“¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo
debía estar en la casa de mi Padre?”
Pero ellos no comprendieron lo que quería
decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre
conservaba todo esto en su corazón.
Palabra del Señor
PARA LA
LECTURA ESPIRITUAL
MARÍA CONSERVABA TODAS ESTAS COSAS EN SU
CORAZÓN
…María iba reflexionando sobre todas
las cosas que había conocido leyendo, escuchando, mirando, y de este modo su fe
iba en aumento constante, sus méritos crecían, su sabiduría se hacía más clara
y su caridad era cada vez más ardiente. Su conocimiento y penetración, siempre
renovados, de los misterios celestiales la llenaban de alegría, la hacían gozar
de la fecundidad del Espíritu, la atraían hacia Dios y la hacían perseverar en
su propia humildad. Porque en esto consisten los progresos de la gracia divina,
en elevar desde lo más humilde hasta lo más excelso y en ir transformando de
resplandor en resplandor. Bienaventurada el alma de la Virgen que, guiada por
el magisterio del Espíritu que habitaba en ella, se sometía siempre y en todo a
las exigencias de la Palabra de Dios.
Ella no se dejaba llevar por su propio
instinto o juicio, sino que su actuación exterior correspondía siempre a las
insinuaciones internas de la sabiduría que nace de la fe. Convenía, en efecto,
que la sabiduría divina, que se iba edificando la casa de la Iglesia para
habitar en ella, se valiera de María santísima para lograr la observancia de la
ley, la purificación de la mente, la justa medida de la humildad y el
sacrificio espiritual.
Imítala tú, alma fiel. Entra en el templo
de tu corazón, si quieres alcanzar la purificación espiritual y la limpieza de
todo contagio de pecado. Allí Dios atiende más a la intención que a la
exterioridad de nuestras obras. Por esto, ya sea que por la contemplación
salgamos de nosotros mismos para reposar en Dios, ya sea que nos ejercitemos en
la práctica de las virtudes o que nos esforcemos en ser útiles a nuestro
prójimo con nuestras buenas obras, hagámoslo de manera que la caridad de Cristo
sea lo único que nos apremie. Éste es el sacrificio de la purificación
espiritual, agradable a Dios, que se ofrece no en un templo hecho por mano de
hombres, sino en el templo del corazón, en el que Cristo el Señor entra de buen
grado…
De los Sermones de san Lorenzo Justiniano, obispo
(Sermón 8, En la fiesta de la Purificación de la
Santísima Virgen María: Opera 2, Venecia 1751, 38-39)
PARA REZAR
Himno: LUCERO DE LA MAÑANA
Lucero de la mañana,
norte que muestra el camino,
cuando turba de continuo
nuestro mar la tramontana.
Quien tanta grandeza explica
sin alas puede volar,
porque no podrá alabar
a la que es más santa y rica.
Sois pastora de tal suerte,
que aseguráis los rebaños
de mortandades y daños,
dando al lobo cruda muerte.
Dais vida a quien se os aplica,
y en los cielos y en la tierra
libráis las almas de guerra,
como poderosa y rica.
Si vuestro ejemplo tomasen
las pastoras y pastores,
yo fío que de dolores
para siempre se librasen.
Tanto Dios se os comunica,
que sin fin os alabamos,
y más cuando os contemplamos
en el mundo la más rica. Amén.
LECTIO
DIVINA
Muchos vendrán de Oriente y
de Occidente,
y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob
y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Mateo 8, 5-17
Al entrar en Cafarnaún, se acercó a Jesús un centurión, rogándole: «Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente.» Jesús le dijo: «Yo mismo iré a curarlo.»
Pero el
centurión respondió: «Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que
digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque cuando yo, que no soy más
que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes:
"Ve", él va, y a otro: "Ven", él viene; y cuando digo a mi
sirviente: "Tienes que hacer esto", él lo hace.»
Al
oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: «Les aseguro que no he
encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. Por eso les digo que muchos
vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y
Jacob, en el Reino de los Cielos; en cambio, los herederos del Reino serán
arrojados afuera, a las tinieblas, donde habrá llantos y rechinar de dientes.»
Y Jesús dijo al centurión: «Ve, y que suceda como has creído.» Y el sirviente se
curó en ese mismo momento.
Cuando
Jesús llegó a la casa de Pedro, encontró a la suegra de este en cama con
fiebre. Le tocó la mano y se le pasó la fiebre. Ella se levantó y se puso a
servirlo.
Al
atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y él, con su palabra, expulsó a los
espíritus y curó a todos los que estaban enfermos, para que se cumpliera lo que
había sido anunciado por el profeta Isaías:
"Él tomó nuestras debilidades
y cargó sobre sí nuestras enfermedades".
Palabra del Señor.
y cargó sobre sí nuestras enfermedades".
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ
DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
Las escenas narradas en el
Evangelio de hoy suceden a las puertas de y en Cafarnaún. Jesús ha bajado de la
montaña luego de presentar su memorable sermón (Cap. 5–7), sana a un leproso en
el camino a esa ciudad (1-4), y a las puertas de ésta lo espera un
centurión. El centurión (lit. jefe de cien) era un oficial militar que,
probablemente tenía a su cargo el cuartel local de las tropas romanas que
ocupaban el país. No es judío, pero simpatizaba con su religión. Va en búsqueda
de Jesús sin aguardar que ingrese a la ciudad y le presenta la enfermedad
de un sirviente suyo, que sin duda lo tenía muy angustiado. Es entonces que se
desarrolla un diálogo muy interesante entre el centurión y Jesús.
El centurión le reconoce a
Jesús su autoridad curativa y su status divino (lo llama Señor y su pedido se
traduce en rogativa), para luego describirle con detalle la sintomatología y
efectos de la enfermedad: “Señor, mi sirviente está en casa enfermo de
parálisis y sufre terriblemente”. Si bien le señala el lugar donde se
encuentra el enfermo, no tiene intenciones de que Jesús vaya hasta allá, lo que
de alguna manera explica el apuro de encontrarse con éste a las puertas de la
ciudad. Recién cuando Jesús manifiesta su decisión de visitar su casa para
sanar personalmente al sufriente: “Yo mismo iré a curarlo”, el centurión
devela el porqué de su resistencia: “Señor, no soy digno de que entres en mi
casa”. Hay por lo menos tres elementos destacables en la actitud
piadosa del centurión: Primero se compadece y compromete con la salud de un
subordinado, segundo recurre a Jesús en actitud de oración y tercero reconoce
en él una autoridad y dignidad de la que no se siente merecedor a pesar de sus
credenciales jerárquicas.
El centurión, acostumbrado
al peso específico de la palabra dada por quien tiene genuina autoridad,
presenta a Jesús la lógica sobre la cual sustenta la innecesaria presencia de
éste en su casa. Ésta, si bien puede entenderse como una actitud
dirigista sobre el accionar soberano de Jesús, tiene como sustrato espiritual
innegable, el reconocimiento del valor de la palabra de Cristo: «…basta que
digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque cuando yo, que no soy más
que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes:
"Ve", él va, y a otro: "Ven", él viene; y cuando digo a mi
sirviente: "Tienes que hacer esto", él lo hace.».
Jesús reacciona
positivamente al desenlace de la conversación por parte del centurión: “Les
aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe”. Y
finalmente realiza la curación de la manera sugerida por el centurión: “Y
Jesús dijo al centurión: «Ve, y que suceda como has creído.» Y el sirviente se
curó en ese mismo momento”.
Pero no termina allí la
intencionalidad de Jesús con relación al hecho narrado por Mateo. No se olvida
de la multitud de seguidores que han presenciado la conversación, y para ellos
tiene reservadas otras palabras. Estas son, además del elogio de la fe del
centurión, duras advertencias escatológicas para quienes se creían merecedores
ancestrales de la salvación de Dios y que probablemente miraban al centurión
como un hombre extranjero y de fe incompleta. «Les aseguro que no he
encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. Por eso les digo que muchos
vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y
Jacob, en el Reino de los Cielos; en cambio, los herederos del Reino serán
arrojados afuera, a las tinieblas, donde habrá llantos y rechinar de dientes.».
No es para nada aislada en la permanente confrontación teológica que Jesús tiene
con los fariseos y escribas, esta interpelación profunda basada en la
espiritualidad genuina versus la religiosidad heredada.
Ya en la ciudad, Jesús
toma la iniciativa de curar a la suegra de Pedro. Es notorio el contraste con
el suceso anterior. Ahora el Señor entra en una casa en Cafarnaún y toca a la
enferma para sanarla: “Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, encontró a la
suegra de este en cama con fiebre. Le tocó la mano y se le pasó la fiebre. Ella
se levantó y se puso a servirlo”. Seguramente Jesús tenía pensado
hospedarse en esa casa amiga en donde es de destacar que la inmediata sanidad
de la suegra de Pedro la impulsa a servirlo como se hace en la cultura judía
con un huésped.
Finalmente, el texto de
hoy nos informa que el día para Jesús iba a ser largo y su tarea de sanación se
iba a prolongar. “Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y él, con
su palabra, expulsó a los espíritus y curó a todos los que estaban enfermos”.
Como es habitual en el
Evangelio de Mateo, éste hace una interpretación teológica de las acciones
mesiánicas de Jesús a la luz de las profecías del Antiguo Testamento: “…para
que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: Él tomó
nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades".
2. MEDITACIÓN
- ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Preguntas para la meditación:
Ø ¿Tengo una
fe genuina como la del centurión?
Ø ¿Me
considero merecedor por conducta, herencia o pertenencia eclesial a un trato
especial de parte de Jesús?
Ø ¿Qué efecto
sanador produce hoy la palabra de Dios?
3. ORACIÓN -
¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, Tú que reconoces la
fe genuina de quien te reconoce como Señor y no se considera digno de tu
misericordia, ten piedad de nosotros. Danos tu palabra y ella nos basta.
4. CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
|
Me involucro
imaginariamente entre la multitud para escuchar la conversación de Jesús con el
centurión.
Luego medito en el
accionar de Jesús y reflexiono en sus palabras.
Pienso también en la
vocación de servicio de la suegra de Pedro y en la misericordia de Jesús de
atender a todos los necesitados a pesar de la inconveniencia del cansancio y de
la hora.
5. ACCIÓN -
¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
Ø ¿De qué
manera voy a cultivar en mi vida una fe humilde que mire la dignidad de Jesús y
no la mía?
Ø ¿Cómo
imitaré la actitud piadosa del centurión en relación a un subalterno?
Ø ¿Cómo
imitaré la disposición de servicio de la suegra de Pedro?
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