30 de julio de 2014 – TO – MIÉRCOLES DE LA SEMANA XVII
Vende todo y compra el campo
PRIMERA
LECTURA
Lectura del libro del profeta
Jeremías 15, 10. 16-21
¡Qué desgracia,
madre mía, que me hayas dado a luz, a mí, un hombre discutido y controvertido
por todo el país! Yo no di ni recibí nada prestado, pero todos me maldicen.
Cuando se
presentaban tus palabras, yo las devoraba, tus palabras eran mi gozo y la
alegría de mi corazón, porque yo soy llamado con tu Nombre, Señor, Dios de los
ejércitos.
Yo no me senté a
disfrutar en la reunión de los que se divierten; forzado por tu mano, me
mantuve apartado, porque tú me habías llenado de indignación. ¿Por qué es
incesante mi dolor, por qué mi llaga es incurable, se resiste a sanar? ¿Serás
para mí como un arroyo engañoso, de aguas inconstantes?
Por eso, así habla
el Señor: Si tú vuelves, yo te haré volver, tú estarás de pie delante de mí, si
separas lo precioso de la escoria, tú serás mi portavoz. Ellos se volverán
hacia ti, pero tú no te volverás hacia ellos. Yo te pondré frente a este pueblo
como una muralla de bronce inexpugnable. Te combatirán, pero no podrán contra
ti, porque yo estoy contigo para salvarte y librarte -oráculo del Señor-. Yo te
libraré de la mano de los malvados y te rescataré del poder de los violentos.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 58, 2-3. 4. 10-11. 17. 18 (R.: 17d)
R. Señor, tú eres
mi refugio en el peligro.
Líbrame de mis
enemigos, Dios mío,
defiéndeme de los
que se levantan contra mí;
líbrame de los que
hacen el mal
y sálvame de los
hombres sanguinarios. R.
Mira cómo me están
acechando:
los poderosos se
conjuran contra mí;
sin rebeldía ni
pecado de mi parte, Señor. R.
Yo miro hacia ti,
fuerza mía,
porque Dios es mi
baluarte;
él vendrá a mi
encuentro con su gracia
y me hará ver la
derrota de mis enemigos. R.
Pero yo cantaré tu
poder,
y celebraré tu
amor de madrugada,
porque tú has sido
mi fortaleza
y mi refugio en el
peligro. R.
¡Yo te cantaré,
fuerza mía,
porque tú eres mi
baluarte,
Dios de
misericordia! R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 13, 44-46
Jesús dijo a la
multitud:
«El Reino de los
Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo
vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el
campo.
El Reino de los
Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;
y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.»
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
Tantas persecuciones, tantas burlas y
maldiciones, tantas desgracias que anuncia a su pueblo hacen
que Jeremías atraviese una crisis personal muy profunda,
que hace tambalear su fe y la fidelidad a su vocación.
Ha puesto su vida al servicio de la
Palabra, para que el pueblo se convierta, y no encuentra más que acusadores que
lo miran con desprecio.
Ha adoptado un estilo de vida
exigente y ha anunciado con valentía ante el pueblo, lo que Dios
ponía en sus labios, en medio de la soledad y la incomprensión.
La duda invade el alma del profeta y
llega hasta a dudar de Dios, le parece que Yahvé ha dejado de ser el fundamento
de su vida y de su misión, se siente débil y a punto de caer. Se atreve
a interpelar y a pedir cuentas a Dios.
El profeta empieza reprochando a
su madre que lo ha traído al mundo y, con ello, ha hecho posible su vocación
profética. Le presenta sus méritos, tiene conciencia de que ha
cumplido bien su misión, ha suplicado en favor de sus enemigos, ha soportado
ultrajes por Yahvé. Se queja de haber renunciado por fidelidad
a su vocación, a los amigos y a la vida fácil en su pueblo.
Es un grito lleno de amargura y
desesperación. La crisis obligó a Jeremías a reasumir su vocación. Sus duras
palabras, llegan a ser el punto de partida de una nueva relación con
Dios, más verdadera, más purificada. Sólo la confianza
ciega en Yahvé y su misterio, pueden poner fin a ese estado de
incertidumbre del profeta.
Dios una vez más le dirige su palabra, y
lo anima a seguir: “Yo estoy contigo”. Es una confirmación en su
vocación, el profeta sigue llamado a ser la boca de Dios, pero tiene que estar
dispuesto a no desfallecer, a pesar de la incomprensión y la persecución. Yahvé
le hace ver que la vocación supone también una respuesta y una fidelidad
decidida y activa.
***
El anuncio del Reino es esencial en la
predicación de Jesús y en la esperanza del pueblo elegido. Mateo nos pone ante
dos parábolas sobre el Reino de los Cielos. Jesús, en su primer ejemplo, habla
del Reino como de un tesoro escondido cuyo hallazgo causa alegría y
estimula a la compra del campo para poder gozar de él para siempre.
Cuántas veces la literatura ha hecho volar
nuestra imaginación en la búsqueda de un tesoro escondido en una isla lejana o
en el fondo del mar. ¿Quién no soñó hacerse rico de esta mágica forma y
que la vida cambiara de una vez para siempre? Casi instintivamente
reconocemos que hay cosas que le dan un valor sobreabundante a nuestra vida.
Pero, sin embargo, alcanzar este
“tesoro” requiere buscarlo con interés y esfuerzo, hasta el punto de
vender todo lo que uno posee.
El Reino de paz, amor justicia y libertad
contenido en el evangelio es nuestro tesoro, oculto en un campo, por el que
debemos estar dispuestos a darlo todo, porque nos rescata de la muerte y
conduce a la vida. Alcanzarlo es, a la vez, don de Dios y responsabilidad
del hombre.
Ciertamente que ante la grandeza de un don
tan grande, somos conscientes de la pobreza de nuestros esfuerzos muchas veces
marcados por el pecado, el egoísmo y la indiferencia que parecen insuperables.
No obstante, debemos tener confianza, porque lo que parece imposible para el
hombre es posible para Dios.
No debemos perder la ilusión de la
infancia, de querer encontrar el tesoro que nos haga felices, ni el gozo de
saber que en el evangelio vivido en profundidad lo hemos encontrado.
« ¿A propósito de qué se dice buscad y
quien busca, halla? Arriesgo la idea de que se trata de las perlas y la perla,
perla que adquiere el que lo ha dado todo y ha aceptado perderlo todo». Orígenes.
PARA
DISCERNIR
¿Dónde están ocultos mis tesoros?
¿Por qué cosas arriesgo lo que tengo?
¿Cuál es la escala de valor en mi vida?
REPITAMOS A
LO LARGO DE ESTE DÍA
…Tu Palabra alegra mi corazón…
PARA LA LECTURA
ESPIRITUAL
…”La alegría del Evangelio es propia de
quien, tras haber encontrado la plenitud de la vida, queda suelto, libre,
desenvuelto, sin temor, no cohibido. Ahora bien, ¿Creéis acaso que quien ha
encontrado la perla preciosa empezará a despreciar todas las otras perlas? En
absoluto. Quien ha encontrado la perla preciosa se vuelve capaz de colocar las
otras en una escala de valores justa, para relativizarlas, para juzgarlas en
relación con la perla más bella. Y lo hace con extrema sencillez, porque,
teniendo como piedra de toque la preciosa, es capaz de comprender mejor el
valor de las otras.
A quien tiene la alegría del Evangelio, a
quien tiene la perla preciosa, el tesoro, se le dará el discernimiento de los
otros valores, de los valores de las otras religiones, de los valores humanos
que hay fuera del cristianismo; se le dará la capacidad de dialogar sin
timidez, sin tristeza, sin reticencias; más aún: con alegría, precisamente
porque conocerá el valor de todo lo demás. Quien busca la alegría en
seguridades humanas, en ideologías, en sutilezas, no puede encontrar esta
alegría. La alegría del Evangelio es Jesús crucificado, que llena nuestra vida
perdonando nuestros pecados, dándonos el signo de su amor infinito, llenándonos
día y noche con su alegría profunda. Cuando carecemos de soltura, cuando
estamos espantados, cuando somos perezosos, temerosos, cuando estamos
preocupados por el futuro de la Iglesia y de nuestra comunidad, eso significa
que no tenemos la alegría del Evangelio, sino sólo algunas sombras, algún eco
lejano, intelectual, abstracto, del mismo. Acoger el Evangelio es acoger su
fuerza y apostar por ella, confiarnos a Cristo crucificado, que quiere
llenarnos de su alegría”…
Carlo María Martini. La alegría
del evangelio.
PARA REZAR
Señor Jesús
Mi fuerza y mi fracaso
eres tú.
Mi herencia y mi pobreza.
Tú, mi justicia, Jesús.
Mi guerra, y mi paz.
¡Mi libre libertad!
Mi muerte y mi vida.
Tú. Palabra de mis gritos,
silencio de mi espera,
testigo de mis sueños,
¡Cruz de mi cruz!
Causa de mi amargura,
perdón de mi egoísmo,
crimen de mi proceso,
juez de mi pobre llanto,
razón de mi esperanza,
¡Tú! Mi tierra prometida
eres tú…
La Pascua de mi Pascua,
¡nuestra gloria por siempre,
Señor Jesús!
eres tú.
Mi herencia y mi pobreza.
Tú, mi justicia, Jesús.
Mi guerra, y mi paz.
¡Mi libre libertad!
Mi muerte y mi vida.
Tú. Palabra de mis gritos,
silencio de mi espera,
testigo de mis sueños,
¡Cruz de mi cruz!
Causa de mi amargura,
perdón de mi egoísmo,
crimen de mi proceso,
juez de mi pobre llanto,
razón de mi esperanza,
¡Tú! Mi tierra prometida
eres tú…
La Pascua de mi Pascua,
¡nuestra gloria por siempre,
Señor Jesús!
LECTIO
DIVINA
Vende todo lo que posee y
compra el campo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
13, 44-46
Jesús dijo a la multitud:
«El
Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo
encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y
compra el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a
buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que
tenía y la compró.»
Palabra del Señor.
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ
DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
La primera
parábola del texto del Evangelio de hoy es la del “tesoro escondido”.
En ella, la
atención se fija en un hombre que, mientras cavaba en un campo, inesperadamente
encontró un tesoro. Debido a las guerras, a las incursiones enemigas, y la
dificultad de encontrar un lugar seguro para almacenar las cosas valiosas en
una casa que ofrece un acceso más bien fácil a ladrones, un jefe de familia a
veces recurría al método de sepultar sus posesiones más valiosas o una parte de
ellas. En el caso descrito aquí el hombre que había enterrado su tesoro, podría
haber muerto sin informar a persona alguna de este hecho. Entonces ahora otro
es dueño del campo.
Así que ahora
el que estaba cavando lo encuentra repentinamente. No se dice en la parábola
con qué derecho estaba cavando en el campo de otra persona. Una posibilidad
sería que él fuera un arrendatario. Comprende que para tener derecho a la
posesión legal del tesoro, en primer lugar debe ser propietario del campo. Así
que compra el campo, aunque con el fin de reunir el dinero necesario para pagar
el precio, tiene que vender todo lo que tiene.
La enseñanza
de la parábola es que el reino de los cielos, y su pertenencia personal y
comunitaria, es un tesoro tan inestimablemente precioso que quien lo obtiene está
dispuesto a entregar y entregarse todo por él.
“Si el campo
que contiene el tesoro escondido simboliza a Cristo: los que han abandonado
todo para seguirlo, en otro sentido, por así decir, han vendido sus bienes, y
al venderlos han renunciado a ellos, y a cambio, gracias a la ayuda de Dios,
compran a gran precio, conforme a su valor, el campo que contiene el tesoro
escondido”. (ORÍGENES-
Comentario al Ev. de Mateo).
La segunda
parábola del texto de hoy es la de “la perla de gran valor”.
Las perlas,
obtenidas generalmente en el golfo Pérsico o en el Océano Índico, tenían un
precio fabuloso, muy lejos del poder comprador de la persona promedio.
Solamente los ricos podían adquirirlas.
En este
pasaje, un comerciante o mercader de perlas finas, disconforme con las que
había podido obtener hasta ese momento, busca lo mejor. Cuando ve esta perla en
particular, no vacila, la compra, aunque como en la parábola anterior, para
hacerlo tuvo que vender todas sus posesiones.
Aquí, como en
el v. 44, la lección principal es nuevamente la disposición de entregarlo todo
a cambio de alcanzar el Reino de Dios.
“Quien llega a
conocer perfectamente la dulzura de la vida celestial, en cuanto es posible,
abandona con sumo gusto todo cuanto amaba. En comparación de aquella, nada
tiene valor, y el alma abandona todo cuanto había adquirido, derrama todo
cuanto había congregado, se enardece con el amor de las cosas celestiales, no
siente placer en las cosas terrenas y considera como deforme todo lo que le
parecía bello en la tierra, porque sólo brilla en el alma el resplandor de
aquella perla preciosa”. (GREGORIO
MAGNO – Homilías sobre los Evangelios)
2. MEDITACIÓN
- ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Preguntas para la meditación:
Ø ¿Cuánto
y qué aparece de menos valor ante el Reino de Dios?
Ø ¿Tengo
una real valoración de las riquezas del Reino de los Cielos?
Ø ¿Me
siento identificado con el arrendatario y el comerciante de las parábolas?
3. ORACIÓN -
¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, Tú que
nos anunciaste la llegada del Reino de Dios, enséñame a valorarlo en todo
su esplendor y comparar las riquezas y bienes de este mundo frente a él.
4. CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
|
Imagino la
escena del hombre encontrando el tesoro y del comerciante hallando la perla,
veo su asombro, admiración, su entusiasmo y desprendimiento para obtenerlos.
Luego medito
en el valor del Reino de los Cielos como un tesoro o una gran perla.
5. ACCIÓN -
¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
Ø ¿Cómo
revaloraré mi pertenencia en el Reino de Dios?
Ø ¿Qué
cosas estoy dispuesto a relegar por los “tesoros” del Reino?
Ø ¿Con
quién o quiénes compartiré las enseñanzas de estas parábolas?
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