El Señor me ha
enviado para decir estas palabras
PRIMERA
LECTURA
Lectura del libro del profeta
Jeremías 26, 11-15. 24
Los sacerdotes y
los profetas dijeron a los jefes y a todo el pueblo: «Este hombre es reo de
muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como ustedes lo han escuchado
con sus propios oídos.»
Pero Jeremías dijo
a los jefes y a todo el pueblo: «El Señor es el que me envió a profetizar
contra esta Casa y contra esta ciudad todas las palabras que ustedes han oído.
Y ahora, enmienden su conducta y sus acciones, y escuchen la voz del Señor, su
Dios, y el Señor se arrepentirá del mal con que los ha amenazado. En cuanto a
mí, hagan conmigo lo que les parezca bueno y justo. Pero sepan que si ustedes
me hacen morir, arrojan sangre inocente sobre ustedes mismos, sobre esta ciudad
y sobre sus habitantes. Porque verdaderamente el Señor me ha enviado a ustedes
para decirles todas estas palabras.»
Los jefes y todo
el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: «Este hombre no es reo de
muerte, porque nos ha hablado en nombre del Señor, nuestro Dios.»
Sin embargo,
Ajicám, hijo de Safán, protegió a Jeremías e impidió que fuera entregado en
manos del pueblo para ser ejecutado.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 68, 15-16. 30-31. 33-34 (R.: cf. 14)
R. Respóndeme, Dios
mío, en el tiempo de gracia.
Sácame del lodo
para que no me hunda,
líbrame de los que
me odian
y de las aguas
profundas;
que no me arrastre
la corriente,
que no me trague
el Abismo,
que el Pozo no se
cierre sobre mí. R.
Yo soy un pobre
desdichado, Dios mío,
que tu ayuda me
proteja:
así alabaré con
cantos el nombre de Dios,
y proclamaré su
grandeza dando gracias. R.
Que lo vean los
humildes y se alegren,
que vivan los que
buscan al Señor:
porque el Señor
escucha a los pobres
y no desprecia a
sus cautivos. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 14, 1-12
La fama de Jesús
llegó a oídos del tetrarca Herodes, y él dijo a sus allegados: «Este es Juan el
Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él
poderes milagrosos.»
Herodes, en
efecto, había hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, a causa de
Herodías, la mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía: «No te es lícito
tenerla.» Herodes quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba
a Juan un profeta.
El día en que
Herodes festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías bailó en público, y le
agradó tanto a Herodes que prometió bajo juramento darle lo que pidiera.
Instigada por su
madre, ella dijo: «Tráeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el
Bautista.»
El rey se
entristeció, pero a causa de su juramento y por los convidados, ordenó que se
la dieran y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Su cabeza fue llevada sobre
una bandeja y entregada a la joven, y esta la presentó a su madre. Los
discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a
informar a Jesús.
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
Los sacerdotes y los profetas dijeron a
los magistrados y a todo el pueblo que Jeremías, merecía la muerte porque había
profetizado contra la ciudad.
Jeremías es reo de muerte porque se
había atrevido a anunciar la destrucción del Templo de Jerusalén.
El profeta, con entereza y humildad y hace
su propia defensa. Es enviado por Dios a predicar, por eso no tiene
temor alguno de confesar la misión para la que ha sido elegido por el Señor. Él
es inocente. Es sólo instrumento escogido por Dios en favor de
su pueblo.
Lo importante es el anuncio, de que si
enmiendan su conducta, Dios se arrepentirá de su amenaza. El profeta tiene
la conciencia tranquila y se muestra disponible a lo que
quieran hacer con él.
No ha predicado, en primer lugar la
destrucción del Templo, ni el mal, sino la «conversión». Todo puede
cambiar si cambian de vida.
Los jefes religiosos y políticos se
abstienen de condenar a muerte a Jeremías, porque su sangre pesaría sobre sus
conciencias como una culpa que no quedaría sin castigo. Jeremías salva la vida,
gracias a la protección que le brinda un personaje con autoridad, frente a los
jefes del pueblo.
***
Contemplamos hoy la injusticia de la
muerte de Juan Bautista; y a la vez descubrimos la necesidad de
un testimonio claro y concreto de nuestra fe para llenar de esperanza
el mundo.
Los tres sucesores del sanguinario
Herodes, el grande, se disputaban a mordiscos el control del reino de
Judea. Juan denunciaba las ambiciones de poder entre la familia
herodiana. Herodes Antipas estaba en adulterio con Herodías, esposa legítima de
su hermano Filipo, con el fin de apoderarse de todo el territorio, a la muerte
de su hermano.
Antipas, es un contra
testigo. Se entera de la fama de Jesús y lo confunde con Juan el Bautista
resucitado; esta afirmación no pasa de ser un vago comentario, que no le cambia
la vida. Tampoco había sido capaz de ser coherente con la admiración que sentía
por Juan el Bautista, arrestándolo ilegalmente, metiéndolo en un calabozo y
luego haciéndolo decapitar, porque Juan puso al descubierto su adulterio.
Juan será testigo de la
verdad. Igual que la mayoría de los profetas que lo precedieron, Juan era
la conciencia crítica ante corrupción de los jefes de pueblo de Israel.
El Bautista era la voz de los que no tenían voz y
el mensajero que preparaba el camino el salvador. Ni el poder del
rey, ni el miedo por su vida, hicieron que su voz callara las injusticias que
veía.
Juan, siguiendo la tradición en el pueblo
de Israel, como todo profeta, pagó con su vida ser mensajero de la
verdad. La habilidad de Herodías y el poder de seducción de su hija, condujeron
al embriagado rey a condenar a muerte al Bautista.
Es una constante de la historia,
las persecuciones allí donde hay alguien que denuncia de modo claro y
comprensible, con su vida y con sus palabras, la verdad de Dios. La
verdad molesta, del mismo modo que molesta el amor, porque significa
renunciar a nuestros propios intereses egoístas y pide la apertura y disponibilidad
al otro.
…”Es preciso, por consiguiente, que aquel
que vive con celo la vida profética y ha sido capaz de acoger al Espíritu, que
había en los profetas, reciba desprecio en el mundo y entre los pecadores, a
quienes resulta embarazosa la vida del justo”…Orígenes, Comentario del evangelio de Mateo, Roma
1998, I, pp. 14 1ss.
«Con toda la Iglesia, invito a mis
hermanos y hermanas en la fe a abrirse constante y confiadamente a Cristo y a
dejarse renovar por Él, anunciando con el vigor de la paz y el amor a todas las
personas de buena voluntad que, quién encuentra al Señor conoce la Verdad,
descubre la Vida y reconoce el Camino que conduce a ella». Juan Pablo II, Iglesia en Europa.
PARA
DISCERNIR
¿Qué me condiciona para vivir la verdad?
¿Qué silencio por miedo?
¿Qué cosas no soy capaz de denunciar?
REPITAMOS A
LO LARGO DE ESTE DÍA
…Ayúdame a ser testigo de la Verdad…
PARA LA
LECTURA ESPIRITUAL
La grandeza de Juan el Bautista
…”Lo que ha hecho grande a Juan, lo que le
ha hecho el más grande entre los grandes, es que ha vivido sus virtudes al
máximo… uniendo a estas la más grande de todas, la humildad. Siendo considerado
como el más elevado de todos, espontáneamente y con la presura del amor, ha
puesto por encima de él a Aquel que es el más humilde de todos, y hasta tal
punto lo ha puesto por encima de él que se declaró indigno de desatarle las
sandalias (Mt 3, 11).
Que otros queden maravillados de que Juan
haya sido anunciado por los profetas, anunciado por un ángel…, nacido de padres
tan santos y tan nobles, aunque de edad avanzada y estériles…, que en el
desierto haya preparado el camino del Redentor, que haya convertido los
corazones de los padres hacia los hijos y los de los hijos hacia los padres (Lc
1,17), que haya sido digno de bautizar al Hijo, escuchar al Padre, ver al
Espíritu (Lc 3, 22), en fin, que haya combatido por la verdad hasta dar la vida
y que, para ser precursor de Cristo incluso en el país de los muertos, haya
sido mártir de Cristo ya antes de su Pasión. Que otros se queden maravillados de
todo esto…
A nosotros, hermanos míos, se nos propone
su humildad no tan sólo como objeto de admiración, sino también de imitación.
Es ella que le ha incitado a no querer pasar por grande, siendo así que podía
hacerlo… En efecto, este fiel «amigo del Esposo» (Jn 3,29) que amaba a su Señor
más que a sí mismo, deseaba «disminuir» para que él creciera (v 30). Se
esforzaba para aumentar la gloria de Cristo haciéndose él mismo más pequeño,
manifestando a través de toda su conducta lo que diría el apóstol Pablo: «No
nos predicamos a nosotros mismos sino al Señor Jesucristo» (2C 4,5).
Beato Guerrico de Igny (hacia 1080-1157), abad
cisterciense
3er sermón sobre san Juan Bautista
PARA REZAR
Oración de la dificultad
Sé luz en mi mente, paz en mi corazón,
Sé luz en mi mente, paz en mi corazón,
sabiduría en mis decisiones, amor en mis relaciones.
Te necesito, Señor. Tú calmas mi desasosiego y alejas
el mal;
contigo es fácil aceptar las asperezas
y soportar el dolor.
Contigo puedo ser comprensivo con los que me ofenden,
Contigo puedo ser comprensivo con los que me ofenden,
fuerte ante el dolor y amoroso con todos.
Dame paciencia conmigo mismo y con los demás,
Una paciencia que me aleje de la ira y el desaliento.
Eres mi esperanza y mi fortaleza, mi baluarte y mi
descanso.
En ti todo lo puedo, y con tu amor
los fardos son llevaderos.
los fardos son llevaderos.
Tú me libras de las aguas turbulentas,
apaciguas mis males y conjuras mis temores.
Te amo, Señor, te adoro, te bendigo y te doy gracias.
Padre Gonzalo Gallo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te invitamos a dejarnos tus comentarios, sugerencias u observaciones. Gracias por hacerlo.