28 de septiembre de 2014 – TO - DOMINGO XXVI
- Ciclo A
…Las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de
Dios…
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Ezequiel
18, 24-28
Ustedes dirán: «El
proceder del Señor no es correcto.» Escucha, casa de Israel: ¿Acaso no es el
proceder de ustedes, y no el mío, el que no es correcto?
Cuando el justo se
aparta de su justicia, comete el mal y muere, muere por el mal que ha cometido.
Y cuando el malvado se aparta del mal que ha cometido, para practicar el
derecho y la justicia, él mismo preserva su vida. El ha abierto los ojos y se
ha convertido de todas las ofensas que había cometido: por eso, seguramente
vivirá, y no morirá.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 24, 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 6a)
R. Acuérdate,
Señor, de tu compasión.
Muéstrame, Señor,
tus caminos,
enséñame tus
senderos.
Guíame por el
camino de tu fidelidad;
enséñame, porque
tú eres mi Dios y mi salvador,
y yo espero en ti
todo el día. R.
Acuérdate, Señor,
de tu compasión y de tu amor,
porque son
eternos.
No recuerdes los
pecados ni las rebeldías de mi juventud:
por tu bondad,
Señor,
acuérdate de mi
según tu fidelidad. R.
El Señor es
bondadoso y recto:
por eso muestra el
camino a los extraviados;
él guía a los
humildes para que obren rectamente
y enseña su camino
a los pobres. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de
Filipos 2, 1-11
Hermanos:
Si la exhortación
en nombre de Cristo tiene algún valor, si algo vale el consuelo que brota del
amor o la comunión en el Espíritu, o la ternura y la compasión, les ruego que
hagan perfecta mi alegría, permaneciendo bien unidos.
Tengan un mismo
amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. No hagan nada por espíritu de
discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como
superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no solamente su propio
interés, sino también el de los demás.
Tengan los mismos
sentimientos de Cristo Jesús. El, que era de condición divina, no consideró
esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario,
se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante
a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por
obediencia la muerte y muerte de cruz.
Por eso, Dios lo
exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de
Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda
lengua proclame para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor.»
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 21, 28-32
Jesús dijo a los
sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
« ¿Qué les parece?
Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: “Hijo, quiero
que hoy vayas a trabajar a mi viña.” El respondió: “No quiero.” Pero después se
arrepintió y fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le
respondió: “Voy, Señor”, pero no fue.
¿Cuál de los dos
cumplió la voluntad de su padre?»
«El primero», le
respondieron.
Jesús les dijo:
«Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al
Reino de Dios. En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no
creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él.
Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído
en él.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Es notable escuchar que en las
manifestaciones públicas muchos entrevistados, si se les pregunta por su fe,
contestan: “soy creyente pero no practicante”. Lo común es considerar
“practicantes”, a los “que van a misa los domingos o cumplen con determinadas
normas formales de la Iglesia”. Sin embargo, de ningún modo se puede ser
creyente sin ser “practicante”. Practicante es el que practica algo y el que
tiene fe, si la tiene, inevitablemente habrá de practicarla aunque no
sea desde los cánones a los que estamos acostumbrados.
Por otro lado, el rechazo que provoca en
muchos la vida de muchos de los que se consideran practicantes, viene del
encuentro con la religiosidad de muchas personas llena de buenas palabras, pero
que no pasan a las obras; que encubre con la obediencia, pereza, conformismo y
sumisión. Una religiosidad
que
calla la verdad y no fomenta la personalidad y creatividad del hombre; que da aspirinas cuando lo que hace falta es el bisturí y la operación quirúrgica; que
se arrima al sol que más calienta y confunde el Reino de Dios, con la diplomacia y la política.
que
calla la verdad y no fomenta la personalidad y creatividad del hombre; que da aspirinas cuando lo que hace falta es el bisturí y la operación quirúrgica; que
se arrima al sol que más calienta y confunde el Reino de Dios, con la diplomacia y la política.
***
El año 597, Ezequiel, que pertenecía
a la clase alta de Jerusalén, sacerdote y cortesano del rey Joaquín, fue
también deportado a Babilonia con toda su familia con los nobles y
artesanos y todos los hombres aptos para la guerra a Babilonia.
Fue allí donde los judíos tuvieron
que soportar las burlas de los babilonios que interpretaban la
destrucción de Jerusalén, como una victoria de sus dioses sobre Yahvé.
Allí, “junto a los canales de Babilonia”,
los cautivos aprendieron a meditar sobre los castigos de que eran
objeto y a cantar su dolor con salmos llenos de añoranza. En esa
situación Ezequiel, cuyo nombre significa “Dios fuerte”, tomó la palabra
para iluminar la situación diciendo que no es cierto que Dios castigue por
los pecados ajenos, pero que Dios es justo cuando castiga al
culpable, lo es aún más cuando da ocasión para la penitencia y perdona al
pecador arrepentido.
Dios no busca la muerte del pecador,
y lo que quiere es que se convierta y viva.
Cada uno es dueño de sus actos. Cada uno
debe dar su respuesta última a Dios él solo. Aunque no siempre los justos
llevan en este mundo la mejor parte.
***
Pablo está en la cárcel cuando
escribe a los filipenses, ya ha comparecido ante el tribunal, pero la
sentencia está todavía pendiente. Hoy leemos un fragmento que habla de
la unidad y armonía que debe reinar entre los creyentes, y pone a la humildad
como fundamento de esta concordia.
Encarcelado y juzgado por ser cristiano,
Pablo puede pedir con honradez y autoridad, a los miembros de la comunidad de
Filipos que con su egoísmo, envidia y presunción habían empezado a causar
estragos, convirtiéndose en un anti-signo escandaloso de testimonio
cristiano; que tengan la grandeza de ánimo suficiente para
superar el propio interés y abrirse con sencillez a los demás.
Pablo se basa en la pedagogía
humana de Cristo Jesús, que siendo Dios, se hace
hombre, y buscando el interés de los demás se despojó de su rango.
Esta pauta existencial de Cristo Jesús señala al cristiano, la dinámica para su
propia vida.
Pablo quiere que lleven una
vida, en la que se manifiesten los mismos sentimientos de Cristo;
quiere que vivan en Cristo y se dejen empapar de sus
sentimientos, de su misericordia, de su humildad, espíritu
de servicio, y de su obediencia al Padre hasta la muerte.
***
En el evangelio de hoy y en el
de los dos próximos domingos vamos a leer tres parábolas de Jesús dirigidas
todas ellas “a los sumos sacerdotes y a los ancianos del
pueblo”. Jesús se enfrenta en el evangelio con unas conductas que por
religiosas son impenetrables del Evangelio, y ejemplariza otras que, aunque
aparentemente inmorales, sí son accesibles.
Los dos hijos tipifican los dos grandes
grupos en que se dividía el pueblo de Israel: los “justos” y
los “pecadores”, pero ambos son considerados como hijos y son objeto
del amor del Padre, al tiempo que tienen también necesidad de
perdón.
La parábola describe sus actitudes
contrarias. En primer lugar la del que es
considerado pecador por su desobediencia y respuesta negativa, pero
que es capaz de arrepentirse y hacer la voluntad de su padre. El segundo hijo,
caracteriza a aquellos que se creen “justos” y dicen que sí, y
llegado el momento decisivo no obedecen.
Las palabras de Jesús se dirigen a los
notables del pueblo diciéndoles que ellos son los que dicen y no hacen,
que externamente son piadosos pero que en realidad no
cumplen la voluntad de Dios. En cambio, “los publicanos y las prostitutas”,
considerados como personas cuya conversión era imposible a causa de su clase de
vida, sustituyen a los primeros en el camino hacia el Reino. El pueblo de
Israel, el pueblo escogido, a pesar de haberse comprometido en la alianza con
Dios, a la hora de la verdad ha sido infiel; en cambio, los que aparecían como
alejados de la alianza con Dios, son los únicos que se han sentido tocados por
la llamada del Reino y han respondido.
Toda la fuerza de la parábola está en
el hacer o el dejar de hacer, que es lo que en definitiva cuenta ante Dios. Que
los pecadores acepten la predicación del Reino y los justos la rechacen fue una
situación histórica muy concreta. Los que creyeron la predicación de
Juan Bautista manifestaron con hechos concretos su conversión. Los
que no se tomaron seriamente al Bautista, experimentan un endurecimiento
que les impide incluso convertirse.
Son dos posturas viejas como la humanidad:
la hipocresía y la sinceridad; la apariencia y la
autenticidad, la mentira y la verdad.
El amor es una adhesión personal que
se traduce en hacer mía la voluntad del otro. Quien ama procura una
fusión de voluntades sin confusión de libertades ni de personalidades.
El amor se manifiesta en actos de
obediencia, que es donación desinteresada, nunca en actos de dominio o
acatamiento. Para ser feliz el hombre necesita expresar
en su existencia concreta de cada día la esencia de su ser íntimo y
personal. La esencia la expresamos en la existencia. Lo que somos y
sentimos en la intimidad personal lo expresamos en la vida cotidiana.
En la vida del discípulo lo más importante
son los hechos, los hechos de vida, las demostraciones prácticas de
que creemos en un Dios Padre y amor, los testimonios vivos de que
confiamos tanto en Dios que no tenemos miedo a nada ni a nadie,
el espíritu de servicio, el desprendimiento y
la austeridad, el trabajo por la justicia, el perdón,
la confianza en Él, la fraternidad vivida día a
día, junto a cada hombre y su necesidad concreta, su dolor personal, su
necesidad específica.
Ante Dios, no cuenta el saber mucho y
mejor que los otros, ni tener como ciertas las verdades que la Iglesia nos
propone, sino llevar una vida coherente con el evangelio que es claro y
constante en repetirnos que quiere derecho y justicia, que
quiere amor y fraternidad, que quiere paz y unidad
entre los hombres, que quiere que vivamos con dignidad y que
alcancemos un día, junto a Él, la plenitud de la vida.
La existencia del discípulo se
unifica buscando el Reino de Dios y su justicia. Todo lo demás se nos da por
añadidura. Frente a la tentación de la dicotomía, el compromiso real que
busca la fecundidad y no se conforma con sentimientos dará a nuestras
vidas una unidad totalizadora y trascendente.
Dios valora la manera de vivir y no
le importan tanto nuestras profesiones de fe, o nuestras mismas
celebraciones eucarísticas, si no son consecuencia de la manera de vivir y
camino hacia la manera de vivir. Si no valoramos lo mismo que Él, nuestra
manera de comprender las cosas es la que anda desencaminada.
La viña a la que Dios nos pide que vayamos
a trabajar es la viña del mundo y de los hombres; y la tarea a realizar
es practicar el derecho y la justicia; conseguir una vida mejor
para el hombre; hacer que brille ante toda la creación la grandeza
del ser humano; conseguir que la fraternidad sea una realidad que
alcance a todos; evitar todo dolor, todo sufrimiento, toda soledad.
No es suficiente cumplir con lo que Dios
quiere. Se trata de vivir la vida de tal modo que quede de manifiesto
nuestro vínculo real con Aquél que es Señor del Reino que se busca. El
Padre envía y la viña nos espera.
PARA DISCERNIR
¿Hasta dónde llega nuestro compromiso de
fe?
¿Me conformo con la Misa y algunas
oraciones?
¿Mi fe se manifiesta en actitudes con
repercusiones sociales?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
…Aquí estoy Señor envíame…
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Las prostitutas en el Reino
…”Sería trágico si esa parábola del
Evangelio hiciera a los cristianos menos atentos a combatir el fenómeno
degradante de la prostitución. Jesús tenía demasiado respeto por la mujer como
para no sufrir, él primero, viéndola reducida a prostituta. Si la aprecia no es
por su manera de vivir, sino por su capacidad de cambiar y de poner al servicio
del bien la propia capacidad de amar. El Evangelio no empuja pues a campañas
moralistas contra las prostitutas, pero tampoco a bromear con el fenómeno, como
si fuera cosa de nada.
Hoy, entre otras cosas, la prostitución se
presenta bajo una forma nueva que logra hacer dinero a manos llenas, sin los
riesgos que siempre han corrido las pobres mujeres en la calle. Esta forma
consiste en ver el propio cuerpo con la tranquilidad de estar tras una máquina
fotográfica o una videocámara. Lo que la mujer hace –o es obligada a hacer—
cuando se presta a la pornografía y a ciertos excesos de la publicidad es
vender el propio cuerpo. Es una forma de prostitución peor, en cierto sentido,
que la tradicional, porque no respeta la libertad y los sentimientos de la
gente, imponiéndose a menudo públicamente, sin que nos podamos defender de
ello.
Fenómenos así suscitarían hoy en Cristo la
misma cólera que mostraba por los hipócritas de su tiempo. Porque se trata
precisamente de hipocresía. Fingir que todo está en su sitio, que es inocuo,
que no existe trasgresión alguna, ni peligro para nadie, dándose hasta un
cierto –estudiado— aire de inocencia e ingenuidad al arrojar el propio cuerpo
al pasto de la concupiscencia de otros.
Pero traicionaría el espíritu del Evangelio si no sacara a la luz la esperanza que esa parábola de Cristo ofrece a las mujeres que por las circunstancias más diversas (frecuentemente por desesperación) se han visto en las calles, víctimas la mayoría de las veces de explotadores sin escrúpulos. El Evangelio es «evangelio», esto es, buena noticia, anuncio de rescate, de esperanza, también para las prostitutas. Es más, tal vez primero que nada para ellas. Jesús ha querido que fuera así”…
Pero traicionaría el espíritu del Evangelio si no sacara a la luz la esperanza que esa parábola de Cristo ofrece a las mujeres que por las circunstancias más diversas (frecuentemente por desesperación) se han visto en las calles, víctimas la mayoría de las veces de explotadores sin escrúpulos. El Evangelio es «evangelio», esto es, buena noticia, anuncio de rescate, de esperanza, también para las prostitutas. Es más, tal vez primero que nada para ellas. Jesús ha querido que fuera así”…
Padre Raniero Cantalamessa OFM Cap
PARA REZAR
SER DISCIPULOS (fragmento)
…Ser discípulo es construir comunidad de seguidores.
El camino del Reino se hace unidos;
no en solitaria, liberal y egoísta relación con Dios
sin los hermanos.
La comunidad se hace
en el camino,
se nutre del compromiso
y la práctica de todos,
se fortalece
en la oración compartida
y en la búsqueda incesante
de la palabra de Dios
aplicada a nuestros días.
Ser discípulo es morir
al dios que todos nos hacemos,
para nacer al Dios de Jesús,
Padre, Liberador
y lleno de misericordia-amor concreto por su pueblo.
Ser discípulo es aceptar a Dios
ser Dios.
Destruir los ídolos
que encierran al corazón
y ponerse en sus manos
para hacer su voluntad,
el Reino y la Vida.
Ayúdanos Señor
a ser tus discípulos
con alegría y fidelidad.
Abre nuestro corazón
a tu palabra,
abre nuestra mirada
para ver desde Dios la vida,
la historia,
el sufrimiento de tantos,
los compromisos y las opciones
que puedan recrear tu camino
en el aquí y ahora
de nuestros días”.
Marcelo A. Murúa.
LECTIO DIVINA
Se arrepintió y fue.
Los publicanos y las prostitutas
llegan antes que ustedes al Reino de Dios
Los publicanos y las prostitutas
llegan antes que ustedes al Reino de Dios
+ Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 21, 28-32
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: "Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña". El respondió: "No quiero". Pero después se arrepintió y fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: "Voy, Señor", pero no fue.
¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?»
«El primero», le respondieron.
Jesús les dijo: «Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes
que ustedes al Reino de Dios. En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de
la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas
creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han
arrepentido ni han creído en él».
Palabra del
Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
Esta parábola
revela la situación del oyente que no quiere convertirse: es el hermano que
dice sí, pero no lo hace. Cuando es consciente de esto, puede volverse como el
otro, que dice no, pero luego cambia de parecer.
La parábola
está constituida sobre la confrontación entre dos hermanos. La confrontación
viene a ser paradójica, e incluso escandalosa, en la conclusión, donde se
afirma que las personas manifiestamente injustas son preferibles a las que son
consideradas como justas. En efecto, éstas no sienten ninguna necesidad de
conversión.
Los sacerdotes
y los principales del pueblo son como la higuera, que tiene muchas hojas y
ningún fruto; son como el templo, que es guardia de ladrones y no casa de
oración. Pero no se convertirán nunca, mientras se crean justos. Por el
contrario, los pecadores, al menos los que son indicados públicamente como
tales, tienen una ventaja. Obviamente no cumplen la voluntad de Dios; pero no
pueden fingirse justos, al menos porque todos les recuerdan lo que son
ellos.
“Cumplir la voluntad
del Padre” es el centro del Evangelio de Mateo: significa reconocerse como hijo
y vivir como hermano. Esto le es posible al que se convierte; pero se convierte
solamente el que siente malestar por el propio mal. Verdadero ciego es aquel
que cree ver (Jn 9,41), y verdadero pecador es el que se cree justo (Lc 18,
9-14). Y su pecado no obtiene el perdón porque ni siquiera lo quiere.
La parábola
evidencia este pecado grave para que no se lleve a cabo en la inadvertencia una
resistencia sorda al Espíritu. El relato que sigue mostrará como Él actúa en la
historia pasada y presente.
La Iglesia, al
igual que Israel, se reconoce en los que dicen “Señor, Señor”, pero no cumplen
la voluntad del Padre (7, 2ss). Es la casta meretriz, la meretriz que se
convierte en casta esposa por cuanto se reconoce a sí misma. Como prostituta;
se convierte en “si” toda vez que reconoce al propio “no” y se convierte. La
misma lectura que hace de la Palabra puede ser profética o apologética: la
primera la declara injusta y la llama a la conversión, la segunda es un intento
de auto justificación, que endurece en la ceguera.
Párrafos extraídos de “Una comunidad lee el Evangelio
de Mateo”
Editorial San Pablo – Páginas 464-465.
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
|
· Preguntas para la meditación:
·
¿Son buenas completamente las dos actitudes de los hijos?
·
¿Qué hace que la actitud del segundo hijo sea reprobada?
·
¿Qué lugar ocupa la hipocresía religiosa en la parábola?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL
TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, ayúdame a pesar de
mis faltas, a tener un corazón humilde que busca arrepentirse y finalmente
cumplir tu voluntad.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO
BÍBLICO?
|
Reflexiono acerca de la
presencia de “los dos hijos” en mi propia vida y las veces que he actuado como
uno de ellos.
Medito en la importancia
de una vida cristiana genuina, lejos de la hipocresía.
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
·
¿Cómo actúan dentro de mí las actitudes de los dos hijos? ¿Cuál predomina?
·
¿Cómo hacer para cumplir la voluntad de Dios, a pesar de mis rebeliones?
·
¿Cómo alejarme de la hipocresía religiosa?
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