6 de octubre de 2014 – TO – LUNES
DE LA SEMANA XXVII
Amar a Dios y al prójimo con todo el corazón
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Galacia 1,
6-12
Hermanos:
Me sorprende que ustedes
abandonen tan pronto al que los llamó por la gracia de Cristo, para seguir otro
evangelio. No es que haya otro, sino que hay gente que los está perturbando y
quiere alterar el Evangelio de Cristo. Pero si nosotros mismos o un ángel del
cielo les anuncia un evangelio distinto del que les hemos anunciado, ¡que sea
expulsado!
Ya se lo dijimos antes, y
ahora les vuelvo a repetir: el que les predique un evangelio distinto del que
ustedes han recibido, ¡que sea expulsado!
¿Acaso yo busco la aprobación
de los hombres o la de Dios? ¿Piensan que quiero congraciarme con los hombres?
Si quisiera quedar bien con los hombres, no sería servidor de Cristo.
Quiero que sepan, hermanos,
que la Buena Noticia que les prediqué no es cosa de los hombres, porque yo no
la recibí ni aprendí de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 110, 1-2. 7-8. 9 y 10c (R.: 5b)
R. El Señor se acuerda
eternamente de su alianza.
Doy gracias al Señor de todo
corazón,
en la reunión y en la asamblea
de los justos.
Grandes son las obras del
Señor:
los que las aman desean
comprenderlas. R.
Las obras de sus manos son
verdad y justicia;
todos sus preceptos son
indefectibles:
están afianzados para siempre
y establecidos con lealtad y
rectitud. R.
El envió la redención a su
pueblo,
promulgó su alianza para
siempre:
Su Nombre es santo y temible.
¡El Señor es digno de alabanza
eternamente! R
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 10, 25-37
Un doctor de la Ley se levantó
y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para
heredar la Vida eterna?»
Jesús le preguntó a su vez: «
¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
El le respondió: «Amarás al Señor,
tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con
todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo.»
«Has respondido exactamente,
le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida.»
Pero el doctor de la Ley, para
justificar su intervención, le hizo esta pregunta: « ¿Y quién es mi prójimo?»
Jesús volvió a tomar la
palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos
de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo
medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y
siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino.
Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se
conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y
vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se
encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño
del albergue, diciéndole: “Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al
volver.”
¿Cuál de los tres te parece
que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?»
«El que tuvo compasión de él»,
le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma
manera.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Alrededor de los años 56-57 Pablo
escribe la carta a los cristianos de Galacia, en la actual Turquía,
lugar que Él había evangelizado hacia el año 50. Esta epístola fue
escrita en plena «crisis» de la Iglesia, dado que algunos
cristianos de origen judío, pretendían imponer a los cristianos de origen
pagano un cierto número de ritos tradicionales de la ley de Moisés,
especialmente, la circuncisión.
Pablo reacciona porque si la fe cristiana
se vuelve a la práctica de la ley, la novedad de Cristo queda reducida
a la nada. Para Pablo, ésta es una cuestión fundamental,
que afecta a la identidad misma del cristianismo: la salvación
cristiana es válida por Cristo mismo y no necesita todavía del apoyo de la ley
de Moisés.
Para Pablo, el evangelio no es sólo la
predicación y las palabras de Jesús, sino una “presencia actuante”. Modificar
el evangelio de Cristo, es abandonar la fe en Cristo, único salvador.
Por otro lado, los «judaizantes» pretendían desacreditar
a Pablo, dando a entender que no es apóstol del todo, porque no conoció a Jesús
y no pertenece al grupo de los “doce” y además, es un antiguo perseguidor.
Pablo contesta diciendo que el evangelio que enseña “no es de origen humano”,
ni lo ha predicado “buscando la aprobación de los hombres”, sino que viene
“de la revelación de Jesucristo”.
Es Dios quien tomó la iniciativa de
revelarse «a sí mismo».
***
Jesús contó
esta parábola dedicándosela al doctor de la ley, a una persona que
tenía la función de indicar a los demás los deberes de la religión.
Este maestro de la ley que interroga a Jesús tiene la intención de
ponerlo a prueba.
No era fácil decidir entre los 613
mandatos o mandamientos, cuál de todos era el más importante. Jesús no se
atiene a la línea de ningún rabino de la época ni a ninguna escuela en
particular, simplemente hace que su interlocutor vuelva a la fuente, a la
Ley de Moisés, a lo que recordaban en el Shemá Israel los judíos practicantes
tres veces al día: amar a Dios con todo el ser y al prójimo como a sí
mismo. Sólo estos dos son suficientes
para obtener la vida.
para obtener la vida.
Ante la pregunta sobre quién es el
prójimo, Jesús acudirá a un ejemplo que los sacará del marco teórico
para insertarlos en la vida. Una historia totalmente ordinaria, un hecho
más de los que sucedían habitualmente y a los que hoy estamos acostumbrados. Un
hombre anónimo, un cualquiera, una víctima de
la rapiña pero también del odio racial, de los prejuicios y de la indiferencia.
Pasan un sacerdote y un levita que dan un rodeo. No se
acercan, no es de los suyos. Jesús quiere poner de manifiesto lo
deshumanizante de la ley cuando la búsqueda del bien no la sustenta.
Ambos seguramente, se dirigían a Jerusalén a cumplir con sus respectivos turnos
de servicio en el templo, que exigía una estricta pureza legal y
ritual que hubieran quedado rota al contaminarse con la
sangre del herido.
A través de esa historia Jesús va a
revelar la extraña novedad del evangelio. Porque para Jesús la regla
de oro de la moral, no es la observación de un marco de leyes bien
definido, sino la que surge de la vida vivida y se elabora en el
corazón que, porque ama a Dios, está empapado de misericordia y
compasión.
La compasión marca el sello
distintivo de esta ley superior a toda ley. La misma compasión que tuvo
Jesús con la viuda de Naím; con la multitud que lo seguía abatida y con hambre;
y que tuvo el padre con el hijo que regresa.
Este buen samaritano es Cristo, en el
que Dios se acerca al hombre herido y lo carga sobre sí para curar sus heridas.
Este hombre bajaba de Jerusalén a Jericó; Jesús recorrerá el camino inverso:
irá a Jerusalén, y allí El será el samaritano, ahora herido porque la
compasión lo lleva a cargar nuestras heridas. En Jesús colgado
al borde del camino, dejado por muerto, de quien todos se apartan, Dios
manifiesta su rostro de misericordia y de amor universal.
El «amor» a Dios no se
puede reducir a una frase adornada con oraciones cumplidoras y prácticas
externas. El amor al prójimo brota de la compasión y nos
lleva a ponernos en camino de hacer lo mismo que aquel samaritano.
La salvación está del lado del corazón
capaz de compadecerse. Jesús con su palabra y con su vida, invita y reclama
para la vida del mundo un corazón misericordioso, porque la misericordia es el
corazón de Dios.
PARA DISCERNIR
¿Qué nos exige hoy nuestro amor a Dios?
¿Qué nos exige hoy nuestro amor a los
hermanos?
¿Me dejo sanar por la compasión y la
misericordia de Dios?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
…Dame una vida compasiva Señor…
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«Un Samaritano… llegó donde estaba él, y al verlo le
dio lástima»
…”Un samaritano bajaba por el camino.
«Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre» (Jn
3,13). Viendo que estaba medio muerto ese hombre a quien nadie, antes de él,
había podido curar…, se le acerca; es decir que, aceptando de sufrir con
nosotros se hizo nuestro prójimo y compadeciéndose de nosotros se hizo nuestro
vecino.
«Le vendó las heridas, echándoles aceite y
vino». Este médico tiene muchos remedios con los cuales está acostumbrado a
curar. Sus palabras son un remedio: tal palabra venda las heridas, tal otra les
pone bálsamo, a otra vino astringente… «Después lo montó en su cabalgadura».
Escucha cómo él te acomoda: «Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó
nuestros dolores» (Is 53,4). También el pastor ha colocado a su oveja cansada
sobre sus espaldas (Lc 15,5)…
«Lo llevó a una posada y lo cuidó»… Pero
el Samaritano no podía permanecer largo tiempo en nuestra tierra; debía
regresar al lugar del que había descendido. Pues «al día siguiente» -¿cuál es
este día siguiente sino el día de la resurrección del Señor, de aquel que se ha
dicho: «Este es el día que hizo el Señor» (Sl 117, 24)?- «sacó dos denarios y,
dándoselos al posadero, le dijo: Cuida de él». ¿Qué son estas dos monedas?
Quizás los dos Testamentos, que llevan la efigie del Padre eterno, y al precio
de los cuales nuestras heridas has sido curadas… ¡Dichoso este posadero que
puede curar las heridas de otro! ¡Dichoso aquel a quien Jesús dice: «Lo que
gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta»!… Promete, pues, la recompensa.
¿Cuándo volverás, Señor, si no es en el día del juicio? Aunque siempre estés en
todas partes, teniéndote en medio de nosotros sin que te reconozcamos, llegará
el día en que toda carne te verá venir. Y darás lo que debes. ¿Cómo lo pagarás
tú, Señor Jesús? Has prometido a los buenos una amplia recompensa en el cielo,
pero darás todavía más cuando dirás: «Muy bien, siervo bueno y fiel, has sido
fiel en lo poco, yo te confiaré mucho más; entra en el gozo de tu señor» (Mt
25,21)”…
San Ambrosio (hacia 340-397), obispo de Milán y doctor
de la Iglesia – Comentario al evangelio de Lucas, 7, 74s
PARA REZAR
Dios de ternura y de piedad,
Que te inclinas sobre nuestra pobreza
y cuidas de nosotros, que somos tus hijos.
Reconocemos tu amor y tu misericordia,
Que podamos por tu gracia
ser hombres de corazón, consagrados a la
caridad.
Danos entrañas de misericordia ante toda
miseria humana,
inspiranos el gesto y la palabra necesaria
ante todo dolor y sufrimiento
Que ella sea hoy nuestra misión,
nuestra tarea y nuestra felicidad.
LECTIO DIVINA
¿Quién es mi
prójimo?
+ Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 10, 25-37
Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?»
Jesús le preguntó a su vez: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
Él le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti
mismo.»
«Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida.»
«Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida.»
Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta
pregunta:
«¿Y quién es
mi prójimo?»
Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén
a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo
hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo
camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita:
lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar
junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas,
cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo
condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos
denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: "Cuídalo, y lo
que gastes de más, te lo pagaré al volver."
¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por
los ladrones?»
«El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor.
Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera.»
Palabra del
Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
Un doctor de
la Ley preguntó a Jesús qué debía hacer para alcanzar la vida eterna. Pero en
realidad no era una pregunta sincera, ya que los doctores de la Ley y los
fariseos sólo hacían preguntas para descubrir a Jesús en algún error o para
poder acusarlo de algo. Por eso Jesús le devuelve la pregunta.
El doctor de
la Ley sabía cuál era la respuesta porque había estudiado la Palabra de Dios y
las tradiciones judías, y no ignoraba que todo se resume en el amor a Dios y al
prójimo. Pero para no quedar en ridículo por haber pedido una respuesta que era
obvia, el doctor le pide a Jesús una precisión: ¿quién es mi prójimo? Y lo que
estaba preguntando era si había que considerar prójimo a cualquiera o sólo a
los miembros de pueblo judío.
Jesús, después
de poner el ejemplo del hombre herido y abandonado, pregunta: ¿quién se portó
como prójimo de ese hombre?, o sea ¿quién se comportó como amigo de ese hombre?
el doctor debió reconocer que el que se portó como un amigo del judío herido
fue un samaritano, que para un judío era un ser despreciable. Y para rematar
todo, Jesús le pide al doctor de la Ley que siga el ejemplo de ese samaritano y
haga lo mismo. De esta manera, Jesús desarma la mente, las seguridades y las
convicciones del doctor. Era como si le dijera: No te preguntes tanto por la
interpretación de la Ley de Dios. Lo que Dios te pide es que actúes como amigo
de cualquier ser humano, también con los que son de otra raza, y también con
los samaritanos que te resultan despreciables.
Reaccionar
ante el dolor de cualquier ser humano como cuando uno reacciona ante el dolor
de un amigo. Eso es lo que tu Dios espera de ti.
El doctor de
la Ley, que explicaba la ley de Dios a los demás, y se preocupaba por la
teoría, tiene que escuchar a Jesús que le dice: “Actúa, ama, reacciona como ese
samaritano, que fue capaz de servir al otro espontáneamente sin preguntar nada.
Eso es lo que tú necesitas para alcanzar la vida eterna”.
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
|
· Preguntas para la meditación:
·
¿Con cuál de los personajes me identifico?
·
¿Cómo se vive la verdadera religión frente a la necesidad humana?
·
¿Por qué Jesús usó justamente la figura de un samaritano para ilustrar su
parábola?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL
TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, yo que estoy
pendiente de mí mismo, preocupado por tantas cosas de mi propia vida, no soy
capaz de reaccionar espontáneamente cuando alguien necesita mi ayuda. Necesito
el impulso de tu amor que me arranque de mi egoísmo. No permitas que me haga
tantas preguntas Señor, ayúdame a reaccionar con amor.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO
BÍBLICO?
|
Si bien la parábola es muy
conocida, trato de recrear la escena de la historia narrada por Jesús.
Imagino el impacto en sus
oyentes en ese momento.
Reflexiono en mi piedad
personal y en mi forma de vivir la religiosidad.
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO
BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
·
¿Cómo actuaré hoy ante la necesidad?
·
¿Buscaré primero que me traten como “prójimo” o “seré prójimo” para otro?
·
¿Cómo interpreto para mí hoy, y de una manera práctica las palabras del Señor: «Ve, y procede tú de la misma manera.»?
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