Señor
enséñanos a orar
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de
Galacia 2, 1-3. 6-14
Hermanos:
Al cabo de catorce
años, subí nuevamente a Jerusalén con Bernabé, llevando conmigo a Tito. Lo hice
en virtud de una revelación divina, y les expuse el Evangelio que predico entre
los paganos, en particular a los dirigentes para asegurarme que no corría o no
había corrido en vano.
Al contrario,
aceptaron que me había sido confiado el anuncio del Evangelio a los paganos,
así como fue confiado a Pedro el anuncio a los judíos. Porque el que constituyó
a Pedro Apóstol de los judíos, me hizo también a mí Apóstol de los paganos. Por
eso, Santiago, Cefas y Juan -considerados como columnas de la Iglesia-
reconociendo el don que me había sido acordado, nos estrecharon la mano a mí y
a Bernabé, en señal de comunión, para que nosotros nos encargáramos de los
paganos y ellos de los judíos. Solamente nos recomendaron que nos acordáramos
de los pobres, lo que siempre he tratado de hacer.
Pero cuando Cefas
llegó a Antioquía, yo le hice frente porque su conducta era reprensible. En
efecto, antes que llegaran algunos enviados de Santiago, él comía con los
paganos, pero cuando estos llegaron, se alejó de ellos y permanecía apartado,
por temor a los partidarios de la circuncisión. Los demás judíos lo imitaron, y
hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por su simulación. Cuando yo vi que no
procedían rectamente, según la verdad del Evangelio, dije a Cefas delante de
todos: «Si tú, que eres judío, vives como los paganos y no como los judíos,
¿por qué obligas a los paganos a que vivan como los judíos?»
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 116, 1. 2 (R.: Mc 16, 15)
R. Vayan por el
mundo, anuncien la Buena Noticia.
¡Alaben al Señor,
todas las naciones,
glorifíquenlo,
todos los pueblos! R.
Porque es
inquebrantable su amor por nosotros,
y su fidelidad permanece
para siempre. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 11, 1-4
Un día, Jesús
estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos.»
El les dijo
entonces: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu
Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque
también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en
la tentación.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Pablo se muestra intransigente cuando
le quieren quitar su título de apóstol, y mantiene con firmeza que su
misión es un servicio de Iglesia que no puede cumplir sino en
unión con los que en la Iglesia han recibido una misión igual.
Le interesa que “su” evangelio
sea verificado por los hermanos de Jerusalén, que es la Iglesia-madre. De
no ser así, dice «habría corrido en vano».
Santiago, el obispo tradicionalista de
Jerusalén; Pedro el responsable del colegio de los Doce
y Juan que eran considerados como “columnas de la Iglesia” reconocen
que están en comunión, que tienen el mismo evangelio y que forman la misma
Iglesia con Pablo, el judío misionero y viajero, tan preocupado
por la apertura a los gentiles.
En el Concilio de Jerusalén, se había
tomado la decisión de abrir la Iglesia a los gentiles y de no imponerles las
prescripciones de la Ley de Moisés. Pero, en la práctica, los cristianos
procedentes del judaísmo conservaban ciertas costumbres de su pasado judío.
Pedro, a pesar de la decisión del Concilio teme «lo que dirán».
Aquí Pablo relata el famoso “episodio
de Antioquía“, en que tuvo que enfrentarse nada menos que a
Pedro, que había aceptado un estilo más abierto y universal que en Jerusalén,
aceptando comer con judíos procedentes del paganismo pero que, al llegar “ciertos
individuos” de Jerusalén, cambia de conducta y evita juntarse
con los paganos convertidos. Para Pablo esto era una “simulación” que
“no cuadraba con la verdad del evangelio”, y se lamenta de que Pedro arrastrara
con su ejemplo a Bernabé y a otros. Pedro con humildad acepta ser
interpelado por Pablo.
***
Jesús aparece orando “en
cierto lugar”. Jesús ora porque necesita ir a la raíz de su
experiencia filial, porque necesita respirar el cariño de su Abbá. Y,
desde esa raíz se encuentra con todo y con todos. Su acción
despierta un deseo en los discípulos: “Señor, enséñanos a orar”. Querían
una fórmula. Jesús en cambio les ofrece la oportunidad de un diálogo, un
lugar, una identidad, un estilo de vida. Querían aprender unas formas como las
que Juan enseñó a sus discípulos. Jesús les presenta e inaugura una forma
de orar inaudita.
La oración judía oficial se realizaba en
el templo; Jesús convierte el sitio donde se encuentra en “lugar,
nuevo templo” posible, para la oración y el encuentro con Dios. Y por
primera vez, ante la sorpresa de sus discípulos, hay quien se dirige a
Dios con confianza filial: “Abba”. La oración de Jesús, manda al piso
cualquier barrera que se pueda interponer ante la presencia de Dios. No hay
lejanía entre Dios y las personas, cada uno se puede dirigir a Él directamente
sin necesidad de intermediarios.
Padre nuestro: con estas dos palabras nos
lleva a penetrar en la intimidad divina y en un modo
de ser frente a Dios. Al decir “Padre” llamo a Dios para que me
engendre a su propia vida y al decir “nuestro” llamo, reúno y
creo fraternidad entre todos los hombres.
Al decir “Padre nuestro”, unido a la
humanidad entera, me arrojo en los brazos de un Dios que quiere ser totalmente
Padre y le pido nos abra a su acción re-creadora. Me gozo porque vuelve
a tomar incansablemente la obra ya comenzada de su creación, porque su
paternidad es siempre actual, deliberada, querida y nos recrea, nos remodela,
nos hace recobrar el verdadero lugar de nuestra existencia.
Al llamarlo Padre le pedimos para nosotros
y para todos, que vivamos como hijos suyos, animados del amor de su Hijo. Para
Lucas, rezar es un compromiso de vida, una manera de ser. Por eso la
oración de Jesús es una acogida incondicional de la voluntad del Padre expresada
en Lucas a través de cuatro peticiones esenciales: el reino, el
pan, el perdón, la preservación en la tentación.
Clamamos para que el Reino de justicia e
igualdad, se haga efectivo aquí y ahora. La realización del Reino
de Dios, tiene como consecuencia la posibilidad de una vida digna, en
que sea factible el acceso al alimento de todos los días; y dónde se
pueda experimentar a Dios en el perdón de las deudas, propio del
año de gracia. Permanecer en ese ámbito de la gracia es el don que imploramos
de un Dios que no nos abandona a una prueba superior a nuestras fuerzas en
nuestro trabajo por hacer presente el reino.
PARA DISCERNIR
¿Cuáles son mis sentimientos cuándo oro con el Padre
Nuestro?
¿Confío plenamente en mi Padre Dios como lo hacía
Jesús?
¿Llevo mi oración a la vida y la vida a la oración?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
…Venga tu Reino, Señor…
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”Cuando, a solas o con otros, no sabemos cómo orar,
nos tranquiliza saber que se puede orar con casi nada. A veces nuestros labios
permanecen cerrados, nos quedamos en silencio, pero nuestra alma está abierta
ante Dios, le habla, y el Espíritu Santo ora en nosotros.
¿Hay otros valores que hagan bella la vida? Está la
sencillez del corazón, que lleva a la sencillez de vida. Un día, oyó Cristo a
un creyente que le decía: «Creo, pero ven en ayuda de mi incredulidad». Cristo
comprende estas dudas y esta petición de ayuda, puesto que ya había dicho en el
evangelio: « ¿Quién de vosotros, por más que se preocupe, puede añadir una sola
hora a su vida?». Así comprendemos que lo esencial es vivir con toda sencillez
lo poco, sí, lo poquísimo que hayamos cogido del evangelio.
Con mis hermanos, tanto los que viven aquí en Taizé
como los que viven entre los más pobres en distintas partes del mundo, tengo
conciencia de que nuestra vocación nos llama a ser sencillos, como pobres del
Evangelio. Eso significa no imponernos, no ser maestros espirituales, sino
hombres que escuchan para comprender a los otros y discernir en ellos la
belleza profunda del espíritu humano. Una de las afirmaciones más luminosas de
nuestro tiempo ha sido pronunciada en el último concilio del Vaticano: «Cristo
está unido a todo ser humano sin excepciones, aunque éstos no tengan conciencia
de ello». En efecto, hay en la tierra multitudes de personas que ignoran que
Dios nos busca incansablemente. ¿Lo sabemos bastante? Todos podemos hacer bella
la vida a aquellos que están cerca o lejos de nosotros. ¿Cómo? Con nuestra
acogida, con la sencillez de nuestro corazón y de nuestra vida”…
Tomado de Atelliers et presses de Taizé, 1999
PARA REZAR
Padre Nuestro Misionero
Padre nuestro, que estás en el Cielo
Padre de Jesús, tu Enviado,
Padre de todos los bautizados,
Padre de los que te ignoran,
Padre de los que te combaten,
Padre de todos los hombres.
Padre de Jesús, tu Enviado,
Padre de todos los bautizados,
Padre de los que te ignoran,
Padre de los que te combaten,
Padre de todos los hombres.
Santificado sea tu nombre
En toda la tierra,
en todas las culturas y pueblos,
en todas las razas de la universal familia humana,
como lo ha santificado tu Hijo Jesús,
siendo fiel a tu proyecto sobre Él y sobre el mundo.
En toda la tierra,
en todas las culturas y pueblos,
en todas las razas de la universal familia humana,
como lo ha santificado tu Hijo Jesús,
siendo fiel a tu proyecto sobre Él y sobre el mundo.
Venga a nosotros tu Reino
Sí, que tu Reino de alegría,
de servicio, de compartir con los demás,
reine en la vida de los que te conocen;
y que los que vivan ya del espíritu de tu Reino sin saberlo,
te descubran en el corazón de sus vidas.
Sí, que tu Reino de alegría,
de servicio, de compartir con los demás,
reine en la vida de los que te conocen;
y que los que vivan ya del espíritu de tu Reino sin saberlo,
te descubran en el corazón de sus vidas.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo
En la tierra, danos tu mirada limpia
de los santos del Cielo,
para servirte con un corazón sin divisiones
y un amor a los hermanos
semejante al que tú nos tienes.
En la tierra, danos tu mirada limpia
de los santos del Cielo,
para servirte con un corazón sin divisiones
y un amor a los hermanos
semejante al que tú nos tienes.
Danos hoy nuestro pan de cada día
El pan de cuerpo y del espíritu,
el pan de la comunión contigo
y danos el compartir generosamente nuestro pan
con todos nuestros hermanos,
sin excluir a nadie.
El pan de cuerpo y del espíritu,
el pan de la comunión contigo
y danos el compartir generosamente nuestro pan
con todos nuestros hermanos,
sin excluir a nadie.
Perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
Las mías, lo mismo que las de mis hermanos.
Todas ellas juntas, son el obstáculo
para que tus planes sobre el hombre
y sobre el mundo se conviertan en realidad.
como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
Las mías, lo mismo que las de mis hermanos.
Todas ellas juntas, son el obstáculo
para que tus planes sobre el hombre
y sobre el mundo se conviertan en realidad.
No nos dejes caer en la tentación
En ninguna tentación
y, sobre todo,
en la tentación contra la ESPERANZA
y contra la certeza de que Tú nos amas.
En ninguna tentación
y, sobre todo,
en la tentación contra la ESPERANZA
y contra la certeza de que Tú nos amas.
Líbranos del mal. Amén.
LECTIO
DIVINA
Señor, enséñanos a
orar
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 11, 1-4
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos
le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos.»
Él les dijo entonces: «Cuando oren, digan:
Padre, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino,
danos cada día nuestro pan cotidiano;
danos cada día nuestro pan cotidiano;
perdona nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos
a aquellos que nos ofenden;
y no nos dejes caer en la tentación.»
Palabra del
Señor.
1 - LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
Guías para la lectura:
Cuando Jesús
enseña a orar nos invita a tener ante Dios una actitud de ternura, de
confianza, y al mismo tiempo de reconocimiento, aceptando que todo lo que hemos
recibido viene de Él. Por eso nos pide que lo llamemos simplemente “Padre”. Así
Jesús quiere compartir con nosotros el encuentro íntimo que él tiene con el
Padre. De hecho, el evangelio nos cuenta que Jesús “oraba a solas” (Lc 9, 18),
se apartaba en el silencio para encontrarse con el Padre. Para él era una
necesidad de amor.
Jesús ha
querido que también nosotros tengamos esa intimidad con nuestro creador y que
lo llamemos “Padre”. El mismo Espíritu Santo clama en nuestros corazones
llamándolo así (Gal 4,6; Rom 8,15). Decimos entonces que, por la obra y el
impulso del Espíritu Santo, nosotros nos unimos a Jesús, y junto con él podemos
clamar llenos de gozo y de confianza “¡Padre!”.
Luego Jesús
nos invita a expresar nuestro deseo de que el Nombre del Padre sea santificado.
En el fondo era el gran deseo que llenaba el corazón de Jesús, porque él
deseaba la adoración y la gloria de su Padre amado.
Después nos
invita a pedir la llegada del Reino, para despertar en nosotros el deseo
sincero de esa llegada. Se trata de la plenitud que este mundo no nos puede
dar, y que sólo llegará cuando el Reino de Dios se apodere de nosotros en toda
su plenitud. Luego pedimos el pan, pero sólo el pan indispensable para seguir
viviendo y entregándonos por el Reino de Dios; el pan cotidiano. A continuación
pedimos perdón, pero sólo en la medida en que nosotros perdonamos, y así Jesús
nos invita a recordar permanentemente la necesidad imperiosa de perdonar a los
hermanos para poder estar en paz con el Padre de todos. Finalmente, rogamos al
Padre que no nos deje caer en la tentación, que no deje que el mal nos domine,
y así reconocemos humildemente que solos no tenemos fuerzas para vencer el
poder y el atractivo del mal.
2
- MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para la meditación:
¿Estoy
dispuesto a “tomar clases de oración” de Jesús Maestro?
¿Qué significa
pedir que venga Su Reino hoy?
¿Qué lugar
ocupa mi perdón en el ser perdonado?
3
- ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Señor Jesús, enséñame a
reconocer el amor del Padre Dios, a adorarlo, a presentarle con confianza mis
necesidades. Ayúdame a decir la oración que tú nos enseñaste con profunda
confianza y sinceridad.
4
- CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
A pesar de ser
una oración que puedo decir de memoria, la repito despacio, haciendo silencio y
reflexionando en cada frase.
Busco sentidos
nuevos en sus palabras y medito en mis oraciones y en mi vida a la luz de ésta.
5
- ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para la acción:
¿De qué manera esta oración me enseña a orar hoy a mí?
¿Cómo ayuda a manejar la ansiedad el pedido del pan diario?
¿Estoy dispuesto a perdonar para ser perdonado?
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