Pidan y se les
dará
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Galacia 3,
1-5
Gálatas insensatos, ¿quién los
ha seducido a ustedes, ante quienes fue presentada la imagen de Jesucristo
crucificado? Una sola cosa quiero saber: ¿ustedes recibieron el Espíritu por
las obras de la Ley o por haber creído en la predicación? ¿Han sido tan
insensatos que llegaron al extremo de comenzar por el Espíritu, para acabar
ahora en la carne? ¿Habrá sido en vano que recibieron tantos favores?
¡Ojalá no haya sido en vano!
Aquel que les prodiga el Espíritu y está obrando milagros entre ustedes, ¿lo
hace por las obras de la Ley o porque han creído en la predicación?
Palabra de Dios.
SALMO
Lc 1, 69-70. 71-72. 73-75 (R.: cf. 68)
R. ¡Bendito sea el Señor, Dios
de Israel, porque visitó a su pueblo!
Nos ha dado un poderoso
Salvador
en la casa de David, su
servidor,
como lo había anunciado mucho
tiempo antes
por boca de sus santos
profetas. R.
Para salvarnos de nuestros
enemigos
y de las manos de todos los
que nos odian.
Así tuvo misericordia de
nuestros padres
y se acordó de su santa
Alianza. R.
Se acordó del juramento que
hizo a nuestro padre Abraham
de concedernos que, libres de
temor,
arrancados de las manos de
nuestros enemigos,
lo sirvamos en santidad, y
justicia
bajo su mirada, durante toda
nuestra vida. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 11, 5-13
Jesús dijo a sus discípulos:
«Supongamos que alguno de
ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: “Amigo,
préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada
que ofrecerle”, y desde adentro él le responde: “No me fastidies; ahora la
puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme
para dártelos.”
Yo les aseguro que aunque él
no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de
su insistencia y le dará todo lo necesario.
También les aseguro: pidan y
se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide,
recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.
¿Hay entre ustedes algún padre
que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le
dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si ustedes, que son malos,
saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el
Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
El ejemplo de Pedro resultó contagioso y algunos gálatas
rehusaron, a su vez, comer con los cristianos, venidos del paganismo.
Pablo siente decepción ante
esta actitud de los gálatas.
Él les había entregado el mensaje del
Jesús de Nazaret y ellos abandonan la vida en el Espíritu del
resucitado, y la experiencia anterior, para priorizar la
ley y los ritos externos y vacíos.
Con un lenguaje duro les reprocha su
poca constancia en la fe, la rapidez en “cambiar de evangelio” y haberse dejado
embaucar.
Habiendo tenido la gracia de seguir a
Jesucristo, el verdadero salvador, y de recibir su Espíritu y sus carismas,
ahora se ponen a dudar de si tienen que servir a Moisés. Caminan hacia atrás: “empezaron
por el espíritu para terminar con la materia”. Es como si, después de salir
libres de Egipto, quisieran volver atrás.
Para salvarse hay que mirar a
Jesucristo “crucificado”, la circuncisión, es una costumbre que puede tener
su valor cultural, es una señal perteneciente a un grupo, a una raza, a una
tradición, pero no es esto lo que cuenta.
***
Siguiendo con su enseñanza sobre
la oración, Jesús nos presenta una parábola en la que Dios es comparado
a un amigo, a quien otro amigo acude de noche, a una hora inesperada, para
pedirle unos panes. El amigo no ha cedido por amistad, sino
para
que lo deje en paz, como el juez del que hablará Jesús más tarde. Eso no significa que Dios sea así, que ceda por cansancio: pero esta conducta pone de relieve “con mayor razón” la actitud del Padre que es bueno.
que lo deje en paz, como el juez del que hablará Jesús más tarde. Eso no significa que Dios sea así, que ceda por cansancio: pero esta conducta pone de relieve “con mayor razón” la actitud del Padre que es bueno.
La eficacia consiste en que Dios
siempre escucha. Que no se hace el sordo ante nuestra oración. Porque
todo lo bueno que podamos pedir ya lo está pensando antes El, que quiere
nuestro bien más que nosotros mismos.
Jesús confirma que Dios atiende la
oración. Hay que pedir, buscar, llamar, con la seguridad de
que se recibe lo que se pide, que se encuentra lo que se busca, que se abren
las puertas cuando se llama. El evangelio nos invita a la insistencia
total.
La oración atestigua
nuestra identidad profunda de hijos necesitados de su Padre, y por
esa misma razón es por lo que es escuchada. Nuestra oración que es ciertamente
petición, no consiste en un regateo mercantil, o en el
esfuerzo de salir victoriosos y doblegar a Dios. En ella
pedimos, invocamos: es decir, apelamos a una realidad reconocida
y a un derecho.
Recordamos a Dios Padre lo que ha
realizado por su Hijo amado. Esta es
la razón profunda de nuestra certeza y de nuestra audacia: nos
atrevemos a provocar a Dios y confrontarlo con su responsabilidad
paterna. Nos atrevemos a correr el riesgo de pedirle algo,
precisamente porque El mismo ha establecido con nosotros vínculos de
familiaridad y se ha puesto a nuestro alcance.
Pero hay que saber pedir. Hay
que pedir que nos disponga para el Reino, que nos capacite para
construir con valentía y con alegría su proyecto en la historia que siempre es
más grande que nuestro proyecto personal. La oración no puede ser ni
caprichosa ni antojadiza. Al Padre tenemos que acercarnos con seriedad y con
certeza, en una oración que es confrontación con el Reino.
A quien se lo pida, Dios concederá su
Espíritu Santo. Concederá el bien pleno que Él nos prepara, no
necesariamente el que nosotros pedimos, que suele ser muy parcial. Nos
concederá la fuerza que nos impulsa a vivir el Reino que siempre es
más de lo que podemos esperar. Ésa es la promesa de Jesús.
PARA DISCERNIR
¿Cómo es nuestra oración?
¿Nos apoyamos en la certeza de un Padre
que nunca nos defrauda?
¿Nuestra oración supera los límites de
nuestras necesidades personales?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
…Envíanos Señor tu Espíritu Santo…
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”Llamar a Dios «Abbá, Padre» (cf. Rom 8,15;
Gal 4,6) es algo diferente a darle a Dios un nombre familiar. Llamar a Dios
Abbá significa entrar en la misma relación íntima, libre de miedo, confiada y
rica, que Jesús mantenía con su Padre. Esa relación se llama Espíritu, y ese
Espíritu nos ha sido dado por Jesús y nos hace capaces de gritar con él: «Abbá,
Padre». Llamar a Dios Padre «Abbá, Padre» es un grito del corazón, una plegaria
que brota de lo más íntimo de nuestro ser. No tiene nada que ver con el hecho
de darle un nombre a Dios, sino que es proclamar a Dios como fuente de nuestro
ser. Esta declaración no procede de una intuición inesperada o de una
convicción adquirida, sino que es la declaración de que el Espíritu de Jesús
está en comunión con nuestro espíritu. Y… una declaración de amor.
El Espíritu, a continuación, no nos revela
sólo que Dios es «Abbá, Padre», sino también que pertenecemos a Dios corno
hijos suyos amados. El Espíritu nos restablece así en la relación de la que
todas las otras relaciones toman su significado. Abbá es una palabra muy
íntima. Expresa confianza, seguridad, confidencia, pertenencia y el máximo de
la intimidad. No tiene la connotación de autoridad, de poder y de dominio que
evoca a menudo la palabra padre. Al contrario, Abbá implica un amor que nos
envuelve y alimenta. Este amor incluye y trasciende infinitamente todo el amor
que nos viene de nuestros padres, madres, hermanos, hermanas, esposos y seres
amados. Es el don del Espíritu”…
H. J. M. Nouwen, edición española: Pan para el viaje:
una guía de sabiduría y de fe para cada día del año,
Ediciones Obelisco, Barcelona 2001
PARA REZAR
Envíanos tu Espíritu
Señor Jesús, hermano, amigo y compañero,
que caminas con nosotros todos los días de nuestra vida,
te pedimos que nos envíes tu Espíritu Santo.
que caminas con nosotros todos los días de nuestra vida,
te pedimos que nos envíes tu Espíritu Santo.
Que Él nos anime,
nos dé fuerza y coraje
para trabajar por la justicia y la paz.
nos dé fuerza y coraje
para trabajar por la justicia y la paz.
Que nos ilumine,
para saber descubrir lo bueno,
lo verdadero, lo que favorece
y ayude a que la vida sea más digna.
para saber descubrir lo bueno,
lo verdadero, lo que favorece
y ayude a que la vida sea más digna.
Que nos dé valor,
para rechazar la mentira muchas veces disfrazada,
que atenta contra la vida, porque crea división y odio.
para rechazar la mentira muchas veces disfrazada,
que atenta contra la vida, porque crea división y odio.
Que nos ayude,
a comprender lo que Tú nos enseñaste,
que todos somos hijos de un mismo Padre
y que por eso todos somos hermanos
y que las cosas y bienes que hay en el mundo, son para todos.
a comprender lo que Tú nos enseñaste,
que todos somos hijos de un mismo Padre
y que por eso todos somos hermanos
y que las cosas y bienes que hay en el mundo, son para todos.
Que su presencia en medio nuestro,
sea visible a través de los frutos: el amor, la generosidad,
la bondad, la comprensión,
la solidaridad y la auténtica alegría. Amén.
sea visible a través de los frutos: el amor, la generosidad,
la bondad, la comprensión,
la solidaridad y la auténtica alegría. Amén.
LECTIO DIVINA
Pidan y se les dará
+ Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según san Lucas 11,
5-13
Jesús dijo a
sus discípulos:
Supongamos
que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle:
«Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo
nada que ofrecerle», y desde adentro él le responde: «No me fastidies; ahora la
puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme
para dártelos.»
Yo les
aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se
levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.
También les
aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá.
Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le
abrirá.
¿Hay entre
ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le
pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un huevo, le
dará un escorpión?
Si ustedes,
que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del
cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!
Palabra del Señor.
1
- LECTURA - ¿QUÉ DICE EL
TEXTO BÍBLICO?
Guías
para la lectura:
El
mensaje central del texto de hoy está en los versículos 9 y 10: “pidan
y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que
pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá”.
Antes
y después de esta sentencia, Jesús hace dos relatos parabólicos que aparecen
solamente en Lucas.
El
primer relato se refiere a un pedido de ayuda inoportuna. La familia ya está
durmiendo, acostados seguramente uno al lado del otro, quedando el padre de
familia al extremo lejano de la puerta. El acceder al pedido de medianoche
implicaba no solamente la molestia y fastidio de buscar comida a una hora
inoportuna, sino el despertar a toda la familia al tener que “pasar por encima
de ellos”. Sin embargo, el “fastidiado amigo” accede al incómodo pedido no
porque se trata de un amigo, sino especialmente por la insistencia del mismo.
En todo caso, lo importante no es el pedido inoportuno, sino la certeza de que
el mismo será escuchado. Que Dios esté dispuesto a conceder lo que los hombres
y mujeres pidan, debe animarles a orar sin descanso, y ésta es la lección de la
parábola. (Véase también la parábola de la viuda inoportuna (Lc 18.3-6).
La
segunda parábola apela a una comparación lógica y obvia de una respuesta
parental. El paralelo es claro. Si aún en la condición limitante de pecadores
los oyentes jamás darían a sus propios hijos piedras por pan, serpientes por
pescados y escorpiones por huevos. ¿Cómo lo haría un Padre – Dios amoroso?
El
sentido del pedido en oración se profundiza en boca de Jesús al Espíritu Santo,
como motivo de la petición.
2
- MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas
para la meditación:
¿Cuáles son los pedidos
“incómodos o inoportunos” que temo que Dios no escuche?
¿Cómo comparo el amor y
paciencia de Dios como Padre ante nosotros frente al pedido de nuestros hijos?
¿Qué pido, busco o llamo y
qué debo esperar de ello de parte de Dios?
3
- ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Señor,
ayúdame a pedir, buscar y llamar con la confianza de que me escuchas
atentamente y me darás lo mejor para mi vida.
Dame
perseverancia en oración, constancia y paz en la espera de tu respuesta.
4
- CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Trato
de recrear las dos parábolas para llegar a comprender más plenamente las
enseñanzas de Jesús.
Repito
los textos: “pidan
y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que
pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá” y
reflexiono en sus palabras y significado para mi fe.
5
- ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para la acción:
¿Cuáles
pedidos que son insistentes en mi vida se ven fortalecidos por la reflexión de
hoy?
¿Estoy
pidiendo cosas buenas como comida y aún el Espíritu Santo para esperar
recibirlas de parte de Dios?
¿Qué
cosas debo cambiar en mi manera, motivos y perseverancia en mis oraciones?
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