14 de enero de 2015 – TO – MIÉRCOLES DE LA SEMANA I
…Semejante en todo a sus
hermanos…
PRIMERA LECTURA
Lectura de la
carta a los Hebreos 2, 14-18
Ya que los hijos
tienen una misma sangre y una misma carne, él también debía participar de esa
condición, para reducir a la impotencia, mediante su muerte, a aquel que tenía
el dominio de la muerte, es decir, al demonio, y liberar de este modo a todos
los que vivían completamente esclavizados por el temor de la muerte.
Porque él no vino
para socorrer a los ángeles, sino a los descendientes de Abraham. En
consecuencia, debió hacerse semejante en todo a sus hermanos, para llegar a ser
un Sumo Sacerdote misericordioso y fiel en el servicio de Dios, a fin de expiar
los pecados del pueblo.
Y por haber
experimentado personalmente la prueba y el sufrimiento, él puede ayudar a
aquellos que están sometidos a la prueba.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 104, 1-2.
3-4. 6-7. 8-9 (R.: 8a)
R. El Señor se
acuerda eternamente de su alianza.
¡Den gracias al
Señor, invoquen su Nombre,
hagan conocer
entre los pueblos sus proezas;
canten al Señor
con instrumentos musicales,
pregonen todas sus
maravillas! R.
¡Gloríense en su
santo Nombre,
alégrense los que
buscan al Señor!
¡Recurran al Señor
y a su poder,
busquen
constantemente su rostro! R.
Descendientes de Abraham,
su servidor,
hijos de Jacob, su
elegido:
el Señor es
nuestro Dios,
en toda la tierra
rigen sus decretos. R.
El se acuerda
eternamente de su alianza,
de la palabra que
dio por mil generaciones,
del pacto que
selló con Abraham,
del juramento que
hizo a Isaac. R.
EVANGELIO
Lectura del
santo Evangelio según san Marcos 1, 29-39
Jesús salió de la
sinagoga, y fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de
Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato. El se acercó, la
tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso
a servirlos.
Al atardecer,
después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y
la ciudad entera se reunió delante de la puerta. Jesús curó a muchos enfermos,
que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a éstos no los
dejaba hablar, porque sabían quién era Él.
Por la mañana,
antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí
estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo
encontraron, le dijeron: «Todos te andan buscando.»
El les respondió:
«Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque
para eso he salido.» Y fue predicando en las sinagogas de toda la Galilea y
expulsando demonios.
Palabra del Señor.
Para reflexionar
·
Para los judíos y sobre
todo los paganos, la salvación era un golpe
de varita mágica, procedente de Dios que toca a los hombres desde fuera;
y el ministerio sacerdotal, destinado a ser puente entre
Dios y los hombres, hacía del sacerdote un ser aparte, separado del
común de los mortales.
·
La humanidad estaba sometida al poder de
la muerte. Para liberarla y para salvarnos de esa situación vino
el Hijo de Dios haciéndose uno de nosotros. “De la misma carne
y sangre” que nosotros, participa de la condición de aquellos que
quiere salvar.
·
Cristo no ha querido salvar al hombre sin el hombre, desde
fuera, sino desde dentro, asumiendo El
mismo nuestra carne y nuestra sangre.
·
Por eso el autor de la carta a los Hebreos
se anima a decir que “tenía que parecerse en todo a sus hermanos para
ser compasivo y pontífice fiel”. Tenía que experimentar desde la
raíz misma de nuestra existencia, lo que es ser hombre, lo que es vivir, lo que
es padecer y morir. Así podrá ser “compasivo” porque
padece con los que sufren. No aprendió lo que es ser hombre en la teoría, sino
en la experiencia de la misma vida. Así puede ser “pontífice”: hacer
de puente entre Dios y la humanidad.
***
·
Jesús como conocedor de los sufrimientos humanos aparece hoy en el
Evangelio de Marcos tocando el sufrimiento. Y así lo
descubrimos en esta escena que nos presenta, el programa de una
jornada entera de Jesús.
·
Al salir de la sinagoga va a casa de Pedro
y cura a su suegra: la toma de la mano y la levanta. Cristo va
comunicando su victoria contra el mal y la muerte, curando enfermos y
liberando a los poseídos por el demonio.
·
Los milagros no son sólo una preocupación de Jesús para lograr una curación física
en las personas. Son un gesto destinado a mostrar el querer de Dios
sobre sus hijos y a crear conciencia de la
responsabilidad frente al hermano que sufre. Jesús, con su actitud,
quiere generar la nueva actitud que se debe asumir frente al
sufrimiento, el dolor, la exclusión, la opresión y la muerte.
·
Jesús, busca que los hombres se
reconozcan con su dignidad de hijos de Dios, quiere que se
reconozcan como personas y descubran que no es el
cumplimiento ciego de la ley lo que libera al ser humano, si este
cumplimiento no se realiza en libertad, amor y responsabilidad, que permitan
una vida más digna y más humana.
·
El episodio de la
curación de la suegra de Pedro al salir de la sinagoga, es elocuente en
este sentido: Jesús la cura y ella se pone a servir; se trata de una curación y
liberación para el servicio, de una curación para el amor.
·
Luego atiende y cura a otros muchos
enfermos y endemoniados; pero tiene tiempo también para estar a solas y
ponerse a rezar, para estar en comunión con su Padre, antes de continuar
predicando por otros pueblos. No se queda con el éxito fácil porque ha
venido a evangelizar a todos.
·
Su triunfo sobre el mal que ve a su
alrededor, no puede encerrarse en los límites estrechos de una ciudad, sino que
debe manifestarse también a “los pueblos vecinos”. La salida de
Jesús de Cafarnaún puede ser una clave para entender su misión
y la nuestra; y la agenda de Jesús debe ser una agenda
para la Iglesia, para nuestra comunidad, para cada uno de nosotros.
·
La comunidad de los discípulos de Jesús
está invitada también, a ser capaz de realizar una salida que, como la
de Jesús, se coloque en la lucha contra el mal, y vaya
allí donde hay necesidad de su presencia.
·
La realidad de los males que nos cercan, y
a los que debemos dar una respuesta no pueden hacernos olvidar la característica
universal de nuestra misión.
·
Estar al servicio del Evangelio, nos lleva
a estar al servicio de nuestro prójimo. No podemos conformarnos con servir a
los “nuestros”. Cuando creemos tener éxito por las obras que realizamos, o el
bien que hacemos, no podemos quedar satisfechos y buscar la aprobación y el
aplauso de los demás.
·
Antes de enviarnos, el Señor nos llama
para que estemos con Él. La fuerza salvadora de nuestra acción no
proviene de nuestro conocimiento o sagacidad, sino de Dios mismo,
que continúa hablando y salvando a la humanidad por medio de su Iglesia.
·
Es necesario entrar en
intimidad con el Señor en el desierto de nuestro propio corazón, para
que encontrándonos cara a cara con nuestro Dios y Padre, descubramos el modo
de realizar su voluntad de amor. Nuestra experiencia personal de
Dios, nos permitirá ser realmente testigos del Evangelio de salvación
que nos ha confiado.
·
No podemos conformarnos con la confesión de nuestra misma fe sólo en el interior de los
templos, de la comunidad, o en la intimidad de la vida privada. Dios ha enviado a su Iglesia como puente para continuar
realizando su obra de salvación a favor de toda la humanidad.
·
La Iglesia ha nacido para
manifestar el amor de Dios a todos los hombres sin excepción. No nos
conformemos, ni nos ilusionemos falsamente trabajando con quienes ya vienen;
pensado que con eso basta, creyendo que así está todo cumplido. Dios quiere
que su salvación alcance a todos los hombres y llegue hasta
el último rincón de la tierra.
Para discernir
·
¿Nos acercamos
a los que sufren compartiendo sus sentimientos?
·
¿Nuestro
testimonio de fe se limita a los más cercanos?
·
¿Me siento
comprometido en la salvación de todos los hombres?
Repitamos a lo largo de este día
…Aquí estoy
Señor, envíame…
Para la lectura espiritual
«Jesús se levantó de madrugada, y se
marchó al descampado»
…” Nada ayuda tanto a que el alma se
vuelva tan pura y gozosa, ni nada la ilumina y la aleja tanto de los malos
pensamientos como estar en vela. Por esta razón todos nuestros padres han
perseverado en este trabajo de las vigilias y han adoptado como regla, a lo
largo de su vida ascética, permanecer vigilantes por la noche. Especialmente lo
han hecho porque habían oído de nuestro Salvador una invitación constante y en
distintos lugares por su Palabra viviente: «Estad siempre despiertos y pedid en
toda ocasión» (Lc 21,36); «Velad y orad para no caer en tentación» (Mt 26,41);
y también: «Orad sin cesar» (1Tes 5,17).
Y no se contentó con decírnoslo con sólo
sus palabras. Nos dio también ejemplo con su persona poniendo la práctica de la
oración por encima de toda otra cosa. Es por esto que constantemente se iba a
un lugar solitario para orar, y eso no de manera arbitraria, sino escogiendo el
tiempo de la noche y en lugar desierto, a fin de que también nosotros, evitando
las multitudes y el tumulto, seamos capaces de orar en soledad.
Por esta razón nuestros padres han
recibido, en lo que se refiere a la oración, esta alta enseñanza como si
viniera del mismo Cristo. Escogieron velar en oración según la orden del
apóstol Pablo a fin de poder, ante todo, permanecer sin ninguna interrupción
junto a Dios a través de la oración continua… Ninguna cosa que venga desde
fuera no les afecta ni altera la pureza de su intelecto, lo cual impediría que
estas vigilias les llenaran de gozo y fueran la luz del alma”…
San Isaac, el
Sirio (siglo VII) monje en Nínive, cerca de Mosul en el actual Irak
Sermones
ascéticos.
Para rezar
Hoy, Señor, me presento ante ti
con todo lo que soy y lo que tengo.
Acudo a ti como persona sedienta, necesitada…
porque sé que en ti encontraré respuesta.
Siento que no puedo vivir con la duda todo el tiempo
y que se acerca el momento de tomar una decisión.
Deseo ponerme ante tí con un corazón abierto como el de María,
con los ojos fijos en tí esperando que me dirijas tu Palabra.
Deseo ponerme ante ti como Abraham,
con el corazón lleno de tu esperanza,
poniendo mi vida en tus manos.
Deseo ponerme ante tí como Samuel,
con los oídos y el corazón dispuestos a escuchar tu voluntad.
Aquí me tienes, Señor,
con un deseo profundo de conocer tus designios.
Quisiera tener la seguridad
de saber lo que me pides en este momento;
quisiera que me hablases claramente, como a Samuel.
Muchas veces vivo en la eterna duda.
Vivo entre dos fuerzas opuestas que me provocan indecisión
y en medio de todo no acabo de ver claro.
Sácame, Señor, de esta confusión en que vivo.
Quiero saber con certeza el camino que tengo que seguir.
Quiero entrar dentro de mí mismo
y encontrar la fuerza suficiente
para darte una respuesta sin excusas, sin pretextos.
Quiero perder tantos miedos
que me impiden ver claro
el proyecto de vida que puedas tener sobre mí.
¿Qué quieres de mí, Señor? ¡Respóndeme!
¿Quieres que sea un discípulo tuyo
para anunciarte en medio de este mundo?
Señor, ¿qué esperas de mí? ¿Por qué yo y no otro?
¿Cómo tener la seguridad de que es este mi camino y no otro?
En medio de este enjambre de dudas
quiero que sepas, Señor, que haré lo que me pidas.
Si me quieres para anunciar tu Reino, cuenta conmigo, Señor.
Si necesitas mi colaboración
para llevar a todas las personas con las que me encuentre hacia ti,
cuenta conmigo, Señor.
Si me llamas a ser testigo tuyo de una forma más radical
como consagrado en medio de los hombres,
cuenta conmigo, Señor.
Y si estás con deseos de dirigir tu Palabra a mis oídos y a mi corazón,
habla, Señor, que tu siervo escucha.
con todo lo que soy y lo que tengo.
Acudo a ti como persona sedienta, necesitada…
porque sé que en ti encontraré respuesta.
Siento que no puedo vivir con la duda todo el tiempo
y que se acerca el momento de tomar una decisión.
Deseo ponerme ante tí con un corazón abierto como el de María,
con los ojos fijos en tí esperando que me dirijas tu Palabra.
Deseo ponerme ante ti como Abraham,
con el corazón lleno de tu esperanza,
poniendo mi vida en tus manos.
Deseo ponerme ante tí como Samuel,
con los oídos y el corazón dispuestos a escuchar tu voluntad.
Aquí me tienes, Señor,
con un deseo profundo de conocer tus designios.
Quisiera tener la seguridad
de saber lo que me pides en este momento;
quisiera que me hablases claramente, como a Samuel.
Muchas veces vivo en la eterna duda.
Vivo entre dos fuerzas opuestas que me provocan indecisión
y en medio de todo no acabo de ver claro.
Sácame, Señor, de esta confusión en que vivo.
Quiero saber con certeza el camino que tengo que seguir.
Quiero entrar dentro de mí mismo
y encontrar la fuerza suficiente
para darte una respuesta sin excusas, sin pretextos.
Quiero perder tantos miedos
que me impiden ver claro
el proyecto de vida que puedas tener sobre mí.
¿Qué quieres de mí, Señor? ¡Respóndeme!
¿Quieres que sea un discípulo tuyo
para anunciarte en medio de este mundo?
Señor, ¿qué esperas de mí? ¿Por qué yo y no otro?
¿Cómo tener la seguridad de que es este mi camino y no otro?
En medio de este enjambre de dudas
quiero que sepas, Señor, que haré lo que me pidas.
Si me quieres para anunciar tu Reino, cuenta conmigo, Señor.
Si necesitas mi colaboración
para llevar a todas las personas con las que me encuentre hacia ti,
cuenta conmigo, Señor.
Si me llamas a ser testigo tuyo de una forma más radical
como consagrado en medio de los hombres,
cuenta conmigo, Señor.
Y si estás con deseos de dirigir tu Palabra a mis oídos y a mi corazón,
habla, Señor, que tu siervo escucha.
LECTIO DIVINA
Sanó a muchos enfermos que
sufrían diversos males
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Marcos 1, 29-39
Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato. Él se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos.
Al atardecer,
después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y
la ciudad entera se reunió delante de la puerta. Jesús sanó a muchos enfermos,
que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los
dejaba hablar, porque sabían quién era Él.
Por la
mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar
desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y
cuando lo encontraron, le dijeron: «Todos te andan buscando».
Él les
respondió: «Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones
vecinas, porque para eso he salido». Y fue predicando en las sinagogas de toda
la Galilea y expulsando demonios.
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
La curación de la suegra
de Simón (Pedro) destaca un detalle no despreciable: que apenas fue curada se
puso a servir a los demás, con lo cual se indica que la obra de Jesús en
nuestras vidas pide como respuesta una actitud de servicio.
También es importante el
detalle de la mano de Jesús que la toca para curarla, ya que hace referencia a
“la mano fuerte de Dios” tan mencionada en el Antiguo Testamento (Sal 62, 9;
73,23).
Pero la narración de las
curaciones es interrumpida para decir que Jesús se apartaba para orar. Esa
mención de Jesús levantándose muy temprano para asegurarse ese tiempo de
oración, destaca la necesidad de alimentarnos en el encuentro íntimo con el
Padre en medio de la actividad y de las preocupaciones de la vida.
Luego se indica que Jesús
no quería clausurarse en un lugar porque tenía que llegar a todos. Del
encuentro del Padre sacaba una libertad interior que le permitía no aferrarse a
nada y lanzarse a lo que el Padre le indicara.
Inmediatamente se aclara
que la misión consistía también en “expulsar demonios”, lo cual no se entiende
de la manera restringida como suele interpretarse (como si fueran seres
malignos), sino que esa expulsión está simbolizando la liberación de todo tipo
de males, sobre todo de los males más profundos del corazón humano, a través de
su palabra que es viva y eficaz.
Texto extraído de “El Evangelio de cada día”
Víctor M. Fernández - Editorial San Pablo – Página 68.
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
|
· Preguntas para la meditación:
·
La salud y la sanidad ¿es un fin en sí mismo o es un
medio para el servicio?
·
¿Qué me enseña la intensidad diaria de sanación
llevada a cabo por Jesús?
·
¿Qué aprendo de la decisión de Jesús de empezar el día
en un lugar tranquilo y apartado para orar?
3. ORACIÓN
- ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, tócame con tu mano
fuerte y libérame de los males más profundos de mi vida; libérame sobre todo
del egoísmo, que no me permite servir a los demás, y de la indiferencia, que no
me deja llevar tu Palabra con alegría.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO
BÍBLICO?
|
Reflexiono en la
intensidad de hacer el bien a todos por parte de Jesús.
Medito en el equilibrio
entre acción y oración en su forma de administrar su día.
Pienso en el profundo
significado de liberación que Jesús hace de su poder.
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO
BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
·
¿Me dedicaré hoy a hacer el bien intensamente?
·
¿Estoy dispuesto a comenzar cada día a solas con el
Señor y en oración, buscando su guía?
·
¿Mis acciones buscan la liberación de otros?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te invitamos a dejarnos tus comentarios, sugerencias u observaciones. Gracias por hacerlo.