Cristo
es el mediador de una Alianza
PRIMERA LECTURA
Lectura de la Carta a los
Hebreos 7, 25-28. 8, 1-6
De ahí que él puede salvar en forma definitiva a los
que se acercan a Dios por su intermedio, ya que vive eternamente para
interceder por ellos.
El es el Sumo Sacerdote que necesitábamos: santo,
inocente, sin mancha, separado de los pecadores y elevado por encima del cielo.
El no tiene necesidad, como los otros sumos
sacerdotes, de ofrecer sacrificios cada día, primero por sus pecados, y después
por los del pueblo. Esto lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí
mismo.
La Ley, en efecto, establece como sumos sacerdotes a
hombres débiles; en cambio, la palabra del juramento -que es posterior a la
Ley- establece a un Hijo que llegó a ser perfecto para siempre.
Este es el punto capital de lo que estamos diciendo:
tenemos un Sumo Sacerdote tan grande que se sentó a la derecha del trono de la
Majestad en el cielo.
El es el ministro del Santuario y de la verdadera
Morada, erigida no por un hombre, sino por el Señor.
Ahora bien, todo Sumo Sacerdote es constituido para
presentar ofrendas y sacrificios; de ahí la necesidad de que tenga algo que
ofrecer.
Si Jesús estuviera en la tierra, no podría ser
sacerdote, porque ya hay aquí otros sacerdotes que presentan las ofrendas de
acuerdo con la Ley.
Pero el culto que ellos celebran es una imagen y una
sombra de las realidades celestiales, como Dios advirtió a Moisés cuando este
iba a construir la Morada, diciéndole: Tienes que hacerlo todo conforme al
modelo que te fue mostrado en la montaña.
Pero ahora, Cristo ha recibido un ministerio muy
superior, porque es el mediador de una Alianza más excelente, fundada sobre
promesas mejores.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 40 (39), 7-8.8-9.10.17.
R: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: “Aquí estoy.” R.
“Como está escrito en mi libro
para hacer tu voluntad.”
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R.
Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: “Grande es el Señor”
los que desean tu salvación. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Marcos 3, 7-12
Jesús se retiró con sus
discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea. Al
enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de
Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y
Sidón. Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la
muchedumbre no lo apretujara.
Porque, como curaba a muchos,
todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo. Y los
espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: « ¡Tú eres
el Hijo de Dios!» Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de
manifiesto.
Palabra del Señor.
Para reflexionar
El autor de la carta, ante la añoranza que
algunos cristianos sentían de los valores que habían abandonado al convertirse
a Cristo: el Templo, los sacrificios, el culto, el sacerdocio;
insiste en mostrar cómo Jesús es superior a todo el AT.
Los sacerdotes del Templo estaban llenos de
debilidades, ofrecían sacrificios por sus propios pecados y lo hacían
diariamente, con víctimas que no eran capaces de salvar.
Mientras que Cristo Jesús, santo,
inocente y sin mancha, no necesita ofrecer sacrificios cada día, porque lo
hizo una vez por todas, no tiene que ofrecerlos por sus propios pecados, y no
ofrece sacrificios de animales, porque se ha ofrecido a sí mismo.
Nos debe llenar de confianza saber que tenemos un
Sacerdote santo, glorificado junto a Dios, Cristo Jesús.
***
Después de las cinco escenas conflictivas con los
fariseos a propósito del sábado y del ayuno, el pasaje de hoy es
un resumen de lo que hasta aquí ha realizado Jesús en Galilea. Ahora va
con sus discípulos a la orilla del lago y lo sigue mucha gente. Tanta era
la atracción de Cristo que en la playa no había lugar para Él. Al conocer la
actividad de Jesús, en favor de los enfermos y oprimidos expulsando a los
demonios y sanando toda dolencia y aflicción, por encima de toda ley religiosa,
acude una muchedumbre tanto judía como pagana, que ve en Él un liberador.
La gente que lo sigue, llega incluso a arrojarse
sobre Jesús para tocarlo, de manera que tiene que subirse a una barca para
poder enseñarles a todos, las cosas del Reino.
Jesús siente el sufrimiento de los hombres. La
compasión mueve su corazón. Deja que la miseria se acerque a Él,
pero Él es más fuerte que ella. El Señor no es un idealista, convencido
de que podría desaparecer el dolor en este mundo. Jesús, sencillamente lucha
contra el mal en esta tierra. A algunos los cura, a otros simplemente
los ayuda a llevar los males, siempre se ofrece a limpiar el corazón de
la gente, para que en Él se refleje nítidamente el rostro de Dios, en todo
momento da esperanza de que el mal, se va a acabar un día en la
patria definitiva.
Es el Hijo de Dios y es el hombre
entregado a los demás, sin sombra de egoísmo. Sus milagros, su santidad,
su profetismo no crean ninguna separación con la multitud, al contrario, es
aclamado, es querido, la multitud piensa que Jesús está a su
disposición. Esta muchedumbre está lejos de admitir un
Mesías paciente, humilde, siervo. La gente
lo busca más por el deseo de una curación, que de una sincera conversión, más por su poder taumaturgo, que por su propio mensaje. Jesús quiere que los beneficiados por sus curaciones no lo divulguen, para evitar malas interpretaciones de su identidad mesiánica. Su actuación ha estado llena de éxitos, pero a la vez se ve rodeado de peleas y controversias por parte de sus enemigos, los fariseos y los letrados.
lo busca más por el deseo de una curación, que de una sincera conversión, más por su poder taumaturgo, que por su propio mensaje. Jesús quiere que los beneficiados por sus curaciones no lo divulguen, para evitar malas interpretaciones de su identidad mesiánica. Su actuación ha estado llena de éxitos, pero a la vez se ve rodeado de peleas y controversias por parte de sus enemigos, los fariseos y los letrados.
Todo en Jesús estuvo siempre orientado a la
práctica, a la construcción del Reino de Dios, ya fuera con su palabra, con su
testimonio personal o con sus acciones concretas de liberación. Es sacerdote y
mediador compadecido y conocedor de nuestras pobrezas y debilidades.
También los espíritus inmundos, quieren ver en Jesús
ese Mesías davídico que liberaría al pueblo mediante el poder y la fuerza. Pero Jesús,
no se identifica con ese tipo de Mesías, que se impone por la fuerza, y manda
callar. La verdadera liberación no se conseguirá mediante
la fuerza, la dominación o la opresión de los demás, sino mediante
la práctica individual y comunitaria de un amor capaz de dar la vida para
dar vida. La liberación se basa en el desarrollo del ser humano en libertad,
autonomía y amor solidario.
Hoy Jesús ya no nos sana milagrosamente de
nuestras enfermedades como en Palestina, pero nos libera del egoísmo,
hace que nos ayudemos los unos a los otros, que ayudemos especialmente a los
enfermos, que carguemos con sus dolores y problemas como Él cargó con los de
sus contemporáneos que lo buscaban.
El programa de Jesús incluye la misión
universal con judíos y paganos sin distinción. Ya no hay un pueblo
elegido y naciones extranjeras, sino una humanidad doliente y
necesitada, a la que hay que ofrecer la salvación que brota del amor. El
evangelio está destinado a todos los hombres, incluso a los endemoniados, es
decir, a los que no son dueños de sí mismos porque padecen enfermedades
degradantes, físicas y morales.
Es nuestra misión como Iglesia, preocuparnos del bien
de aquellos a quienes hemos sido enviados, para proclamarles el Evangelio no
sólo con los labios, sino con actitudes que sean un signo de la cercanía, amor,
bondad y misericordia de Cristo. Así como Iglesia nos
convertiremos en portadores de Cristo y de su acción salvadora para todos
los hombres.
Para discernir
¿Para qué me acerco a Jesús?
¿Qué reconozco en Él?
¿A qué me llama su Vida?
Repitamos a lo largo de este día
…Tú eres el Hijo de Dios…
Para la lectura espiritual
La misma Vida se ha manifestado en la
carne
“…Lo que existía desde el principio, lo que hemos
oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y
palparon nuestras manos, es el Verbo, la Palabra de la vida» (1Jn 1,1), ¿Quién
es el que puede tocar con sus manos a la Palabra, si no es porque «la Palabra
se hizo carne y acampó entre nosotros»? (Jn 1,14). Esta Palabra, que se hizo
carne para que pudiera ser tocada con las manos, comenzó siendo carne cuando se
encarnó en el seno de la Virgen María. Pero no en ese momento comenzó a existir
la Palabra, porque el mismo Juan dice que «existía desde el principio»…
Quizá alguno entienda la expresión «la Palabra de la
vida» como referida a la persona de Cristo y no al mismo cuerpo de Cristo, que
fue tocado con las manos. Fijaos en lo que sigue: «Pues la vida se hizo
visible» (1Jn 1,2). Así, pues, Cristo es la Palabra de la vida. ¿Y cómo se hizo
visible? «Existía desde el principio» pero no se había manifestado a los
hombres, pero sí a los ángeles, que la contemplaban y se alimentaban de ella,
como de su pan, Pero ¿qué dice la Escritura? «El hombre comió pan de ángeles»
(sl 77,25).
Así, pues, la Vida misma se ha manifestado en la
carne, para que, en esta manifestación, aquello que sólo podía ser visto con el
corazón fuera también visto con los ojos, y de esta forma sanase los corazones.
Pues la Palabra se ve sólo con el corazón, pero la carne se ve también con los
ojos corporales. Éramos capaces de ver la carne, pero no lo éramos de ver la
Palabra. «La Palabra se hizo
carne», a la cual podemos ver, para sanar en nosotros aquello que nos hace capaces de ver la Palabra.
carne», a la cual podemos ver, para sanar en nosotros aquello que nos hace capaces de ver la Palabra.
San Agustín (354-430), obispo de Hipona
(África del Norte) y
doctor de la Iglesia – Sermones sobre la
1ª carta de san Juan, 1,3
Para rezar
Sed de justicia y hambre de vida fraterna
Venimos, Señor,
a derramar nuestro corazón ante tu presencia.
No somos muchos ni de gran poder,
pero toda nuestra carne anhela
que venga tu reino.
a derramar nuestro corazón ante tu presencia.
No somos muchos ni de gran poder,
pero toda nuestra carne anhela
que venga tu reino.
Tenemos sed de justicia, Señor,
y hambre de una vida fraternal.
Soñamos con aquel día
en que los hombres y las mujeres del pueblo
podamos mirarnos afectuosamente,
cara a cara, sin ira.
¿Será, Señor, nuestra esperanza
un idealismo falaz?
y hambre de una vida fraternal.
Soñamos con aquel día
en que los hombres y las mujeres del pueblo
podamos mirarnos afectuosamente,
cara a cara, sin ira.
¿Será, Señor, nuestra esperanza
un idealismo falaz?
En las paredes leemos
unos mensajes enormes,
los altavoces transmiten
las proclamas de los líderes:
¡Abundancia y Paz!
y nos prometen empleos muy ventajosos,
prestigio y seguridad.
unos mensajes enormes,
los altavoces transmiten
las proclamas de los líderes:
¡Abundancia y Paz!
y nos prometen empleos muy ventajosos,
prestigio y seguridad.
Pero nuestro corazón está apegado a tu
pueblo
y no se deja engañar.
Más estimo un almuercito entre hermanos
que todas las recepciones en fiestas pomposas.
Prefiero una reunión al caer de la tarde
para avanzar algún paso en la organización popular,
a una invitación exclusiva
para trepar en los rangos sociales.
y no se deja engañar.
Más estimo un almuercito entre hermanos
que todas las recepciones en fiestas pomposas.
Prefiero una reunión al caer de la tarde
para avanzar algún paso en la organización popular,
a una invitación exclusiva
para trepar en los rangos sociales.
Y mis delicias son, Señor, contemplar
cómo el pueblo se desencanta de sus opresores
y se pone a caminar.
Cuando no cree en promesas,
cuando aprende a trabajar,
cuando sabe distinguir
su verdadero provecho,
cuando muchos proyectan juntos
y trabajan para beneficio de todos
y se amparan en la dificultad,
siento, Señor, soplar a tu Espíritu.
cómo el pueblo se desencanta de sus opresores
y se pone a caminar.
Cuando no cree en promesas,
cuando aprende a trabajar,
cuando sabe distinguir
su verdadero provecho,
cuando muchos proyectan juntos
y trabajan para beneficio de todos
y se amparan en la dificultad,
siento, Señor, soplar a tu Espíritu.
Míranos, Señor, a veces tenemos miedo,
nuestros ojos están fijos
en las estrategias de los opresores,
vivimos temiendo su golpe mortal.
Haznos sentir la fuerza invencible
de esa semilla de amor
que sembraste en nuestras vidas.
nuestros ojos están fijos
en las estrategias de los opresores,
vivimos temiendo su golpe mortal.
Haznos sentir la fuerza invencible
de esa semilla de amor
que sembraste en nuestras vidas.
Y tú, que eres fiel, un Dios constante
haznos firmes en los desalientos,
danos aguantar los trabajos y los días
y que no nos falta nunca el hambre
de ver tu rostro
y la sed de una vida fraternal. Amén.
haznos firmes en los desalientos,
danos aguantar los trabajos y los días
y que no nos falta nunca el hambre
de ver tu rostro
y la sed de una vida fraternal. Amén.
22
Enero-Beata Laura Vicuña
Oremos
Padre de inmensa ternura, que en la adolescente Laura
Vicuña uniste de modo admirable la fortaleza de espíritu y el candor de la
inocencia, concédenos, por su intercesión valentía para superar las
dificultades de la vida y dar testimonio ante el mundo de las bienaventuranzas
de los limpios de corazón.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
LECTIO DIVINA
Los espíritus
impuros gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!»
Jesús les ordenaba
que no lo pusieran de manifiesto
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
3, 7-12
Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del
mar, y lo siguió mucha gente de Galilea. Al enterarse de lo que hacía, también
fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la
Transjordania y de la región de Tiro y Sidón. Entonces mandó a sus discípulos
que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara.
Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían
algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo. Y los espíritus impuros, apenas
lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!» Pero
Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.
Palabra del Señor.
LECTURA
- ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Guías para la lectura:
Después de mostrarnos la ceguera y la obstinación de los fariseos, el
evangelio nos muestra un pueblo que se deja seducir por la irresistible
atracción de Jesús. Los pobres no tenían motivos para envidiar a Jesús o
tenerle miedo. Sólo sabían que lo necesitaban, y se le echaban encima llenos de
confianza.
Este texto muestra que no eran los miembros del pueblo sencillo, sino
las autoridades celosas de su poder y de sus costumbres, los que buscaban la
muerte de Cristo y rechazaban su misión. Eran fanáticos religiosos que en
realidad usaban la religión para sus fines, como un instrumento de dominio
social, y no querían abrir el corazón a la novedad de Dios.
Este texto, rebosante de fervor popular y de confianza en Jesús, puede
leerse junto con Juan 7, 44-49. Allí vemos que las autoridades religiosas
mandan a sus guardias para que tomen preso a Jesús. Pero los guardias no lo
toman preso y en cambio vuelven fascinados, y cuentan que la gente está
maravillada con Jesús. Las autoridades responden entonces que esa multitud
ignorante es la que cree en Jesús, pero que ninguna de las autoridades
religiosa ha creído en él.
Si bien en la Pasión estas autoridades utilizaron a un grupo de gente
para pedir la muerte de Jesús, el pueblo indefenso no acompañaba esta decisión,
y sentía que perdía una vez más, a alguien que podía devolverle la esperanza.
MEDITACIÓN
- ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para la meditación:
¿Me siento parte del pueblo que sale raudamente al encuentro con Jesús?
¿Me he “arrojado” sobre Jesús en momentos de angustia?
¿Por qué Jesús impide a los espíritus impuros decir una “verdad
teológica”?
ORACIÓN
- ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Dios
mío, dame un corazón sencillo, abierto a tus planes siempre nuevos y muchas
veces desconcertantes. No quiero aferrarme a mis planes, a mis costumbres, a
mis decisiones, sino que Tú me ilumines y me guíes por tu camino con las manos
abiertas a los hermanos. Libérame de encerrarme en mis esquemas Espíritu Santo.
CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Contemplo la multitud deseosa de abrazar y encontrarse con Jesús a pesar
de las dificultades.
Reflexiono sobre la actitud amorosa y paciente de Cristo para con el
pueblo.
Medito en el contraste con los fariseos y reflexiono acerca de mi manera
e intenciones para acercarme al Señor.
ACCIÓN
- ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para la acción:
¿Estoy dispuesto a unirme al fervor popular sencillo que busca al Señor
con ansias?
¿Qué maneras tengo hoy de “tocar” al Señor?
Cómo cristiano, ¿estoy dispuesto a declarar abiertamente sobre
Jesús: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”?
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