18
de febrero de 2015 – Tiempo de Cuaresma – MIÉRCOLES DE
CENIZA
Tu
Padre que ve en lo secreto te recompensará
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Joel 2, 12-18
Ahora dice el Señor: Vuelvan a mí de todo
corazón, con ayuno, llantos y lamentos. Desgarren su corazón y no sus
vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios, porque él es bondadoso y compasivo,
lento para la ira y rico en fidelidad, y se arrepiente de sus amenazas. ¡Quién
sabe si él no se volverá atrás y se arrepentirá, y dejará detrás de sí una
bendición: la ofrenda y la libación para el Señor, su Dios!
¡Toquen la trompeta en Sión, prescriban un
ayuno, convoquen a una reunión solemne, reúnan al pueblo, convoquen a la
asamblea, congreguen a los ancianos, reúnan a los pequeños y a los niños de
pecho! ¡Que el recién casado salga de su alcoba y la recién casada de su lecho
nupcial!
Entre el vestíbulo y el altar lloren los
sacerdotes, los ministros del Señor, y digan: « ¡Perdona, Señor, a tu pueblo,
no entregues tu herencia al oprobio, y que las naciones no se burlen de ella!
¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?»
El Señor se llenó de celos por su tierra y
se compadeció de su pueblo.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 50, 3-4. 5-6a. 12-13. 14 y 17 (R.: cf. 3a)
R. Ten piedad, Señor, porque hemos pecado.
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado! R.
Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti solo pequé
e hice lo que es malo a tus ojos. R.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga:
Abre mis labios, Señor,
y mi boca proclamará tu alabanza. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 5, 20-6, 2
Hermanos:
Nosotros somos, entonces, embajadores de
Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso,
les suplicamos en nombre de Cristo: Déjense reconciliar con Dios. A aquel que
no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro, a fin
de que nosotros seamos justificados por él.
Y porque somos sus colaboradores, los
exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios. Porque él nos dice en la
Escritura: En el momento favorable te escuché, y en el día de la salvación te
socorrí. Este es el tiempo favorable, este es el día de la salvación.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18
Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de no practicar su justicia
delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán
ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des
limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las
sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que
ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano
izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto;
y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan como los
hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de
las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu
habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu
Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara
triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note
que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu
cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres,
sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará.
Palabra del Señor.
Para reflexionar
El día a día de la vida se nos presenta con un vértigo tal que no
nos queda resto para detenernos y pensar por un momento hacia dónde vamos. El
mundo parece una carrera de fórmula uno… Nos da miedo parar porque tenemos la
sensación de que todo nos va a pasar por encima y nos quedaremos fuera de
camino. Y al terminar cada día, la noche nos envuelve en la angustia de lo que
no hicimos y de lo que nos queda por hacer.
No tenemos tiempo para poner en orden nuestra vida, descubrir lo
que queremos y priorizar lo verdaderamente importante. Lo urgente se impone y
dejamos de tener un tiempo para nosotros, para nuestra familia, para los que
amamos, para lo que nos hace verdaderamente felices. Ni pensar en hacer algo
por el barrio, por el país, por los otros: no hay tiempo.
Sin embargo, muchas veces aparecen hechos que con desgarradora
elocuencia nos obligan a frenar, situaciones que no podemos controlar, que no
podemos comprar ni vender. Una enfermedad, un fracaso grande, la muerte de un
ser querido siempre están agazapados en la historia de cualquier hombre.
Estos hechos nos obligan a salir de la rutina o de la carrera. Es
en ese momento cuando constatamos lo efímero de todo y experimentamos el vacío
y la desilusión de las cosas; como si la música que nos movía se silenciara.
Entonces podemos conformarnos con quedarnos así, reducidos al mínimo o
decidirnos a crecer y vivir en plenitud.
En esta experiencia vital podemos enmarcar la Cuaresma. Somos
invitados a reconocer que algo no va bien en nosotros mismos, en la sociedad o
en la Iglesia y cambiar, dar un viraje, convertirnos. Conversión se dice en
griego «metanoia», que significa cambio de mentalidad.
***
El profeta Joel llama al pueblo de Israel a una jornada de
penitencia. Les urge a que se conviertan de su mal y se pongan con decisión en
la línea del seguimiento de Dios. Esto sucedía unos cuatro siglos antes de
Cristo. El ambiente se ve que estaba bastante apático y decadente. Además,
estaban padeciendo en aquellos momentos los efectos de una catástrofe natural,
una larga sequía y una plaga de langostas o saltamontes que había arrasado toda
la cosecha. La conversión tiene que ser interior: volverse de corazón a Dios, buscar
sinceramente su voluntad y cumplirla.
El Salmo 50, el «Miserere», da a este día inaugural de la Cuaresma
un tono penitencial por excelencia. Es el salmo -atribuido a David- en el que
un pecador muestra su arrepentimiento e implora humildemente de Dios que lo
perdone y que lo ayude a renovar su vida: «borra mi culpa… crea en mí un
corazón puro… devuélveme la alegría de tu salvación».
Pablo nos dice igual que hace dos mil años: «ahora es el tiempo de
la gracia, ahora es el día de la salvación». Se muestra orgulloso de ser
«embajador de Cristo», y la embajada que trae de parte de Él es ésta: «dejaos
reconciliar con Dios». Reconciliación que ofrece Dios a todos por medio de la
muerte salvadora de su Hijo Jesús.
En el evangelio Jesús describe tres aspectos de la vida de un
creyente que se puede decir, abarcan las tres direcciones de cada persona: para
con Dios a través de la oración, para con el prójimo desde la limosna y para
consigo mismo con el ayuno. En las tres, el discípulo de Jesús tiene que
profundizar, no quedarse en lo exterior, sino situarse delante de Dios Padre,
que es el que nos conoce hasta lo más profundo del ser, sin buscar premios o
aplausos aquí abajo.
***
Hoy, Dios nos invita a reconocer nuestra debilidad y la distancia
que hay entre nosotros y el Evangelio, entre nosotros y la vida de fidelidad,
entregada totalmente, de Jesús y al bien de los hermanos.
Hoy, Dios nos invita a ser sinceros; pero, al mismo tiempo a no
quedarnos encerrados en nuestras fallas y en nuestra infidelidad al Evangelio,
porque quedaríamos, con toda seguridad, destrozados.
Cuaresma es tiempo para que desde una mirada introspectiva
reconozcamos nuestro pecado; y al mismo tiempo es invitación a fijar la mirada
en Dios, nuestro Padre, y reafirmar nuestra confianza en su amor. La Cuaresma
no es simplemente un ejercicio penitencial. Lo que le da sentido es el
reconocimiento de que tenemos un Padre que nos atrae amorosamente hacia Él. “El
Padre que está escondido… el Padre que ve en lo secreto, te recompensará”.
Jesús, nos asegura que el Padre está en lo secreto de nuestro
corazón y conoce nuestras búsquedas, nuestras luchas y también nuestros
esfuerzos. Si orientamos a Él nuestras pequeñas y grandes decisiones, buscando
por encima de todo el cumplimiento de su voluntad, como hizo Jesús, no sólo
tendremos la paz del corazón y nuestra vida tendrá sentido, sino que se nos
darán todas las demás cosas por añadidura…
Lo que el Padre tiene preparado para nosotros supera inmensamente
las pasajeras recompensas terrenas hechas a la medida de nuestro yo y de los
intereses egoístas de un mundo interesadamente manipulado.
El camino del discípulo pasa por verificar constantemente con
sinceridad la orientación de fondo del corazón y rectificar con mayor fuerza y
profundidad la opción fundamental. Nuestro Señor y Maestro nos dará todo lo que
necesitamos para ser felices, para ser verdaderamente hermanos e hijos del
Reino.
Hoy, la imposición de la ceniza sobre nuestra cabeza será esta
señal de reconocimiento. Será como decir: somos débiles, somos pecadores, no
acabamos de salir de esta situación, de este estado.
Pero esto no agota la verdad de la celebración porque escucharemos
una buena noticia: “Conviértete y cree en el Evangelio” que nos invita a vivir
la Cuaresma como un tiempo para hacer nuestros, los hechos y las palabras
de Jesús. Hechos y palabras de Jesús que siempre nos animan a ser más
confiados, más esperanzados, más generosos, más felices; a darle sentido a
nuestra vida.
La Cuaresma debe renovar la esperanza que nos hace sentir
con toda una historia por construir, la historia donde tenemos que vivir
nuestra fe y hacer presente a Dios que siempre nos acompaña. Es dentro de la
historia que vamos viviendo la invitación de Dios a que recibamos el
reino de Jesús y que, al mismo tiempo, movidos por su Espíritu, pongamos
manos a la obra para construirlo en medio del mundo.
Para discernir
¿Somos dueños de nuestros deseos y nuestros intereses?
¿Tratamos habitualmente de imponer nuestro criterio y nuestra
voluntad?
¿Ejercitamos nuestra capacidad de renuncia de dinero, de tiempo,
de tranquilidad para el servicio a los demás?
¿Nos esforzamos por comprender a los que no son o piensan como
nosotros? ¿De qué manera tenemos presente a Dios en nuestras vidas?
Repitamos a lo largo de este día
Venid, volvamos al Señor (Os 6,1a).
Para la lectura espiritual
Arrepentimiento no equivale a autocompasión o remordimiento, sino
a conversión, a volver a centrar nuestra vida en la Trinidad. No significa
mirar atrás disgustado, sino hacia adelante esperanzado. Ni es mirar hacia
abajo a nuestros fallos, sino a lo alto, al amor de Dios. Significa mirar no
aquello que no hemos logrado ser, sino a lo que con la gracia divina podemos
llegar a ser…
El arrepentimiento, o cambio de mentalidad, lleva a la vigilancia,
que significa, entre otras cosas, estar presentes donde estamos, en este punto
específico del espacio, en este particular momento de tiempo. Creciendo en
vigilancia y en conocimiento de uno mismo, el hombre comienza a adquirir
capacidad de juicio y discernimiento: aprende a ver la diferencia entre el bien
y el mal, entre lo superfluo y lo esencial; aprende, por tanto, a guardar el
propio corazón, cerrando la puerta a las tentaciones o provocaciones del
enemigo. Un aspecto esencial de la guarda del corazón es la lucha contra las
pasiones: deben purificarse, no matarse; educarse, no erradicarse. A nivel del
alma, las pasiones se purifican con la oración, la práctica regular de los
sacramentos, la lectura cotidiana de la Escritura; alimentando la mente,
pensando en lo que es bueno y con actos concretos de servicio amoroso a los
demás. A nivel corporal, las pasiones se purifican sobre todo con el ayuno y la
abstinencia.
La purificación de las pasiones lleva a su fin, por gracia de
Dios, a la “ausencia de pasiones”, un estado positivo de libertad espiritual en
el que no cedemos a las tentaciones, en el que se pasa de una inmadurez de
miedo y sospecha a una madurez de inocencia y confianza. Ausencia de pasiones
significa que no somos dominados por el egoísmo o los deseos incontrolados y
que así llegamos a ser capaces de un verdadero amor
K.
Ware, El camino del cristiano Magnano 1998, 182-185 passim
Para rezar
Dios,
en tus manos me abandono
Yo me abandono ¡oh Dios! en tus manos.
Toma este barro y trabájalo
como arcilla entre las manos del alfarero
dale una forma y después, rómpela, si quieres
como es despedazada la vida de tantos hermanos.
Pide, ordena ¿Qué quieres que haga?
¿Qué quieres que no haga?
Ensalzado o humillado, perseguido,
incomprendido,
calumniado, alegre o triste,
o inútil para todo, sólo diré,
a ejemplo de tu Madre:
“Hágase en mí según tu palabra”.
Dame el amor por excelencia,
el amor de la cruz.
Pero no de las cruces heroicas
que podrían nutrir mi vanidad,
sino de las cruces vulgares que,
sin embargo, llevo con repugnancia.
De esas que se encuentran cada día
en la contradicción,
en el olvido, en los juicios falsos,
en la frialdad del alma,
en los desaires y desprecios de los demás;
en el malestar y defectos del cuerpo,
en la oscuridad de la mente
y en el silencio y aridez del corazón.
Entonces sólo Tú sabrás que te amo,
aunque ni yo lo sepa, con eso me basta. Amén
Toma este barro y trabájalo
como arcilla entre las manos del alfarero
dale una forma y después, rómpela, si quieres
como es despedazada la vida de tantos hermanos.
Pide, ordena ¿Qué quieres que haga?
¿Qué quieres que no haga?
Ensalzado o humillado, perseguido,
incomprendido,
calumniado, alegre o triste,
o inútil para todo, sólo diré,
a ejemplo de tu Madre:
“Hágase en mí según tu palabra”.
Dame el amor por excelencia,
el amor de la cruz.
Pero no de las cruces heroicas
que podrían nutrir mi vanidad,
sino de las cruces vulgares que,
sin embargo, llevo con repugnancia.
De esas que se encuentran cada día
en la contradicción,
en el olvido, en los juicios falsos,
en la frialdad del alma,
en los desaires y desprecios de los demás;
en el malestar y defectos del cuerpo,
en la oscuridad de la mente
y en el silencio y aridez del corazón.
Entonces sólo Tú sabrás que te amo,
aunque ni yo lo sepa, con eso me basta. Amén
LECTIO DIVINA
Tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará
+ Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 6, 1-6. 16-18
Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado
de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos:
de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el
cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti,
como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados
por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Tú, en cambio,
cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que
está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio,
cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea
conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre,
que ve en lo secreto, te recompensará.
Palabra del Señor.
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
Los temas tratados están
relacionados con las tres principales prácticas de piedad judía de entonces: la
piedad, la oración y el ayuno.
En los tres casos, Jesús
contrasta claramente la práctica de estas virtudes para ser vistos por los
demás, y hacerlas en secreto para ser vistas por el Padre. Introduce su
presentación a modo de advertencia “Tengan cuidado de no practicar su
justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos…” (6.1).
La búsqueda de la
recompensa a raíz de estas prácticas es el hilo conductor del discurso de
Jesús. Es impactante que el Señor no duda en calificar a esa búsqueda de piedad
pública como una actitud "hipócrita" y por otro lado explica que para
la práctica privada se requiere una actitud activa (ocultarse, retirarse,
acicalarse).
Mientras que el hacerlo
para ser visto por otros recibe como única recompensa esa mirada humana, el
hacerlo en secreto obtiene la recompensa máxima que un cristiano puede aspirar,
la de Dios mismo.
La sentencia “tu Padre,
que ve en lo secreto, te recompensará” se repite en 6,4; 6,6 y 6,18
al final de cada virtud piadosa mencionada.
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Preguntas para la meditación:
·
¿Cuáles son los actos de piedad o misericordia que practico hoy en mi vida
cristiana?
·
¿Tengo sentimientos de vanagloria cuando los realizo?
·
¿Disfruto mis momentos de oración en soledad?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE
DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, ayúdame a que mis
actos de piedad y misericordia nazcan de un corazón conforme al de un buen
discípulo tuyo. Que no busquen hipócritamente el aplauso humano, sino que
quieran en secreto recibir la recompensa hermosa que viene del Padre.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO
BÍBLICO?
|
Trato de sentarme
imaginariamente en el monte cuando Jesús da estas enseñanzas.
Vuelvo a leer el texto
bíblico en voz alta cómo si escuchara la palabra del Maestro.
Hago una pausa de silencio
luego de escuchar cada una de las tres virtudes piadosas.
Me gozo en mi corazón
esperando la incomparable recompensa del Padre y su significado para mi caminar
cristiano.
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
·
¿Qué acto de misericordia o piedad voy a realizar hoy?
·
¿Estoy dispuesto a hacer el compromiso conmigo mismo de no comentárselo a
nadie?
·
¿Qué momento del día y qué lugar voy a elegir para rezar?
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