30 de mayo de 2015

30 de mayo de 2015 – Semana VIII – SÁBADO DESPUÉSDE PENTECOSTÉS 

¿Con qué autoridad haces esto?

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Eclesiástico 51, 12-20a

¡Señor, te daré gracias y te alabaré!
Bendeciré el nombre del Señor.
En mi juventud, antes de andar por el mundo,
busqué abiertamente la sabiduría en la oración;
a la entrada del Templo, pedí obtenerla
y la seguiré buscando hasta el fin.
Cuando floreció como un racimo que madura,
mi corazón puso en ella su alegría;
mi pie avanzó por el camino recto
y desde mi juventud seguí sus huellas.
Apenas le presté un poco de atención, la recibí
y adquirí una gran enseñanza.
Yo he progresado gracias a ella:
al que me dio la sabiduría, le daré la gloria.
Porque resolví ponerla en práctica,
tuve celo por el bien y no me avergonzaré de ello.
Mi alma luchó para alcanzarla,
fui minucioso en la práctica de la Ley,
extendí mis manos hacia el cielo
y deploré lo que ignoraba de ella.
Hacia ella dirigí mi alma
y, conservándome puro, la encontré. 
Palabra de Dios.

SALMO
Sal 18, 8. 9. 10. 11 (R.: 9a) 
R. ¡Tus preceptos alegran el corazón, Señor!

La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple. R.

Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos. R.

La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos. R.

Son más atrayentes que el oro,
que el oro más fino;
más dulces que la miel,
más que el jugo del panal. R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Marcos     11,27-33.

Y llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él y le dijeron: “¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?”.
Jesús les respondió: “Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas. Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?”.
Ellos se hacían este razonamiento: “Si contestamos: ‘Del cielo’, él nos dirá: ‘¿Por qué no creyeron en él?’. ¿Diremos entonces: “De los hombres’?”. Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta, respondieron a Jesús: “No sabemos”. Y él les respondió: “Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas”. 
Palabra del Señor

PARA REFLEXIONAR

Termina nuestra lectura del Sirácida con un cántico de alabanza a la sabiduría. «Deseé la sabiduría con toda mi alma, la busqué desde mi juventud… mi corazón gozaba con ella… presté oído para recibirla… mi alma saboreó sus frutos».
El autor muestra una fundada satisfacción ya que desde joven la ha seguido y ha gozado de sus frutos.
La Palabra de Dios es palabra viva dicha para nosotros hoy y aquí. Una palabra y una sabiduría que tiene fuerza para iluminar y transformar todos los posibles senderos de nuestra vida.
Seguimos a CristoCamino, Verdad y Vida. Tenemos motivos para alegrarnos de tener la sabiduría de Dios muy cerca. En nuestro estilo de conducta y en las decisiones que vamos tomando, Jesús, el Maestro, nos va enseñando sus caminos.
***
La escena de hoy es continuación de la de ayer: ante el gesto profético de Jesús expulsando a los mercaderes y cambistas del Templo, las autoridades, envían una delegación a pedirle cuentas.
Jesús les propone una pregunta. Cuando Él ve que no hay fe, o que hay doblez en la pregunta, considera inútil dar argumentos. A veces se calla, a veces contesta planteando a su vez preguntas. Jesús también sabe ser astuto y desenmascarar las intenciones capciosas.
La pregunta de los jefes no era sincera. Es inútil razonar con estas personas. Jesús no les va a dar el gusto de afirmar una cosa que no van a aceptar.
Desde ahora se van a precipitar las cosas, con fuertes controversias que desembocarán en el proceso y la ejecución de Jesús.
Hay que saber discernir personal y comunitariamentesi los movimientos o las voces nuevas vienen o no del Espíritu. No deberían ser los intereses personales, el orgullo o la pereza lo que motive nuestra decisión.

PARA DISCERNIR

¿Practicamos el discernimiento personal y comunitario?
¿A qué actitudes nuevas me invita la liturgia de hoy?
¿Qué implica esta palabra en el discipulado? 

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

«Tu gracia vale más que la vida»

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«¿Con qué autoridad haces esto?» 

Es del Padre este Hijo que se le parece. Viene de él, este Hijo que se le puede comparar, porque le es semejante. Es su igual este Hijo que hace las mismas obras que él (Jn 5,36)… Sí, el Hijo hace las mismas obras del Padre; por eso nos pide creer que él es el Hijo de Dios. No se otorga un título que no le es debido; no es sobre sus propias obras que apoya su reivindicación. ¡No! Él da testimonio que no es sobre sus propias obras, sino sobre las de su Padre. Con ello da testimonio de que el esplendor de sus acciones le viene de su nacimiento divino. Pues ¿cómo los hombres hubieran podido reconocer en él al Hijo de Dios, en el misterio de este cuerpo que había asumido, en este hombre nacido de María? Es, precisamente, para que penetrara en su corazón la fe en él, que el Señor hacía todas sus obras: «Si hago las obras de mi Padre, aunque no me creáis a mi, creed a las obras» (Jn 10,38).
Si la condición humilde de su cuerpo parece ser un obstáculo para creer en su palabra, nos pide de creer, al menos, por sus obras. En efecto ¿por qué el misterio de su nacimiento humano nos iba a ser un obstáculo para percibir su nacimiento divino?… «Aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí y yo en el Padre»…
Esta es la naturaleza que posee por su nacimiento; este es el misterio de una fe que nos asegura la salvación: no dividir a los que son una unidad, no privar al Hijo de su naturaleza, y proclamar la verdad del Dios Viviente nacido del Dios Viviente… «Igual que el Padre que me ha enviado, vive, igualmente yo vivo por el Padre» (Jn 6,57). «Igual que el Padre tiene la vida en él, igualmente ha dado al Hijo el poder de tener la vida en sí mismo» (Jn 5,26). 
San Hilario (hacia 315-367), obispo de Poitiers y doctor de la Iglesia
Sobre la Trinidad, VII, 26-27

PARA REZAR

Tu palabra nos da vida

Tu Palabra nos da vida, Señor,
nos ayuda a seguir adelante
nos sirve para meditar y aprender,
nos reconforta en la aflicción,
nos orienta en el discernimiento
y en la toma de decisiones.

Tu Palabra es un espejo
que nos revela tu rostro.
Nos permite conocerte,
descubrirte, amarte con profundidad,
anhelar el encuentro contigo.

Tu Palabra es una ventana
por donde miramos al mundo que nos rodea,
es una lupa poderosa
que nos revela los secretos
de la historia que vivimos,
dándonos pistas, claves, guías,
para vivir con más fidelidad
a tus propuestas de vida.

Tu Palabra es el pozo límpido donde ir a beber,
para apagar la sed de justicia y de paz
que nos brota desde adentro,
al contemplar las cosas que vivimos,
la sociedad que hemos hecho,
o tolerado, por no escuchar tus enseñanzas.

Marcelo Murúa

LECTIO DIVINA

¿Con qué autoridad haces estas cosas?

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     11, 27-33

Y llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él y le dijeron: «¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?» 
Jesús les respondió: «Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas. Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?»
Ellos se hacían este razonamiento: «Si contestamos: "Del cielo", él nos dirá: "¿Por qué no creyeron en él? ¿Diremos entonces: "De los hombres?"» Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta, respondieron a Jesús: «No sabemos.»
Y él les respondió: «Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas.»
Palabra del Señor.

LECTURA -  ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

Guías para la lectura:

Aunque los dirigentes traman su muerte (11,18), Jesús se pasea solo por el templo, sin que se mencionen sus discípulos. Mientras que los dirigentes tienen miedo de él, él no lo tiene de ellos.
Se le acercan los tres grupos que componían el Sanedrín o Gran Consejo, exponentes de los tres poderes: el religioso-político (los sumos sacerdotes, aristocracia sacerdotal), el intelectual (los letrados, teólogos y juristas) y el económico (los senadores, aristocracia civil). La presencia de los tres grupos, el Consejo en pleno, indica la gravedad de la situación.
Le hacen dos preguntas: la primera quiere saber qué clase de autoridad se atribuye Jesús para hacer lo que hace, la segunda, quién se la ha dado.
Jesús quiere desenmascarar la mala voluntad de los dirigentes, que impide toda posibilidad de diálogo. Hace su pregunta, aunque prevé que no van a contestarla, porque cualquier respuesta los comprometería.
Optan por no pronunciarse, mostrando su mala fe. Sus motivaciones nada tienen que ver con Dios, cuya invitación han rechazado en la persona de Juan: buscan conservar su poder y salvaguardar sus intereses. Para ello, lo más conveniente es mantener una postura ambigua que no los comprometa. Con ello, sin embargo, no podrán condenar el mesianismo de Jesús ni desautorizarlo. Tendrán que tolerar su enseñanza, y, más tarde, prenderlo en traición.
Jesús no responde a la mala fe.

MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

Preguntas para la meditación:

¿Cuál era la trampa en la pregunta de las autoridades judías?
¿Por qué Jesús los pone en aprietos con su pregunta?
¿A quién temían y a quién habían dejado de temer los interrogadores de Jesús?

ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?

Señor, que tenga siempre temor de ti y que pueda discernir tu palabra y tiempos y vivirlos con humildad y valentía. Y que no tema a la gente por lo que mis palabras y actos de fe cristianos pueda incomodarlos.

CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?

Reflexiono en las profundas contradicciones que puede producir perder el temor a Dios y la sensibilidad a su palabra.
Medito en la cerrazón de pensamiento y acción que puede generar no querer importunar a la gente con un testimonio cristiano.

ACCIÓN -  ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

Preguntas para la acción:

¿Tengo temor de mostrar en mi vida y mis palabras un testimonio cristiano?
¿He actuado alguna vez de una manera hipócrita o acomodaticia por temor?
¿Con quién voy a compartir lo reflexionado en la Lectio de hoy?


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