20 de junio de 2015


Busquen el reino de Dios

PRIMERA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto    12, 1-10

    Hermanos:
    ¿Hay que seguir gloriándose? Aunque no esté bien, pasaré a las visiones y revelaciones del Señor. Conozco a un discípulo de Cristo que hace catorce años -no sé si con el cuerpo o fuera de él, ¡Dios lo sabe!- fue arrebatado al tercer cielo. Y sé que este hombre -no sé si con el cuerpo o fuera de él, ¡Dios lo sabe!- fue arrebatado al paraíso, y oyó palabras inefables que el hombre es incapaz de repetir.
    De ese hombre podría jactarme, pero en cuanto a mí, sólo me glorío de mis debilidades. Si quisiera gloriarme, no sería un necio, porque diría la verdad; pero me abstengo de hacerlo, para que nadie se forme de mí una idea superior a lo que ve o me oye decir.
    Y para que la grandeza de las revelaciones no me envanezca, tengo una espina clavada en mi carne, un ángel de Satanás que me hiere. Tres veces pedí al Señor que me librara, pero él me respondió: «Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad.» Más bien, me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el poder de Cristo. Por eso, me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en las privaciones, en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. 
Palabra de Dios. 

SALMO    
Sal 33, 8-9. 10-11. 12-13 (R.: 9a) 
R.    ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!

    El Ángel del Señor acampa
    en torno de sus fieles, y los libra.
    ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
    ¡Felices los que en él se refugian! R.

    Teman al Señor, todos sus santos,
    porque nada faltará a los que lo temen.
    Los ricos se empobrecen y sufren hambre,
    pero los que buscan al Señor no carecen de nada. R.

    Vengan, hijos, escuchen:
    voy a enseñarles el temor del Señor.
    ¿Quién es el hombre que ama la vida
    y desea gozar de días felices? R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo    6, 24-34

    Jesús dijo a sus discípulos:
    Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.
    Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido? Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?
    ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos.
    Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
    No se inquieten entonces, diciendo: «¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?» Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan. Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción. 
Palabra del Señor.

Para reflexionar

Pablo describe su ministerio apostólico. Su debilidad está a la vista y es la que da paso a la iniciativa de Cristo que lo colma con su fuerza y su poder. Pablo podría gloriarse de visiones, de gracias, de carismas, de fenómenos místicos, pero no quiere que la prueba de su mandato apostólico se encuentre en los fenómenos carismáticos que acompañan a veces al ministerio apostólico.
El único criterio de su ministerio apostólico es la debilidad exterior: saber aceptar con alegría y paciencia todo lo que puede asociar su vida a la humillación del Señor a quien se sirve. Pablo aplica al ministro de Cristo los criterios esenciales de la vida cristiana, imitación de la sabiduría de Cristo que se ha humillado hasta la debilidad para glorificar a Dios revelando la vida de Dios a todos los creyentes a quienes ofrece la participación en el poder de su resurrección.
Pablo nos habla de una gracia absolutamente trascendente y gratuita que lo marcó profundamente, pero que, al mismo tiempo, no quitó nada de su realidad personal con frecuencia expuesta al dolor. El tiene conciencia de que su debilidad personal pone de relieve todavía más la acción de Dios en su persona y en su ministerio. Por eso puede presumir, sólo de su flaqueza Concretamente, Pablo habla de un “aguijón” en su carne, al que identifica en seguida con un «ángel de Satanás» que lo golpea. Si bien no sabemos a qué se refiere el Apóstol, lo que sí podemos decir es que este «aguijón» implicaba para Pablo un serio obstáculo para su obra misionera.
Esta situación espiritual tiene su punto de referencia específicamente en la persona de Cristo. Por la manifestación de Cristo como punto central y culminante de la historia a pesar de ser “pobre de Dios” a “servidor de Jesucristo”.

Jesús nos presenta otro rasgo del estilo de vida de sus discípulos: la confianza en Dios, en oposición a la excesiva preocupación por el dinero. Jesús ni demoniza el dinero ni afirma que éste o los bienes materiales no sean necesarios para vivir, sino que los coloca en el lugar que deben ocupar en la vida del ser humano. Desde un refrán de la época: «no se puede servir a dos amos», Jesús establece la antítesis entre Dios y Mammón, entre Dios y el dinero como ídolo y como razón de ser. Es imposible encontrarse bien y a gusto con los dos.
Los discípulos no pueden tener una fidelidad dividida. Estas palabras de Jesús expresan el carácter radical de su enseñanza con relación al dinero y a las propiedades. Las posesiones materiales son un dios falso que exige una lealtad exclusiva que piden ocupar el primer lugar. La vida vale más que el alimento, el cuerpo más que el vestido. Lo espiritual vale más que lo material y el ser más que el aparecer.
Jesús les enseña a los suyos la actitud de confianza en Dios, con la comparación de los pájaros y de las flores. Hay que trabajar para vivir, pero no vivir para acumular y acumular. Los pájaros se esfuerzan por comer, pero no se dedican a acumular. Comen cada día y eso les basta. Su mañana, como el nuestro, depende de Dios, por eso de nada vale agobiarse por el futuro con las preocupaciones de la comida, la bebida o el vestido, si “nadie puede añadir ni siquiera una hora a su vida”. Lo que él quiere, es que no vivan agobiados sino que sepan mirar las cosas en su justa jerarquía. El Reino de Dios y su justicia es lo principal, y «todo lo demás se dará por añadidura».
Estamos llamados a construir una nueva sociedad y si nos esforzamos en buscar ante todo el “Reino de Dios”, la comida y el vestido se nos dará por añadidura. Es una invitación a relativizar el valor absoluto de los bienes terrenos en comparación con el valor supremo de Dios y su reinado lo que nos llevará solidarizarnos con los más necesitados desde una actitud de generosidad.
Jesús, que ha quitado a los discípulos la preocupación por el objetivo inmediato de la subsistencia, les recuerda el objetivo primero es el trabajo por la extensión del reino de Dios, que se verifica en la nueva relación humana que crea nuevas condiciones vida. Quien se ponga al servicio de la causa del dinero no debe extrañarse de que en la tierra se multipliquen los seres humanos sin alimento y sin vestido.
El que pone su vida al servicio del reino verá tarde o temprano, el fruto de la justicia, solidaridad y amor por las que ha trabajado. El alimento y el vestido no faltarán nunca en una sociedad regida por estos valores. Cuando la comunidad trabaja así, no tiene que preocuparse por su vida material; ya que de ésta se ha ocupado el Padre desde la creación.
No pueden convivir juntos el pobre y el justo porque si el justo es justo, compartirá con el pobre y dejará de serlo.
Hay que vivir en el presente, sin agobios por el mañana. El mañana se preocupará de sí mismo. Al discípulo le basta con enfrentarse con la dificultad día por día, y experimentar en ella la eficacia de su amor.

Para discernir

¿Dónde experimento que tengo los apoyos más fuertes de mi vida?
¿En qué lugar tengo puesto mi corazón?
¿Qué es lo que mueve mis deseos y búsquedas?

Repitamos a lo largo de este día

«No se preocupen tanto por su vida»

Para la lectura espiritual

     …”El Señor dijo a sus discípulos: «Os doy mi paz» (Jn 14,27). Es necesario pedir a Dios esta paz de Cristo, y el Señor la dará al que se la pida. Cuando la recibimos hemos de velar santamente por ella y hacerla crecer.
     Aquel que en sus aflicciones no se abandona a la voluntad de Dios, no puede conocer la misericordia de Dios. Si te sobreviene una desgracia, no te dejes abatir, sino acuérdate de que el Señor te mira con bondad. No aceptes este pensamiento: « ¿El Señor me mirará con amor siendo así que le he ofendido?», porque el Señor es bueno por naturaleza. Vuélvete con fe a Dios y di como el hijo pródigo del Evangelio: «No soy digno de ser llamado hijo tuyo» (Lc 15,21). Entonces verás cuán querido eres del Padre, y tu alma conocerá un gozo indescriptible”…
San Silvano (1866-1938),

Para rezar

Abandonarme…en ti…

Abandonarme en ti…
dejar que las cosas sigan su rumbo incierto…
Abandonarme en ti…
creer que todo está solucionado con tan sólo pensar en Ti.
Abandonarme en ti…
sentir tu presencia y olvidarme de las angustias.
Abandonarme en ti…
quisiera hacerlo pero mi condición humana y pecadora me lo impiden…
Perdóname Señor por no abandonarme en ti…
es que hay tantas cosas en mi mente y en mi corazón, tantos problemas que tengo que solucionar…
Abandonarme en ti…
hoy me abandono en ti, me olvido de mi misma para sólo estar en tu presencia, para sentir tu abrazo y tu sosiego.
Abandonarme en ti…
toda mi vida es tuya y todo lo que hay en ella, hazlo mejor y ayúdame a entender que todo lo que tengo que hacer es…
ABANDONARME EN TI…


LECTIO DIVINA

No se inquieten por el día de mañana

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     6, 24-34

Jesús dijo a sus discípulos:
Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.
Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido? Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?
¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos.
Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
No se inquieten entonces, diciendo: «¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?» Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan. Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.
Palabra del Señor.

LECTURA -  ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

Guías para la lectura:

El Bautismo nos ha consagrado al Señor; luego, nosotros, sintiendo en nuestras conciencias el llamado de Dios a vivir esa consagración en plenitud de vida, nos hemos abrazado voluntariamente con esa realidad: pertenecer totalmente al Señor y vivir para Él.
Los principales enemigos de esa total pertenencia a Dios somos nosotros mismos, con nuestros egoísmos, nuestra soberbia, nuestra comodidad y falta de sacrificio, nuestra sensualidad y nuestra pereza.
Pero el Señor especifica de un modo particular que no se puede servir a Dios y a las riquezas - “mamón” en hebreo, “mamona” en arameo -  en la literatura rabínica, estas riquezas se refieren, no solamente al dinero, sino a todos los bienes materiales en general.
“Servir” a las riquezas es hacerse esclavo de ellas; servir a los bienes y comodidades materiales es permitir que ellos nos alejen del servicio de Dios, en lugar de que nos sirvan de instrumento para la práctica de la justicia, de la caridad y del desprendimiento.
No se puede llevar una vida consagrada a Dios y al mismo tiempo a las comodidades; al apostolado y a la pereza y gustos propios.
La justicia, hablando bíblicamente, comprende todas aquellas obras que en sí son justas, aquellas obras que hacen que nuestra vida sea justa con la justicia evangélica, justa a los ojos de Dios que escudriña el fondo del corazón.
Si el Reino de Dios es Reino de justicia, de verdad, de amor y de paz, mis obras y mis esfuerzos, mis preocupaciones y mi tiempo han de orientarse a eliminar cuanto pueda oponerse o impedir en la humanidad, en los ambientes y en la comunidad en la que vivo y actúo, la justicia, la verdad, el amor y la paz.

MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

Preguntas para la meditación:

¿Hay en mi vida algo que pueda contradecir la voluntad del Señor?
¿Hay algo que me aparte de lo que el Señor espera de mí?
¿Puedo afirmar con toda verdad: Señor, soy todo tuyo?

ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?

Señor, ayúdame a buscar y vivir en tu Reino de justicia y paz. Que mi deseo no sea la cultura del dinero que me asecha en todo momento.

CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?

Examino mi vida y miro si dedico además de tiempo a las cosas de la tierra a las cosas de Dios.
Reviso si el tiempo y los esfuerzos que empleo para las ocupaciones y cosas de la tierra, están en conformidad con la voluntad de Dios, de modo que sean también cosas de Dios.

ACCIÓN -  ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

Preguntas para la acción:

¿Cómo serviré a Dios y no al Dinero en esta sociedad consumista?
¿Cómo combatiré la inquietud y ansiedad por las cosas materiales?

¿Cómo buscaré el Reino de Dios y su justicia?

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