12 de septiembre de 2015


…vivir la palabra para entrar en el reino

PRIMERA LECTURA 
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a Timoteo    1, 15-17

    Es doctrina cierta y digna de fe que Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el peor de ellos. Si encontré misericordia, fue para que Jesucristo demostrara en mí toda su paciencia, poniéndome como ejemplo de los que van a creer en él para alcanzar la Vida eterna.
    ¡Al Rey eterno y universal, al Dios incorruptible, invisible y único, honor y gloria por los siglos de los siglos! Amén.
Palabra de Dios.

SALMO    
Sal 112, 1-2. 3-4. 5a y 6-7 (R.: cf. 2) 
R.    Bendito sea el nombre del Señor para siempre.

    Alaben, servidores del Señor,
    alaben el nombre del Señor.
    Bendito sea el nombre del Señor,
    desde ahora y para siempre. R.

    Desde la salida del sol hasta su ocaso,
    sea alabado el nombre del Señor.
    El Señor está sobre todas las naciones,
    su gloria se eleva sobre el cielo. R.

    ¿Quién es como el Señor, nuestro Dios,
    que se inclina para contemplar
    el cielo y la tierra?
    El levanta del polvo al desvalido,
    alza al pobre de su miseria. R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas    6, 43-49

    Jesús decía a sus discípulos:
    «No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas.
    El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca.
    ¿Por qué ustedes me llaman: “Señor, Señor”, y no hacen lo que les digo? Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida.
    En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande.»
Palabra del Señor.

Para reflexionar

San Pablo continúa recordando rasgos de su autobiografía, en forma de una acción de gracias a Dios por su benevolencia con él.
Su catequesis sobre Jesús se resume en esta afirmación: “Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores”. En seguida se lo aplica a sí mismo“y yo soy el primero, y por eso se compadeció de mí”.
No somos ricos, no somos poderosos, sino pobres y débiles. Así se sentía Pablo en su ministerio. Y así hizo lo que hizo, fiado más de Dios que de sí mismo.
Si dijéramos desde lo más profundo del ser: “se compadeció de m픑, “en mí, el primero, mostró Cristo toda su paciencia“, entonces podríamos presentarnos como modelos para los demás, porque seguramente lo haríamos, no con aires autosuficientes y farisaicos, sino con humildad de hermanos.
***
Jesús en su andar, experimenta en muchos de los que salen a su encuentro, que la palabra ha encontrado una tierra fértil donde los valores del Reino crecerán. El pueblo, los discípulos y la larga fila de enfermos, pecadores y menesterosos, en medio de las inevitables ambigüedades de todos los seres humanos, con su pobreza, ignorancia y simpleza, son capaces de dar buenos frutos del Reino.
Por otro lado encuentra que muchos de los que lo siguen y poseen una posibilidad mayor de vivir los valores del reino, se conforman con una fe de apariencia o de cumplimiento; conservan la fachada pero no tienen la consistencia en su obrar de una vida que ha optado sinceramente por vivir en clave de Reino. Ante esta realidad, termina su discurso recordando la perspectiva del juicio. Lo mismo que se juzgaba al judío por la práctica de los mandamientos, el cristiano tiene que responder de su conformidad con la ley de la misericordia.
Para que la fe sea real no basta acercarse a Él, sino que es necesario dejarse hablar, cuestionar y modelar por su palabra de verdad, de modo que se vaya encarnando hasta en los rincones más ocultos del corazón, y penetre en los repliegues más escondidos de la vida. Sólo así, la fuerza de la gracia hará hombres transformados y transformadores.
Todos tenemos la experiencia de que la fe conoce idas y vueltas, de que a veces es certeza serena, y otras veces es duda dolorosa. La fe, sobrepasada por la prueba del sufrimiento, por el trabajo, por el placer o, simplemente, por la negligencia, puede adormecerse, padecer de anemia, dejar de iluminar la vida. Pero también hemos de reconocer que, en nuestra vida y en la del mundo, la fe vivida con fuerza y radicalidad puede ser el motor de compromisos profundos, la libertad para la lucha verdadera, la luz de nuestra libertad, el coraje de nuestra fidelidad; en definitiva la roca inamovible sobre la que edificar nuestra vida presente y proyectar el futuro.

Para discernir

¿Vivís contando solamente con tus propias fuerzas o poniendo tu confianza en Dios?
¿Cuáles son tus valores de juicio y tus criterios determinantes?
¿Cuál es la roca firme sobre la que apoyás tu vida?

Repitamos a lo largo de este día

…Quiero vivir tu Palabra…

Para la lectura espiritual

« Cada árbol se reconoce por sus frutos »

      Si una cosa hay que siempre nos asegurará el Cielo, son los actos de caridad y de generosidad con los que habremos llenado nuestra existencia. ¿Acaso sabremos jamás cuál es el bien que nos puede acarrear una simple sonrisa? Proclamamos como Dios acoge, comprende, perdona. Pero, ¿acaso somos nosotros la prueba viviente de ello? ¿Ven en nuestras vidas que esta acogida, esta comprensión, este perdón, son verdaderos? Seamos sinceros en nuestras mutuas relaciones; tengamos el valor de acogernos unos a otros tal como somos. No estemos sorprendidos o preocupados por nuestros fracasos ni por los de los demás; sino que procuremos antes ver el bien que hay en cada uno de nosotros; busquémosle, porque cada uno de nosotros ha sido creado a imagen y semejanza de Dios.
        No olvidemos que todavía no somos santos, sino que nos esforzamos para llegar a serlo. Seamos, pues, extremadamente pacientes en lo que se refiere a nuestras faltas y caídas. No te sirvas de tu lengua si no es para hablar bien de los otros, «porque de la abundancia del corazón, habla la boca ». Es preciso que, aquellos cuya misión es dar tengamos alguna cosa en el corazón antes de poder dar; debemos primero, crecer en el conocimiento de Dios. 
Bienaventurada Teresa de Calcuta (1910-1997),
fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad
No hay amor más grande.

Para rezar

Señor, nos unimos a toda la Iglesia
y te pedimos para que
podamos asumir la responsabilidad
que nos corresponde por ser bautizados.
Asiste el peregrinar
y el trabajo de tu pueblo,
para que entre todos,
buscando vivir la fidelidad a tus enseñanzas,
podamos ser signos de paz,
de esperanza y de amor,
en medio de una sociedad
que vive los desafíos
de la mentira y la corrupción.
En tus manos depositamos
el deseo de vivir
y de formar comunidades eclesiales,
en las cuales todos se sientan hermanos
en torno a tu Palabra.
Amén.

LECTIO DIVINA

¿Por qué me llaman «Señor, Señor»,
y no hacen lo que les digo?

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     6, 43-49

    Jesús decía a sus discípulos:
    «No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas.
    El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca.
    ¿Por qué ustedes me llaman: "Señor, Señor", y no hacen lo que les digo? Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida.
En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande.»
Palabra del Señor.

 LECTURA -  ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

Guías para la lectura:

Para la lectura del Evangelio de hoy, recordemos las reflexiones de los padres de la Iglesia:
“He aquí que de nuevo Cristo establece la necesidad de que éstos, los que se unen a nosotros, se distingan, no por sus vestidos, sino por lo que son en realidad. El árbol se conoce por su fruto. De la misma forma que es necedad buscar en las espinas frutos selectos, hablo de un racimo de uvas y de higos, así también es ridículo pensar que es posible encontrar en los hipócritas y en los profanos algo digno de admiración, esto es, nobleza en la virtud…
El que es bueno – dice – saca cosas buenas de su corazón como si de un buen tesoro se tratara. El que no lo es, con la mente dominada por la ignorancia y la maldad, obrará lo que oculta en su interior. Lo que acude a la mente y al corazón salta mediante la palabra que corre hacia la boca. El hombre virtuoso habla de lo que conviene a su modo de ser; el que es perverso y malvado arroja por la boca la impureza que hay en su interior”. (Cirilo de Alejandría, Comentario al Ev. de Lucas)
“El Señor nos indica, añadiendo otro ejemplo, cuál es la verdadera diferencia que hay entre los buenos y los malos frutos. Os manifestaré a quién es semejante todo el que viene a mí, oye mis palabras y las cumple. Se parece a un hombre que edifica su casa. Este hombre que edifica su casa es el mediador mismo entre Dios y los hombres, el hombre Cristo-Jesús, que se dignó edificar y consagrar para sí una casa querida, esto es, la santa Iglesia, en la que deseaba permanecer siempre.
El cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca, pues se afanó en arrancar de raíz todo lo que encontró de intención terrena en el corazón de sus fieles, para que una vez arrancados los pensamientos superfluos y rudos de los viejos hábitos, pudiera Él mismo tener en ellos una mansión estable e inamovible. Él mismo es la roca, sobre la que puso los cimientos de esta casa. Pues así como en la construcción de una casa nada ha de preferirse a la piedra sobre la que se ha de echar el cimiento, así también la santa Iglesia tiene en el corazón la santa piedra, es decir, Cristo.
Cuando se produjo una inundación, el torrente chocó contra la casa aquella y no pudo derribarla, pues estaba asentada sobre piedra. La exposición es clara, pues la Iglesia ha sido muchas veces sacudida por tribulaciones, pero nunca derribada”. (Beda, Homilías sobre los Evangelios)

MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

Preguntas para la meditación:

¿Cuáles son mis reales frutos espirituales?
De acuerdo a lo que más fácilmente sale de mi boca: ¿Qué habrá en mi corazón?
¿Dónde estoy edificando la “casa” de mi vida?

ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?

Señor, Tú que no miras lo exterior del hombre sino su interior, ayúdame a cuidar mi vida espiritual para que dé frutos dignos de ser tu discípulo. Dame el coraje y la humildad para cumplir tus palabras y construir mi casa sobre la roca firme.

CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?

Reflexiono en la imagen que propone el texto sobre los frutos y los árboles como también lo que  mis palabras evidencian de mi interior.
Medito acerca de mi propia vida delante de Dios.

 ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?CONTEMPLACIÓN -

Preguntas para la acción:

¿Estoy dispuesto a hacer un análisis sincero de mis frutos espirituales?
¿Cómo cambiaré las palabras que salen de
 mi boca que no agradan a Dios?
¿Cómo “construiré mi casa sobre la roca”?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te invitamos a dejarnos tus comentarios, sugerencias u observaciones. Gracias por hacerlo.