20 de septiembre de 2015 – TO – DOMINGO XXV – Ciclo B
El que quiera ser el
primero que sea servidor de todos
PRIMERA LECTURA
Lectura del
libro de la Sabiduría 2, 12. 17-20
Dicen los impíos:
«Tendamos trampas al justo, porque nos molesta y se opone a nuestra manera de
obrar; nos echa en cara las transgresiones a la Ley y nos reprocha las faltas
contra la enseñanza recibida. Veamos si sus palabras son verdaderas y
comprobemos lo que le pasará al final.
Porque si el justo es hijo de Dios, Él lo protegerá y lo librará de las manos
de sus enemigos. Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su
temple y probar su paciencia. Condenémoslo a una muerte infame, ya que él
asegura que Dios lo visitará.»
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 53, 3-4. 5.
6 y 8 (R.: 6b)
R. El Señor
es mi verdadero sostén.
Dios mío, sálvame por tu Nombre,
defiéndeme con tu poder.
Dios mío, escucha mi súplica,
presta atención a las palabras de mi boca.
Porque gente soberbia se ha alzado contra mí,
hombres violentos atentan contra mi vida,
sin tener presente a Dios.
Pero Dios es mi ayuda,
el Señor es mi verdadero sostén:
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
daré gracias a tu Nombre, porque es bueno.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la
carta del apóstol Santiago 3, 16-4, 3
Hermanos:
Donde hay rivalidad y discordia, hay también desorden y toda clase de maldad.
En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, ante todo, pura; y además,
pacífica, benévola y conciliadora; está llena de misericordia y dispuesta a
hacer el bien; es imparcial y sincera. Un fruto de justicia se siembra
pacíficamente para los que trabajan por la paz.
¿De dónde provienen las luchas y las querellas que hay entre ustedes? ¿No es
precisamente de las pasiones que combaten en sus mismos miembros? Ustedes
ambicionan, y si no consiguen lo que desean, matan; envidian, y al no alcanzar
lo que pretenden, combaten y se hacen la guerra. Ustedes no tienen, porque no
piden. O bien, piden y no reciben, porque piden mal, con el único fin de
satisfacer sus pasiones.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del
santo Evangelio según san Marcos 9, 30-37
Al salir de allí atravesaron la Galilea ; Jesús no quería que nadie lo
supiera, porque enseñaba y les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en
manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará.»
Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas.
Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: «¿De
qué hablaban en el camino?» Ellos callaban, porque habían estado discutiendo
sobre quién era el más grande.
Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: «El que quiere ser el
primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos.»
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo:
«El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que
me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado.»
Palabra del Señor.
Para reflexionar
·
Es normal que todos busquen realizarse;
como se dice frecuentemente: “ser alguien en la vida”. En este tiempo, de
un modo particular, esta realización se encuentra muy emparentada con la idea
del triunfo y del éxito. El problema reside en qué consiste tener éxito,
triunfar y “ser alguien”.
·
El mundo promueve una desenfrenada carrera
por alcanzar el “éxito” en la que casi todos buscan subirse a la tarima de los
ganadores. Nadie quiere estar entre los últimos. En la búsqueda de triunfar en
la vida, el “éxito” tiene el rostro de logros económicos, muchas veces, más
allá de lo necesario para vivir dignamente, girando alrededor del
reconocimiento social, del poder que permite manejar la vida de los
otros, en la superficial vanidad de ser admirado y envidiado por todos, en
ascender lo más alto posible a costa de cualquier precio, en ser buscado e invitado
a no importa qué evento o qué tapa de revista, en poseer y consumir los
ultísimos productos para no estar “out”.
·
Todo parece estar permitido con tal de
permanecer en la carrera. En este stress de competitividad lo importante es
tener “mente ganadora” con la consecuente agresividad, falta de conciencia y
límites. Todo vale: mentiras, simulaciones, codazos y zancadillas, serruchadas
de piso, arreglos, tranzas, calumnias. En este estilo de vida: se confunde ser
bueno con ser ingenuo, ser honesto con carecer de ambiciones y querer ser justo
por ser un tonto idealista.
·
Una vida así acarrea inmenso sufrimiento
en aquellos que son las víctimas de los egoísmos e intereses desmedidos de los
demás, a lo que se suma el drama de las frustraciones de los que van quedando
en el camino a la espera de la revancha. En esta carrera son muchos los
perdedores y pocos los ganadores.
***
·
El autor del libro la Sabiduría pone en
boca de los impíos un estilo de vida basado en una mentalidad hedonista.
Liberarse es para ellos alejarse de toda preocupación que pueda poner freno a
los placeres de la vida. En esa situación, la sola presencia del “justo” se les
hace insufrible y ponen a prueba su fidelidad. “El justo” es la piedra de
choque de sus contemporáneos.
***
·
Estos versículos de la carta de Santiago
hay que encuadrarlos dentro del tema de la fe y las obras. La conversión que
exige el Evangelio debe llevar a una transformación mucho más radical de la
persona humana. Un cambio de actitud que no se manifiesta en obras es estéril; “Quien
no vive como piensa acaba pensando cómo vive”.
***
·
En la línea del domingo pasado, Jesucristo
continúa anunciando a sus discípulos el camino del Mesías según Dios. La
respuesta va acompañada con la afirmación acerca de quién es mayor en el Reino
de los Cielos. Ante las pretensiones “lógicas” de sus apóstoles, Jesús expresa
un criterio opuesto que supone un cambio total de actitud. La discusión de los
discípulos preocupados en el reparto de los cargos de gobierno en un reino al
estilo del mundo es desarmada y reorientada a través de una situación
tomada de la vida diaria.
·
Jesús toma un niño y lo pone en medio de
ellos. Con este hermoso gesto Jesús presentaba concretamente lo que en sus
palabras podía dar margen a interpretaciones equívocas. En la cultura antigua
el niño era considerado insignificante. Por su edad y condición física no
estaba en condiciones de participar en la guerra, ni en la vida productiva, ni
en la política, ni en la vida religiosa. El niño es presentado como la imagen
de todos los que no son considerados dignos de atención y de valoración.
·
La imagen del niño para Jesús dice mucho
más y es signo de la actitud que debe tener todo aquel que quiera pertenecer al
Reino. El niño puede ser grande en la medida que otro lo alza. Los niños no
andan con vueltas, se entregan confiadamente a quien descubren que los ama y lo
aceptan como guía; son necesitados y no paran de pedir hasta conseguir lo que
quieren. Los niños son la imagen de la vida que comienza y podrán llegar a ser
grandes en la medida que se hagan capaces de recibir. Jesús pone de manifiesto
que los niños pueden entender el mensaje del Reino porque aún no tienen
prejuicios y no pueden ostentar riquezas ni poder. La novedad de Jesús consiste
en engrandecer lo pequeño, lo simple e insignificante. “Lo que convierte al
cristiano en cristiano, no es un acto religioso particular, sino la
participación en el sufrimiento de Dios en la vida del mundo… Jesús no nos
invita a una nueva religión: Jesús nos invita a la vida. ¿Qué es esta vida y
esta participación en la impotencia de Dios en el mundo?” DIETRICH
BONHOEFFER
·
Desde Cristo el criterio acerca de la
autoridad cambia radicalmente y sus palabras piden una fe real y amor hecho
servicio hacia todos; dentro y fuera de la Iglesia. A nuestro modo todos
tenemos nuestra autoridad. Autoridad como padres de familia, como jefes
en cualquier empresa o trabajo, como líder nato en cualquier ámbito, como
docentes o maestros en el camino de la fe.
·
Ejercer la autoridad en la fe es
vivir el afán cotidiano de servir a aquellos que Dios nos confía con todo lo
que somos, gastándonos sin reserva , dejando nuestra vida en este propósito;
movidos por un amor concreto como el de Jesús que, “Habiendo amado a
los suyos, los amó hasta el extremo”. Este es el test de la fe de los
cristianos que ejercen autoridad.
·
Para Jesús lo único verdaderamente
importante es el amor, y el servicio como práctica concreta del amor. Este es
el único título de dignidad y de honor y de importancia. Sólo los que aman, los
que son capaces de lavar los pies, los que no viven más que para ayudar, los
que sólo buscan el bien de los demás están en el primer lugar. Para Jesús solo
vale el servicio por amor, el ponerse a los pies del otro despojándose de todo
rango considerando a los demás más que a uno mismo. Esta es la dignidad de
Jesús y la de sus discípulos.
·
Ante los espejismos del éxito mundano,
Jesucristo nos anuncia la Buena Noticia del triunfo según Dios, que es el
triunfo del Siervo que con su vida entregada instaura otra lógica y otras
actitudes. El verdadero camino de éxito pasa por el despojamiento y la
entrega; ser como el último hacerse servidor de todos. En esta
propuesta no hay espacio para la competencia agresiva ni para la vanidad de las
apariencias, no hay espacio para el poder manipulador ni la fuerza del dinero,
no hay espacio para el que se impone por la fuerza o la violencia. Sólo tiene
espacio y cabida el servicio solidario y fraterno a todos, el compartir
generoso, el amor por la justicia y la verdad, el perdón incondicional, la
cercanía a los pequeños de este mundo. Finalmente la muerte que les anuncia
Jesús será el último servicio por el que el Padre le entregará el Reino.
·
Las palabras de este domingo son un
enérgico llamado a una conversión personal e institucional y pastoral. Los
cristianos debemos vivir el ejercicio de la autoridad con estilo de Cristo que
no vino a ser servido sino a servir. La Iglesia como comunidad animada por el
Espíritu de Jesús está llamada a instaurar ese estilo inconfundible del Señor
hecho siervo para hacer creíble el Evangelio que anuncia y no quedar entrampada
en las formas mundanas de pensar y actuar.
·
La Iglesia del servidor de los hombres es
la que actúa callada y anónimamente; la que no aparenta, no busca honores, ni
se encumbra haciendo alarde de ciencia o de autoridad. La Iglesia que abraza a
los pequeños y los recibe en nombre de Jesús sintiendo el gozo y el orgullo de
no tener más poder que el que otorga el amor sencillo y desinteresado.
Cualquier afán de dominio sobre los demás velará el rostro de Jesús que debe
transparentar.
·
Para cada discípulo y para la Iglesia en
su totalidad no hay otra ruta para el seguimiento de Jesucristo que la del
Servidor ni otra fuente de eficacia que la que brota de la Cruz.
Para discernir
·
¿Por dónde pasan mis expectativas en la
búsqueda del reino?
·
¿Cuáles son los criterios determinantes de
mis valoraciones?
·
¿Qué concepción tengo del poder?
Repitamos a lo largo de este día
…Dame un
corazón de niño…
Para la lectura espiritual
El niño pequeño sabe que lo es y acepta el
hecho sin fingir ser grande, por lo que su mundo es un mundo de maravilla. Para
todo chiquillo pequeño, su padre es un gigante.
La capacidad de maravillarse ha sido
extinguida en muchas universidades. El hombre empieza interesándose en si es el
primero o el último de la clase, o en si figura entre los medianos y pretende
elevarse o no. Ese interés en sí mismo y en la calibración moral que tiene,
envenena la vida de los orgullosos, porque pensar demasiado en uno mismo es siempre
una forma de la soberbia.
El deseo de aprender, de cambiar y de
crecer es una cualidad propia de quien se olvida a sí mismo y es realmente
humilde.
El orgullo y el exhibicionismo nos
imposibilitan el aprender, y hasta nos impiden enseñar lo que sabemos. Sólo el
ánimo que se humilla ante la verdad desea transmitir su sabiduría a otras
mentalidades. El mundo nunca ha conocido educador más humilde que Dios mismo,
que enseñaba con parábolas sencillas y ejemplos comunes que se referían a
ovejas, cabras y lirios del campo, sin olvidar los remiendos de las ropas
gastadas, ni el vino de las botas nuevas.
El orgullo es como un perro guardián de la
mente, que aleja la prudencia y la alegría de la vida. El orgullo puede reducir
todo el vasto universo a la dimensión de un solo yo restringido a sí mismo y
que no desea expandirse.
Fulton J.
Sheen, Paz interior
Para rezar
Toda la
providencia es un anhelo de servir.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde hay un árbol que plantar, plántalo tú;
donde hay un error que enmendar, enmiéndalo tú;
donde haya un esfuerzo que todos esquiven, acéptalo tú;
se el que apartó del camino la piedra,
el odio de los corazones
y las dificultades del problema.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde hay un árbol que plantar, plántalo tú;
donde hay un error que enmendar, enmiéndalo tú;
donde haya un esfuerzo que todos esquiven, acéptalo tú;
se el que apartó del camino la piedra,
el odio de los corazones
y las dificultades del problema.
Hay la alegría
de ser sano y la de ser justo,
pero hay sobre todo, la inmensa,
la hermosa alegría de servir.
pero hay sobre todo, la inmensa,
la hermosa alegría de servir.
Qué triste
sería el mundo
si todo él estuviera hecho;
si no hubiera un rosal que plantar,
una empresa que emprender.
si todo él estuviera hecho;
si no hubiera un rosal que plantar,
una empresa que emprender.
No caigas en el
error
de que sólo se hacen méritos
con los grandes trabajos;
hay pequeños servicios:
arreglar una mesa,
ordenar unos libros,
peinar una niña.
de que sólo se hacen méritos
con los grandes trabajos;
hay pequeños servicios:
arreglar una mesa,
ordenar unos libros,
peinar una niña.
Aquél el que
critica,
éste el que destruye;
sé tú el que sirve.
éste el que destruye;
sé tú el que sirve.
El servir no es
una faena de seres inferiores.
Dios que es el fruto y la luz, sirve.
Pudiera llamarse… ¡el que sirve!
Dios que es el fruto y la luz, sirve.
Pudiera llamarse… ¡el que sirve!
Y tiene sus
ojos en nuestras manos
y nos pregunta cada día:
¿Serviste hoy? ¿A quién?
¿Al árbol? ¿A tu hermana? ¿A tu madre?
y nos pregunta cada día:
¿Serviste hoy? ¿A quién?
¿Al árbol? ¿A tu hermana? ¿A tu madre?
Gabriela Mistral
LECTIO DIVINA
El Hijo del hombre va a ser
entregado.
El que quiera ser el primero debe hacerse el servidor de todos.
El que quiera ser el primero debe hacerse el servidor de todos.
+ Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 9, 30-37
Jesús atravesaba la Galilea junto con sus discípulos y no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará». Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas.
Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: «¿De qué hablaban en el camino?» Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande.
Jesús atravesaba la Galilea junto con sus discípulos y no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará». Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas.
Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: «¿De qué hablaban en el camino?» Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande.
Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: «El que quiere ser el
primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos».
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo:
«El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que
me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado».
Palabra del Señor.
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
Así como el
domingo pasado, hoy también estamos en el contexto de la formación de los
discípulos. El lugar de esta nueva lección de vida tiene dos espacios: el
CAMINO en región de Galilea y la CASA en Cafarnaún.
De acuerdo a
esto, podemos dividir el texto del evangelio en dos partes:
1º) La primera
parte (versículos 30 a 32) corresponde a la segunda confesión de Jesús sobre su
pasión, muerte y resurrección en el camino.
2º) La
segunda parte (versículos 33 a 37) corresponde a la enseñanza de Jesús sobre
“ser el primero” en su escuela, cuando llegan a la casa en Cafarnaún.
PRIMERA
PARTE: La formación en el CAMINO (versículos
30 a 32)
Jesús, en la
misma dinámica que comenzó en Cesarea de Filipo, les presenta una vez más cuál
es el tipo de Mesías que está llamado a ser.
A estas
declaraciones se les llama “confesiones” o “anuncios” de la pasión (Marcos
8,31; 9,31;10,33-34). Jesús, de forma insistente, advierte a sus discípulos a
dónde conduce el camino que están recorriendo. Jesús no va a Jerusalén con planes
de conquista; su enseñanza y su vida suscitan la incomprensión y ésta conduce
al rechazo y a la muerte.
Sin embargo,
la última palabra no la tendrán sus adversarios. La promesa es que “tres
días después resucitará”.
A diferencia
del primer y tercer anuncio en los que identifica a “los ancianos, los
jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley” como los responsables de su
muerte, en esta ocasión los responsables son mencionados como “los hombres”. Lo
que quiere decir es que todos, incluyendo a los discípulos, son responsables de
su muerte. Quizás sea esta afirmación la que suscita el desconcierto y el temor
de preguntar al maestro. El relato de la pasión confirmará este anuncio: uno de
ellos lo entregará en manos de los jefes de los sacerdotes (Leer Marcos
14,10-11), otro lo negará tres veces (Leer Marcos 14,68.70.71) y, en
definitiva, todos terminarán por huir y dejarlo solo (Leer Marcos 14,50).
Lo que resulta
más desconcertante es que la discusión de los discípulos por el camino será
sobre “quién de ellos era el más importante”. Este hecho nos deja no sólo
la sensación de que ellos no comprenden la gravedad de lo que Jesús anuncia,
sino que tampoco quieren aceptar este tipo de mesianismo. Es como si los
discípulos insistieran en la misma actitud de Simón Pedro (Leer Marcos 8,32).
Ellos ven las cosas como las ven los hombres (Marcos 8,33). Ellos
se niegan a aceptar la humillación del maestro, porque no quieren asumir el
camino del servicio. La ambición los hace caminar por la senda del orgullo y la
vanagloria, no por la ruta de la cruz.
SEGUNDA
PARTE: La formación en la CASA (versículos
33 a 37)
Al llegar a
Cafarnaún, luego de recorrer Galilea, vuelven al mismo lugar donde fueron
llamados y comenzaron su experiencia como discípulos de Jesús. Vuelven a la
CASA de la comunidad, muy posiblemente la “Casa de Pedro” que todavía se venera
en Tierra Santa.
Allí, Jesús
adopta la actitud de maestro: evalúa el comportamiento de los discípulos y se
sienta para enseñarles.
Así como le
pidió a Pedro que dejara su postura de opositor (Satanás) y que siguiera
aprendiendo (Marcos 8,33), también a los doce discípulos les insiste en la
necesidad de cambiar de mentalidad y aprender a ver las cosas como las ve Dios.
Para Dios, los
primeros son los últimos, los más importantes son los que asumen una actitud de
servicio. Jesús sabe lo difícil que les resulta aceptar esto a sus discípulos.
Ellos están acostumbrados desde muy pequeños a ambicionar lo grande, lo
poderoso, lo que resulta más llamativo. No es fácil desintoxicarse de
esta cultura que exalta la lógica del poder y menosprecia la lógica del
servicio. Por eso, Jesús tendrá que reforzar sus palabras con un ejemplo
viviente: la realidad de los niños en el ámbito de la familia y de la sociedad.
El niño que
Jesús coloca en medio de ellos y que abraza con ternura, seguramente era de la
familia de Pedro, un niño conocido para ellos. Jesús destaca a un miembro de la
familia que seguramente es ignorado en la vida cotidiana. Este niño
es la paradoja del poder de Dios: lo pequeño expresa la grandeza del Reino de
Dios (Leer Marcos 4,30-32).
Con
frecuencia, en el mundo antiguo se confunden los términos “niño”, “siervo” y
“esclavo”. De hecho, ninguno de ellos tenía derechos, sino que dependían
totalmente de la autoridad del padre o del amo. Nadie que tuviera ambiciones de
poder consideraría la realidad de los niños como el modelo de vida a seguir.
Jesús les
advierte que este niño lo representa a Él y representa también a su Padre Dios.
Quién no es capaz de acoger lo pequeño o asumir una actitud de servicio
humilde, tampoco es capaz de entender a Jesús, ni de seguirlo con fidelidad, ni
de abrazar su cruz, ni de asumir como propio el plan de salvación de Dios.
Jesús invita a
sus discípulos a renunciar a una imagen falsa de Dios que busca el poder
ostentoso y a asumir aquella del Dios verdadero que ama al humilde y se humilla
para salvar al ser humano.
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
|
· Propuesta para la meditación:
A modo de meditación
consideremos estas palabras de San Agustín:
“Observen el
árbol: echa primero raíces hacia abajo para crecer después hacia arriba, clava
su raíz en lo humilde para lanzar al cielo sus ramas más altas. ¿Dónde se
afianza si no es en la humildad? ¿Quieres tú, sin caridad, alcanzar a Dios?
¿Buscas sin raíz el cielo? Esto es la ruina, no el crecimiento.” (Sermón 117,17)
No nos resulta
fácil soñar el futuro, cumplir nuestros deseos sin que aparezca el egoísmo, la
vanidad y el orgullo.
¿Seguimos
pensando como la sociedad que nos rodea? ¿Seguimos dejándonos seducir por los
modelos de vida que nos presentan los medios de comunicación?
Si no asumimos
el amor por la humildad, el servicio desinteresado y la caridad en el trato con
los demás, no podemos entender a Jesús ni a su Padre Dios.
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL
TEXTO BÍBLICO?
|
ORACIÓN PARA APRENDER A AMAR
Señor, cuando
tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
Cuando tenga sed,
dame alguien que precise agua;
Cuando sienta
frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra,
dame alguien que necesita consuelo;
Cuando mi cruz
parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
Cuando me vea
pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no
tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
Cuando sufra
humillación, dame ocasión para elogiar a alguien;
Cuando esté
desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera
que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;
Cuando sienta
necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;
Cuando piense
en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos,
Señor, de servir a nuestros hermanos;
Dales, a
través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor
misericordioso, imagen del tuyo.
Madre Teresa
de Calcuta M.C.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO
BÍBLICO?
|
Jesús nos
invita hoy a contemplar en el rostro de los niños la actitud que el discípulo
está llamado a asumir para estar en comunión con Él y con su Padre. El rostro
de un niño que con inocencia se dispone a aprender.
Pero
también
“Rostros de
niños, golpeados por la pobreza desde antes de nacer, por obstaculizar
sus posibilidades de realizarse a causa de deficiencias mentales y corporales
irreparables, los niños vagos y muchas veces explotados de nuestras ciudades,
fruto de la pobreza y desorganización moral familiar”
Documento de
Puebla 32
En estos
rostros el Señor nos sigue cuestionando e interpelando
5.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO
BÍBLICO?
|
·
Para la acción:
Tu familia, tu
lugar de estudio o trabajo, tu comunidad de fe están esperando por ti.
Por tu
testimonio de servicio, por tu humildad, por tu capacidad de entrega:
¿Cómo ejerces
tu liderazgo? ¿Te gusta aparecer? ¿Te gusta el continuo reconocimiento?
Si quieres ser
líder como discípulo misionero de Jesús, deberás ser el último de todos, y
servirlos a todos.
Gentileza Lectionautas
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