27 de
septiembre de 2015 – TO - DOMINGO XXVI – Ciclo B
El que no está
contra nosotros está a favor nuestro
PRIMERA
LECTURA
Lectura del libro de Los Números 11, 25-29
En aquellos días, el Señor bajó en la
nube, habló con Moisés y, apartando algo del espíritu que poseía, se lo pasó a
los setenta ancianos. Al posarse sobre ellos el espíritu, se pusieron a
profetizar enseguida. Habían quedado en el campamento dos del grupo, llamados
Eldad y Medad.
Aunque estaban en la lista, no habían
acudido a la tienda. Pero el espíritu se posó sobre ellos, y se pusieron a
profetizar en el campamento. Un muchacho corrió a contárselo a Moisés: “Eldad y
Medad están profetizando en el campamento.” Josué, hijo de Nun, ayudante de
Moisés desde joven, intervino: “Señor mío, Moisés, prohíbeselo.” Moisés le
respondió: “¿Estás celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta
y recibiera el espíritu del Señor!”.
Palabra de Dios
SALMO
Sal 18, 8.10.12-14
R: Los mandatos del Señor son rectos y
alegran el corazón.
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.
Aunque tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado,
¿quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta.
Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol
Santiago 5, 1-6
Ahora, ustedes, los ricos, lloren y
laméntense por las desgracias que les han tocado. Su riqueza está corrompida y
sus vestidos están apolillados. Su oro y su plata están herrumbrados, y esa
herrumbre será un testimonio contra ustedes y devorará su carne como el fuego.
¡Han amontonado riqueza, precisamente ahora, en el tiempo final! El jornal
defraudado a los obreros que han cosechado sus campos está clamando contra
ustedes; y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor de
los ejércitos. Han vivido en este mundo con lujo y entregados al placer. Se han
cebado para el día de la matanza. Condenaron y mataron al justo; él no los
resiste.
Palabra de Dios
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Marcos 9, 38-43. 45. 47-48
En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús:
“Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos
querido impedir, porque no es de los nuestros.” Jesús respondió: “No se lo
impidan, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de
mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Y, además, el que les
dé a beber un vaso de agua, porque siguen al Mesías, les aseguro que no se
quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeños que creen,
más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen
al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la
vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu
pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado
con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale
entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno,
donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.”
Palabra del Señor
Para reflexionar
Con toda seguridad todos los hombres y
todos los grupos humanos necesitan un núcleo de identidad que les permita
reconocerse. Todos necesitamos decir “yo”, “nosotros”. Pero la trampa de esta
búsqueda lícita que se da tanto en el ámbito personal como social es cuando
tanto el “yo” como el “nosotros” se realiza excluyendo o descalificando a los demás.
Este es “de los nuestros” y aquel “no es de los nuestros”. Los nuestros son los
buenos, los demás, los malos; las faltas de los nuestros son justificables, las
de los demás son de una extrema malicia; las cosas buenas de los demás tampoco
son tan buenas. Este sectarismo lo encontramos en los pequeños círculos
sociales, en la vida política, científica, económica, del deporte, en las
ideologías y en la misma vida religiosa.
***
El pueblo se había quejado ante Moisés, y
Moisés se había lamentado delante de Yavé de tener que cargar sobre sus
espaldas toda la responsabilidad de un pueblo tan numeroso. Para resolver el
problema, Moisés elige setenta varones entre los ancianos de Israel. El texto
de los Números presenta la institución de los colaboradores de Moisés. Son
ancianos no en edad, sino en experiencia de gobierno.
El Espíritu del Señor ha llenado a los
ancianos del pueblo de Israel, sobre los cuales reposa parte del espíritu de
Moisés. Y como es un Espíritu que se escapa de las estrechas fronteras humanas,
ha llenado también a dos ancianos que no están con el “grupo” de los
“elegidos”. Josué Inmediatamente reacciona y se dirige a Moisés para pedirle
que les prohíba la actuación profética que estaban realizando en el campamento,
pero encuentra en Moisés la respuesta contraria. Moisés no tiene celos de que
otros posean el espíritu del Señor; al contrario, desearía que todo el pueblo
pudiese profetizar.
***
***
El último fragmento que leemos de la carta
de Santiago es una durísima diatriba contra los ricos. Adoptando el estilo de
las acusaciones empleado por los profetas se vuelve ahora contra aquellos que
se aferran de un modo culpable a sus bienes preocupándose solamente de
amontonar riquezas y llevar una vida de placeres, cosas destinadas a
desaparecer.
Sin embargo, la acusación de Santiago
contra ellos va mucho más allá porque esto lo han hecho a costa de la opresión
y la explotación de los pobres.
Valiéndose de este género cargado de
amenazas, trata de mover los corazones endurecidos de quienes viven así. Se
refiere seguramente a no cristianos que explotan a trabajadores creyentes. Al
mismo tiempo, infunde esperanza a estos últimos porque el juicio de Dios ya
está hecho y no tardará en manifestarse.
***
El evangelio que leemos este domingo
incluye dos temas muy importantes que Jesús quiere dejar en claro a la
comunidad de discípulos. Por un lado que la acción salvadora no es monopolio de
los Doce, y por otro el escándalo en el seno de la comunidad que
puede menoscabar la fe del prójimo.
Jesús había enviado a sus discípulos a
predicar el evangelio del Reino de Dios por tierras de Galilea, ya de
regreso cuentan a su Maestro lo que les ha sucedido en esta primera
experiencia misionera. Las primeras comunidades cristiana daban especial
importancia al uso del nombre de Jesús en las fórmulas sacramentales y
los exorcismos.
Juan le comenta que le habían prohibido a
un exorcista arrojar demonios en su nombre porque no era del grupo y
ahora quería que el Maestro, con su autoridad indiscutible, lo prohibiera.
Jesús los desconcierta con una amplitud de miras admirable pronunciando una
sentencia contra todo tipo de partidismo.
“No se lo impidan…” También este exorcista
echa los demonios en su nombre, lucha contra Satanás y por lo tanto está
de su parte aunque no sea oficialmente discípulo. Todo aquel que trabaje por
Jesús y por su obra no debe ser impedido.
Jesús los llama a la reflexión: si uno
expulsa los demonios -hace el bien, implanta la justicia, cura las
enfermedades- en su nombre, únicamente puede hacerlo a través de la fuerza del
Espíritu. Les indica que hay otras formas de estar a su favor, de ser de los
suyos, que deben ser respetadas. Todo hombre que hace el bien vive según el
Espíritu, esté donde esté.
“El que no está contra nosotros, está a
favor nuestro”. El origen de esta frase parece que está en un proverbio que se
había hecho popular desde la guerra civil de los romanos: “Los hombres de
Pompeyo tenían por adversarios a todos los que no estaban con ellos, y que
César tenía por suyos a todos los que no estaban en su contra. Jesús asume el
dicho del César, para indicar la actitud que deben tener los discípulos con
todos aquellos que buscaban y hacían el bien aunque no pertenecieran al grupo
más cercano al Maestro.
“El que les dé a beber un vaso de agua…”
en el camino del reino todo es importante, ningún gesto es indiferente, o
ayudan a crecer o destruyen. Con estas palabras Jesús quiere decirnos que los
pequeños son los más importantes de los hombres, que lo que les ocurre a ellos
tiene resonancia inmediata ante el Padre del cielo.
La nueva comunidad de los hijos del Reino
debe tener mucho cuidado en escandalizar a los más pequeños. Escándalo viene
del griego y significa la piedra con la que se puede tropezar.
Las palabras de Jesús son muy duras: si es
necesario, hay que cortarse la mano o el pie o sacarse el ojo antes que
“escandalizar” a los otros. Ante el valor máximo de entrar en la vida
cristiana, el discípulo tiene que ser capaz de tomar una decisión personal y
radical, debe romper con cualquier obstáculo que se oponga a la entrada en el
reino y que impida la entrada a los demás.
La auténtica fe apunta a la vida plena y por
ella debemos renunciar a todo aquello que la pueda disminuir, reducir o
eliminar. Si hay seguimiento de Jesús, hay opción total y definitiva por lo
absoluto de la vida y todo lo demás se vuelve relativo. Jesucristo no es algo
más. Es aquel que nos da la verdadera dimensión de las cosas y nos permite
discernir aquello que en verdad nos lleva a nuestra plena realización humana y
por ende a la salvación. Y para esto Jesús plantea exigencias tan totales, que
hay que estar dispuestos a cualquier sacrificio.
Dios no es propiedad privada de los
cristianos; El está por encima de nuestras categorías y divisiones. Su amor
rebasa nuestros estrechos límites y conceptos. Su manera de obrar es más eficaz
que nuestros calculados métodos
También en nuestros días hay muchos
hombres que exorcizan el mal y la injusticia de nuestra sociedad y, con
todo, no son expresamente cristianos, éstos son de los nuestros aunque no
sean “de los nuestros”, porque claramente no están contra nosotros.
La iglesia no puede pretender el monopolio
de Cristo. Jesús desborda las fronteras la iglesia. Por eso, sin renunciar a la
verdad que Dios nos ha confiado debemos luchar contra la tendencia a
descalificar a todo aquel que a su manera obra el bien, reconocer todo lo bueno
que hay en los demás, y alegrarnos por ese bien siendo en todo momento vínculo
de paz y de unión.
Dentro de nuestra misma Iglesia tenemos
que ser conscientes que la fuerza del Espíritu de Dios está más allá de los
monopolios, de las instituciones y de los grupos. Dios es siempre “más”. Es
constante la tentación pensar que Dios y Jesús son una propiedad nuestra, de
identificar a Dios y el bien de la iglesia con el propio grupo, con la propia
forma de hacer las cosas, y que el Espíritu sopla sólo en quienes piensan como
nosotros.
Como comunidad de discípulos debemos
tratar constantemente de descubrir con alegría, quiénes están “con nosotros”
entre los muchos que “no son de los nuestros”; y, con tristeza, quiénes “no
están con nosotros” entre los que se dicen “de los nuestros”. El Espíritu llama
a todas las puertas, sin exclusivismos de ninguna clase.
En este mundo confuso y desorientado, los
cristianos tenemos un mensaje y una tarea: trabajar por la unidad, luchar por
erradicar todo cuanto divide y enfrenta a los hombres y a los pueblos. No
podemos escandalizar: avalando o siendo indiferentes a la desigualdad que
divide y enfrenta a los pueblos ricos y pobres; no denunciando la injusticia
que explota y margina o toda ideología, ya sea de derecha, centro o izquierda
que pretenda separar a los hombres en clases, ciudadanos de primera y segunda,
buenos y malos. Para Jesús los nuestros son todos los que no están expresamente
contra nosotros. Debemos alegrarnos cuando se trabaja desde otras instancias en
favor del Reino de Dios, que es justicia y paz y sumar nuestros esfuerzos a los
de todos los hombres de buena voluntad, aunque no compartan la misma fe o se
expresen en modos distintos.
La fe en Jesucristo no puede ser un
pretexto para el sectarismo o la discriminación, sino fuerza de Dios para la
unión de esfuerzos en favor de la justicia, de la igualdad y de la fraternidad
que hagan posible la realización de un mundo más humano para todos los hombres
sin distinción.
Para discernir
¿Aceptamos lo bueno que hay en los demás
aunque no sean de los nuestros?
¿Hay en nosotros alguna huella de
fanatismo?
¿Qué es lo que hoy produce escándalo en
los no creyentes?
Repitamos a lo largo de este día
..Señor, que te vea en los otros…
Para la lectura espiritual
Habla H. Cox de dos concepciones de la
personalidad. Una concéntrica, la otra excéntrica. La concepción excéntrica no
hemos de entenderla en el sentido de extraña o extravagante, sino como algo que
tiene su centro fuera de sí. Es la persona que acoge lo nuevo, lo inesperado, lo
que llega de «otra parte». Es la persona abierta al Espíritu, disponible a su
«juego», capaz de aceptar los riesgos que comporta. Con la concepción
concéntrica, tenemos un mundo encerrado en sí mismo, que no reserva sorpresas,
que no va más allá de sus propias posibilidades, caracterizado por la rigidez y
por la esclerosis. En la concepción excéntrica tenemos un mundo tocado por la
gracia, caracterizado por lo imprevisible y por la llegada de lo imprevisto,
con personas todas diferentes, siempre «fuera de los esquemas».
El error más trágico y más común. Todo lo
que no está recogido en los códigos queda descalificado. Todo lo que no
pertenece al campo de lo «ya visto» y representa una amenaza para la seguridad,
para la regularidad, tiene que ser declarado ilegítimo. Todolo que es
diferente ha de ser declarado abusivo. Es una operación que, por desgracia,
siempre está de moda. Todo lo que se mueve se vuelve automáticamente
sospechoso. Es preciso que mantengamos presente esta terrible posibilidad, a través
de la cual buscamos al Espíritu como sospechoso y peligroso y tendemos a
meterlo en una jaula
Pronzato
Para rezar
Soy lo que me han hecho
Señor, son muchos los que han dejado
huella en mí;
muchos los que me han ayudado a
descubrirme,
a despertar, cambiar y enriquecerme.
He aquí una letanía de personas
que recuerdo con agradecimiento.
Aquel que inesperado y oportuno,
supo escucharme comprensivo.
Aquel que, aun estando lejos,
experimenté cerca.
Aquel que, con su gran bondad,
me hizo ser sencillo.
Aquel que, corrigiéndome con cariño,
me exigió caminar.
Aquel que, experimentando su debilidad,
hizo que me sintiera pobre.
Aquel que, con su experiencia de
gratuidad,
me abrió un mundo de relaciones
Fraternales.
Aquel que, con su vida incansable,
me invitó a luchar.
Soy lo que soy gracias a muchas personas
pequeñas y grandes, amigas y anónimas.
Aquel que siempre esperó de mí
la transparencia de mi yo.
Aquel que siempre me enseñó
a ver lo positivo.
Aquel que me quiso como soy
animándome a crecer.
Aquel que con su expresividad
me hizo más transparente.
Aquel que con su vida profunda
me hizo más libre.
Aquel que con su desacuerdo
me ayudó a descubrir la verdad.
Déjame darte gracias por quienes me han
marcado,
para siempre, con su vida y frescura.
Aquel que libremente cambió su vida
creándome interrogantes.
Aquel que me ayudó a desvelar
mi riqueza ignorada.
Aquel fortuito que descubrí un día
y se quedó en mí.
Aquel que su necesidad de mí
hizo que me sintiera «único».
Aquel que se atrevió a decirme
«te quiero mucho».
Aquel que desde su duda profunda
alimenta mi felicidad.
Aquel que anunció en mí la buena noticia
de que Tú me quieres.
Déjame darte gracias, cantarte y alabarte
por todos ellos, hijos tuyos y hermanos
míos.
Ulibarri, Fl.
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