2 de noviembre - Conmemoración de los fieles difuntos
Yo soy el camino, la verdad y la vida
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Apocalipsis 21,
1-5a. 6b-7
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra
nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya
no existe más.
Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén,
que descendía del cielo y venía de Dios, embellecida como una novia preparada
para recibir a su esposo.
Y oí una voz potente que decía desde el
trono: «Esta es la morada de Dios entre los hombres: él habitará con ellos,
ellos serán su pueblo, y el mismo Dios estará con ellos. El secará todas sus
lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de
antes pasó.»
Y el que estaba sentado en el trono dijo:
«Yo hago nuevas todas las cosas. Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el
Fin. Al que tiene sed, yo le daré de beber gratuitamente de la fuente del agua
de la vida. El vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi
hijo.»
Palabra de Dios.
SALMO
Sal. 26, 1. 4. 7 y 8b y 9a. 13-14
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
O bien:
Yo creo que contemplaré la bondad del
Señor
en la tierra de los vivientes.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré? R.
Una sola cosa he pedido al Señor,
y esto es lo que quiero:
vivir en la Casa del Señor
todos los días de mi vida,
para gozar de la dulzura del Señor
y contemplar su Templo. R.
¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz,
apiádate de mí y respóndeme!
Yo busco tu rostro, Señor,
no lo apartes de mí. R.
Yo creo que contemplaré la bondad del
Señor
en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol
san Pablo
a los cristianos de Corinto 15, 20-23
Hermanos:
Cristo resucitó de entre los muertos, el
primero de todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y
también por medio de un hombre viene la resurrección.
En efecto, así como todos mueren en Adán,
así también todos revivirán en Cristo, cada uno según el orden que le
corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él
en el momento de su Venida.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 24, 1-8
El primer día de la semana, al amanecer,
las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas
encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el
cuerpo del Señor Jesús.
Mientras estaban desconcertadas a causa de
esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las
mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos
les preguntaron: “¿Porqué buscan entre los muertos al que está vivo? No está
aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en
Galilea: “Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los
pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día”". Y las
mujeres recordaron sus palabras.
Palabra de Dios.
Para reflexionar
Nada más común que la muerte y, sin
embargo, nada más asombroso. La muerte es un acontecimiento que, a pesar
de su inevitabilidad, no entra en nuestros cálculos. Su venida
nos sorprende siempre y nos deja perplejos y enmudecidos. La muerte
es trágica, y dolorosa porque contradice el deseo de vida.
Pero a la muerte no se le puede despojar
de sentido y reducirla a un simple hecho natural. Cuando la muerte nos
amenaza y rodea, cuando entra en nuestra casa y nos arrebata a un ser
querido, entonces con toda crudeza nos preguntamos.
¿Se puede celebrar la muerte?
La liturgia nos propone hacer memoria de
los fieles difuntos. El sentido de la conmemoración es ante todo la fiesta, la
memoria agradecida con Dios y con esos hermanos que nos han tomado la delantera
en el encuentro definitivo con nuestro Padre.
Celebramos al Dios de la vida,
al Dios que salva, al Dios de la resurrección. Nuestro Dios no es un
Dios de muertos, sino de vivos, por eso desde el corazón de la muerte
celebramos y proclamamos la resurrección.
El pasaje del Evangelio que leemos hoy es
motivo de consuelo para los discípulos que quedarán sin el Maestro, y también garantía
de que sus vidas unidas a la de Jesús, tienen un sentido de eternidad. La
confianza en Dios pasa necesariamente por Jesús.
Jesús ha revelado al Padre
fundamentalmente en sus obras, y la obra de Jesús, que es exactamente la del
Padre, es la de dar vida, así que verdad y vida, se convierten para el
discípulo en la mejor herencia de su Maestro.
Si como discípulos lo sabemos discernir,
hay garantía de una vida que se prolonga más allá de la muerte. Si el proyecto
de Jesús, su Evangelio como Camino, lo recorremos como Él mismo lo recorrió; si
la Verdad de Jesús la proclamamos, como Él la proclamó; si la Vida que es
Jesús, la vivimos como Él vivió; se puede decir que la vida traspasa
las murallas de la muerte.
“Frente a la muerte, el enigma de la
condición humana alcanza su cumbre”(Gs, 18). Aparecen así las
dos posiciones alternativas. Por un lado, el que la muerte es el
punto de arranque y el argumento clave de todas las religiones y, por
el lado opuesto, el que la muerte cierra el paso a todo y aquí se acaba
todo: el hombre es un ser para la muerte, una pasión inútil,
carne de un ciego destino.
Ya que el misterio total del hombre
sólo alcanza a vislumbrarse desde el misterio de Cristo, el
enigma tremendo de nuestra muerte sólo podrá ser iluminado
desde la suya, asumida libre y amorosamente por nosotros y
por nuestra salvación; superada luego por el poder de Dios con su
resurrección gloriosa; anticipo y prenda a su vez
de nuestra propia resurrección. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde tu aguijón?, se preguntará san Pablo (1 Cor. 15, 55).
de nuestra propia resurrección. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde tu aguijón?, se preguntará san Pablo (1 Cor. 15, 55).
Entre los cristianos suelen haber ciertas
dudas sobre el más allá. Hay muchos de los que creen en Dios y en
Jesucristo que declaran no creer en la supervivencia, en la resurrección,
en el cielo o en el infierno.
¿Entonces, para qué creer? La respuesta válida sigue siendo la de San Pablo: “Si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe”.
¿Entonces, para qué creer? La respuesta válida sigue siendo la de San Pablo: “Si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe”.
Es posible que muchos se conformen con
sentir en su vida la protección de Dios y que piensen que, a pesar de
todo, es provechoso para el hombre vivir en el amor y en el temor
de Dios; también es posible que a otros les baste con que Jesús de
Nazaret sea para ellos un buen ejemplo humano y sólo de ese modo lo vean
como modelo para los mortales.
Esa experiencia de la salvación
es pobre, incompleta e insuficiente. La
plena y definitiva, la que Dios nos ofrece, es eterna y alcanza su
plenitud al final de nuestro recorrido; porque “la vida no termina,
se transforma”, por nuestra participación en la resurrección
de Jesucristo.
Dios es un Dios de vida y de vivos, no
un Dios de muerte. Hoy es un día para la esperanza. Si la muerte ha
sido vencida, ¿Qué nos puede hacer temblar? Nada. Si vencer la muerte es
posible -ha sido realidad ya en Jesucristo- ningún horizonte está cerrado.
Para quien sepa ponerse confiadamente en manos de Dios, habrá desaparecido
toda esclavitud, toda opresión, toda muerte. Y todo esto nos llevará
a vivir en verdadera y continua esperanza que nos lleva a trabajar con
toda confianza por ese mundo nuevo, distinto, en paz, en armonía
y fraternidad que todos queremos, pero que pocos ponen los medios
eficaces para alumbrarlo entre nosotros.
Hoy es también la fiesta de los fieles
difuntos. Es continuación y complemento de la de ayer. Junto a todos los santos
ya gloriosos, queremos celebrar la memoria de nuestros difuntos.
Muchos de ellos formarán parte, sin duda, de esa “inmensa multitud” que
celebrábamos ayer. Pero hoy no queremos evocar su memoria en cuanto “santos”
sino en cuanto difuntos.
Es un día para presentar ante el Señor la
memoria de todos nuestros familiares y amigos o conocidos difuntos, que quizá
durante la vida diaria no podemos estar recordando. Las palabras de Agustín se
hacen parte de nuestra oración: “Aquellos que nos han dejado no están
ausentes, sino invisibles. Tienen sus ojos llenos de gloria, fijos en los
nuestros, llenos de lágrimas”.
Para
discernir
¿Qué sentimientos suscita en mí el
pensamiento acerca de la muerte?
¿Cómo ilumina la fe el dolor frente a la
muerte?
¿Experimento la muerte como un paso necesario
o cómo una tragedia irremediable?
Repitamos a lo largo de este día
…Creo Señor en la Vida Eterna…
Para la lectura espiritual
Como el grano de trigo
…El tronco de la vid, una vez plantado
en tierra, da fruto al llegar el tiempo. Igualmente ocurre con el grano de
trigo que después de caer en tierra y haber muerto en ella (Jn 12,24), resurge
multiplicado por el Espíritu Santo que sostiene todas las cosas. Seguidamente,
gracias al tino del viñador, viene el uso que de él hacen los hombres; después,
recibiendo la Palabra de Dios, se convierte en eucaristía, es decir, en el
Cuerpo y la Sangre de Cristo.
De la misma manera nuestros cuerpos,
alimentados por la eucaristía, después de haber sido depositados en tierra y
haberse disuelto en ella, a su tiempo resucitarán, cuando el Verbo de Dios les
concederá la gracia de la resurrección «para gloria de Dios Padre» (Flp 2,11).
Porque el Padre procurará la inmortalidad a lo que es mortal y la
incorruptibilidad a lo que es perecedero (1Co 15,53), porque la fuerza de Dios
se manifiesta en la debilidad (2Co 12,9).
En estas condiciones nos guardaremos muy
mucho de enorgullecernos, de levantarnos contra Dios aceptando pensamientos
ingratos, como si fuera por nuestras propias fuerzas que tenemos vida. Por el
contrario, sabiendo por experiencia que es gracias a su grandeza… que tenemos
el poder de vivir para siempre, no nos alejaremos del pensamiento correcto
sobre Dios y sobre nosotros mismos. Sabremos qué poder posee Dios y los
beneficios que recibimos de él. No nos equivocaremos sobre la concepción que
hemos de tener de Dios y del hombre. Por otra parte…, si odios permite nuestra
disolución en la tierra, ¿no será precisamente para que, instruidos sobre todas
estas cosas, de ahora en adelante estemos más atentos a todo, no desconociendo
ni a Dios ni a nosotros mismos?… Si la copa y el pan, por la Palabra de Dios,
pasan a ser eucaristía, ¿cómo pretender que la carne es incapaz de recibir la
Vida eterna?…
San Ireneo de Lión (hacia 130-hacia 208), obispo, teólogo
y mártir
Contra las herejías, V, 2,3
Para rezar
Oración por los Difuntos
Dios, Nuestro Creador y Redentor,
con tu poder Cristo conquistó la muerte
y volvió a Ti glorioso.
Que todos tus hijos que nos han precedido
Que todos tus hijos que nos han precedido
en la fe (especialmente N…) participen
de su victoria.
En esta vida Tú les demostraste tu gran amor;
y ahora que ya están libres de toda preocupación,
concédeles la felicidad y la paz eterna.
Su vida terrena ha terminado ya;
recíbelos ahora en el paraíso,
en donde ya no habrá dolores, ni lágrimas ni penas,
sino únicamente paz y alegría con Jesús, tu Hijo,
y con el Espíritu Santo para siempre.
y ahora que ya están libres de toda preocupación,
concédeles la felicidad y la paz eterna.
Su vida terrena ha terminado ya;
recíbelos ahora en el paraíso,
en donde ya no habrá dolores, ni lágrimas ni penas,
sino únicamente paz y alegría con Jesús, tu Hijo,
y con el Espíritu Santo para siempre.
Dales, Señor, el descanso eterno.
Brille para ellos la luz perpetua.
Descansen en paz.
Amén.
María, Madre de Dios, y Madre de misericordia,
Brille para ellos la luz perpetua.
Descansen en paz.
Amén.
María, Madre de Dios, y Madre de misericordia,
ruega por nosotros y por todos los que han muerto
en el regazo del Señor.
Amén.
Amén.
LECTIO DIVINA
"¿Por qué
buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 24, 1-8
El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: "¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: "Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día"". Y las mujeres recordaron sus palabras.
Palabra de Dios.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
Escuchemos a los Padres de
la Iglesia reflexionando sobre el texto del Evangelio de hoy:
“Al domingo se le llama
también primero el sábado. Pero el primero desaparece cuando llega el segundo.
En cambio, aquel día, simboliza en éste octavo y primero a la vez, es la
eternidad primera, cuyo abandono por el pecado original de los primeros padres
nos condujo a esta mortalidad, y también la última – la octava -, que
recuperaremos cuando haya sido vencida, después de la resurrección, la muerte,
el último enemigo, de forma que este cuerpo corruptible se vista de
incorrupción y este mortal se revista de inmortalidad. Entonces el hijo
pródigo regresará a casa y recibirá la estola primera, que se le devolverá como
la última, y, por así decir, la octava, después de la fatiga de un largo
camino, del pastoreo de puercos y de las restantes miserias de la vida mortal,
acabados ya los períodos de tiempo regulados por el número de siete. No sin
motivo, pues, nuestro Señor mismo, que ya no muere ni la muerte tiene poder
sobre Él, se dignó darnos en el domingo, día primero y octavo al mismo tiempo,
una prueba de la resurrección corporal en su carne. A esa misma exaltación
debemos tender mediante la humildad”. (AGUSTÍN)
“Si hubo ángeles que
dieron a los pastores de Belén la buena noticia del nacimiento, la dan ahora
también de la resurrección. El cielo sirve a sus órdenes, y los ejércitos
celestiales honran al Hijo como Dios, también cuando ya se ha encarnado. Llegan
las mujeres al sepulcro y no encuentran el cuerpo de Cristo. Había resucitado,
en efecto, y ellas quedan completamente atónitas. ¿Qué ocurre entonces? Por su
amor a Cristo y por su celo fueron consideradas dignas de ver a los santos
ángeles, los cuales se convirtieron para ellas en evangelistas y mensajeros de
la resurrección, diciendo: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que está
vivo? No está aquí, sino que ha resucitado”. Y es que el Verbo de Dios vive
para siempre y su propia naturaleza es vida. Cuando Él se vació de su condición
de Dios y se hizo semejante a nosotros, probó la muerte, pero esto significaba
la muerte de la muerte. Ha resucitado, por lo tanto, de entre los muertos: un
camino de ascenso hacia la incorrupción que realizó no para sí mismo sino más
bien para nosotros. ¡Y que nadie busque entre los muertos al que vive
eternamente! No está aquí, es decir: en la muerte y en el sepulcro. ¿Dónde
pues? En el cielo, evidentemente, en la gloria que a Dios corresponde”. (CIRILO
DE ALEJANDRÍA).
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
|
· Preguntas para la meditación:
·
¿Qué me dice la solícita actitud de las mujeres de ir
al sepulcro inmediatamente que pudieron?
·
¿Qué relación tiene con otras partes del Evangelio el
hecho que sean ángeles los anunciadores?
·
¿Qué significa hoy seguir buscando entre muertos al
que Vive?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL
TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, ayúdame a recordar
siempre las palabras dichas a las mujeres en ese día de gloria: “¿Por qué
buscan de entre los muertos al que vive?”. Tu resurrección es la garantía de la
nuestra y de la nuestros seres queridos que ya partieron contigo.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO
BÍBLICO?
|
Trato de recrear la enorme
escena descripta en el Evangelio.
“Escucho” la voz de los
ángeles y percibo la sorpresa y admiración de las mujeres.
Dejo que las palabras de
anuncio del Evangelio de resurrección inunden mi alma y la llenen de paz.
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO
BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
·
¿Qué significa ese anuncio hoy para mí?
·
¿Suelo buscar esperanza donde no la hay, como buscar
entre los muertos al que vive?
·
¿Con quién compartiré este texto lleno de esperanza
ante la muerte?
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