¡El
que tenga oídos que oiga!
Lectura del segundo
libro de Samuel 7, 4-17
La
palabra del Señor llegó a Natán en estos términos: «Ve a decirle a mi servidor
David: Así habla el Señor: ¿Eres tú el que me va a edificar una casa para que
yo la habite? Desde el día en que hice subir de Egipto a los israelitas hasta
el día de hoy, nunca habité en una casa, sino que iba de un lado a otro, en una
carpa que me servía de morada. Y mientras caminaba entre los israelitas, acaso
le dije a uno solo de los jefes de Israel, a los que mandé apacentar a mi
Pueblo: “¿Por qué no me han edificado una casa de cedro?”
Y
ahora, esto es lo que le dirás a mi servidor David: Así habla el Señor de los
ejércitos: Yo te saqué del campo de pastoreo, de detrás del rebaño, para que
fueras el jefe de mi pueblo Israel. Estuve contigo dondequiera que fuiste y
exterminé a todos tus enemigos delante de ti. Yo haré que tu nombre sea tan
grande como el de los grandes de la tierra.
Fijaré
un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que tenga allí su morada. Ya
no será perturbado, ni los malhechores seguirán oprimiéndolo como lo hacían
antes, desde el día en que establecí Jueces sobre mi pueblo Israel. Yo te he
dado paz, librándote de todos tus enemigos. Y el Señor te ha anunciado que él
mismo te hará una casa.
Sí,
cuando hayas llegado al término de tus días y vayas a descansar con tus padres,
yo elevaré después de ti a uno de tus descendientes, a uno que saldrá de tus
entrañas, y afianzaré su realeza. El edificará una casa para mi Nombre, y yo
afianzaré para siempre su trono real. Seré un padre para él, y él será para mí
un hijo. Si comete una falta, lo corregiré con varas y golpes, como lo hacen
los hombres. Pero mi fidelidad no se retirará de él, como se la retiré a Saúl,
al que aparté de tu presencia. Tu casa y tu reino durarán eternamente delante
de mí, y tu trono será estable para siempre»
Natán
comunicó a David toda esta visión y todas estas palabras.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 88, 4-5.
27-28. 29-30 (R.: 29a)
R. Le aseguraré mi amor eternamente.
Yo sellé una
alianza con mi elegido,
hice este
juramento a David, mi servidor:
«Estableceré tu
descendencia para siempre,
mantendré tu trono
por todas las generaciones.» R.
El me dirá: «Tú
eres mi padre,
mi Dios, mi Roca
salvadora.»
Yo lo constituiré
mi primogénito,
el más alto de los
reyes de la tierra. R.
Le aseguraré mi
amor eternamente,
y mi alianza será
estable para él;
le daré una
descendencia eterna
y un trono
duradero como el cielo. R.
EVANGELIO
Lectura del santo
Evangelio según san Marcos 4, 1-20
Jesús
comenzó a enseñar de nuevo a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto
a él, de manera que debió subir a una barca dentro del mar, y sentarse en ella.
Mientras tanto, la multitud estaba en la orilla. El les enseñaba muchas cosas
por medio de parábolas, y esto era lo que les enseñaba:
«
¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar. Mientras sembraba, parte de la semilla
cayó al borde del camino, y vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte
cayó en terreno rocoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida porque
la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemó y, por falta de
raíz, se secó. Otra cayó entre las espinas; estas crecieron, la sofocaron, y no
dio fruto. Otros granos cayeron en buena tierra y dieron fruto: fueron
creciendo y desarrollándose, y rindieron ya el treinta, ya el sesenta, ya el
ciento por uno.»
Y
decía: « ¡El que tenga oídos para oír, que oiga!»
Cuando
se quedó solo, los que estaban alrededor de él junto con los Doce, le
preguntaban por el sentido de las parábolas. Y Jesús les decía: «A ustedes se
les ha confiado el misterio del Reino de Dios; en cambio, para los de afuera,
todo es parábola, a fin de que miren y no vean, oigan y no entiendan, no sea
que se conviertan y alcancen el perdón.»
Jesús
les dijo: « ¿No entienden esta parábola? ¿Cómo comprenderán entonces todas las
demás?
El
sembrador siembra la Palabra. Los que están al borde del camino, son aquellos
en quienes se siembra la Palabra; pero, apenas la escuchan, viene Satanás y se
lleva la semilla sembrada en ellos.
Igualmente,
los que reciben la semilla en terreno rocoso son los que, al escuchar la
Palabra, la acogen en seguida con alegría; pero no tienen raíces, sino que son
inconstantes y, en cuanto sobreviene la tribulación o la persecución a causa de
la Palabra, inmediatamente sucumben.
Hay
otros que reciben la semilla entre espinas: son los que han escuchado la
Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y los
demás deseos penetran en ellos y ahogan la Palabra, y esta resulta infructuosa.
Y
los que reciben la semilla en tierra buena, son los que escuchan la Palabra, la
aceptan y dan fruto al treinta, al sesenta y al ciento por uno.»
Palabra del Señor.
Para reflexionar
·
Leemos hoy la célebre profecía de Natán. David no se conformaba con haber
conquistado la plaza fuerte de Jerusalén y traído el Arca. Llevado de su
espíritu religioso y buscando seguramente la unidad política de las diversas
tribus en torno a Jerusalén, quiso construir a Dios un Templo, y así se lo hizo saber al profeta Natán quien le da
la respuesta.
·
Dios rehúsa que se le construya un templo y da sus razones para el rechazo:
desde el día en que hizo subir de Egipto a los israelitas, «acampó» en una
tienda y no habitó jamás en una casa.
·
La “tienda” es el símbolo de lo no definitivo. La verdadera patria y casa está “allá arriba”. Dios no tiene ningún interés en
que nos instalemos aquí abajo.
·
La segunda razón es la total iniciativa de Dios. David no se eligió rey a sí mismo, no era más que un pobre pastor que Dios fue a buscar
de detrás del rebaño. Hasta su descendencia será un perpetuo regalo de Dios. El profeta le dirá que no será él quien construirá
una casa para Dios, sino que es Dios quien le construirá una “casa” que será su “dinastía”.
·
Por último; el futuro de su descendencia no se apoya en la solidez y la
belleza de un edificio para el culto sino sobre una Alianza entre Dios y los
hombres, en este caso la fidelidad mutua
de Dios y del rey.
de Dios y del rey.
·
Dios que no quiere que David le construya ese Templo, permitirá a su hijo
Salomón que lo haga.
***
·
En el evangelio, Jesús, “comenzó a enseñar en la orilla del lago“. Obra como rabí, como maestro, porque se propone
comunicar algo. Las parábolas forman parte de su magisterio vivo, de
su pedagogía. La parábola nace de su
ser maestro, preocupado de que los hombres puedan realizar un itinerario de
salvación.
·
Aparece el tema de la siembra, el sembrador y la semilla. Sembrar significa
confiar una vida a su camino vital, iniciar un proceso vital con confianza.
·
La parábola del sembrador, debe ser entendida en la dinámica en la que
Marcos, viene presentando el ministerio de Jesús. Su itinerario estuvo cargado
de problemas y de dificultades. Primero fue la prisión de Juan, luego la acusación de blasfemia, luego el complot de los herodianos para
matarlo, posteriormente la acusación de obrar en nombre del
demonio que le hicieron los
escribas espías de Jerusalén; finalmente, la incomprensión de su familia. Jesús se encontraba amenazado por todos lados.
·
El Reino que Jesús anuncia exigía conversión: cambio interior de las
personas y cambio exterior de las estructuras. A menudo la exigencia de cambio
trae resistencia, crítica y persecución. Su propuesta del Reino, cae en gente
superficial, o interesada, aferrada a las viejas estructuras, o atemorizada.
Jesús experimenta que su propuesta de transformación es cuestionada y atacada; y sobre su misma persona ya respiran las amenazas de
muerte.
·
Esta parábola nos revela el interior sufriente
de Jesús. Instalar el Reino de
Dios en el propio corazón de los hombres y en la sociedad era un camino
doloroso, lleno de fracasos. Había que sembrar mucho y fracasar mucho, para
poder recoger algo.
·
Jesús pretende afirmar que el Reino está ya presente, aunque a nivel de
semilla y aunque aparentemente aplastado: el Reino está aquí, en medio de las
oposiciones, en medio de los fracasos y no simplemente, en aquellos que algún
día se transformarán en éxitos. La parábola, además de ser una afirmación de la
presencia del Reino, se convierte en un estímulo para quienes lo anuncian.
·
Se enfrentaban aquí dos mentalidades: la que se apoyaba y buscaba la señal
de poder, y la que se apoyaba y valoraba la esencia de su mensaje, que carece de todo poder humano. Este será siempre eldesafío del anuncio de la Buena Noticia,
desafío por el que pasó Jesús y es el desafío por donde tiene que pasar la
Iglesia.
·
Es importante observar el trabajo del sembrador: un trabajo sin medida, sin
miedo al derroche, aparentemente inútil, infructuoso; sin embargo lo cierto es
que algún lugar da fruto abundante. En el Reino de Dios no hay trabajo inútil, no se
desperdicia nada. La parábola advierte
que: haya o no haya éxito, haya o no haya desperdicio, el trabajo de la siembra
no debe ser calculado, medido, sobre todo no hay que elegir terrenos, ni echar
la semilla sólo en algunos.
·
Jesús asemeja su trabajo al del sembrador que derrocha semillas y energía sin distinciones y sin mezquinar.
Así es como actúa Cristo en su amor a los hombres. Siembra aquí y allá, con la esperanzade que la semilla arraigue, crezca y produzca fruto.
·
Así debe vivir su misión la Iglesia en el mundo. Nunca sabemos a la hora de
sembrar cuáles serán los terrenos que darán fruto y cuáles se negarán. No
podemos adelantarnos al juicio de Dios. Necesitamos comprender como Iglesia
evangelizadora y misionera, que no tenemos que desanimarnos en el trabajo del
anuncio, ni tenemos que dejarnos llevar por cálculos humanos.
·
Jesús nos asegura que la semilla dará fruto. Que a pesar de que este mundo
nos parece terreno estéril:la juventud de hoy tan distraída, la sociedad tan superficial e interesada,
la falta de vocaciones, los defectos que descubrimos en la misma Iglesia; Dios ha dado fuerza a su Palabra y germinará, contra
toda apariencia de inutilidad. Jesús nos invita a no perder la esperanza y la
confianza en Dios. Es Él quien, en definitiva, hace crecer el Reino. Nosotros
somos invitados a colaborar con Él. Pero Él es el que da el crecimiento y el
único que salva.
Para discernir
·
¿Busco la eficacia antes que la
fecundidad?
·
¿Valoro el amor de Jesús que se da a todos
por igual?
·
¿Sé aceptar los tiempos de Dios?
Repitamos a lo largo de este día
…Quiero escuchar tu Palabra y dar fruto Señor…
Para la lectura espiritual
«Los otros son los que escuchan la Palabra, la aceptan y dan fruto»
…” ¡Con toda certeza, no
hay «una palabra segura y que merece ser acogida sin reservas» (1Tes 1,15) si
no es tu Palabra todopoderosa, Señor! Cuando un sosegado silencio todo lo
envolvía y la noche se encontraba en la mitad de su carrera, tu Palabra
omnipotente saltó desde las estancias del Padre (Sab 18,14s) hasta un pesebre
para animales, que de momento nos habla mejor a través de su silencio. «El que
tenga oídos para oír, que oiga» lo que nos dice este santo y misterioso
silencio del Verbo eterno…
¿Acaso hay algo que inculque la regla del silencio con tanto peso y
autoridad, nada que reprima el inquieto mal de la lengua y las tempestades de
la palabra…, que la silenciosa Palabra de Dios entre los hombres? «No ha
llegado la palabra a mi lengua» (Sl 138,4) parece proclamar la Palabra
todopoderosa cuando se somete a su madre. Y nosotros ¿con qué insensatez
decimos: «La lengua es nuestra fuerza, nuestros labios nos defienden, quién
será nuestro amo? (Sl 11,5). ¡Qué dulce sería para mí poder guardar silencio,
desaparecer y callarme, incluso para el bien, a fin de poder poner mayor
atención, estar más recogido, y poder escuchar las palabras y el significado
sagrado de este divino silencio! ¡Cuán bueno sería para mí entrar en la escuela
del Verbo la misma cantidad de tiempo que el mismo Verbo ha guardado silencio
en la escuela de su madre…!
«El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14). Pongamos,
hermanos, toda nuestra devoción en meditar a Cristo envuelto en los pañales con
que su madre le cubrió, a fin de ver en el gozo eterno del Reino, la gloria y
la belleza con la que su Padre le habrá revestido”…
Beato Guerrico de Igny
(hacia 1080-1157), abad cisterciense -5º Sermón para la Navidad
Para rezar
Quiero creer
No creo
en el derecho del más fuerte
en el lenguaje de las armas
en el poder de los potentados.
en el derecho del más fuerte
en el lenguaje de las armas
en el poder de los potentados.
Quiero creer
en el derecho del hombre,
en la mano abierta
en el poder de los no violentos.
en el derecho del hombre,
en la mano abierta
en el poder de los no violentos.
No creo
en la raza o la riqueza,
en los privilegios
o en el orden establecido.
en la raza o la riqueza,
en los privilegios
o en el orden establecido.
Quiero creer
que todos los hombres son hombres,
que el orden de la fuerza
y de la injusticia es un desorden.
que todos los hombres son hombres,
que el orden de la fuerza
y de la injusticia es un desorden.
No creo
que pueda quedar indiferente
a lo que pasa lejos de aquí.
que pueda quedar indiferente
a lo que pasa lejos de aquí.
Quiero creer
que el mundo entero es mi casa
y el campo donde siembro,
y que todos cosechan
lo que todos han sembrado.
que el mundo entero es mi casa
y el campo donde siembro,
y que todos cosechan
lo que todos han sembrado.
No creo
que pueda combatir
la opresión de los demás,
si tolero la injusticia aquí.
que pueda combatir
la opresión de los demás,
si tolero la injusticia aquí.
Quiero creer
que hay un solo derecho,
tanto aquí como allá
y que yo no soy libre
mientras haya un solo hombre esclavo.
que hay un solo derecho,
tanto aquí como allá
y que yo no soy libre
mientras haya un solo hombre esclavo.
No creo
que la guerra y el hambre
sean inevitables
y la paz inalcanzable.
que la guerra y el hambre
sean inevitables
y la paz inalcanzable.
Quiero creer
en la acción sencilla,
en el amor de las manos limpias,
en la paz sobre la tierra.
en la acción sencilla,
en el amor de las manos limpias,
en la paz sobre la tierra.
No creo
que todo el sufrimiento sea en vano
no creo que el sueño del hombre quede sueño
que la muerte será el fin.
que todo el sufrimiento sea en vano
no creo que el sueño del hombre quede sueño
que la muerte será el fin.
Quiero creer, al contrario,
siempre y a pesar de todo
en el hombre nuevo,
un cielo nuevo,
una tierra nueva
donde habitará la justicia.
siempre y a pesar de todo
en el hombre nuevo,
un cielo nuevo,
una tierra nueva
donde habitará la justicia.
Dorotea Sölle
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