29 de octubre de 2016


Todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado

Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Filipos    1, 15.18b-26

Hermanos:
De una u otra manera, con sinceridad o sin ella, Cristo es anunciado, y de esto me alegro y me alegraré siempre. Porque sé que esto servirá para mi salvación, gracias a las oraciones de ustedes y a la ayuda que me da el Espíritu de Jesucristo. Así lo espero ansiosamente, y no seré defraudado. Al contrario, estoy completamente seguro de que ahora, como siempre, sea que viva, sea que muera, Cristo será glorificado en mi cuerpo.
Porque para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si la vida en este cuerpo me permite seguir trabajando fructuosamente, ya no sé qué elegir. Me siento urgido de ambas partes: deseo irme para estar con Cristo, porque es mucho mejor, pero por el bien de ustedes es preferible que permanezca en este cuerpo.
Tengo la plena convicción de que me quedaré y permaneceré junto a todos ustedes, para que progresen y se alegren en la fe. De este modo, mi regreso y mi presencia entre ustedes les proporcionarán un nuevo motivo de orgullo en Cristo Jesús.

Palabra de Dios. 
SALMO    Sal 41, 2. 3. 5bcd (R.: 3a)

R.    Mi alma tiene sed del Dios viviente.

Como la cierva sedienta
busca las corrientes de agua,
así mi alma suspira
por ti, mi Dios. R.

Mi alma tiene sed de Dios,
del Dios viviente:
¿Cuándo iré a contemplar
el rostro de Dios? R.

¡Cómo iba en medio de la multitud
y la guiaba hacia la Casa de Dios,
entre cantos de alegría y alabanza,
en el júbilo de la fiesta! R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas    14, 1. 7-11

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:
«Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: “Déjale el sitio”, y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.
Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: “Amigo, acércate más”, y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.» 
Palabra del Señor.

Para reflexionar

Cuando Pablo escribía esta carta estaba en la cárcel. Perseguido por el odio de los judaizantes, fue arrestado y conducido a Roma, es un cautivo vigilado. No sabe si le espera la muerte. Pero a pesar de todo hoy muestra su disponibilidad total para su misión de la evangelización de este mundo. La prisión, lejos de entorpecer la difusión del Evangelio, resultó ser a favor del Evangelio.
No sabe qué escoger; por un lado desearía partir para estar con Cristo. Pablo considera la muerte como un momento de felicidad y de alegría porque es el encuentro cara a cara con Jesús, aquél a quien ha entregado su vida, pero, pensando en sus queridos fieles elige quedarse trabajando y sirviendo a sus hermanos.
Pablo es un apasionado de Cristo y afirma con sinceridad que su vida es Cristo. Nada ni nadie puede apagar el fuego sagrado que Pablo tiene encendido dentro de sí. Lo que le importa de verdad al Apóstol no son las cadenas y los sufrimientos, ni siquiera por qué se predica, sino, sencillamente, que Cristo sea anunciado, cosa que ellos ya hacen, y de eso se alegrará siempre.
***
Tener prestigio era muy importante en Israel. Tenía tanto valor y categoría como la riqueza y el poder. Entre los líderes populares, maestros y todos aquellos que no tenían riqueza ni poder político la única manera de ser alguien importante era el camino de la buena fama. Por eso, en las fiestas y en las comidas buscaban los primeros puestos, para hacerse notar entre los invitados. Esto hacía que entre los aspirantes a ser Maestros de la Ley u hombres famosos se diera una competencia descarnada.
En el marco de una Cena, Jesús sugiere que el ocupar los primeros puestos en los banquetes y en las asambleas, a ser saludados en las plazas no es el modo de ser el más importante; siempre existe la posibilidad que alguien por uno u otro motivo tenga mayores méritos que uno y sea reconocido.
Los fariseos y sus seguidores seguramente pensarían que delante de Dios, ocuparían el primer lugar. Con esta parábola Jesús les está diciendo exactamente lo que Dios hará: a los que se creen con derecho a ocupar el primer puesto porque dedicaron su vida a cumplir preceptos externos y a mostrase delante de todos. Los «primeros puestos» en el reino están reservados para quienes como Jesús, empeñaron su vida y sus fuerzas en construir el reino en atender a los pobres y menesterosos.
Al relatar esa escena, Lucas pensaba en las “asambleas eucarísticas, donde, en su tiempo surgían dificultades entre clases sociales. Santiago y san Pablo se encontraban con esos mismos problemas en sus comunidades.
Jesús exhorta a sus discípulos a no entrar en el juego de las apariencias La verdadera grandeza del hombre del ser humano no está en el prestigio, en aparecer como persona destacada, en pertenecer a un nivel social alto. La grandeza del ser humano está en el servicio permanente y desinteresado a los demás. La mayor «gloria de Dios es que el hombre viva».
Todos los discípulos de Jesús, por el solo hecho de su profesión de fe, ocupamos en el mundo un lugar que nos expone a la tentación de encontrar en nuestra fe el motivo de una diferencia y desmedido orgullo. Todos podemos ser de esos fariseos que buscan un lugar de reconocimiento. Se mantiene en pie que las advertencias de Jesús sobre todo a aquellos que, por sus responsabilidades, destacan en el seno de la comunidad.
Los discípulos de Jesús tenemos que ser conscientes de nuestra debilidad y de la única y total soberanía de Dios y de su enviado Jesucristo y que por eso necesitamos estar alertas ante la gran tentación que el Maestro denuncia en los fariseos: ostentar, vanagloriarse; buscar el ser servidos en lugar de servir.
Somos un pueblo de hermanos con un Padre, un único Señor y Maestro que se anonadó totalmente tomando la condición de esclavo para servirnos desde la entrega total. De Jesucristo aprendamos la libertad de tenemos que sentirnos con toda libertad no buscar lugares de relieve sino ser unos servidores de los otros, encontrando en esto la dignidad más grande.
En la vida del reino sólo podrá ser grande quien se haga pequeño, sólo podrá ser maestro quien se sienta discípulo del único Maestro, padre quien se sienta hijo del único Padre, jefe quien se sienta seguidor del único Señor. Y todo esto se hace verdad real no por la designación de cargos, sino por el ejercicio de vivir como hermanos.

Para discernir

¿Experimento en la humildad un camino de santidad?
¿Me cuesta negarme a mí mismo?
¿He podido doblegar mi orgullo y la búsqueda de gloria personal

Para rezar

Letanías de la Humildad

-Jesús manso y humilde de Corazón, …Óyeme.

-Del deseo de ser estimado*,…Líbrame Jesús
-Del deseo de ser alabado,
-Del deseo de ser honrado,
-Del deseo de ser aplaudido,
-Del deseo de ser preferido a otros,
-Del deseo de ser consultado,
-Del deseo de ser aceptado,
-Del temor de ser humillado,
-Del temor de ser despreciado,
-Del temor de ser reprendido,
-Del temor de ser calumniado,
-Del temor de ser olvidado,
-Del temor de ser puesto en ridículo,
-Del temor de ser injuriado,
-Del temor de ser juzgado con malicia,

-Que otros sean más estimados que yo,…Jesús dame la gracia de desearlo

-Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse,
-Que otros sean alabados y de mí no se haga caso,
-Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil,
-Que otros sean preferidos a mí en todo,
-Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda.

Cardenal Merry del Val


 

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